Vanguardias, Literatura Española y Teatro: Un Recorrido Completo

Las Vanguardias y su Impacto en la Literatura

En la primera mitad del siglo XX, Occidente experimentó profundas transformaciones en diversos ámbitos. En política y economía, destacan la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa, el avance del comunismo, el surgimiento de movimientos fascistas y la Segunda Guerra Mundial. En ciencia, se formularon la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica. En las artes plásticas y la literatura, surgieron las vanguardias históricas.

Los movimientos de vanguardia, también denominados ismos, buscaban romper con la lógica, el realismo y el sentimentalismo, oponiéndose a las normas y al clasicismo. Fueron abundantes, fugaces y, a menudo, se enfrentaban entre sí. Su objetivo principal era la originalidad y la creatividad a través de la experimentación.

Principales Movimientos de Vanguardia Europeos

  • Futurismo: Liderado por el italiano Marinetti, se caracterizaba por su fascinación por la modernidad y la velocidad. Rechazaba radicalmente el pasado, mostraba atracción por la violencia, admiraba el progreso tecnológico y abogaba por la destrucción de la sintaxis y la omisión de los signos de puntuación.
  • Dadaísmo: Protestaba contra el sistema de valores imperante y pretendía demoler, mediante la provocación o el absurdo, la cultura burguesa.
  • Surrealismo: Fundado por André Breton, mostraba un profundo interés por el inconsciente y los sueños. Este movimiento tuvo una gran influencia en obras clave de la poesía en castellano de los años treinta, como Poeta en Nueva York, de García Lorca.

Vanguardias en España e Hispanoamérica

En España, Ramón Gómez de la Serna creó las greguerías: enunciados breves e ingeniosos que combinaban la metáfora y el humor. El ultraísmo fue un movimiento de vanguardia específico de la poesía en español, caracterizado por el empleo de metáforas originales y la supresión de los signos de puntuación. Guillermo de la Torre fue uno de sus representantes.

La poesía de vanguardia en Hispanoamérica contó con tres poetas fundamentales:

  1. César Vallejo (Perú): En su obra Trilce, experimentó con la sintaxis e inventó palabras para expresar su atormentado mundo interior.
  2. Pablo Neruda (Chile): Autor de una vasta obra, entre la que destaca Veinte poemas de amor y una canción desesperada, un poemario amoroso de estética neorromántica.
  3. Vicente Huidobro (Chile): Fundador del creacionismo, un movimiento que propugnaba la creación, a través del lenguaje, de una nueva realidad que no fuera imitación del mundo exterior. Su obra más importante es Altazor.

La Literatura Española de Posguerra y las Nuevas Tendencias

Tras el final de la Guerra Civil (1939), se impuso en España el régimen dictatorial del general Franco. Los poetas afines al régimen, agrupados en torno a las revistas Escorial y Garcilaso, escribieron una poesía en estrofas tradicionales, sin referencias a las difíciles circunstancias del país. Esta es la “poesía arraigada”, con autores como Dionisio Ridruejo, Luis Rosales y Leopoldo Panero.

En contraposición, surgió la “poesía desarraigada“, preocupada por el sufrimiento humano, de orientación existencialista y que usaba principalmente el verso libre. Destaca Hijos de la ira (1944) de Dámaso Alonso.

La Poesía Social y la Generación del Medio Siglo

En la década de 1950 triunfó la poesía social. Estos poetas utilizaban un lenguaje sencillo y coloquial para denunciar las injusticias sociales y la situación política de España. En la misma década, surgió la generación del medio siglo, que buscaba superar la poética realista y social, defendiendo la poesía como medio de conocimiento. Se inclinaban hacia el intimismo y la expresión de la experiencia individual. Figuras destacadas incluyen a Ángel González y Jaime Gil de Biedma.

Tendencias Posteriores: De la Poesía de la Experiencia al Presente

En los años 1980, destacó la “poesía de la experiencia”, con un tono conversacional y un lenguaje directo, tomando como modelo a la generación del medio siglo. Representantes de esta corriente son Luis García Montero, Carlos Marzal y Miguel D’Ors. También surgieron otras tendencias, como el neosurrealismo de Blanca Andreu y la poesía del silencio de Andrés Sánchez Robayna. Se observa una mayor presencia de la mujer en la poesía, con autoras como Almudena Guzmán y Elena Medel.

El Teatro Español: Del Absurdo a la Actualidad

Teatro Comercial y Teatro de Humor

En la década de 1940 triunfó un teatro comercial, dirigido a la clase media y sin reflexiones sociales o existenciales. El teatro de humor, influenciado por las vanguardias y cercano al “teatro del absurdo” europeo, tuvo figuras destacadas como Enrique Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de un almendro) y Miguel Mihura (Tres sombreros de copa).

Teatro Realista y Crítico

Desde finales de los años 40, varios autores reaccionaron contra este teatro, buscando reflejar los problemas sociales y existenciales de la época desde una estética realista, a pesar de la censura. Destacan Antonio Buero Vallejo (Historia de una escalera) y Alfonso Sastre (Escuadra hacia la muerte). La tendencia realista predominó en las décadas de 1950 y 1960 entre los autores más críticos con el régimen, como Lauro Olmo, Carlos Muñiz y José Martín Recuerda.

El Nuevo Teatro y las Vanguardias

A finales de la década de 1960, surgió el “Nuevo Teatro“, que mantenía la intención crítica, pero rechazaba la estética realista del teatro social y se inspiraba en el teatro europeo de vanguardia. Se recuperó el sentido del teatro como espectáculo, experimentando con efectos escénicos y utilizando un lenguaje simbólico. La creación en grupo cobró importancia, con grupos como Els Joglars y La Fura dels Baus. Fernando Arrabal creó el “teatro pánico”, mezclando el absurdo con el esperpento, y Francisco Nieva cultivó un “teatro furioso” influenciado por el surrealismo.

Teatro en Democracia y Tendencias Actuales

Con la llegada de la democracia, desapareció la censura, permitiendo la recuperación de obras de la primera mitad del siglo que no se habían estrenado, como El público de Lorca. El teatro fue impulsado por las instituciones, con la creación del Centro Dramático Nacional y numerosos festivales. En los años 80, se consolidó un grupo de dramaturgos que cultivaban un realismo crítico de tono costumbrista: José Sanchis Sinisterra (¡Ay, Carmela!), José Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro) y Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano). En los últimos años, autores como Ernesto Caballero, Juan Mayorga y Paloma Pedrero han estrenado obras sobre conflictos cotidianos y relaciones personales, donde el texto vuelve a tener un papel fundamental. Aunque valorados por la crítica, han llegado a un público minoritario.