2. LA PREHISTORIA Y LA EDAD ANTIGUA
HISTORIA DE ESPAÑA 6
2.1. El proceso de hominización en la Península Ibérica: Nuevos hallazgos
El proceso de hominización, es decir la evolución de las especies que dio lugar al hombre, se inició en África hace 5 millones de años.
El “homo ergaster” salió de este continente, hace 1 millón y medio de años, dando lugar al “Homo erectus” en Asia; y en Europa al “homo antecesor”, cuyos restos más antiguos, (800 000 años a.C) se han encontrado en la Gran Dolina, en Atapuerca, Burgos, estos individuos altos, fuertes y con una capacidad craneal de alrededor de 1000cm3 ,formaban grupos de cazadores-depredadores; En el año 2007 se encontraron unos restos en la Sima del elefante, (Atapuerca) que parecen pertenecer a esta especie, se estima que tienen más de 1 millón de años de antigüedad.
También en Atapuerca, en la “Sima de los huesos” se han encontrado restos de hace 300 000 años de la especie denominada “homo heidelbergensis”, las últimas investigaciones llevan a pensar que a partir de esta surgiría el “homo neanderthal”, más robustos y con una capacidad craneal mayor; cazarían grandes mamíferos y es probable que tuvieran creencias espirituales. Esta especie sería reemplazada por el “homo sapiens sapiens” (Cromagnon) cuya presencia en la Península ibérica data de hace unos 40 000 años, según las últimas investigaciones esta especie llegaría de África, tendría una organización social más compleja, una industria lítica más especializada, y practicaría el arte mobilar y parietal del que existen varias muestras en la península; con él finalizaría el proceso de hominización.
2.2. Pueblos prerromanos. Colonizaciones históricas: Fenicios, griegos y cartagineses
Durante el primer milenio a.C. se desarrolló en Andalucía occidental y sur de Portugal la cultura Tartésica que alcanzó gran desarrollo económico y social; pero a partir del siglo VI a. C. entró en decadencia, de modo que en vísperas de la conquista romana, siglo III a.C., encontramos dos áreas:
a) El área celtíbera (norte, centro y oeste de la península) los pueblos indígenas se habían fusionado con los invasores celtas; los del norte (Astures, vascones, cántabros y galaicos) estaban menos desarrollados que los del centro y el oeste (Vettones, lusitanos, Arevacos, Vacceos, Pelendones…) pero en general su economía se basaba en la agricultura y la ganadería, con estructuras sociales basadas en el parentesco.
b) El área ibérica en el sur y en levante (Layetanos, lacetanos, Edetanos, Oretanos, Bastetanos, Turdetanos…) estaba muy influenciada por los pueblos colonizadores. Desarrollaron una economía activa, conocían la moneda, usaban una lengua aún no descifrada y su división política era de tipo estatal.
Los fenicios y griegos llegaron a la península ibérica atraídos por su riqueza sobre todo en metales, fundando colonias con la intención de comerciar, especialmente con Tartesos. Los fenicios establecieron enclaves comerciales por el sur del Mediterráneo, siendo Gadir (Cádiz) la colonia más antigua,(hacía el 800 a.C.) siguieron otras como Malaka, Sexi o Abdera.
La fundación de Massalia (Marsella) constituyó el punto de partida para establecer colonias griegas en la costa este de la Península como Rhode (Rosas), Emporion (Ampurias), fundada hacía el 600 a.C. o Hemeroskopeion (Denia). La influencia griega sobre las tribus iberas es patente en el arte y en la lengua, de estos pueblos.
A partir del siglo IV a. c. Cartago comenzó a controlar el comercio mediterráneo, sustituyendo a los fenicios e instalando factorías y enclaves estratégicos destacando la colonia de Ebusus (Ibiza). Aunque dejaron su influencia en la cultura ibérica su política de colonización era hostil con la ocupación militar del sur y sudeste de la península lo que condujo al enfrentamiento con Roma.
2.3 Conquista y romanización: la pervivencia del legado cultural romano en la cultura hispánica
La conquista romana de la Península alternó etapas de grandes avances con periodos de estabilización: los romanos ocuparon el sur y el levante peninsular durante la segunda guerra púnica (218 -205 a.C.) venciendo a Cartago. A partir de entonces, y hasta el año 154 a.C. Roma se orientó más a la consolidación de los territorios ya ocupados y a reprimir revueltas indígenas.
En el año 154 a.C. comenzaron las guerras contra celtíberos y lusitanos que veían con hostilidad el modelo de civilización romana. Finalizadas las luchas y conquistados el centro y el oeste, hacía el 133 a. C y hasta el 29 a.C. hubo escasa incorporación de territorios, trasladándose a la península las disputas entre los bandos de las guerras civiles del final de la república (133-31 a.C.).
Finalmente entre los años 31 y 19 a.C. tuvieron lugar las luchas contra cántabros y Astures, la victoria de Roma intensificó el proceso de romanización.es decir la asimilación de la cultura y las formas de vida romanas por parte de los pueblos conquistados, hay que señalar que fue un proceso desigual, que se llevó a cabo por distintos cauces: administración provincial, urbanización y obras públicas, estructuras económicas y sociales y concesión de la ciudadanía romana a los indígenas.
Este proceso dejó un importante legado cultural. El latín desplazó a las lenguas vernáculas y facilitó la aportación literaria hispana a la cultura latina con autores como: Séneca, Lucano, Quintiliano y Marcial. Además con el latín penetro el derecho romano. Los romanos impusieron también sus cultos religiosos, que se simultanearon con los indígenas.
Desde el punto de vista artístico la conquista aportó una huella perdurable, sobre todo en la arquitectura y las obras públicas.
2.4. Las invasiones bárbaras. El reino visigodo: Instituciones y cultura
En el año 409 llegaron a la Península ibérica tres pueblos germanos:
· Los suevos que formaron un reino que comprendía Galicia y el norte de Portugal y que pervivió hasta el año 585. · Los vándalos que acabarían dirigiéndose al norte de África.
· Los alanos que se instalaron en el sur y después se perdió su rastro
Roma hizo un pacto con los visigodos (un pueblo germano, godo, bastante romanizado), por el que les concedía tierras en el sur de Francia y en Hispania a cambio de expulsar a los invasores. Los visigodos fueron derrotados por los francos, en el 507 y se asentaron definitivamente en la Península, estableciendo su capital en Toledo.
Los reyes se rodearon de gardingos o guerreros fieles y se apoyaron en dos instituciones: El Aula regía de carácter consultivo, integrada por nobles y el Officium Palatinum, formada por los nobles de más confianza del rey que se ocupaban de la administración central. La territorial, quedó en manos de Duces y comes.
A partir del III Concilio de Toledo, 589, la iglesia católica establecida religión oficial se convirtió en un apoyo de la monarquía ratificando sus decisiones en los Concilios. Los visigodos acentuaron la ruralización, la feudalización y el latifundismo; además continuaron el proceso de romanización. Desde el punto de vista jurídico: el rey Recesvinto promulgó en el 654 el código “Liber Iudiciorum”, que recogía gran parte del derecho romano. En el ámbito literario la figura más relevante fue la de San Isidoro de Sevilla. Sus teorías políticas fueron difundidas en la edad media, como la del origen divino del poder real. Además San Isidoro en resumió los conocimientos de la época en su obra Etimologías, transmitida a través de los monasterios.
Una disputa sucesoria facilitó la irrupción de los musulmanes en la península y el fin de la monarquía visigoda
3. LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA EDAD MEDIA: AL-ÁNDALUS
3.1. Evolución política: Conquista, Emirato y Califato de Córdoba
711 – Invasión musulmana de la Península Visigoda, la cuál sufría problemas sociales y económicos. El poder fue asumido por un valí dependiente del califato de Damasco.
Guerra civil musulmana: la mayoría de los omeyas fueron asesinados. El clan abasí se ocupó del califato y trasladó la capital a Bagdad. Mientas, un miembro de la familia omeya, Abd al-Rahman I, consiguió escapar y proclamarse emir independiente del califato de Bagdad (756). Se traslada a al-Ándalus.
879 – Crisis del poder del emirato cordobés (revueltas locales, reivindicaciones de independencia). Los emires se protegieron con ejército de mercenarios (eslavos).
929 – Abd al-Rahman III se proclama califa en Córdoba (líder político-religioso). Restauró la unidad del Estado islámico y estableció la hegemonía de al Ándalus sobre la Península Ibérica. Tras la muerte de Al-Hakam II (sucesor de Abd al-Rahman III) el gobierno pasó a las manos del hayib (Almanzor) debido a la minoría de edad del sucesor. Almanzor controló la Administración y el Ejército.
Tras la muerte de Almanzor (1002) uno de sus hijos pretendió ser nombrado sucesor del califa Hisham II (el de la minoría de edad) lo cual le enfrentó a todo el mundo.
1009 – revolución en Córdoba (asesinados los amiríes (hijos de Almanzor)
1031 – una asamblea de notables decreta en Córdoba el final del Califato. Comienzo del reino de taifas (territorios más pequeños que el califato).
Primeras taifas: llegada de los almorávides Segundas taifas: llegada de los almohades Terceras taifas: ocupación por Castilla y Aragón. Solo sobrevivió Granada.
Reinado de Granada, de dinastía nazarí, constituyó un reino rico con una elevada densidad de población y alcanzó altas cotas intelectuales y artísticas. La crisis dinástica y la guerra civil favorecieron a su conquista por Castilla (1492)
3.2. La crisis del siglo XI. Reinos de taifas e imperios norteafricanos
En el año 1031 una rebelión depuso al último califa, Hisham III y Al-Ándalus se fragmentó en numerosos reinos de Taifas, en árabe facción o bandería, que se fueron reduciendo sobre todo por la incorporación de los más pequeños a otros mayores. Seguían siendo territorios prósperos económicamente y en algunos casos tuvieron gran importancia cultural pero su supervivencia dependía, con frecuencia, del pago de parias o tributos. A finales del siglo XI ante el avance de los reinos cristianos, que en el 1085 conquistan Toledo, reclamaron el apoyo de los almorávides, musulmanes ultra ortodoxos, que habían formado un gran imperio en el norte de África. Su dirigente Yusuf ibn Tashfín llegó a la península en el año 1086 y venció a Alfonso VI en la batalla de Sagrajas (Badajoz) tras lo que regreso a África. Pero en el 1090 retornó a la península con el objetivo de conquistar los reinos taifas que caerán en su poder. Aunque este poder no llegó a consolidarse del todo y en el siglo siguiente caería el poder almorávide estableciéndose los segundos reinos de taifas hacía el año 1145.
Al mismo tiempo que los almorávides eran derrotados en al-Ándalus, su imperio africano desaparecía y un nuevo imperio, el Almohade, surgía y los derrotaba en África. El dominio almohade de la Península se inició en 1147 con la ocupación de Sevilla, pero no terminó hasta 1172. Lograda la unificación de Al-Ándalus, los almohades aumentaron su ataque contra los reinos cristianos. En 1195 el califa Yusuf II aplastó al ejército castellano dirigido por Alfonso VIII en la batalla de Alarcos. La gravedad de la situación obligó a los reyes cristianos a relegar sus diferencias internas para hacer un frente común contra los almohades.
En el año 1212 las tropas cristianas destrozaron al ejército almohade en la batalla de las Navas de Tolosa. Con esta derrota el poder de los almohades en la Península quedó prácticamente aniquilado.
3.3. La organización económica y social
La base económica de Al-Ándalus era la agricultura, se perfeccionaron las técnicas de regadío y se introdujeron cultivos como el algodón, el arroz o el azafrán. Seguían predominando los latifundios, pero los grandes propietarios residían en ciudades, que se convirtieron en centros de consumo, estimulándose la artesanía y el comercio. Se potenció el comercio exterior, sobre todo con la exportación de aceite, y se propició la circulación monetaria. Socialmente se distinguían distintos grupos según su origen étnico, su religión, su riqueza y su poder. Dentro de los musulmanes existían una aristocracia de origen árabe y otra de origen sirio, entre las que se dieron frecuentes tensiones. Los bereberes establecidos en tierras más pobres protagonizaron rebeliones como la del 741. Los muladíes, hispanos convertidos al islam, lo que les facilitó la integración social y les eximia de tributos especiales. Las minorías no musulmanas pudieron mantener sus leyes y autoridades a cambio del pago de tributos.
Dentro de ellas estaban los judíos que gozaron de una política de tolerancia y colaboraron en el inicio de la conquista con los musulmanes y los mozárabes, cristianos que fueron disminuyendo de número por las conversiones y por la emigración a reinos cristianos.
Aunque no eran una pieza clave en la economía, la base de la estructura social la formaban los esclavos: los eslavos, prisioneros de guerra de origen europeo y negros de origen sudanés.
3.4. El legado cultural
La España musulmana fue la vía de transmisión a occidente de la ciencia griega y de gran parte de la hindú. Al- Ándalus, por ejemplo fue la vía a través de la cual se difundió hacia el resto de Europa el sistema de numeración de origen indio que terminó sustituyendo a la numeración romana. Aunque al principio el desarrollo fue limitado por la imposición de la doctrina malequí, una de las corrientes surgidas en el islam. Ya durante el Califato el clima de libertad intelectual propiciado por califas como Abd-al-Rahamán III y Al-Hakam II hizo que se desarrollaran disciplinas científicas como las matemáticas, la astronomía, la botánica, la medicina, la historia y la geografía. Además de darse un gran desarrollo literario, en especial de la poesía.
Durante los reinos de taifas continuó el esplendor cultural. Destacando el rey taifa de Sevilla Almotamid y también Ibn Hazam con su obra el collar de la paloma, un tratado sobre el amor.
En el siglo XII a pesar de las limitaciones al pensamiento que impusieron almorávides y almohades destacan grandes figuras de la medicina y la filosofía como el musulmán Averroes, que difundió el pensamiento aristotélico en Europa y el judío Maimónides.
En el reino nazarita de Granada se dio una gran actividad en el campo científico y en el literario, destacando Ibn Zamrak.
3.5. . La mezquita y el palacio en el arte hispano-musulmán
HISTORIA DE ESPAÑA 10
El arte hispano-musulmán estaba marcado profundamente por la doctrina religiosa, que prohibía la representación de imágenes. Por ese motivo la pintura y la escultura tuvieron escaso desarrollo, y la arquitectura se convirtió en la principal manifestación artística, con decoración en yeso o mosaico sin imágenes, pero con motivos vegetales, geométricos y caligráficos. Se emplearon materiales pobres como el ladrillo y se reutilizaban elementos de obras anteriores. Entre las manifestaciones arquitectónicas destacan la mezquita y el palacio.
La Mezquita islámica es el edifico que responde a las necesidades religiosas del Islam: un gran espacio para la predicación y la oración. Destaca la mezquita de Córdoba; iniciada por Abd-al Rahmán I sobre la antigua basílica cristiana de San Vicente, fue ampliada en varías ocasiones, realizándose la última en tiempos de Almanzor. Destacan los distintos tipos de arcos (lobulados, apuntados..), las bóvedas de la cubierta y el mihrab. Del periodo Omeya es también la mequita de Toledo convertida después en la Iglesia del Cristo de la luz. Los almohades construyeron la mezquita de Sevilla, de la que se conserva el minarete, transformado en campanario (la Giralda).
El poder político dio origen al arte palatino. De la época de Abd-al Rahamán III data la ciudad -palacio de Medina – Azzahara, en las cercanías de Córdoba. Y de la época de los Taifas el palacio de la Aljafería de Zaragoza. Pero el palacio mejor conservado es de la Alhambra, con materiales pobres y abundante decoración, pertenece al periodo Nazarí. En realidad son dos palacios: uno más oficial en torno al patio de los Arrayanes y otro privado en torno al Patio de los leones. En frente se situa la residencia veraniega del Generalife.
4. LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA EDAD MEDIA: LOS REINOS CRISTIANOS
4.1. Los reinos cristianos en la Edad Media: Los primeros núcleos de resistencia
Tras la invasión musulmana de la Península Ibérica surgieron en la franja cantábrica y los Pirineos los primeros focos de resistencia, que llegaran a ser grandes entidades políticas cristianas:
En el año 718 los astures proclaman rey a Pelayo, probablemente un noble visigodo; este es el origen del reino Astur; Alfonso II establecerá su capital en Oviedo y Alfonso III lo transformará en el reino de León. En el siglo X el conde Fernán González reunirá varios territorios dispersos y formará el condado de Castilla.
El reino de Pamplona, futuro reino de Navarra, surgió en el siglo IX, aunque sus orígenes son confusos; una política de enlaces matrimoniales permitió la incorporación del condado de Aragón. El máximo prestigio y expansión se alcanzará en el siglo XI con Sancho III, el Mayor.
En torno a Jaca, a comienzos del Siglo IX surgió el condado de Aragón, que tras la citada unión con Navarra y a la muerte de Sancho III, surgirá como reino con Ramiro I en el siglo XI.
Un conjunto de condados integrados en la monarquía carolingia desde el siglo VIII (Marca Hispánica) serán el origen del Condado de Barcelona bajo el mando de Vifredo el Velloso; Borrell II en el siglo X aprovechó el final de la dinastía carolingia para ganar autonomía. El matrimonio del conde de Barcelona Ramón Berenguer IV con Doña Petronila, hija del rey de Aragón en el siglo XII constituye el origen del Reino de Aragón y Cataluña.
4.2. Los reinos cristianos en la Edad Media: Principales etapas de la reconquista
1. Del siglo VIII al X, los musulmanes eran militarmente superiores a los reinos cristianos que se limitaron a ocupar territorios casi despoblados como la cuenca del Duero ya que tras la muerte de Sancho Garcés III, rey de Navarra y condado de Castilla, emergieron dos nuevos reinos: Castilla y Aragón.
2. En el siglo XI el califato entra en crisis y se fragmenta en los reinos de Taifas. Alfonso VI, rey de Castilla y León conquista en el 1085 el reino de Toledo de gran valor estratégico. Los musulmanes reclaman la ayuda de los Almorávides que frenan el avance de Castilla. Por su parte Aragón se extiende hasta el valle medio del Ebro, tomando Zaragoza en el 1118. A mediados del siglo XII coincidiendo con la decadencia Almorávide se culmina la conquista del Valle del Tajo, tomando Lisboa y del valle del Ebro hasta Tortosa.
3. En la segunda mitad del siglo XII, el poder de los almohades y las disputas entre los reyes cristianos frenaron el avance conquistador que se limitó a los cursos altos de los ríos Turia, Júcar y Guadiana.
4. En el siglo XIII tras la derrota de Alarcos, 1195, los reinos cristianos se unen, incentivados por la declaración de cruzada del Papa Inocencio III, en un ejército que derrota a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) y despeja el camino hacia el valle del Guadalquivir. Aragón, con Jaime I el Conquistador, se anexiona Mallorca, Ibiza y el reino de Valencia. Castilla culminó con Alfonso X el sabio, la conquista de Andalucía y se incorporó el reino de Murcia. Sólo queda en manos musulmanas el reino nazarí de Granada.
4.3.
Los reinos cristianos en la edad media
Las formas de ocupación del territorio y su influencia en la estructura de la propiedad. Modelos de repoblación y organización social.
· De los siglos VIII al X se aplicó la presura, al norte del Duero y al pie del Pirineo, territorios casi despoblados. La presura o aprisio en catalán, es la ocupación de una tierra despoblada utilizándola como tierra de cultivo y que a la larga se convierte en su propiedad. El resultado fue una zona de pequeñas y medianas propiedades de hombres libres.
La sociedad de los nuevos reinos se encontraba inmersa en un proceso de feudalización que culminaría entre los siglos XI y XIII. Esta sociedad presentaba las siguientes características:
– Los reyes y su Corte no residían en una capital estable, eran ambulantes (se desplazaban por las tierras de su propiedad).
– Los nobles eran guerreros que poseían ejércitos privados, fortalezas, tierras y aldeas que constituían su patrimonio familiar
– Los monasterios eran centros económicos y culturales
– El campesinado tenía algún tipo de dependencia material o personal de los grandes señores laicos y eclesiásticos
– Existía una economía de subsistencia; el escaso comercio se basaba en el trueque, y los pagos se efectuaban en especie.
– Las ciudades era de tamaño muy reducido y generalmente desempeñaban funciones políticas y militares. Las tierras del sur, recién conquistadas, tenían características diferentes a las que habían sido repobladas con anterioridad, ya que contaban con numerosa población musulmana y judía. Los instrumentos empleados para la colonización de las tierras conquistadas fueron los siguientes: (Modelos de repoblación)
– Capitulaciones: acuerdos o pactos con las poblaciones sometidas (musulmanes, judíos, mozárabes) en los que se respetaban sus leyes, creencias, costumbres y casi todas sus propiedades; a cambio, se les imponían contribuciones especiales. Con las capitulaciones también se fomentaba la salida de musulmanes o se les obligaba a vivir en barrios propios.
– Repartimientos: se trataba de la distribución de lotes de bienes y tierras que efectuaba el monarca entre los conquistadores. Las condiciones impuestas a los musulmanes fueron muy duras, lo que provocó numerosas sublevaciones de mudéjares; estos tuvieron que convertirse en siervos o fueron expulsados.
– Privilegios y fueros: su objetivo era atraer a nuevos colonos para que se establecieran en la zona. Entre los privilegios y fueros se encontraban las cartas pueblas o de población, que establecían las condiciones para el cultivo de las tierras; los fueron locales, que determinaban los derechos de una ciudad, y las cartas de franquicia, que concedían privilegios a los colonos.
4.4. Diversidad cultural en los reinos cristianos en la edad media: Cristianos, musulmanes y judíos
Durante ocho siglos en la península convivieron cristianos, judíos y musulmanes, aunque las relaciones entre ellos no siempre fueron pacíficas, esta convivencia otorgó al panorama cultural de la época un carácter plural. La existencia de mudéjares en territorios cristianos y de mozárabes en los musulmanes, así como de judíos en unos y otros, propició el intercambio de conocimientos, más allá de las diferencias religiosas y de las rivalidades políticas. Mientras, el Camino de Santiago fue una vía de intercambio de información cultural con Europa.
La situación de la zona cristiana era muy diferente a la de Al-Ándalus que actuó como transmisor del pensamiento científico antiguo y oriental. En los territorios cristianos fue la Iglesia quien asumió el papel de preservar y transmitir la cultura, en concreto en los monasterios, como el de Ripoll, mediante copia y conservación de libros e impartiendo enseñanzas en las escuelas monacales.
A partir del siglo XII surgieron las escuelas catedralicias y más tarde, en el siglo XIII las Universidades, destacando las de Salamanca, Valladolid o Lérida. El puente cultural entre el mundo islámico y la cristiandad fueron los centros de traducción del árabe, que surgieron de forma espontánea en diferentes ciudades como en Tudela, Tarazona, Zaragoza, Barcelona y Toledo donde se dio un gran impulso a las traducciones de árabe al facilitar el acceso a los fondos bibliográficos de la ciudad creando así la Escuela de Traductores. A Toledo acudieron eruditos de diversos lugares como Inglaterra o Italia. El prestigio de Toledo se incrementó aún más bajo el mecenazgo de Alfonso X el sabio, cristianos, árabes y judíos traducían al latín obras en árabe. Tradujeron obras de Aristóteles, tratados científicos de Ptolomeo, Arquímedes, Hipócrates, etc. También, obras de autores islámicos como Averroes o Avicena. Esto contribuyó a difundir en el Occidente cristiano gran parte del conocimiento perdido de la antigüedad griega y de la ciencia del mundo islámico.
4.5. Los reinos cristianos en la edad media: manifestaciones artísticas
En un primer momento hay que destacar el arte asturiano, como una evolución del arte visigodo; el arte mozárabe utilizando técnicas musulmanas y el arte prérrománico en el Pirineo catalán.
A partir del siglo XI los reinos cristianos de la península tuvieron unas manifestaciones artísticas semejantes a los de otros lugares de Europa, desarrollándose principalmente el arte religioso (templos y monasterios) y el estilo Románico. Destacando entre muchos ejemplos arquitectónicos San Pedro de la Roda en Cataluña, la catedral de Jaca en Aragón y San Martín de Fromista en Palencia. Hacía el 1075 se inicia la catedral de Santiago de Compostela, en la que hay que subrayar la escultura del Pórtico de la Gloria que apunta ya al Gótico.
En las artes plásticas se da una pintura, de colores planos, sin relieve, ni perspectiva, casi siempre parietal (en los muros), con un alto contenido didáctico, destacando el panteón real de San Isidoro de León.
En escultura se tiende al simbolismo, continuando con el carácter didáctico, y resaltando las esculturas de portadas, como la del monasterio de Ripoll o la de San Vicente en Ávila y las decoraciones de los claustros con capiteles tallados, como en Silos.
También existe, aunque en menor cantidad e importancia, un arte mobilar como el realizado en marfil. (Crucifijo de Fernando I).
Desde el siglo XII, el arte gótico se hizo presente en la península con el apoyo de los monarcas, culminando en el siglo XIII en las catedrales de León, Burgos y Toledo.
5. LA BAJA EDAD MEDIA. CRISIS DE LOS SIGLOS XIV Y XV
5.1. Los reinos cristianos en la baja edad media: La organización política. Las instituciones. [Incluye reino de Castilla y corona de Aragón]
El reino de Castilla constituía una monarquía hereditaria y patrimonial, donde la nobleza se oponía a las pretensiones monárquicas. Esto llevó, en el siglo XIV, a la guerra civil entre Pedro I, y Enrique de Trastámara, que encabezó una rebelión nobiliaria. Tras la guerra se instauró una nueva dinastía en el trono, Trastámara, y la nobleza fue recompensada con generosas concesiones por su apoyo al nuevo monarca (mercedes enriqueñas).A pesar de ello en la baja edad media la monarquía se fortaleció. Se produjo la fusión de las Cortes de Castilla y León, nace la Audiencia (Chancillería) como órgano supremo de justicia, sólo supeditado al rey; y aparecen la Contaduría o hacienda, y el Condestable que dirige el ejercito regional. La Corte extraordinaria, (asamblea de los tres estamentos), limita su función al voto de subsidios extraordinarios a la corona. Se crea el Consejo Real, con legistas que asesoraban al rey en todo tipo de decisiones. En el ámbito local destaca la intervención monárquica en los municipios; se establecen los regimientos formados por regidores nombrados por el rey con carácter vitalicio y con la figura del corregidor, representantes permanentes del rey en los principales municipios.
La Corona de Aragón tenía un carácter confederal, ya que estaba constituida por una serie de reinos, Aragón, Cataluña y Valencia, con diferentes leyes e instituciones.
Tras varios enfrentamientos entre los nobles y el rey, en 1283, Pedro III, firmó el Privilegio General. Gracias a esto, aunque hubo enfrentamientos puntuales, las relaciones entre el rey y sus vasallos fueron mejores que en Castilla. Las instituciones reflejaban las peculiaridades del carácter federal de la Corona: existían cortes independientes en Aragón, Cataluña y Valencia. Las comisiones temporales de las cortes se convirtieron en diputaciones permanentes, que ampliaron sus competencias: la de Cataluña o Generalitat, la diputación del reino de Aragón y la del reino de Valencia. En el reino de Aragón se creó el cargo de Justicia de Aragón, su función primordial era la defensa de los fueros del reino. La autoridad real estaba representada en los distintos territorios por lugartenientes o virreyes, que actuaban en su nombre. Los municipios fueron cayendo bajo el control de oligarquías urbanas con distintos cargos donde destaca el consejo municipal como el consejo de Ciento en Barcelona.
5.2. Los reinos cristianos en la baja edad media: Crisis demográfica, económica y política
Los dos últimos siglos medievales coinciden con una fase de crisis demográfica en Europa, que también afectó a los reinos peninsulares. En la primera mitad del siglo XIV malas condiciones climáticas arruinaron las cosechas y desencadenaron crisis de subsistencia. También la peste negra o bubónica llegó a la península en 1348, y se extendió con rapidez desde las Baleares y la costa levantina hacía el interior; después de la primera oleada la población, debilitada por el hambre, era más propensa a contraer enfermedades, después hubo otros brotes más localizados. Afectó más al litoral que al interior y más a las ciudades que al campo, además de gran mortandad, se produjeron movimientos de población y despoblamientos en algunas zonas. Además disminuyó la mano de obra y subieron los precios.
La crisis no sólo afecto a los más pobres, sino que supuso para los señores (nobleza y clero) una disminución de rentas y vasallos. La reacción señorial se centró en recuperar sus pérdidas a costa de los campesinos y de la monarquía adquiriendo un aumento de poderes (nuevos privilegios como el mayorazgo. Esto produjo conflictos sociales: se dieron revueltas campesinas de carácter antiseñorial como la de los forans en Mallorca, las guerras hermandiñas en Galicia o el movimiento remensa en Cataluña; y de carácter anticoncejil. Además se produjeron ataques contra la población judía y, en menor medida, islámica por parte del pueblo llano. Por otro lado se inicia el proceso de fortalecimiento de las monarquías que choca con las pretensiones de la nobleza de detentar el máximo poder en sus señoríos y fuera de ellos. Esta situación de crisis política y demográfica permitió liquidar la vieja sociedad feudal y poner las bases para la Edad Moderna.
5.3. Los reinos cristianos en la baja edad media: La expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo
De los territorios que integraban la Corona de Aragón, tres de ellos: Cataluña, Valencia y Mallorca se abrían al Mediterráneo, lo que determinó su vocación comercial y su ámbito de actuación. Desde finales del siglo XIII los monarcas aragoneses emprendieron una importante expansión política por el Mediterráneo. A pesar de la oposición de Francia y el Papado, incorporaron a la Corona: Sicilia, Cerdeña y el reino de Nápoles. Incluso durante un tiempo pertenecieron a Aragón los ducados griegos de Atenas y Neopatria conquistados por tropas mercenarias catalanas, los almogávares, en árabe los que entran en tierra enemiga, que habían acudido en ayuda del emperador bizantino contra los turcos.
Gracias a esta expansión se desarrolló un activo comercio internacional, en el que Cataluña y sobre todo Barcelona, tuvo un papel prioritario. Se exportaban hierro y tejidos y se importaban cereales, pieles y especias. La etapa de máximo esplendor del comercio catalán fue en el siglo XIV, pero la crisis bajo medieval afectó a esta actividad y Valencia sustituyó a Barcelona como principal puerto mercantil.
La caída de del Imperio bizantino (1453) y el avance turco aceleraron la decadencia del comercio Mediterráneo, al mismo tiempo que surgían las rutas atlánticas.
5.4. Los reinos cristianos en la baja edad media: Las rutas atlánticas: Castellanos y portugueses. Las Islas Canarias.
La exploración y conquista de las Islas Canarias se enmarca en el contexto de la expansión por el Atlántico sur de castellanos y portugueses; los avances científicos y técnicos hicieron posible esta expansión. Durante el siglo XIV marinos genoveses, mallorquines y catalanes solían partir de puertos andaluces y portugueses aunque las Islas Canarias no despiertan demasiado interés hasta que en 1344 Clemente VI concede un reino en las islas a Luis de la Cerda (noble castellano). En el siglo XV se emprende una conquista efectiva del archipiélago. La primera expedición la dirigió Jean de Béthencourt que ocupó Lanzarote y Fuerteventura y se ofreció como vasallo al rey de Castilla. A partir de entonces otros miembros de la nobleza comenzaron a explorar el territorio. A partir de 1475 la monarquía intervino directamente en la conquista de las demás islas que se mantuvieron como tierras de realengo.
Por su parte los portugueses habían iniciado desde comienzos del siglo XV su propia expansión por el Atlántico sur siguiendo la costa africana en busca de oro, conquistando Ceuta, Madeira y explorando el Golfo de Guinea; el archipiélago estaba por tanto, dentro de su zona de interés y se convirtió en motivo de rivalidad con los castellanos, los portugueses reclamaron ante el Papa, apoyaron a los indígenas rebeldes e incluso llevaron a cabo intentos de ocupación de las islas. Pero el conflicto no se resolvió de modo definitivo hasta 1479 con el Tratado de Alcaçovas-Toledo en el reinado de los RRCC.
6. LOS REYES CATÓLICOS: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO MODERNO
6.1. Los Reyes Católicos y la unión dinástica: integración de las Coronas de Castilla y de Aragón
Tras la muerte de Enrique IV en 1474 se desencadenó una guerra sucesoria en Castilla entre Isabel, casada con Fernando hijo del rey de Aragón (1469), y su hermana Juana, hija de Enrique. La victoria de los RRCC tras la batalla de Toro en 1476, convirtió a Isabel en reina de Castilla. Fernando sucedió a su padre Juan II, como rey de Aragón en 1479. De este modo quedaron unidas las dos grandes Coronas peninsulares.
Más tarde la guerra de Granada (1482-1492) supondría la incorporación del reino granadino a Castilla y en 1515 Fernando anexionaría Navarra, ocupada militarmente en 1512, a Castilla.
Aunque Fernando e Isabel decidieron gobernar conjuntamente en todos sus territorios, según lo establecido en la “Concordia de Segovia”, (1475) la unión de Castilla y Aragón fue meramente dinástica, ya que cada reino conservó sus propias leyes e instituciones. La unión entre Aragón y Castilla fue fruto de la aportación al matrimonio de los dos cónyuges, sin que ninguno de ellos pretendiera dar un paso hacia la integración política de sus territorios.
Las diferencias entre la Corona de Aragón y la de Castilla eran notables. Castilla superaba a Aragón en extensión, riqueza económica y población, además Castilla tenía unas cortes, una moneda y unas instituciones comunes y no tenía aduanas interiores, mientras que Aragón estaba formado por tres reinos con instituciones propias.
A la muerte de Isabel (1504) Castilla quedó bajo el gobierno de su hija Juana y Fernando pasó a ser exclusivamente rey de Aragón, pero la muerte de Felipe de Austria marido de Juana y la pérdida de la razón de esta convirtió a Fernando en regente de Castilla. Finalmente ambas coronas recayeron en un mismo heredero: Carlos, nieto de los reyes católicos e hijo mayor de Juana.
6.2. Los Reyes Católicos. La conquista del reino Nazarí y la incorporación del reino de Navarra
El reino musulmán de Granada era una fuente continua de conflictos a pesar de que sus emires se declarasen vasallos de Castilla y tributasen por ello. Conseguida la unión de los dos grandes reinos peninsulares y finalizada la contienda de sucesión en Castilla, los RRCC orientaron sus esfuerzos a la conquista de Granada, con la intención de completar la unidad peninsular; es probable también que percibieran la necesidad de orientar el carácter belicista de la nobleza contra los musulmanes. Además de la nobleza participó en la conquista la Santa hermandad que aportó hombres y dinero. La guerra comenzó en 1482 aprovechando el incidente de la toma de Zahara por parte de Granada. A la victoria castellana contribuyeron las luchas internas en Granada entre bandos rivales y al enfrentamiento del emir, Muley Hacén, su hermano Muhamma el Zagal y su hijo Boabdil. Fue una guerra más de asedios que de batallas campales. La última campaña fue el asedio de la ciudad de Granada que duró casi un año. Finalmente, el emir Boabdil negoció en secreto la rendición y unas generosas capitulaciones que sólo se respetaron al principio. Los musulmanes que optaron por no emigrar fueron finalmente obligados a convertirse al cristianismo, transformándose así en moriscos, por los decretos de 1501 y 1502
El 2 de enero de 1492 los Reyes Católicos tomaron posesión de la Alhambra y culminaron el proceso de reconquista. La incorporación de Navarra no se produjo hasta después de la muerte de la reina Isabel. El pretexto fue una supuesta conspiración de Navarra y Francia contra Castilla, esto sirvió de justificación a Fernando para ocupar Pamplona militarmente en 1512. En 1515 en las Cortes de Burgos Fernando anexionó el reino de Navarra a la corona de Castilla, aunque conservando sus fueros e instituciones propias.
6.3. Los Reyes Católicos: la integración de las Canarias y la aproximación a Portugal
Antes del acceso al trono de los RRCC se habían incorporado a Castilla, aunque como señoríos particulares: Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera y Hierro. Con los nuevos monarcas se conquistaron las tres islas restantes: Gran Canaria, La Palma y Tenerife. La conquista de estas islas se efectuó por el sistema de capitulaciones. Se establecía un contrato con capitanes y eclesiásticos para que llevaran a cabo la conquista y evangelización de los territorios en nombre de la monarquía, cuyo papel se reducía a autorizar y controlar la empresa. Estos territorios no pasaban a ser señoríos sino que permanecieron como tierras de realengo, es decir, bajo dominio directo de la corona.
Las islas empezaron a adquirir importancia por el cultivo de la caña de azúcar y por su lugar estratégico como etapa en la ruta hacia América. La población nativa muy mermada por las guerras, asimiló rápidamente la cultura de los conquistadores con los que se mezcló sin conflictos.
En cuanto a la rivalidad de Portugal por la conquista de las Canarias se empezó a resolver desde el final de la guerra de sucesión en Castilla. Por el tratado de Alcáçovas, Portugal reconoció a Isabel reina de Castilla y los derechos castellanos sobre las islas Canarias, los RRCC renunciaban por su parte a cualquier otro derecho sobre la Costa africana, Madeira, Cabo Verde o las Azores. Más tarde el Papa Alejandro VI con su bula “Inter caetera”, 1493, establecía la línea divisoria imaginaría a 100 leguas al oeste de las Azores entre España, la zona al oeste de la línea y Portugal al este. Pero en 1494, por el tratado de Tordesillas la línea se desplazó a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, lo que incluía para Portugal la ruta que bordeaba África y le permitiría la futura ocupación de Brasil.
6.4. Los Reyes Católicos y la organización del Estado: instituciones de gobierno
El reinado de los Reyes Católicos presenta rasgos medievales al tiempo que se establecen las bases para un Estado moderno que irán desarrollando sus sucesores. Al aumentar su poder y las competencias del estado la administración se fue haciendo más compleja y especializada y requería mayor número de juristas y letrados en su mayoría pertenecientes a la pequeña nobleza.
En Aragón, existía un virrey o delegado real en cada uno de los reinos con poderes ejecutivos y judiciales. El Consejo de Aragón era un organismo consultivo y a veces actuaba como tribunal Supremo. En el gobierno de las ciudades Fernando introdujo el sistema de sorteo para la elección de cargos municipales, en un intento de limitar el poder oligárquico.
En Castilla el Consejo real se convirtió en el órgano más importante y acabó denominándose Consejo de Castilla. Sus miembros se reunían primero en diversos comités que fueron convirtiéndose en Consejos especializados: el de la Inquisición, el de las Órdenes, el de la Hermandad, el de Hacienda y el de Indias. En las ciudades castellanas el representante de la monarquía era el corregidor que tenía competencias en materias diversas: políticas, administrativas, financieras…
En el ámbito de la justicia se desarrollaron las instituciones creadas por sus predecesores. En Castilla existían dos Chancillerías con función de tribunales superiores: una en Valladolid y otra en Granada. Y dos Audiencias: una en Santiago y otra en Sevilla. En la Corona de Aragón, Fernando creó una Audiencia en cada uno de los reinos. Sin embargo la administración de justicia se vio dificultada por la existencia de señoríos que quedaban fuera de la jurisdicción real y por la gran diversidad de fueros y normas locales confusas y a veces contradictorias entre sí. El único órgano común en los dos reinos era la Inquisición, encargada de velar por la ortodoxia católica, que en ocasiones se convirtió en un instrumento político de la monarquía.
6.5. Los Reyes Católicos: la proyección exterior. Política italiana y norteafricana
Fernando retoma la política tradicional aragonesa de expansión en el Mediterráneo. Alfonso V tras su muerte en 1458, deja Nápoles en manos de su hijo bastardo Ferrante I, al que sucede Fernando II y Nápoles fue invadida por el rey francés Carlos VIII. Fernando aprovechó este hecho para intervenir en Italia. La campaña fue dirigida por Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, gran estratega que sustituyó la caballería pesada de carácter medieval por tropas de infantería mercenaria armada con largas picas y arcabuces. En 1503 el Gran Capitán derrota a las tropas francesas en las batallas de Ceriñola y Garellano forzando su retirada. Nápoles se reincorporó a la monarquía española en 1504, siendo gobernada desde ese momento por un virrey (el Gran Capitán fue obligado a regresar a España por temor a que su enorme prestigio y ascendente sobre las tropas le llevaran a proclamarse rey de Nápoles). Además los Condados catalanes de Rosellón y Cerdaña fueron devueltos por Francia en 1493.
La política norteafricana respondía a los intereses de Castilla que siempre había acabar con los piratas berberiscos (apoyados por los turcos) asentados en el litoral los cuales realizaban frecuentes expediciones en las costas peninsulares haciendo peligrar la política y el comercio del Mediterráneo occidental. Además, esta medida se realizaba con la vista puesta en la expansión otomana (Imperio turco) la cual debían parar antes de que llegara a la península.
Los intereses de Fernando en Italia retrasaron el proyecto y solo se tomó el puerto de Melilla (1497). Tras la muerte de Isabel (1504), el impulsor del proyecto, fue Cisneros (regente de Castilla hasta la llegada de Juana y Felipe el Hermoso) que prosiguió esta política mandando una expedición en 1509 que permitió la toma de Orán. Los enfrentamientos entre Cisneros y Fernando acabaron con el abandono de la política norte africana y la ocupación española quedo limitada a un número reducido de plazas fuertes en la costa (Melilla, Orán, Bugía, Trípoli) cuya eficacia contra la piratería fue prácticamente nula.
7. EXPANSIÓN ULTRAMARINA Y CREACIÓN DEL IMPERIO COLONIAL
7.1. El descubrimiento de América
El descubrimiento y la conquista de América fue una empresa castellana dirigida a la búsqueda de una ruta alternativa a las indias orientales. Cristóbal Colón, probablemente un aventurero y marino genovés, pretendía llegar a las Indias por el oeste, apoyándose en la idea de esfericidad de la tierra. Hasta que no finalizó la toma de Granada los RRCC no aceptaron la propuesta de Colón, que firmó un acuerdo con ellos: Las Capitulaciones de Santa Fe (17 de abril de 1492), según estas obtendría los títulos de almirante, virrey y gobernador de las tierras descubiertas y se beneficiaría de la décima parte de las riquezas obtenidas. Colón partió del Puerto de Palos el 3 de agosto de 1492 y el 12 de octubre llegó a las Antillas, a la isla de Guanahaní a la que denominó San Salvador. Después descubrió Cuba y la Española y regresó a la península. Colón realizó tres viajes más entre 1493 y 1504. Parece que murió con la convicción de que había llegado cerca de las costas occidentales de Asia. Pero otros navegantes que emprendieron los llamados viajes menores exploraron las costas de América del sur; como el florentino Américo Vespucci que afirmó que no pertenecían a Asia. Un cartógrafo alemán asignó al continente el nombre de América en 1507.
Tras el primer viaje de Colón se reconocieron los derechos de la monarquía castellana sobre las tierras descubiertas y sobre las que se pudieran descubrir más allá de una línea imaginaría a cien leguas al oeste de las Islas Azores y de Cabo verde, según el arbitraje papal de Alejandro VI y por el tratado de Alcaçovas (1479) entre Castilla y Portugal. Pero los portugueses ante los nuevos acontecimientos no estaban satisfechos y los RRCC interesados en mantener buenas relaciones con el reino vecino propiciaron un nuevo acuerdo mediante la firma del tratado de Tordesillas (1494) que desplazó la línea divisoria a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo verde. Lo que permitió a Portugal la ocupación de Brasil. A partir de entonces se procedió a la exploración y colonización sistemática del continente.
7.2. Conquista y colonización de América
Durante el reinado de Carlos I se procedió a la exploración y colonización del continente americano. La conquista se realizó mediante expediciones particulares en las que los conquistadores firmaban capitulaciones con la Corona, en las que se fijaban los objetivos y el reparto del botín. Destaca la conquista del Imperio azteca de Méjico por Hernán Cortés, entre 1519 y 1521, que aprovechó el descontento de los pueblos sometidos por los aztecas para controlar el Imperio e imponer una administración eficaz, al tiempo que enviaba varias expediciones que le permitieron ampliar el territorio. La otra gran conquista del periodo es la del Imperio inca de Perú, explorado y finalmente sometido por Pizarro y por Almagro entre 1531 y 1533. A estas grandes empresas siguieron otras que fueron ampliando el conocimiento y la ocupación del nuevo territorio: las tierras de Chile fueron exploradas por Diego de Almagro y por Pedro de Valdivia; Pedro de Mendoza fundo Buenos Aires en 1535; Orellana exploró el Amazonas y Hernando de Soto el Mississippi; etc. En apenas diez años se había explorado casi toda América, desde California hasta el Río de la Plata.
Al principio los conquistadores se dedicaron a extraer la mayor cantidad de oro posible. Pero las fértiles tierras del continente hicieron que comenzaran a llegar colonos dispuestos a instalarse en América, los colonos eran en su mayoría andaluces, extremeños y vascos, recibían tierras y se les entregaba un grupo de indios (encomendación) teóricamente para ser evangelizados e instruidos, pero que en la práctica fueron obligados a trabajos forzosos. Las minas eran propiedad real y ésta concedió su explotación a particulares a cambio de la entrega de la quinta parte de todo el mineral extraído. En ambos casos, el trabajo se basó en la explotación de la mano de obra indígena. Las disposiciones de la Corona para evitar los abusos sobre la población fueron incumplidas de forma sistemática, a pesar de las continuas denuncias del padre Bartolomé de las Casas sobre la explotación a que se estaba sometiendo a los indios. La escasez de población condujo también a un intenso tráfico de esclavos desde África, primero bajo control portugués y, más tarde, holandés.
7.3. Gobierno y administración de América
Los asuntos americanos se llevaban desde España a través de dos instituciones:
La Casa de Contratación de Sevilla que organizaba y controlaba el comercio y la navegación y el Consejo de Indias que se ocupaba de elaborar la legislación de Indias, de nombrar cargos y de los asuntos económicos relativos a América. Por otro lado, los territorios americanos se incorporaron a la Corona de Castilla, pero por la enorme distancia su administración quedó dividida en virreinatos: el de Nueva España con capital en Méjico y el de Perú con capital en Lima. El límite entre uno y otro estaba en Panamá. A la cabeza de los virreinatos estaba un virrey en calidad de representante del rey. Estos dos virreinatos se dividían en gobernaciones, su número aumentó a medida que progresaba la conquista. Estaban regidas por gobernadores subordinados a los virreyes. En los lugares fronterizos o más conflictivos se establecieron Capitanías generales a cargo de un capitán general. Las ciudades, en las que residía la mayoría de la población colonizadora, estaban regidas por cabildos y su organización era similar a la de los municipios castellanos. Las ciudades y su territorio circundante formaban corregimientos a cargo de un corregidor. Por último, las Audiencias se ocupaban de impartir justicia además de tener funciones administrativas.
Al mismo tiempo fue desarrollándose una legislación específica para la organización de los nuevos territorios que es conocida, con carácter general, como Leyes de Indias.
La primera recopilación de las leyes son las llamadas Leyes de Burgos (1512) y respondían al deseo real de evitar los abusos de los colonos y de mantener bajo su control el Imperio, prohibiendo la esclavitud, pero obligando a los indígenas a trabajar para los colonizadores. Apareció de esta forma el concepto de encomienda: el indígena era “encomendado” al colono para que éste le enseñara a trabajar y le instruyera en la fe cristiana, pagándole un salario por su trabajo. Pero se realizaron grandes abusos y en 1542 se redactaron las Leyes Nuevas de Indias que abolieron las encomiendas, aunque en realidad siguieron existiendo hasta el siglo XVIII.
7.4. Impacto de América en España
Desde el inicio del descubrimiento se vieron las posibilidades que estos territorios presentaban para la explotación comercial. La conquista americana permitió un intercambio de productos agrarios que eran desconocidos hasta entonces en uno u otro lado del Atlántico. El maíz, la patata, el cacao, el tabaco o el cacahuete fueron las aportaciones más relevantes desde América. Aunque el oro y la plata fueron las mayores riquezas que se extrajeron de América. Los nuevos territorios supusieron una importante fuente de ingresos para Castilla, y especialmente para la Corona, que controlaba el tráfico comercial y se reservaba la quinta parte de todos los productos importados. Pero el elevado endeudamiento de la corona española para financiar la expansión, primero, y el mantenimiento, después, del Imperio hizo que gran parte de este tesoro se gastara con tanta rapidez como fue adquirido.
Durante la primera mitad el siglo XVI se dio un importante crecimiento económico en la Península, en parte por la colonización de América: los colonos reclamaban todo tipo de productos, lo que hizo aumentar la producción y la actividad portuaria y comercial. Por otro lado, la llegada de metales preciosos procedentes de América hizo subir los precios, sobre todo en las ciudades del sur y en los puertos donde llegaban las flotas cargadas de oro y plata. Aunque en teoría no podía sacarse oro ni plata de los reinos peninsulares, esta prohibición no se cumplía, se traían metales preciosos de contrabando y se compraban productos europeos con estos metales. También la corona empezó a pagar los préstamos, (fundamentalmente para sostener las guerras europeas) que le hacían los banqueros europeos con la plata americana. Poco a poco se formó un circuito que hacía salir la plata de Castilla hacía Europa. El rápido aumento de la cantidad de metal en circulación, tanto en España como en Europa, ante una oferta de productos que crecía más lentamente, fomentó el alza sostenida de los precios dando lugar a un fenómeno conocido como la revolución de los precios.
Desde el punto de vista demográfico se calcula que apenas unos 150 000 castellanos emigraron a América a lo largo del siglo. Aunque no eran muchos en su mayoría se trataba de hombres jóvenes lo que afectó tanto a la población peninsular como a la de América.
8. LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
8.1. El Imperio de Carlos V. Conflictos internos: Comunidades y Germanías
Con Carlos I, nieto de los RRCC, la corona española quedó en manos de la dinastía de los Hasburgo, o de los Austrias. El rey llegó a España en 1517. El nombramiento de nobles extranjeros para los altos cargos, como el de Adriano de Utrecht como regente del reino, y su partida para ser coronado emperador en 1520 tras haber convocado cortes para obtener fondos para el viaje, provocaron la sublevación de las principales ciudades castellanas con Toledo a la cabeza. En estas el poder municipal fue sustituido por comunas, (de ahí el nombre de Comunidades) integradas por artesanos, comerciantes y miembros de la baja nobleza y el bajo clero. Entre sus reclamaciones destacan: el regreso de Carlos a España, la exclusión de extranjeros de cargos políticos, mayor protagonismo de las cortes, reducción de impuestos… El conflicto se radicalizó y se convirtió en rebelión anti-señorial, por lo que la nobleza, hasta entonces al margen, unió sus fuerzas a las del rey y los comuneros fueron derrotados en Villalar (1521) y sus líderes – Padilla, Bravo y Maldonado- ajusticiados. A pesar de su victoria Carlos se deshizo de la camarilla de flamencos y prestó más atención a los asuntos castellanos. .
El movimiento de las Germanías (1519-1522) se inició en Valencia y se extendió a Murcia y Mallorca. Desde el principio tuvo un carácter social. El rey había confirmado a los artesanos el permiso para formar una milicia – Germanía- en caso de ataque de los piratas berberiscos. Tras reunirse en junta, proponen la reducción de los privilegios de los nobles, el conflicto se radicaliza hasta llegar a la rebelión cuando muchos nobles abandonan las ciudades ante la llegada de un brote de peste y las germanías se hicieron con el poder municipal. El Ejército imperial, con el apoyo de la nobleza acabó con la rebelión. Como en Castilla la alianza entre monarquía y nobleza se consolidó.
8.2. La monarquía hispánica de Felipe II. La unidad ibérica
Felipe II solo recibió una parte de la herencia paterna pues Carlos V, consciente de la dificultad de gobernar tan distintos territorios, tras retirarse a Yuste en 1556, dejó el titulo imperial y la corona de Austria a su hermano Fernando. A pesar de ello Felipe reunirá en su persona un imperio mayor que el de su padre, porque a los territorios de Castilla (incluidos los del Nuevo Mundo y el Pacifico), de Aragón con sus territorios italianos y los Países Bajos, añadió Portugal y su imperio ultramarino, herencia que recibió a través de su madre, Isabel de Portugal.
Heredó de su padre dos objetivos: la lucha por la hegemonía en Europa y la defensa a ultranza de los territorios que formaban su patrimonio.
En 1578 murió el rey de Portugal Sebastián I, Sin descendientes directos, el trono pasa a tu tío abuelo, el Cardenal Enrique que muere dos años después también sin descendientes. Siguiendo la línea sucesoria el heredero legítimo era Felipe II, lo que significa la unión dinástica de ambas coronas y por tanto la unidad ibérica.
Las Cortes portuguesas proclaman rey a Felipe II en 1581. Tras la abdicación de su padre, asentó su Corte en Madrid, poniendo fin a la tradicional corte itinerante. Esto le alejó de sus posesiones europeas y fue dotando a su monarquía de un carácter más hispánico. Sus colaboradores más próximos eran castellanos en su mayoría, y su política internacional y sus matrimonios tuvieron más en cuenta los intereses de Castilla, que era la que financiaba la mayor parte de su política. La política exterior de Felipe II se inspiró en los mismos principios que la de su padre, defensa del catolicismo y lucha contra los turcos (Lepanto 1571). Pero surgieron nuevos problemas como la sublevación de los Países Bajos (1548-1668) y la rivalidad con Inglaterra que condujo a la derrota de la Armada invencible en 1588. El escaso éxito de esta política y su alto coste llevaron a Felipe II a la bancarrota en tres ocasiones. Al finalizar su reinado España estaba arruinada y exhausta, y su imperio se encontraba al borde de la desintegración.
8.3. La España del siglo XVI: el modelo político de los Austrias. La unión de reinos
La monarquía hispánica del siglo XVI debía gobernar territorios con diferentes leyes, instituciones y tradiciones, mientras que seguían existiendo poderes paralelos al de la corona como el de la nobleza, la iglesia, las ciudades o las cortes. En ambas cuestiones los Austrias van a continuar la política de los RRCC, afirmando su autoridad mediante un progresivo control de estos poderes adoptando:
– Sistema de gobierno por consejos
– Aumentó el poder de los secretarios del rey, que llegaron a ser figuras claves del Gobierno. Los más importantes se convirtieron en secretarios de Estado
– Se mantuvo la delegación del poder en virreyes y gobernadores en los territorios en los que el soberano estaba ausente durante bastante tiempo. Eran personas que gozaban de la confianza del monarca, en especial en zonas conflictivas, como Aragón, Cataluña y los Países Bajos.
Al mismo tiempo la necesidad de ayuda militar del Papa permitirá un mayor control sobre la Iglesia
Las Cortes, dejarán de reunirse a medida que se dispone de otros recursos, como la plata de América o los créditos de los banqueros y los concejos de las ciudades estarán cada vez más controlados por los corregidores reales;
Los Austrias dispusieron de crecientes ingresos que no cubrieron sus enormes gastos, en particular los militares. Se instituyó un nuevo impuesto indirecto de carácter general que se aplicó sobre los alimentos esenciales afectando a las clases populares. Además se difundió el método de venta de cargos públicos que llegaron a crearse con la intención de venderlos.
La diferencia entre gastos e ingresos endeudó a la Corona y la llevó a la quiebra en varias ocasiones por lo que los monarcas recurrieron al crédito y al préstamo.
8.4. Economía y sociedad en la España del siglo XVI
A lo largo del siglo XVI se dio en la península ibérica una etapa de crecimiento demográfico y económico. La población se incrementó, alcanzando los 8 millones de habitantes a finales de siglo. Se amplió el espacio de cereales y viñedo a costa de bosques aunque la ganadería siguió siendo la base de la economía castellana. Las actividades artesanales seguían siendo escasas. La demanda de productos aumentó en parte debido a los colonos americanos, además, la conquista americana permitió el intercambio de productos agrarios. Aunque el oro y la plata fueron las mayores riquezas que se extrajeron de América. Los nuevos territorios supusieron una importante fuente de ingresos para Castilla, y especialmente para la Corona. Pero España desaprovechó la buena coyuntura económica y empezó a quedar relegada mientras que otros países como Francia, Inglaterra y Holanda iniciaban su despegue económico. Los gastos de las Guerras acabaron provocando la ruina de la Hacienda real, el endeudamiento y el aumento de la presión fiscal provocaron la ruina de los sectores productivos. El crecimiento económico se tradujo también en una peligrosa subida de precios. A mediados de siglo comenzaron a aparecer los primeros síntomas de crisis.
En cuanto a la sociedad, se mantuvo la sociedad estamental tripartita de la Edad Media (nobleza, clero y pueblo llano) destacando la diferenciación de un grupo de nobles: los Grandes de España, una élite instituida por Carlos I tras su coronación como emperador, su número aumento con el tiempo, gozaban de ciertos privilegios y desempeñaban altos cargos militares y diplomáticos. También se generalizó el requisito de la limpieza de sangre para acceder a determinados cargos o instituciones. Esto trajo consigo el rechazo de prácticas fundamentales para el desarrollo económico como el comercio que eran repudiadas como propias de judíos o conversos. Mientras en los países protestantes mejoraba la consideración del trabajo de artesanos y mercaderes en España eran estimadas incompatibles con el honor.
8.5. Cultura y mentalidades en la España del siglo XVI . La Inquisición
En el siglo XVI España se movió entre el espíritu humanista del Renacimiento y la ortodoxia de la Contrarreforma. Paralelo al desarrollo artístico se produce un desarrollo de la cultura, pasándose de la escolástica bajomedieval al humanismo renacentista, en el que tuvo una gran influencia Erasmo de Rotterdam y que se desarrolla en las nuevas universidades como la de Alcalá de Henares, fundada por Cisneros, y la de Salamanca. Creciendo el número de alumnos universitarios. La política internacional de Carlos I y la expansión ultramarina estimuló la atención a los problemas de las relaciones internacionales, destacando el dominico Francisco de Vitoria como uno de los creadores del derecho internacional. Las conquistas también contribuyeron al desarrollo de la navegación, la geografía y las ciencias naturales. Pero el triunfo de la Reforma protestante en territorios europeos provocó un cambio de actitud mental, coincidiendo con el acceso al trono de Felipe II. La sociedad española se convirtió en la más rígida defensora de la ortodoxia católica. Teólogos españoles que asistieron al Concilio de Trento adquirieron gran protagonismo como Alfonso Salmerón o Melchor Cano. Se fundó la Compañía de Jesús que representaron el espíritu combativo frente a los protestantes y que desarrollara una activa labor misionera en América. La Inquisición se convirtió en un instrumento contundente contra el protestantismo. En 1553 la Inquisición publicó el primer Índice de libros prohibidos y cinco años más tarde se instauró la censura. Cualquier manifestación de heterodoxia podía llevar a la cárcel. En 1558 surgieron en Sevilla y Valladolid dos brotes de protestantismo en torno a grupos de intelectuales y nobles. Se detuvo a los sospechosos y los principales cabecillas fueron ejecutados. El mismo Felipe II acudió al auto de fe celebrado en Valladolid para manifestar su posición frente al protestantismo. A pesar de todo la Inquisición era una institución popular y apreciada por el conjunto de la sociedad.