Los Reyes Católicos y la Unión Dinástica
En 1468, Enrique IV de Castilla nombró sucesora a Isabel. Su matrimonio con Fernando de Aragón en 1469 alteró las relaciones de Castilla con Portugal y Francia, llevando a Enrique IV a proclamar a Juana como heredera. Tras la muerte del rey en 1474, Isabel se autoproclamó reina de Castilla, obteniendo el apoyo de nobles y ciudades importantes. Isabel y Fernando enfrentaron a Juana, casada con Alfonso V de Portugal, en una guerra que comenzó en 1475 con la invasión de Castilla por tropas portuguesas. En marzo de 1476, el ejército de Fernando derrotó a los portugueses en Toro. La guerra concluyó en 1479 con el Tratado de Alcaçovas-Toledo, donde Alfonso V reconoció a Isabel como reina. Ese mismo año, Fernando se convirtió en rey de Aragón tras la muerte de Juan II. En enero de 1475, mediante la Concordia de Segovia, Isabel y Fernando establecieron una unión dinástica. En Castilla, ambos tendrían igual poder de decisión, pero Fernando sería solo rey consorte. En Aragón, se concedió a Isabel la corregencia. Aragón y Castilla mantuvieron sus fronteras, leyes e instituciones. El único organismo común fue el Tribunal de la Inquisición (1478).
Expansión y Consolidación Territorial
En enero de 1492, culminó la conquista del Reino Nazarí de Granada. Por el Tratado de Barcelona (1493), Aragón recuperó el Rosellón y la Cerdaña. Castilla completó la conquista de Canarias en 1496. Fernando conquistó Navarra en 1512, anexionada por Castilla en 1515. Con Portugal se mantuvo una política matrimonial que culminaría con Felipe II en 1580.
La Conquista de Granada y la Incorporación de Navarra
La Guerra de Granada (1482-1492) destacó por las conquistas de Ronda (1485) y Málaga (1486). El asedio final de Granada (abril 1491 – enero 1492) concluyó con la rendición de Boabdil. La conquista de Granada consolidó el poder de Isabel y Fernando, impulsando la modernización fiscal y militar. En política internacional, aseguró la península ante el Imperio Otomano y permitió enfrentar a Francia en el Rosellón, Italia y Navarra. En Navarra, la guerra civil entre beamonteses y agramonteses, estos últimos aliados con Francia, facilitó la invasión castellano-aragonesa en 1512. Fernando fue proclamado rey y, en 1515, Navarra fue anexionada a Castilla, conservando su autonomía.
Integración de Canarias y Aproximación a Portugal
La conquista de Canarias (1402-1496) buscó expandirse en el Atlántico para obtener recursos y una base de escala. Fue lenta debido a la falta de recursos y la resistencia indígena. Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera y El Hierro fueron conquistadas por nobles. Desde 1475, la monarquía intervino en Gran Canaria, La Palma y Tenerife. En 1479, Portugal renunció a Canarias por el Tratado de Alcaçovas. En 1496, Canarias se integró a Castilla, con un Capitán General y dos Adelantados. Se exigió a los indígenas la conversión al cristianismo, resultando en explotación y desaparición de la población nativa. El azúcar fue la principal fuente de riqueza. La política matrimonial con Portugal incluyó el matrimonio de Isabel, hija de los Reyes Católicos, con Alfonso de Portugal, y luego con Manuel el Afortunado. Felipe II heredaría el trono portugués en 1580.
Organización del Estado e Instituciones de Gobierno
Los Reyes Católicos restauraron la autoridad monárquica y consolidaron las instituciones. Se reorganizó la Real Hacienda y la Contaduría General. Se recuperaron rentas cedidas a nobles. La Chancillería de Valladolid y Granada centralizaron la justicia. En 1476 se creó la Santa Hermandad, con funciones policiales y judiciales. En 1480 se reorganizó el Consejo de Castilla, con letrados como secretarios y nobles como consultores. Se crearon consejos específicos como el de Aragón y la Inquisición. Los corregidores fortalecieron el poder real en villas y ciudades. Se financió un ejército permanente con bienes de las Órdenes Militares. En 1478 se estableció la Inquisición para perseguir a falsos conversos y reprimir disidencias. En Aragón, la autoridad de los virreyes se consolidó.
Proyección Exterior: Política Italiana y Norteafricana
Castilla buscó la expansión atlántica y americana. En Italia, se enfrentó a Francia por el dominio. Cerdeña y Sicilia estaban integradas en Aragón, y Nápoles era gobernada por Alfonso V el Magnánimo. En 1493, el Tratado de Barcelona devolvió el Rosellón y la Cerdaña a Aragón. La conquista de Nápoles por Carlos VIII de Francia en 1495 llevó a la intervención española. En 1505, Nápoles se incorporó a la monarquía española. En el norte de África, se buscó neutralizar a los piratas berberiscos. La toma de Melilla (1497) y Orán (1509) anticipó la expansión, pero la derrota en Gelves (1510) frenó el avance.