Transformación Demográfica e Industrialización en España: Un Análisis Histórico

Transformación Demográfica e Industrialización en España

El crecimiento demográfico y económico durante la época de la Restauración generó un problema social cada vez más grave para las clases trabajadoras. Este crecimiento no se vio compensado con un progreso económico equitativo, y la emigración no logró ser una solución definitiva.

La tasa de crecimiento poblacional se mantuvo baja durante la segunda mitad del siglo XIX, debido a epidemias, crisis económicas y las guerras coloniales. La economía agraria, el retraso y las limitaciones de la industrialización impulsaron la emigración.

La sociedad de los primeros años 30 experimentó transformaciones que afectaron su ritmo de crecimiento y distribución espacial. La modernización económica influyó en la composición de la población.

Crecimiento Demográfico y sus Causas

La población española creció debido a elevadas tasas de natalidad y un importante descenso de la mortalidad, gracias a mejoras sanitarias, de servicios públicos y de la alimentación. Así, España adoptó el modelo demográfico occidental, aunque con un siglo de retraso respecto al resto de Europa.

El aumento de la población fue más notable en las clases altas y en la periferia peninsular, mientras que las clases bajas y las regiones del centro crecieron menos, en relación con el grado de industrialización. Sin embargo, en algunas regiones, el aumento de la población motivó una corriente migratoria hacia las regiones más industrializadas de la periferia peninsular y Madrid.

Migraciones Internas y Urbanización

El aumento de la población intensificó la movilidad espacial. Las migraciones interiores se dirigieron principalmente a las regiones industriales y a las capitales de provincia.

El proceso de urbanización estuvo asociado a la transformación económica del país. A medida que la agricultura perdía peso y la industria y los servicios ganaban terreno, se produjo la desruralización de la sociedad española y la consiguiente urbanización.

El acelerado crecimiento urbano acrecentó el proceso de transformación urbanística. Las ciudades no pudieron absorber el rápido crecimiento, lo que provocó graves desequilibrios y problemas urbanísticos. La falta de viviendas propició la autoconstrucción.

A pesar de ello, la remodelación y la construcción de nuevos barrios estaban en pleno desarrollo. El ensanche ofrecía un trazado geométrico regular, mientras que las capas populares, tradicionales y los inmigrantes se asentaban en viviendas del casco antiguo. En Barcelona, Madrid y otras poblaciones surgieron barrios destinados a albergar inmigrantes.

Las ciudades comenzaron a incorporar el alumbrado eléctrico, gas y los ferrocarriles metropolitanos.

Emigración Exterior

La emigración exterior alcanzó cifras destacadas. La principal área emisora fue Galicia, seguida del centro y sur de España. Canarias también mostró tasas elevadas.

El Proceso de Industrialización en España

La lentitud del proceso de industrialización en España provocó que los niveles de renta y producción fueran inferiores a los europeos, y que la agricultura continuara siendo la actividad principal. La industrialización en España fue lenta y carente de planificación. Convivían dos mundos: unas pocas áreas en la periferia y una zona interior dedicada a actividades agrarias. La excepción era Madrid, donde crecieron industrias de bienes de uso y consumo.

  • Áreas agrarias del interior: Dedicadas a cultivos extensivos de productos de gran consumo, resistiendo la competencia. También se desarrolló una agricultura basada en el viñedo.
  • Áreas industriales: Producían para el mercado nacional debido a sus altos costes y baja productividad, que les impedían competir en los mercados internacionales.
  • Áreas periféricas mediterráneas: Producían productos hortofrutícolas, aceite y vinos, favoreciendo materias primas y bienes de equipo.
  • Canarias: Se especializó en la producción de tomates, plátanos y tabacos, productos de exportación beneficiados por el desarrollo de sus puertos, como el de la Luz y el de Santa Cruz.

Proteccionismo y Nacionalismo

Los primeros diez años fueron de expansión económica gracias a la filoxera francesa, que impulsó las exportaciones de vino español. La invención del convertidor de Bessemer y la dependencia británica del hierro vasco impulsaron la siderurgia vizcaína.

En 1885-1887 la situación cambió, obligando al Estado a regresar a una política proteccionista.

El proceso de industrialización fue muy desequilibrado sectorial y regionalmente. Solo lograron despegar la industria textil catalana y la industria siderúrgica vasca. La industrialización de España fue lenta y muy localizada, debido a:

  1. Bajo nivel de vida del conjunto de la población.
  2. Inexistencia de un mercado uniforme a nivel nacional.
  3. La decisión de los detentadores del capital de invertir en empresas no industriales.
  4. La ausencia o insuficiencia de una política industrial.
  5. Carencia de materias primas.