Crisis del Franquismo (1973-1975)
En 1973, Franco renuncia por primera vez a sus funciones de Jefe de Gobierno y las traspasa, en junio, a Carrero Blanco. Los dos principales problemas con los que tiene que enfrentarse el gobierno de Carrero son la legalización de las asociaciones políticas y el mantenimiento del orden público. Su respuesta fue frenar las asociaciones por temor a que se reconvirtieran en partidos políticos e intensificar la represión, como se demostró en el Proceso 1.001 contra diez miembros de CC.OO., entre ellos Marcelino Camacho, con el intento de acabar con los sindicatos clandestinos. Pero el 20 de diciembre de 1973, Carrero Blanco moría víctima de un espectacular atentado de ETA.
Al principio, el gobierno de Arias Navarro sorprende por su apertura y promesas de reforma del régimen, entre las que destaca una cierta libertad de prensa fomentada por el nuevo ministro de Información, Pío Cabanillas. Pero este aperturismo se cierra pronto por el enfrentamiento de Arias con la Iglesia, con los sindicatos, con los partidos políticos e incluso con algunos militares.
- Los enfrentamientos con la Iglesia se concretaron, sobre todo, con el obispo de Bilbao, Añoveros, que exigía del gobierno el reconocimiento de la lengua e identidad vascas.
- Los enfrentamientos con las clases obreras tienen lugar tras la subida de precios como consecuencia de la subida del precio del petróleo, lo que provocó una sucesión continua de huelgas y protestas, sobre todo en las provincias más industrializadas.
Una serie de partidos políticos, bajo la dirección del Partido Comunista (PC), constituyen en París (1974) una Junta Democrática. En respuesta, el PSOE, dirigido ya por Felipe González, constituye a su vez, al año siguiente, la Plataforma de Convergencia Democrática como alternativa a la Junta, al considerar que ésta solo representaba los intereses comunistas.
Por otra parte, unos 80 oficiales del Ejército habían creado en 1974 la Unión Militar Democrática (UMD) que, siguiendo el ejemplo de los militares portugueses en la Revolución de los Claveles, tratan de alcanzar también en España unas reformas democráticas que son frenadas por el gobierno con el cese del general Díez Alegría.
Mientras tanto, el terrorismo, no solo de ETA, sino también del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista Patriótico), grupo escindido del movimiento comunista, y del GRAPO (Grupos Revolucionarios Armados Primero de Octubre), realizaba cada vez mayor número de atentados. Ello endurece la política del gobierno que, en esta ocasión, no concede el indulto a dos activistas de ETA y tres del GRAPO, a pesar de las protestas internacionales.
En la política exterior, destacamos la pérdida del Sáhara español, como consecuencia de la Marcha Verde, que es repartido entre Marruecos y Mauritania.
La crisis final de la dictadura tiene lugar con la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975.
La Transición a la Democracia (1975-1977)
El 20 de noviembre de 1975, Carlos Arias Navarro, como Jefe de Gobierno, comunicaba a la nación la muerte de Franco. Dos días después, Juan Carlos I es proclamado rey. Su llamamiento a la tolerancia, a la libertad y al respeto de las particularidades regionales respondían a un deseo generalizado de los españoles de un cambio político pacífico, sin riesgos, que no hiciese peligrar su estatus económico. Esta transición pacífica se vio apoyada por la Iglesia que, a través del cardenal Tarancón, apuesta firmemente por un futuro democrático.
El Rey mantiene en su cargo de Jefe de Gobierno a Arias Navarro para no enemistarse con los franquistas, pero nombra a Torcuato Fernández Miranda como Presidente de las Cortes y del Consejo del Reino, con el encargo de transformar la dictadura anterior en un régimen parlamentario.
El gobierno de Arias, que contaba con ministros progresistas como Fraga en Gobernación, Areilza en Exteriores y Garrigues en Justicia, inicia un programa de reformas, como mayor libertad de prensa o el derecho de asociación, pero sin pensar en una verdadera democracia con partidos políticos de cualquier signo.
El año 1976 fue un año de huelgas y manifestaciones con el lema muy repetido de “Libertad, Amnistía y Estatuto de Autonomía”, sobre todo en Cataluña y País Vasco. Mientras, ETA continuaba sin cesar sus atentados, sobre todo contra las fuerzas del orden público.
La Unidad de la Oposición y las Primeras Elecciones
La oposición se une en marzo de 1976 en una Coordinación Democrática, más conocida como “Platajunta”, al juntarse la Plataforma socialista con la Junta Democrática comunista, además de casi todos los otros grupos democráticos, excepto los catalanes. Su programa, frente a los continuadores del franquismo, insistía en la petición de una amnistía general para los presos políticos, la legalización de los partidos y sindicatos prohibidos por la dictadura, la defensa de las libertades y la celebración de elecciones libres.
Por otra parte, facilitando la renovación democrática, Don Juan de Borbón renuncia generosamente a la Corona a favor de su hijo, Don Juan Carlos I.
En junio de 1977 se celebran las primeras elecciones democráticas desde 1936. El partido vencedor fue UCD (Unión de Centro Democrático) de Adolfo Suárez, quien rozó la mayoría absoluta, seguido del PSOE de Felipe González. Más lejos quedaron el PC de Santiago Carrillo y el partido derechista de Manuel Fraga, Alianza Popular. La Democracia Cristiana de Ruiz Jiménez y de Gil Robles ni siquiera logró representación parlamentaria. Por el contrario, obtienen escaños parlamentarios el PNV de Arzallus y CIU de Jordi Pujol.
El Gobierno de Suárez y los Pactos de la Moncloa
En el nuevo gobierno desaparecen los tres ministerios militares y destaca como ministro Fernández Ordóñez, que impulsó una Reforma Fiscal y la Ley del Divorcio (más tarde ingresará en el PSOE como ministro de Exteriores). Los objetivos del nuevo gobierno fueron: la creación de autonomías, las negociaciones para el ingreso de España en la CEE, combatir la inflación, disminuir el paro, una reforma fiscal y buscar un acuerdo entre los partidos políticos para elaborar una Constitución.
Confirmando una política de evolución pacífica y de concordia, se llega a un acuerdo firmado por partidos políticos, empresarios y sindicatos denominado Pactos de la Moncloa en octubre de 1977, con los objetivos de mejorar la economía, evitar enfrentamientos sociales y llevar a término pacíficamente la transición, con resultados altamente positivos.