Vigilancia y Control en la Era Digital: Una Mirada Orwelliana a Través del Panóptico Moderno

Control y Vigilancia

En 1984, Orwell describe un régimen totalitario donde la vigilancia es constante y los ciudadanos son observados todo el tiempo. La imagen de los lentes simboliza cómo lo que vemos a simple vista, como el Palacio Legislativo y las banderas de Uruguay y Artigas, nos da una sensación de libertad y democracia. Sin embargo, detrás de esa apariencia está el Gran Hermano, representado por una torre que vigila y controla desde lo alto.

Hoy en día, los dispositivos electrónicos actúan como las “Telepantallas” de la novela, escuchando lo que decimos y usándolo para influir en nuestras vidas. Aunque creemos que somos libres, estos dispositivos son herramientas de control para quienes tienen el poder, limitando lo que vemos y controlando nuestra información sin que lo notemos.

Habitación 101

En 1984, la Habitación 101 es un lugar del Ministerio del Amor donde se busca la total sumisión al Partido. Cuando Winston es enviado allí, el objetivo es eliminar su capacidad de pensar por sí mismo y forzarlo a aceptar las mentiras del Partido, como creer que 2+2=5. A través de la tortura física y psicológica, el Partido destruye su voluntad, llevándolo a un punto en que ya no puede confiar en su propia percepción.

La Habitación 101 simboliza el poder del Partido para vaciar a las personas de su racionalidad y humanidad, convirtiéndolos en meras cáscaras que solo obedecen. Esto refleja el control total sobre el pensamiento y la realidad, un proceso que Winston finalmente acepta al renunciar a su amor por Julia y someterse al Gran Hermano.

En relación con la foto, ponerse los lentes simboliza la ilusión de libertad y democracia, cuando en realidad el individuo está siendo vigilado y controlado por un poder superior. La imagen del Palacio Legislativo representa una falsa realidad que es impuesta, mientras que la verdadera vigilancia, como la de la iglesia o el Estado, se oculta tras esa ilusión.

Doblepensar y Mutabilidad del Pasado

En 1984 de George Orwell, el Doblepensar y la Mutabilidad del Pasado son dos pilares que sustentan la estructura de control del Partido. La Mutabilidad del Pasado implica la constante alteración de los hechos históricos para que coincidan con la versión de la realidad que el Partido desea imponer. Esta manipulación de la información tiene como objetivo evitar que las personas puedan hacer comparaciones con eventos anteriores, lo que anula la posibilidad de cuestionar la situación actual. Como se menciona en la novela, “Quien controla el pasado, controla también el futuro. Quien controla el presente, controla el pasado”, lo que significa que el poder del momento presente permite no solo definir el pasado, sino también dirigir el futuro.

El Doblepensar, por otro lado, es la capacidad de mantener simultáneamente dos ideas que se contradicen, sin percibir la contradicción. Las personas llegan a olvidar deliberadamente una idea para aceptar otra que el Partido impone, sin que exista un análisis crítico o racional. Este concepto permite al Partido alterar la percepción de la realidad en sus ciudadanos, de tal manera que pueden creer en cualquier afirmación, por absurda que sea, sin recordar lo contrario.

Ambos conceptos trabajan juntos para mantener una realidad en la que los ciudadanos viven bajo una apariencia de estabilidad y verdad, sin cuestionar el régimen que los oprime. La Mutabilidad del Pasado y el Doblepensar crean una sociedad sin memoria colectiva, en la que todo lo que se dice desde el poder es incuestionable y tomado como verdad absoluta.

Si aplicamos esto a la imagen mencionada, los lentes representan esa visión manipulada que el Partido impone. Quien se los coloca ve una versión distorsionada de la realidad, en la que todo parece perfecto y armonioso, sin darse cuenta de lo que realmente sucede detrás de esa fachada. Al igual que Winston, el protagonista de la novela, quien al final es incapaz de resistir la tortura psicológica y acepta al Gran Hermano, las personas con los lentes no cuestionan lo que ven y asumen que la realidad que se les muestra es la verdadera. De este modo, se olvidan completamente de la verdad que existía antes de ponerse los lentes, aceptando sin más lo que se les impone, tal como ocurre con el Doblepensar y la Mutabilidad del Pasado en la distopía de Orwell.

Economía del Tiempo y la Iglesia Matriz

La Iglesia Matriz, con su reloj y campanario, puede simbolizar el control del tiempo en nuestra vida cotidiana. Las campanas, que marcan el inicio de actividades como la misa, se asemejan a los timbres escolares que regulan el comportamiento de los estudiantes, creando hábitos que los convierten en cuerpos dóciles y disciplinados. El reloj de agujas representa el constante monitoreo para mantenernos productivos, conectando con la idea de panoptismo de Foucault, donde no solo se vigilan nuestras acciones, sino también cómo aprovechamos el tiempo, visto como un recurso sagrado que no debe desperdiciarse.

Cuerpo Dócil y Disciplinas

Foucault introduce el concepto de cuerpo dócil como un cuerpo que puede ser manipulado, educado, obediente y útil, moldeado por ciertos hábitos o regímenes impuestos. Este proceso transforma gradualmente los cuerpos para aumentar su productividad, enfocándose en movimientos, gestos y actitudes precisas. Las disciplinas, o métodos de control, permiten que los cuerpos sean tanto dóciles como útiles, y cuanto más invisibles sean estas disciplinas, más eficaces resultan. Las técnicas se aplican de manera minuciosa para que los hábitos se arraiguen de forma permanente.

En relación con la foto, se observa cómo el sujeto que usa los lentes es manipulado para ver una realidad distorsionada. Cree en lo que observa, lo que lo vuelve más productivo al pensar que vive en una sociedad libre y democrática, simbolizada por las banderas del Palacio Legislativo. Sin embargo, esta percepción es el resultado de un proceso de docilización que afecta no solo al cuerpo en su totalidad, sino también a cada una de sus partes de forma separada, moldeando su comportamiento. El control y el poder son efectivos porque se aplican de manera sutil, y el sujeto, sin darse cuenta, ha pasado por medidas disciplinarias, como la escuela o el liceo, que lo han condicionado para ser obediente el resto de su vida.

Panoptismo y la Torre de la Iglesia

El panoptismo, desarrollado por Foucault, se basa en la idea del panóptico, una estructura arquitectónica de vigilancia ideada por Bentham. El panóptico está diseñado con celdas dispuestas en círculo alrededor de una torre central, permitiendo que los prisioneros sean observados sin saber si están siendo vigilados o no. Esto genera una sensación constante de vigilancia que obliga a los prisioneros a autocontrolarse, ya que no pueden ver al vigilante, pero sienten que siempre están siendo observados. El poder es invisible y continuo, y cada individuo regula su comportamiento automáticamente.

El panóptico permite una vigilancia constante y perfecta, dificultando la interacción entre los prisioneros y evitando complots o alianzas. A diferencia de los calabozos, donde el prisionero tenía cierta privacidad, el panóptico maximiza el control a través de la luz y el espacio. Este sistema crea una relación de poder que no depende de un vigilante específico, pues este es anónimo y puede ser cualquiera o ninguno.

En relación con la imagen, la torre de la Iglesia Matriz y el Palacio Legislativo están alineados para simbolizar el panóptico. La torre de la iglesia, aunque sabemos que existe y que suena en ciertos momentos, es invisible desde nuestra perspectiva, igual que el vigilante en el panóptico. Esta alineación refleja una vigilancia constante, incluso cuando el sujeto cree estar viendo una realidad diferente. Aunque no sea consciente de su control, siempre está siendo vigilado. Por último, la alineación de ambas instituciones refleja cómo el personaje busca sustituir la vigilancia opresiva por una creencia en la libertad y la democracia que el Palacio Legislativo simboliza.