Transición Política y Transformación Económica en España: Del Franquismo a la Apertura (1974-1975)

La Crisis Final del Régimen Franquista (1974-1975)

El momento decisivo de la crisis final del régimen se abrió con la desaparición del vicepresidente del gobierno, Luis Carrero Blanco, víctima de un atentado por ETA. Carrero Blanco era considerado un personaje clave para mantener la unión de todas las familias franquistas y asegurar la continuidad del régimen. Su muerte hizo que se conformaran dentro del mismo régimen dos grupos políticos con mayor claridad: los inmovilistas y los aperturistas o reformistas.

En enero de 1974, se formó un nuevo gobierno presidido por Carlos Arias Navarro, que tuvo una actuación ambigua. Pretendió el aperturismo, pero sin desbordar en absoluto los principios del régimen. En el discurso del 12 de febrero de 1974 en las Cortes, se habló de la apertura del régimen hacia un mayor pluralismo político. Pero pronto se evidenció que las reformas prometidas no eran sino formalismos con poco contenido real y que el régimen era incapaz de democratizarse.

Hubo contestaciones al gobierno desde ángulos muy diversos. Los ministros más aperturistas dimitieron ante la imposibilidad de aplicar reformas en profundidad. Desde la oposición organizada hasta la misma calle, las protestas se hicieron más intensas, mientras el único recurso del gobierno era la represión.

Los Últimos Años del Franquismo

A lo largo de 1974 y 1975, las enfermedades de Franco le impedían ejercer el gobierno. El príncipe Juan Carlos tuvo que ejercer en varias ocasiones, pero sin poder alguno. En 1975, se promulgó una nueva ley antiterrorista que castigaba a los terroristas con la pena capital. En septiembre del mismo año, se condenó a muerte a cinco activistas de ETA y FRAP. Se produjo entonces la última protesta internacional contra Franco.

El gobierno tuvo que hacer frente a un nuevo foco desestabilizador: el conflicto en el Sahara. Marruecos, apoyado por EE. UU. para frenar la expansión de Argelia, organizó la Marcha Verde. El 20 de noviembre de 1975 falleció Franco.

Evolución Económica de España Durante el Franquismo

Consecuencias de la Guerra Civil

La Guerra Civil tuvo efectos demográficos importantes desde la perspectiva económica. Por un lado, provocó un descenso de la población activa y, por otro, la represión posterior afectó al doble de los muertos en el campo de batalla. La represión y el exilio afectaron a sectores de trabajadores especializados, cuya cualificación era importante para el proceso productivo.

La victoria del caudillo en la Guerra Civil tuvo repercusiones económicas muy negativas. A corto plazo, sumió en el hambre y la miseria a muchos españoles. La lentitud de la recuperación económica estuvo relacionada con la práctica de las ideas económicas de los vencedores, que sustituyeron el funcionamiento de los mercados por la fijación arbitraria de los precios.

La Autarquía y sus Consecuencias

La fijación de los precios por debajo de los resultantes de la oferta y la demanda condujo al desabastecimiento de alimentos y obligó al mantenimiento del racionamiento. De inmediato surgieron los estraperlistas y el mercado negro, en el cual las transacciones se hacían al margen de la ley. En muchos casos, sus precios duplicaron o triplicaron los del mercado oficial. La escasez energética fue también uno de los símbolos de la penuria económica.

El régimen pretendía alcanzar la autosuficiencia económica a partir del aislamiento del exterior y de la sustitución del mercado por la intervención generalizada de la administración. El resultado fue el bloqueo del crecimiento económico y la reducción de la competitividad.

La autarquía tuvo dos grandes ejes de actuación:

  1. Reglamentación de las relaciones económicas con el exterior: Las importaciones y exportaciones pasaron a estar completamente intervenidas.
  2. Fomento industrial orientado hacia las actividades de interés militar: La actuación se orientó a impulsar las industrias de bienes de equipo, que recibieron una importante ayuda pública, lo cual generó un gran gasto público con efectos inflacionistas muy importantes.

En 1941, año en que se nacionalizó la red de ferrocarriles con la creación de RENFE, se fundó el elemento básico de esta política industrial: el Instituto Nacional de Industria (INI). El objetivo de alcanzar la autosuficiencia frente al exterior fue un fracaso.

El Plan de Estabilización y el Crecimiento Económico (1959-1974)

A partir de finales de la década de 1950 y hasta 1974, la economía experimentó un proceso de transformación sin precedentes. El éxito fue inseparable de dos factores:

  1. La fase expansiva dominante entonces en la Europa más desarrollada.
  2. La base industrial interna consolidada a lo largo del siglo.

La acción correctora en la política económica vino de la mano del Plan de Estabilización, que simboliza el fin del sueño autárquico e inicio de la etapa final de industrialización en España. Diversos organismos internacionales concedieron préstamos con los que hacer frente al agotamiento de reservas.

Se pusieron en marcha los Planes de Desarrollo Económico y Social, de clara inspiración francesa. La planificación centró su interés en el sector industrial y la creación de los polos de desarrollo, que buscaban reducir los desequilibrios económicos regionales promoviendo nuevas industrias. Sin embargo, la planificación no fue la causa del dinamismo económico de los años 60.

Desde 1959 hasta 1966, la tasa anual de aumento del PIB fue superior a la media de los restantes países. El consumo privado creció también. La liberación interior y exterior favoreció la utilización de técnicas de producción más avanzadas y la acumulación de capital.

La agricultura disminuyó drásticamente su importancia. La contribución exterior fue crucial para lograr el rápido crecimiento de esta etapa. Del exterior procedieron también las cuantiosas inversiones y transferencias por el turismo, las remesas de emigrantes y la inversión extranjera. Sin estos factores, no hubiera existido el “milagro económico”.

Limitaciones del Crecimiento

A pesar de la profundidad de la transformación y la tendencia a la equiparación, a comienzos de los 70 la renta por habitante española era todavía muy inferior a la de las economías más avanzadas de Europa. Por otro lado, existía una fuerte tendencia a la elevación de los precios. La inflación, junto a la escasa creación de empleo, se convirtieron en los dos aspectos más negativos de la etapa. Entre las causas se encontraban el uso de maquinaria y la reducción del empleo agrario.