Consolidación Industrial
El primer tercio del siglo XX, época de la Segunda Revolución Industrial, presentó en España una serie de rasgos característicos:
- Crecimiento moderado del sector secundario: Acelerado por el impacto de la Primera Guerra Mundial, que posibilitó el aumento de las exportaciones, fomentó el incremento productivo del carbón, el hierro, los alimentos, las materias primas, el textil y los productos metalúrgicos. Esto potenció el desarrollo de los centros productores.
- Escasa competitividad: Condicionada por un mercado interior poco expansivo e irregular. El proteccionismo acentuó esta dependencia, corroborada por la dependencia de capitales, materias primas y tecnología extranjera.
- Regionalización industrial: Consolidó la industria en las zonas tradicionales. En Cataluña, ramificó y diversificó su producción en los sectores químico, hidroeléctrico, cementero y metalúrgico.
- Disminución progresiva del peso de la industria de bienes de consumo.
- Consolidación del sector bancario: Clave para expandir la inversión y los medios de pago. Se crearon grandes bancos. La estrecha unión entre banca e industria, iniciada en estos años, ha perdurado hasta la actualidad.
Los Sectores Industriales
El sector líder de la industrialización española desde el siglo XIX, la industria textil del algodón, continuó concentrado en un 90% en Cataluña. Contribuyó a impulsar otros sectores: alimentación, química, eléctrica, etc. Otras industrias de consumo experimentaron un crecimiento y un progreso técnico notable, estimuladas por el crecimiento de la demanda urbana y por la disminución de los costes energéticos que conllevó la introducción de la electricidad. A veces se situaron en zonas que no habían experimentado la primera fase de la industrialización, donde se desarrolló una importante industria conservera. La industria siderúrgica se desarrolló gracias a los capitales acumulados. Los grandes beneficios de Altos Hornos de Vizcaya estimularon la creación de Altos Hornos del Mediterráneo. Las empresas de construcciones mecánicas, navales y de material ferroviario también experimentaron innovaciones.
Las Nuevas Industrias
El elevado precio del carbón motivó que la energía eléctrica alcanzara un gran desarrollo y desplazara el vapor en las industrias. Las innovaciones tecnológicas que permitieron transportar la electricidad a grandes distancias y el establecimiento de líneas de alta tensión fomentaron la construcción de grandes centrales hidroeléctricas. Las inversiones de capital para explotar y distribuir el fluido eléctrico potenciaron la creación de grandes empresas. El sector químico experimentó un gran empuje con la fabricación de abonos, tintes, blanqueantes, explosivos y fibras artificiales. El cemento alcanzó una gran difusión y diversificación regional. El petróleo y el motor de explosión revolucionaron los medios de transporte terrestre y se desarrolló la nueva industria del automóvil. En España, se desarrolló tardíamente.
La Consolidación de la Industria Catalana
La industria catalana se diversificó y nuevos sectores industriales comenzaron a desarrollarse. La inversión extranjera actuó como motor de esta expansión industrial. La explotación de las sales potásicas, la producción de cemento, la industria química, las industrias mecánicas y eléctricas, la industria de la confección del cuero y del calzado, y la del papel y las artes gráficas impulsaron la industrialización en Cataluña en un momento de crisis. La industria textil experimentó cambios importantes. En primer lugar, aparecieron nuevas especializaciones textiles. Finalmente, el desarrollo de las comunicaciones, gracias al teléfono y al telégrafo, impulsó el sector. En 1924 se creó Radio Barcelona.
Cambios Demográficos y Sociales
La sociedad española de los primeros 30 años del siglo XX experimentó una serie de transformaciones. El crecimiento sostenido permitió completar el modelo de desarrollo demográfico y su notable concentración en las ciudades estimuló cambios urbanos considerables.
El Crecimiento de la Población
La población aumentó desde 1900 con tasas de crecimiento vegetativo elevadas. La combinación de unas tasas de natalidad elevadas y un descenso acusado de la mortalidad propició este crecimiento. Las causas de estos cambios se deben buscar, en cuanto a la natalidad, en la modernización de la sociedad, que aumentó el control de la natalidad a fin de adaptarse a la vida urbana. El descenso de la mortalidad está relacionado con las mejoras higiénicas, sanitarias, de servicios públicos y de la alimentación. La última gran epidemia, la gripe española, debido a los movimientos de las tropas durante la Primera Guerra Mundial, provocó más de 50 millones de muertes en todo el mundo. El aumento de la población fue superior en las clases altas y en la periferia peninsular, mientras que las clases bajas crecieron menos. En algunas regiones, la población aumentó aceleradamente, lo que favoreció una corriente migratoria hacia las regiones industrializadas. En las regiones más industrializadas (Cataluña y País Vasco), el crecimiento poblacional se debió en buena medida a la inmigración.