La Poesía Española de 1940 a 1970
El final de la Guerra Civil cambió el panorama de la poesía española. Algunos de nuestros grandes poetas murieron durante el conflicto, como Federico García Lorca; para otros supuso el exilio, como Juan Ramón Jiménez y algunos poetas del 27, salvo Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego, que permanecieron en España.
En los años 40, junto a la figura más destacada del período, Miguel Hernández, aparecieron nuevas revistas que dieron lugar a diversas orientaciones poéticas: Escorial, Garcilaso, Espadaña, Postismo o Cántico.
Durante los años 50, las circunstancias sociales y políticas empezaron a cambiar. En este nuevo contexto sociopolítico, surgió la necesidad de dar testimonio de la situación de España a través de la literatura: la poesía social.
Hacia 1960, aparecieron las primeras críticas a la literatura realista social. Se tendió hacia una renovación de temas y formas. En este cambio estético influyó la evolución de la sociedad española. En los años 70, aparecieron los Nueve Novísimos Poetas Españoles.
Miguel Hernández (1910-1942)
Nació en Orihuela en 1910, participó como soldado junto al ejército republicano durante la guerra civil. Al acabar la contienda fue encarcelado en diversas ciudades españolas y condenado a muerte. En su producción poética se han establecido tres etapas:
- Etapa barroca: Caracterizada por una poesía de tono barroco, con obras como Perito en lunas, de influencia gongorina y vanguardista. Sobresalen las metáforas y los símbolos como medios poéticos para transmutar y enriquecer la realidad (la luna, el toro, la noria, el labrador…).
- Etapa del amor y la muerte: En 1936 publicó El rayo que no cesa. El centro vital de la obra es la pasión amorosa hacia la que sería su mujer, Josefina Manresa: el amor es un «rayo» que se clava en el corazón con trágicos presagios de muerte. En cuanto al estilo, Miguel Hernández abandonó el barroquismo de su obra anterior y presentó una poesía influenciada por Pablo Neruda.
- Etapa de compromiso: Durante la guerra, Miguel Hernández empleó su poesía para luchar por la causa republicana y escribió Viento del pueblo, obra con la que se sumó al romancero de la guerra civil. Como el viento, la voz del poeta alienta a los soldados en las trincheras, arenga a la lucha, mantiene viva la esperanza. Son poemas que lloran la muerte de Lorca, de los hombres en el frente de batalla.
Años 40: Arraigo, Desarraigo y Vanguardia
La poesía se desarrolló en torno a tres revistas principales: Escorial, Garcilaso y Espadaña.
Poesía Arraigada
Vinculada a las revistas Escorial y Garcilaso, reunió a los poetas de la generación del 36 (Luis Rosales, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo y Luis Felipe Vivanco). Se decantaron por una poesía intimista de temas líricos tradicionales: el amor, la muerte, la tierra, el paisaje, Dios, la Naturaleza. Claramente de corte renacentista y clásico. Ofrecieron una visión positiva del mundo, obviando la dura realidad española del momento.
Poesía Desarraigada
Agrupada en torno a la revista Espadaña (1944). Pertenecieron a ella una serie de escritores que reclamaban una poesía con mayor contenido humano y existencial, que reflejara la desgarradora realidad española de la época. Renació la idea de poesía como comunicación, que busca compartir con el lector problemas comunes.
Temas Principales
La angustia histórica (causada por la guerra) y la angustia existencial (la ausencia de Dios, la soledad, la muerte…). Fecha clave es el año 1944, en que se publicaron Hijos de la ira de Dámaso Alonso y Sombra del Paraíso de Vicente Aleixandre, así como la creación de la citada revista Espadaña.
Otras Tendencias: Grupo Cántico y Postismo
Además de los dos polos señalados —poesía arraigada y poesía desarraigada—, hubo escritores que intentaron enlazar con la generación del 27 y con el surrealismo. En la poesía surrealista, el deseo se constituye en el motor del mundo. Destacan el grupo Cántico de Córdoba (con poetas como Pablo García Baena o Ricardo Molina) y la revista Postismo, que buscaba una renovación vanguardista.
Años 50: La Poesía Social
Hacia 1955 se consolidó en todos los géneros el llamado «realismo social». De esa fecha eran dos libros de poemas que marcaron un hito: Pido la paz y la palabra de Blas de Otero y Cantos iberos de Gabriel Celaya. En ellos, ambos poetas superaron su anterior etapa de angustia existencial para situar los problemas humanos en un marco social. Su estela fue seguida por muchos de los que antes se inscribían en la poesía desarraigada. En cuanto a la temática, destacó la gran proporción que alcanzó el tema de España, más obsesivo aún que en los «noventayochistas».
Años 60: Superación de la Poesía Social (Generación del 50)
A finales de los 50, apareció un grupo de poetas nacidos hacia 1935 (conocidos como la Generación del 50 o Generación de los Niños de la Guerra) que buscaba una mayor elaboración del lenguaje poético y un desplazamiento de lo colectivo a lo personal. El poema es un instrumento que permite al ser humano y al poeta conocer el mundo, conocerse a sí mismo. Entre ellos destacan Ángel González o Claudio Rodríguez.
Son rasgos característicos del estilo poético de esta generación:
- Poesía como conocimiento y experiencia: Sus temas proceden de la experiencia personal. El amor es tratado de modos muy diversos, en ocasiones cayendo en el erotismo. Lo religioso, por el contrario, no abunda demasiado.
- Realismo crítico: En la atención por lo cotidiano se observan rasgos de sinceridad, actitud cívica y compromiso (Ángel González). Comparten con los poetas sociales su visión crítica de la realidad y una similar atención a los problemas de la colectividad: solidaridad y compromiso. Es característica su actitud humanista, pero no hacen de ello proclama política abierta.
- Uso de la sátira y la ironía: Por medio del humor y la ironía se revela su inconformismo.
- Dignificación del lenguaje poético: Muestran un gran interés por la obra bien hecha. Entienden el poema como una forma de comunicación sujeta a la métrica y retórica. Su estilo se caracteriza por su naturalidad y la utilización del lenguaje coloquial. Los poemas frecuentemente adoptan una estructura narrativa, aparecen anécdotas de la vida cotidiana.
Años 70: Los Nueve Novísimos
El nombre procede de una antología publicada en 1970 por el crítico José María Castellet con el título Nueve novísimos poetas españoles, que incluía a: Pere Gimferrer, Guillermo Carnero, Félix de Azúa, Antonio Martínez Sarrión, Manuel Vázquez Montalbán, Leopoldo Mª Panero, Ana María Moix, Vicente Molina Foix y José Mª Álvarez.
Entre sus características destacan:
- Preocupación por la forma y el lenguaje.
- Ruptura con la cultura tradicional e inspiración en la cultura de masas (cine, deporte, televisión, cómic, canciones).
- Culturalismo: Incorporación de referencias muy cultas a obras y autores extranjeros.
Al culturalismo se incorporaron posteriormente nuevos nombres como Luis Alberto de Cuenca y Luis Antonio de Villena.