Vanguardias Literarias en España: Deshumanización del Arte y Surrealismo

Vanguardias: Futurismo, Cubismo, Dadaísmo, Expresionismo, Surrealismo; en el Ámbito Hispánico: Ultraísmo y Creacionismo

Durante aproximadamente 10 años se practica una literatura de evasión, en la que Ortega y Gasset llamó “La Deshumanización del Arte”.

La Deshumanización del Arte

Ortega empieza afirmando que la actitud del lector o del espectador medio ante este tipo de arte era la irritación; o sea, el lector medio no gustaba de ese arte, no lo entendía. La principal explicación para esto es que nunca se pretendió llegar tan lejos en la ruptura con la realidad. Hasta este momento, todo tipo de arte se apoyaba de algún modo en la realidad. Ahora, los nuevos artistas prescinden de todo lo real, de todos los sentimientos humanos y valoran solo la forma. Esta deshumanización provocó en literatura que los géneros que más necesitan de la experiencia de la vida se cultivaran poco. Todo lo contrario ocurrió con la poesía, que permite otras libertades.

Las características del arte nuevo señaladas por Ortega y Gasset son las siguientes:

  • El afán de originalidad: la innovación alcanza a todo. Aparecen palabras raras en el lenguaje poético, se prescinde de la rima y de la métrica, se hace verso libre y se abandonan los clásicos temas de la poesía, ya que la exhibición de los sentimientos se concibe de mal gusto. Los temas de este tipo de textos serían el mundo de los adelantos mecánicos, de las modas contemporáneas… Se suprimen también los signos de puntuación, no se hace distinción entre minúsculas y mayúsculas e incluso se da a los textos una tipografía especial y se crean dibujos (caligramas).
  • El hermetismo: las vanguardias aspiraban a que solo una minoría fuera capaz de entenderlos. Para ser apreciado por unos pocos, el poeta vanguardista se volvía hermético en gesto de desprecio por la masa de lectores; la poesía se convierte en coto privado para el lector.
  • La autosuficiencia del arte: una vez que se rompen los vínculos con la realidad, el arte aspira a convertirse en algo independiente. Se vuelve, pues, a la idea “gongorina” de forjar un lenguaje poético muy diferente a la lengua normal. La poesía se convierte en poesía pura. En definitiva, el poema no dice, sino que es. El poeta vanguardista desprecia el subjetivismo.
  • Predominio de la metáfora: Ortega afirmaba que la poesía es el álgebra superior de las metáforas.

Desarrollo del Vanguardismo en España

En literatura, concretamente, un pionero de la vanguardia fue Ramón Gómez de la Serna, quien en 1910 publica un manifiesto futurista y desde entonces se dedica a difundir en España todas las novedades vanguardistas que se iban produciendo en Europa.

Se pueden distinguir cuatro etapas en el desarrollo de los movimientos de vanguardia en España:

  • De 1908 a 1918: son las primeras manifestaciones de la vanguardia que protagonizó Ramón Gómez de la Serna.
  • De 1918 a 1925: desde la llegada de V. Huidobro hasta el surrealismo. Son los años presididos por dos movimientos hispánicos: el ultraísmo y el creacionismo.
  • De 1925 a 1930: hay un influjo dominante del surrealismo.
  • De 1930 a 1936: las inquietudes sociales y políticas llevan a que la literatura sirva de cauce a ese tipo de ideas.

Surrealismo

La entrada del surrealismo en España se produce avanzada ya la década de los 20 y es el movimiento más importante en las artes. Este movimiento se presenta no solo como una revolución estética, sino que pretendía ser una revolución general. Reúne los pensamientos de Freud y Marx, y propugnaba una liberación total del ser humano. Por un lado, la liberación de los impulsos reprimidos en el subconsciente debido a su visión, a ideas morales, religiosas, sociales… Liberación también de la esclavitud que impone al hombre la sociedad burguesa.

Para los surrealistas, lo que se conoce como vida sería solo la faceta más gris de la realidad. Según ellos, hay que conquistar una verdadera vida, llegar a una realidad más alta que se halla como amordazada en lo más hondo de la conciencia. Se pretende liberar el poder creador del hombre, tarea en la que la poesía sería un instrumento idóneo.

En un texto surrealista se mezclan objetos, conceptos y sentimientos que la razón mantendría separados y se asocian libremente palabras, se crean metáforas insólitas y también imágenes oníricas totalmente delirantes. Como es lógico, este lenguaje lleva consigo una gran carga humana en la medida en que hace salir pasiones subconscientes y este lenguaje no se dirige a la razón, es decir, el lector ante un texto surrealista no lo recibe de manera racional, pero puede recibir sugerencias, impactos que modifiquen su estado de ánimo.

Ramón Gómez de la Serna (1888)

Fue su vida un perfecto ejemplo del espíritu vanguardista en cuanto a originalidad, revolución… En las revistas de la época y en las tertulias diversas, en el café de Pombo, difundió ese arte y lo defendió, al que en 1931 dedicó un libro: Ismos. Este hombre fue un humorista extravagante que adoptó conscientemente una actitud de burla ante los supuestamente más serios, debido a que la sociedad le resultaba una sociedad de circo.

Su obra, muy extensa, tiene como base la greguería, término con el que designó un género que él inventó hacia el año 1910. Son apuntes breves que encierran un juego de palabras o una metáfora sorprendente. Responden a un deseo de descomponer la realidad de una manera parecida a la que los cubistas utilizaron en arte. Él mismo definió la greguería como una suma de humor y metáfora.

Además de varios tomos de greguerías, muchos más volúmenes completan su obra. Con todo, cualquiera que sea el género literario que cultivó, sus páginas son sucesiones de greguerías, como por ejemplo: El torero caracho. Como novelista no es nada convencional, se desentiende de argumentos y los sustituye por cuadros. También compuso teatro completamente diferente al teatro de la época, escribió ensayos y biografías sobre Quevedo, Goya y Valle Inclán.