Vegetación edafofila

DOMINIO EUROSIBERIANO

Bosques de coníferas

Los bosques de coníferas se caracterizan porque sus hojas suelen tener forma de agujas (hojas

aciculares típicas de los pinos) o de escamas y son perennes (con excepción de dos géneros:

Larix y Taxodium). Pertenecen al grupo de las plantas gimnospermas que son las que

producen semillas en conos femeninos a los que denominamos piñas. En el dominio

eurosiberiano de España peninsular los bosques más representativos son: pinares de pino

negro (Pinus uncinata), abetales (Abies pícea) en las zonas más frías y elevadas y los más

abundantes y propios de ambientes más templados pinares de pino albar (Pinus sylvestris).

Fotos 1 y 2. Detalle y aspecto general de un bosque de coníferas (pinar de pino negro)

2. Bosques de frondosas caducifolias

Los bosques de frondosas (también llamados de planifolias) se caracterizan por tener hojas

planas en contraste con las hojas acículares o en escamas típicas de las coníferas. Las especies

arbóreas frondosas caducifolias son aquéllas que pierden su hoja al mismo tiempo cuando

llega la estación desfavorable que en los climas de latitudes templadas es la estación fría. Las

nuevas hojas de estos árboles vuelven a brotar al llegar la estación favorable (la primavera en

la Península Ibérica). Pertenecen al grupo de las plantas angiospermas y los bosques que

corresponden a este tipo en España son los hayedos (Fagus sylvatica), los robledales

(Quercus robur) y los bosques mixtos caducifolios además de especies de ribera como el

fresno o el chopo.

Fotos 3 y 4. Detalle de bosque de frondosas caducifolias (hayedo) en verano a la izquierda y en invierno sin

hojas a la derecha.

3. Bosques de frondosas marcescentes

Las especies arbóreas frondosas marcescentes son aquéllas que se caracterizan el retraso en la

caída de la hoja de manera que pasan la estación desfavorable (el invierno en la latitudes

templadas) con todas sus hojas secas pero unidas a las ramas y permanecen así (si el viento no

las tira al suelo) hasta que las nuevas hojas brotan en la estación favorable (primavera) y las

hagan caer entonces. El aspecto de los bosques de frondosas marcescentes en invierno es

muy diferente a los de hoja caduca (sin ninguna hoja en las ramas), o de frondosas

perennifolias siempreverdes. En la Península Ibérica son bosques abundantes precisamente

porque son representativos de ambientes de transición entre los dominios bioclimáticos

eurosiberiano y mediterráneo.
Los robledales pelosos (Quercus pubescentis) tienen

preferencias ecológicas más propias del dominio eurosiberiano.

4. Pastos y matorrales de montaña

En el dominio bioclimático eurosiberiano (también en algunas pequeñas áreas del dominio

mediterráneo no representables a esta escala) por encima de una cierta altitud (depende de las

zonas y orientación, pero en general por encima de 1.800 m) y por tanto, normalmente en

zonas de montaña, el frío es excesivo para el desarrollo de especies arbóreas y las

formaciones vegetales potenciales maduras se corresponden con pastos o con matorrales

rastreros. Es uno de los ejemplos en los que vegetación potencial y real coinciden porque

además tienen un importante aprovechamiento económico ligado a la ganadería.

Dominio bioclimático mediterráneo

1. Bosques de coníferas

La caracterización es la misma que en el caso de los bosques de coníferas del dominio

eurosiberiano, pero en el dominio mediterráneo, además del pino albar que también se adapta

a estas condiciones, se desarrollan otras coníferas como el pino carrasco (Pinus halepensis,

con frecuencia acompañando a otras especies) muy bien adaptado al estrés hídrico estival, la

sabina albar (Juniperus thurifera) o el pinsapo (Abies pinsapo).

Fotos 8 y 9. A la izquierda imagen de pinos carrascos y a la derecha detalle de sabina albar.

2. Bosques de frondosas perennifolias

Las especies arbóreas frondosas perennifolias son aquéllas que se caracterizan por tener hojas

siempreverdes en sus ramas a lo largo de todo el año en contraposición a los árboles de hoja

caduca y a los de hoja marcescente.
Así, son bosques con árboles cuyas hojas no mueren ni

brotan al mismo tiempo sino de forma individualizada de manera que la copa siempre

presenta follaje. Los encinares son el ejemplo más representativo y abundante de bosques de

frondosas perennifolias perfectamente adaptado al dominio biogeográfico mediterráneo

existiendo diferentes tipos de encinares con sotobosques distintos, pero también hay que citar

a los alcornocales (Quercus suber) algo más exigentes en humedad y a los acebuchales u

olivos silvestres (Olea europaea) y algarrobos adaptados a temperaturas más cálidas.

3. Bosques de frondosas marcescentes

Los bosques de frondosas marcescentes del dominio bioclimático mediterráneo tienen los

mismos rasgos que los expuestos anteriormente en el dominio eurosiberiano, pues son

igualmente propios de ecotonos o ambientes de transición. Son muy abundantes en la

península y los que se adaptan mejor a las condiciones mediterráneas son los quejigares

(Quercus faginea y Quercus canariensis) y los rebollares o melojares (Quercus pyrenaica)

siendo estos últimos propios de ambientes más fríos que los quejigares.

Fotos 12 y 13. Bosque de frondosas marcescentes (rebollar) en otoño o invierno y detalle de las hojas.

4. Matorral mediterráneo

El matorral mediterráneo considerado como etapa madura (no como etapa de sustitución de

las formaciones boscosas anteriormente citadas) se identifica, por un lado, con situaciones en

las que el agua es el factor limitante para el desarrollo de una formación boscosa; es el caso de

los coscojares (matorrales de coscoja -Quercus coccifera- en los que pueden aparecer también

pinos carrascos) y en mayor medida, del matorral termófilo del SE de la península. Por otro

lado, también se incluyen aquí los matorrales de zonas de montaña de elevada altitud en

ambiente mediterráneo en las que las bajas temperaturas impiden el desarrollo del bosque.

Vegetación edafófila:

Por último, es importante destacar la existencia de formaciones vegetales que dependen

fundamentalmente de las carácterísticas del suelo sobre el que se desarrollan y resultan menos

influidas por las condiciones climáticas imperantes. Es la razón por la que se denominan

vegetación edafófila y se sitúan en la leyenda de forma independiente a los dos dominios

bioclimáticos existentes en la España peninsular.

Los tres tipos de formaciones edafófilas más destacados son:

– Las formaciones de ribera (fresnedas, choperas, bosques mixtos…) en suelos con

abundante humedad junto a los ejes fluviales.