Tradiciones que trajeron los españoles a América

BLOQUE 1 

EXplica las diferencias entre la economía y la organización social del Paleolítico y el Neolítico

Economía-


Paleolítico

Se trataba de una economía depredadora, es decir, que aprovecha lo que la naturaleza crea sin reponerlo. Las sociedades vivían de la caza, la pesca el carroñeo y la recolección.Se trataba de una economía depredadora, es decir, que aprovecha lo que la naturaleza crea sin reponerlo. Las sociedades vivían de la caza, la pesca el carroñeo y la recolección.Se trataba de una economía depredadora, es decir, que aprovecha lo que la naturaleza crea sin reponerlo. Las sociedades vivían de la caza, la pesca el carroñeo y la recolección.

NeolíticO

Comienzan a producir su propio alimento mediante la agricultura y la ganadería. Estas actividades permiten la aparición de un excedente con el que se puede comerciar y una división especializada del trabajo que favorece el desarrollo tecnológico que realimenta la productividad de las actividades agropecuarias. En consecuencia, los excedentes alimentarios permiten la aparición de actividades como la elaboración de tejidos, la fabricación de cerámica, el pulimento de la piedra, el comercio.Comienzan a producir su propio alimento mediante la agricultura y la ganadería. Estas actividades permiten la aparición de un excedente con el que se puede comerciar y una división especializada del trabajo que favorece el desarrollo tecnológico que realimenta la productividad de las actividades agropecuarias. En consecuencia, los excedentes alimentarios permiten la aparición de actividades como la elaboración de tejidos, la fabricación de cerámica, el pulimento de la piedra, el comercio.Comienzan a producir su propio alimento mediante la agricultura y la ganadería. Estas actividades permiten la aparición de un excedente con el que se puede comerciar y una división especializada del trabajo que favorece el desarrollo tecnológico que realimenta la productividad de las actividades agropecuarias. En consecuencia, los excedentes alimentarios permiten la aparición de actividades como la elaboración de tejidos, la fabricación de cerámica, el pulimento de la piedra, el comercio.Comienzan a producir su propio alimento mediante la agricultura y la ganadería. Estas actividades permiten la aparición de un excedente con el que se puede comerciar y una división especializada del trabajo que favorece el desarrollo tecnológico que realimenta la productividad de las actividades agropecuarias. En consecuencia, los excedentes alimentarios permiten la aparición de actividades como la elaboración de tejidos, la fabricación de cerámica, el pulimento de la piedra, el comercio.Comienzan a producir su propio alimento mediante la agricultura y la ganadería. Estas actividades permiten la aparición de un excedente con el que se puede comerciar y una división especializada del trabajo que favorece el desarrollo tecnológico que realimenta la productividad de las actividades agropecuarias. En consecuencia, los excedentes alimentarios permiten la aparición de actividades como la elaboración de tejidos, la fabricación de cerámica, el pulimento de la piedra, el comercio.

Organización Social:


Paleolítico

Eran grupos nómadas que se desplazaban de forma estacional siguiendo el alimento. Los individuos se reunían en pequeños grupos, con una organización muy elemental.Eran grupos nómadas que se desplazaban de forma estacional siguiendo el alimento. Los individuos se reunían en pequeños grupos, con una organización muy elemental.

Neolítico

La necesidad de vivir junto a los cultivos hizo que disminuyeran los desplazamientos, lo que impulsó el sedentarismo y la aparición de poblados estables.

DEFINE EL CONCEPTO DE ROMANIZACIÓN Y DESCRIBE

LOS MEDIOS EMPLEADOS PARA LLEVARLA A CABO.

La Romanización es el proceso de aculturación de las zonas conquistadas por Roma durante la República Romana o durante el Imperio.

Mediante este proceso los pueblos autóctonos conquistados empezaron a usar tecnologías, instituciones políticas y religiosas, formas organizativas o

principios de derecho de tipo romano, y en muchos casos también pasaron por un proceso de sustitución lingüística por el cual pasaron poco a poco a usar latín.

La lengua latina se difundíó por todo el Imperio, tanto como lengua de cultura como lengua hablada, y se impuso a la mayoría de las lenguas

autóctonas. El latín pervivíó tras la caída del Imperio y fue la base sobre la que se formaron las posteriores lenguas romances peninsulares (castellano, gallego, catalán, portugués).

Se extendíó el uso del Derecho romano, que regula las relaciones privadas como las instituciones políticas y su funcionamiento. Hoy en parte se mantiene vigente y constituye el núcleo fundamental de todo el Derecho de

Occidente.

La difusión de las religiones existentes en Roma, desde los dioses propios del culto romano, basado en la triada capitolina (Júpiter, Juno y Minerva) practicado en todo el Imperio, así como el culto imperial (elemento de cohesión de las diversas provincias romanas). A partir del siglo III, el cristianismo se difundíó por Hispania y sus seguidores fueron perseguidos hasta la proclamación del edicto de Milán (313 d. C.) que declaró la libertad religiosa.

Por último el patrimonio artístico es otro de los grandes legados de Roma. Deja constancia del urbanismo que aplicaron en sus ciudades, edificios y obras de ingeniería (foros, acueductos, templos, circos, anfiteatros) con gran Sentido práctico y funcional. Las villas agrícolas muestran una compleja arquitectura, decorada con mosaicos y esculturas al gusto romano. La integración de Hispania en la cultura romana se muestra en el hecho de que nuestro territorio fue cuna de intelectuales como Séneca, Quintiliano y Marcial, y de emperadores como Trajano, Adriano y Teodosio. Las fases serían adopción del latín, primero de forma oficial e inicialmente por parte de las élites; penetración de las costumbres: ropas, arquitectura, y de las religiones existentes en Roma, tanto la propia como las orientales: cultos a Cibeles, Mitra y cristianismo; adopción de bienes materiales romanos y progresiva introducción de las materias primas y tecnologías necesarias para producirlos. Eso comporta además la adopción de la moneda y el sistema de unidades de medida romano, etc; adopción progresiva del latín por parte de los estratos populares y aceptación generalizada del derecho romano. Abandono definitivo de ciertos elementos autóctonos y homogeneización de la cultura material con la metrópoli romana. El culmen de

la romanización llegó en algunos lugares con la concesión de la ciudadanía

romana a los habitantes del lugar, que fue general en el año 212.


Bloque 2 

RESUME LOS CAMBIOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y

CULTURALES INTRODUCIDOS POR LOS MUSULMANES EN AL

ÁNDALUS.

4.1. LA ECONOMÍA

La España musulmana supuso importantes cambios en el terreno económico. En la agricultura los musulmanes impulsaron la práctica del regadío, con novedades Tan significativas como la noria, al tiempo que difundieron cultivos como los cítricos, el arroz, el algodón o el azafrán. No obstante, los cultivos principales de las tierras hispanas siguieron siendo los mismos que en la época romano-visigoda: los cereales, la vid y el olivo. En la ganadería, el descenso de la cabaña porcina por la prohibición coránica, se compensó con el desarrollo del ganado ovino o equino. La apicultura  vivíó un desarrollo espectacular. En la minería sobresalíó la extracción de plomo, cobre, cinabrio y oro, que se obténía del lavado de diversos cursos fluviales. La producción de manufacturas se desarrolló fuertemente, en especial la producción textil, en la que destacaron los brocados cordobeses o los tejidos de Zaragoza. La cerámica, las armas, la fabricación de papel y de vidrio, y el trabajo de las pieles y los metales preciosos tuvieron presencia en las ciudades de Al-Ándalus En cuanto al comercio, actividad muy elogiada en los propios textos coránicos, se vio favorecido por la acuñación de dos tipos de monedas, el dinar de oro y el dírhem de plata, y por la densa red viaria heredada de tiempos romanos. El comercio interior se efectuaba en el zoco de las ciudades, donde ocupaban un puesto privilegiado los bazares, centros en los que se vendían productos de gran calidad. En  os zocos también había alhóndigas, centros que servían para almacenar mercancías, así como para alojar a los comerciantes que venían de fuera. Al-Ándalus mantuvo también un intenso comercio exterior, tanto con los restantes países islámicos como con la Europa cristiana. Exportaba, ante todo, productos agrícolas (aceite, azúcar, higos, uvas), minerales y tejidos, e importaba especias y productos de lujo del Próximo Oriente; pieles, metales, armas y esclavos de la Europa cristiana; y oro y esclavos negros procedentes del territorio africano de Sudán.

4.2. ESTRUCTURA SOCIAL

Presenta una gran diversidad y complejidad. Durante la conquista la población hispano-goda no superaba los 4 millones de habitantes; y los musulmanes invasores supónían entre 50.000 y 60.000. El Islam se implantó en la Península mediante la conversión de la gran parte de la población autóctona. La nobleza hispano-goda y la mayoría de la población campesina se islamizó. Posteriormente llegaron grupos islamizados (norteafricanos, sirios, egipcios, persas, etc.), que se integraron como soldados o campesinos arrendatarios.

En la parte más alta de la jerarquía social y económica se encontraba “LA JASSA”, compuesta por una aristocracia, mayoritariamente árabe, aunque había algunas familias de origen visigodo. Eran una minoría que ostentaba cargos y privilegios, y poseían enormes propiedades territoriales. Eran los beneficiarios directos de los ingresos fiscales y de los botines de guerra.
Por debajo estaba “LA FAMNIA”, que estaba compuesta por burguésía (pequeños funcionarios, artesanos, comerciantes…). Los campesinos y la plebe urbana (formada por todos los grupos étnicos). Los bereberes eran el grupo más numeroso, y se dedicaban al pastoreo y tenían una situación muy humilde. La mayor parte de las clases populares eran hispano-godos cristianos convertidos al Islam (muladíes): pagaban menos impuestos que los no convertidos, tenían reconocimiento jurídico; y su posición subordinada respecto a la aristocracia árabe (motivo conflictos). A continuación estaban LAS “GENTES DEL LIBRO” (la Biblia), que tenían un trato especial DHIMNA o protección. Eran cristianos y judíos a los que se le garantizaba la vida, la propiedad de sus bienes y la liberta de culto (cierta tolerancia religiosa). Los mozárabes (cristianos que vivían en territorio musulmán), tenían una situación similar a los muladíes, pero pagaban mayores impuestos. A mediados del siglo IX, su resistencia a la islamización derivó en revueltas que provocaron migraciones hacia los reinos cristianos. La comunidad judía recibíó a los musulmanes como libertadores (persecuciones del período visigodo). Se les permitíó un alto grado de autonomía jurídica, y la organización de sus propias comunidades (juderías), teniendo sus propios tribunales. Con los almohades se terminó ese periodo de tolerancia.

Para terminar estaban los ESCLAVOS que desempeñaban distintas funciones para los sectores dirigentes que los compraban: Guardia personal de emires y califas. Su origen era diverso, como los negros africanos de Sudán; y los blancos eslavos. En compensación por sus servicios se fueron emancipando, se islamizaron y formaron un grupo social importante (eslavos).

4.3. EL LEGADO CULTURAL

El árabe permitíó que los conocimientos se trasmitieran fácilmente de un territorio a otro y que se integrasen culturas diversas (orientales islamizadas). Los conocimientos de la cultura grecolatina y las aportaciones de persas, egipcios, indios, sirios o hispanos conformaron una cultura variada y ecléctica. Destacaron los estudios matemáticos y las ciencias aplicadas; Estudios y aportaciones sobre los sistemas hidráulicos y de irrigación; la fabricación de porcelanas y papel; producción de perfumes o bálsamos. Recuperaron y ampliaron los conocimientos clásicos sobre medicina y cirugía; y desarrollaron el estudio del firmamento y de los astros hasta convertirlo en una ciencia: la astronomía. En la etapa califal, Córdoba se convirtió en el centro de irradiación islámica hacia Europa y en un atractivo foco cultural, con la traducción de obras científicas griegas, indias, persas o chinas permitíó su divulgación en Occidente. Los árabes introdujeron de este modo en Europa la numeración arábiga (inventada en India). Otras aportaciones fueron el desarrollo de una nueva poesía popular vinculada a la vida cotidiana desde mediados del siglo IX; a filosofía fue cultivada por figuras como Averroes y Maimónides. Hubo importantes geógrafos e historiadores cuyos textos, han llegado hasta nuestros días, y destacaron como médicos, Abul-Qasim, precursor de la cirugía, y Avenzoar, autor de un famoso tratado de medicina general. Desde el punto de vista artístico las carácterísticas del Islam son que ofrece una notable diversidad de formas, debido a la variedad de influencias que recibíó; la prohibición coránica de representar imágenes que se pudieran convertir en objeto de

culto; y que se dedicaron esencialmente a la arquitectura y las artes decorativas.

En arquitectura predominan las construcciones en ladrillo y las formas

responden casi todas a una combinación de estructuras simples de tipo cúbico y

esférico. La pobreza de materiales originales comporta una profusa decoración con

mármoles, mosaicos alicatados, yeso y pinturas. Los temas decorativos son epigráficos,

geométricos o vegetales. La influencia oriental motivo la utilización de arcos y cúpulas.

El arte islámico presenta una gran variedad de arcos: herradura, lobulado,

peraltado, etc. Las bóvedas y las cúpulas presentan múltiples formas constructivas

(trompas y pechinas) o decorativas (gallones, mocárabes, etc.). El edificio más

representativo es la mezquita, pero hay también abundantes ejemplos de madrazas

(escuelas coránicas), palacios, fortalezas, mercados y baños públicos.

En Al-Ándalus, podemos distinguir distintas épocas arquitectónicas. Época

califal (Siglo X): mezquita de Córdoba y los palacios de Medina Azahara y de Medina al-

Zahira; Época de las taifas (Siglo XI): palacio-fortaleza de la Aljafería (Zaragoza) y las

alcazabas de Málaga y Almería. Época almohade (Siglo XII): La Giralda y la Torre del

Oro (Sevilla); y Época nazarí (Siglo XIV): la Alhambra de Granada.

En las artes decorativas destaca la cerámica, decorada con gran variedad de motivos y

colores; la miniatura para ilustrar los libros, con representaciones de escenas de la vida

cotidiana y del profeta (sin mostrar su rostro); y el tejido de tapices y la orfebrería.


BLOQUE 3 

 Explica las causas y consecuencias de los hechos más relevantes de 1492. 

Los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, presiden una época decisiva de la historia de España (1479-1516). La uníón de Castilla y Aragón fue mucho más que una vulnerable uníón personal: iba, al menos, a cristalizar en numerosas instituciones y proyectos comunes. En este proceso el año 1492 fue significativo pues en él se producen los siguientes acontecimientos: la rendición de Granada, el descubrimiento de América por Colón y la expulsión de judíos, con el fin de cohesionar España en torno a la fe católica.

1. La conquista de Granada

La idea de la Hispania romana-visigoda, como superior integración peninsular, perduró durante la Edad Media. Basándose en esta idea los Reyes Católicos orientaron su política hacia la consecución de la unidad ibérica. Esto implicaba anexionarse el reino musulmán de Granada. La guerra de Granada duró once años (1481-1492) en el transcurso de los cuales los RRCC esgrimieron conjuntamente las armas y la diplomacia. Granada capituló en 1492 incorporándose al reino de Castilla. Los RRCC garantizaron a los musulmanes la libertad religiosa y la conservación de sus bienes y costumbres. Sin embargo, en 1499 el cardenal Cisneros dejó de respetar las capitulaciones y obligó a los musulmanes a convertirse al cristianismo o a abandonar Castilla. Con esta conquista finalizan ocho siglos de presencia musulmana en España y la sustitución de una política tolerante que permitíó la convivencia pacífica de cristianos, musulmanes y judíos (salvo algunos períodos) por otra política de conversiones forzosas y expulsiones que conllevó una política de intransigencia religiosa.

2. La expulsión de los judíos

En la sociedad española de fines del Siglo XV existían grupos marginados: judíos y musulmanes. Estos grupos planteaban al nuevo Estado un problema pues la convivencia de tres religiones, unido a la existencia de lenguas, tradiciones, legislación diferentes hacían difícil la convivencia en un nuevo Estado que necesitaba nexos de uníón. Ambos monarcas decidieron que la unidad religiosa era necesaria y actuaron duramente contra las dos minorías religiosas. La religión contribuyó a hacer de la fe cristiana el elemento común y definidor de la “esencia” última de la Península (con exclusión, por ello, de judíos y musulmanes). Así, en 1478, obtuvieron del Papado el permiso para el establecimiento de la Inquisición con el fin de perseguir a los supuestos “falsos conversos” y, a finales de Abril de 1492, los Reyes Católicos decretaron la expulsión de sus reinos de todos aquellos judíos que no se bautizaran. La Inquisición sería un instrumento de control político de la monarquía, con jurisdicción, además, sobre ambas coronas, por encima de los distintos ordenamientos de estas. La Inquisición o Tribunal del Santo Oficio se convirtió, entonces, en un sistema de información y represión que permitíó silenciar las voces contrarias a los intereses de la monarquía. La intolerancia se abatíó pronto sobre España y acabó definitivamente con el mestizaje surgido en los siete siglos de vida en común. La expulsión de los judíos supuso una gran pérdida, además de cuantitativa, cualitativa

3. El descubrimiento de AméricA

Por último el gran acontecimiento de 1492 fue, sin duda, el descubrimiento de América. Con la desaparición del Imperio Bizantino, al ser conquistada Constantinopla por los turcos en 1453, y la aparición del Imperio Otomano se incrementan las dificultades para llegar a Asía por el Mediterráneo, lo que obliga a los europeos a buscar rutas alternativas para conseguir los productos de las Indias: especias y metales preciosos. 

El desarrollo de los acontecimientos fue el siguiente: Cristóbal Colón pretendía llegar a la India por la ruta inexplorada del oeste (pensaba que la distancia era más corta de lo que es en realidad). Rechazado su proyecto por varios países europeos fue aceptado por los RRCC, alcanzando un acuerdo con Colón que se plasmó en las Capitulaciones de Santa Fe, donde Colón obtuvo una serie de concesiones. Así el 12 de Octubre de 1492 se descubríó América. Colon realizó en total cuatro viajes a Las Indias sin saber que, en realidad, había llegado a un nuevo continente.

Para acabar con la rivalidad entre Castilla y Portugal por el control del Atlántico se establecieron varios tratados entre ambas monarquías que consiguieron resolver los conflictos relativos a los límites de su expansión. El más importante fue el Tratado de Tordesillas que establecía una línea de separación entre las dos grandes potencias y que reservaba para Portugal la ruta que bordea áfrica y una pequeña área en América que se convertiría en el futuro Brasil, para Castilla quedaba el resto de América.

COMPARACIÓN ENTRE EL Imperio DE Carlos V Y LA MONARQUÍA HISPÁNICA DE Felipe II

A la muerte de Fernando el Católico ocupó el trono de la monarquía hispana Carlos I de España y V de Alemania. Heredó por parte de Maximiliano de Austria los territorios patrimoniales de Austria, pertenecientes al Sacro Imperio Romano Germánico; por parte de María de Borgoña los Países Bajos y el Franco Condado; por parte de Isabel la Católica la Corona de Castilla con Navarra y América y por parte de Fernando el Católico, la Corona de Aragón y los territorios italianos.

Carlos I: El Imperio Universal (1517-1556)

La múltiple herencia de Carlos I parecíó concentrar en este monarca, elegido Emperador en 1519, el ideal medieval del Imperio: restaurar la Monarquía Universal o Universitas Christiana. Se conoce con este nombre al ideal del emperador Carlos V, que pretendía la unidad religiosa en Europa y la defensa del cristianismo frente a las amenazas de protestantes y el Imperio Turco. Esta compleja trama se desarrolla en tres etapas:

Carlos I obtuvo grandes victorias en Italia frente a Francia y al Papado (Pavía 1525) que le permitieron ocupar el Milanesado. / Tuvo que enfrentarse contra la alianza formada por Francia y los príncipes alemanes luteranos (asociados en la Liga de Smalkalda) /  Intenta solucionar el problema alemán en sus dos aspectos: militar y religioso. En el primero logrando la derrota de la Liga de Smalkalda en la batalla de Mülhberg (1547). El segundo, logrando convocar el Concilio de Trento en un claro intento de reconciliar a la Iglesia católica con los reformados. Pero no fueron soluciones definitivas en ninguno de los dos campos. En el religioso, porque ambas posturas se radicalizaron. En el militar, porque Francia acudíó en auxilio de los príncipes luteranos. Al final de su reinado, Carlos I tuvo que reconocer el fracaso de su idea imperial firmando el Acuerdo de Augsburgo (1555)  Carlos I finalmente abdicó en su hijo, Felipe II.

Felipe II: El Imperio hispano

Frente a la idea del Imperio Universal de Carlos I, la época de Felipe II será la del período de hegemonía española (el Imperio hispano). Felipe II aspira a entregar a España el dominio sobre Europa. Sin embargo, todos los países de Europa lucharán para impedir el dominio español. La política exterior de Felipe II se desarrolla en las siguientes etapas:

Control de Francia, al obtener los ejércitos españoles la victoria de San Quintín (1557). Esta victoria convierte a Felipe II en el árbitro de la política francesa hasta finales de siglo.

Choque contra el Imperio turco-otomano en el Mediterráneo: El poderío de los turcos era cada vez mayor. Esta amenaza provocó la reacción cristiana con la formación de la Liga Santa formada por España, Venecia y el Papado y dirigida por Felipe II. Esta liga tuvo un éxito con la victoria de Lepanto (1571), asestando un fuerte golpe a la supremacía turca en el Mediterráneo.

La cuestión de los Países Bajos: Heredados de la casa de Borgoña, los Países Bajos no aceptaban el dominio de un rey extranjero, . La sublevación comienza en 1566, y aunque los tercios españoles obtuvieron éxitos militares importantes, no lograron dominar la resistencia holandesa que contó con el apoyo británico y de los reformados alemanes.

Incorporación de Portugal (1580): Felipe II hereda el reino de Portugal a la muerte del rey portugués enarbolando sus derechos dinásticos (su madre pertenecía a la familia real portuguesa). En 1581 las Cortes de Tomar reconocen soberano a Felipe II, que jura respetar todas las libertades portuguesas. Con esta incorporación une, también, a su corona todo el Imperio colonial portugués con sus bases en América (Brasil), África y Asía.

Enfrentamiento hispano-británico: Al llegar al trono Isabel I, Inglaterra inicia su política de expansión por el Atlántico, creando una poderosa marina, fomentando la piratería contra las naves españolas que vienen de América y apoyando la rebelión de los Países Bajos, para impedir un poder hegemónico en el continente. Felipe II mandará la Armada Invencible contra Inglaterra sufriendo un estrepitoso desastre (1588).


BLOQUE 4

DETALLA LAS CarácterÍSTICAS DEL NUEVO ORDEN EUROPEO SURGIDO DE LA PAZ DE Utrecht Y EL PAPEL DE ESPAÑA EN ÉL


A pesar de los desmembramientos del s. XVII España era, a principios del Siglo XVIII cuando se produce la muerte de Carlos II (1700) una importante potencia territorial. Austria, con un Habsburgo en su trono, quería seguir conservando su tradicional potencia dinástica. Holanda e Inglaterra, potencias marítimas y comerciales, deseaban, por encima de todo, un equilibrio continental que impidiese cualquier hegemonía sobre Europa. Francia, tras aceptar el testamento de Carlos II, quien dejó como heredero al candidato francés Felipe de Anjou frente al candidato austriaco el archiduque Carlos, rompe los pactos previos con las anteriores potencias (repartirse el Imperio español) e inicia una serie de gestos agresivos (pretende utilizar los territorios españoles para su propio beneficio). Las potencias europeas entonces se unen a Austria en la Gran Alianza, en abierta oposición al candidato francés, Felipe de Anjou. Esto supone el inicio de la guerra de Sucesión española.

Dentro de la perspectiva interna española, la elección de Felipe V como rey de España presentará el temor de los reinos de Aragón a que el centralismo borbónico, ya ejercido en Francia, suprima sus tradicionales instituciones forales. La Corona de Aragón se aliará, por tanto, con la potencias de la Gran Alianza, en contra del candidato borbónico. Castilla y el resto del territorio peninsular (Navarra) apoyarán, por el contrario, al candidato francés.

La guerra de Sucesión (1701-1713/15) acabará con la Paz de Utrecht (1714), que confirma a Felipe V como Rey de España, a cambio de reducir al territorio peninsular los dominios de la Corona española. Por el Tratado de Utrecht, todos los territorios españoles en Italia pasan a Austria (excepto Sicilia que pasa a Saboyá). Austria recibe también los territorios españoles de los Países Bajos (Bélgica y Luxemburgo fundamentalmente). Holanda consigue una serie de plazas defensivas para prevenir ataques de Francia y diversas concesiones mercantiles. No obstante, la gran beneficiada de Utrecht será Gran Bretaña. Conseguido el equilibrio continental, queda libre para organizar un gran Imperio comercial que abarcará todos los continentes. Conseguidos los territorios españoles de Gibraltar y Menorca; dominará, con estas dos bases estratégicas, el Mediterráneo y las rutas del Próximo Oriente. Además obtiene de España la exclusividad en el comercio de esclavos negros (“Asiento de negros”) y el llamado “Navío de permiso”, un barco de 500 toneladas que podrá comerciar una vez al año con América; esto significa el inicio de la ruptura del monopolio comercial que España manténía respecto a América. Francia, por su parte, cedíó a Inglaterra grandes territorios e islas en América del Norte (como Terranova).

En el plano peninsular, el fin de la guerra y la llegada de los Borbones al trono español, supuso la imposición, en la Corona de Aragón, de los denominados “Decretos de Nueva Planta”, donde se impuso el centralismo político. Los países de la Corona de Aragón perdieron sus instituciones de gobierno, incluyendo sus Cortes. Triunfa, pues, el absolutismo centralista y uniformista que ya existía en Francia.

En el plano internacional Utrecht impone un nuevo orden internacional basado en el equilibrio continental que defendía Inglaterra. Aparece un nuevo mapa político donde España resultó ser la gran perdedora al perder todos sus territorios europeos. Utrecht acabó también con la hegemonía ejercida por Francia en la segunda mitad del Siglo XVII. El nuevo sistema se basó en el equilibrio entre tres grandes potencias: Francia, que sale agotada por las guerras impuestas por Luis XIV. Austria, que se convertirá en el territorio más extenso y poblado de Europa pero carente de unidad. Inglaterra, se convertirá en la gran potencia del siglo, sobre la base de su creciente fuerza marítima y su desarrollo comercial. España, que había sido la gran potencia hegemónica desde el Siglo XVI, quedó relegada a potencia de segundo rango, como aliada de Francia y rival de Inglaterra y Austria.

EXPLICA LAS CAUSAS DE LA GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA Y LA COMPOSICIÓN DE LOS BANDOS EN CONFLICTO


A. Causas de la Guerra de Sucesión española

Tras las paces de Westfalia (1648) y de los Pirineos (1659), España había perdido su hegemonía en Europa, pero en el reinado de Carlos II (1665-1700) se convirtió en la víctima favorita de las potencias europeas, en especial de la poderosa y emergente Francia. Además, cuando Felipe IV murió Carlos II era un débil niño de apenas cuatro años de edad. A lo largo de su reinado Carlos II se casó dos veces, pero no obtuvo descendencia con ninguna de ellas. Al finalizar el siglo nadie dudaba de la necesidad de elegir un sucesor para el trono español y se fueron perfilando dos candidatos posibles:

El archiduque Carlos de Austria, de la línea austriaca de la Casa de Habsburgo.

Felipe de Anjou, de la Casa de Borbón y nieto del rey francés Luis XIV

A pesar de sus problemas económicos, sociales, administrativos y estructurales, la Corona española era apetitosa para el resto de potencias, sobre todo para Francia y Austria, que no dejaron de intrigar en las cortes para intentar imponer sus candidatos al trono. La Corte española se convirtió en un auténtico hervidero de intrigas y luchas por el poder entre facciones rivales. Carlos II, poco antes de su fallecimiento, nombró como heredero a Felipe de Anjou con la intención de asegurar la monarquía española con el apoyo de Francia (cuya hegemonía en Europa era indiscutible) y evitar así su desmembración territorial. Sin embargo, el peligro de uníón de las dos Coronas, española y francesa, llevó al resto de potencias a crear en 1701, la Gran Alianza de la Haya. Inglaterra y el Imperio Austriaco declararon la guerra a Francia y a la Monarquía española de Felipe V, provocando la Guerra de Sucesión española. Esta guerra fue al mismo tiempo una contienda europea y una Guerra Civil española:

Como guerra europea se enfrentaron el bando francoespañol y la Gran Alianza antiborbónica (Inglaterra, Austria, Holanda y otros).

Como Guerra Civil española, se puede afirmar que la Corona de Aragón (Aragón, Cataluña y Valencia) fue mayoritariamente partidaria del candidato austriaco, mientras que la Corona de Castilla apoyó a Felipe V.

B. Composición de los bandos en conflicto

Todos los bandos en conflictos participaron en esta contienda en la defensa de sus intereses:

Francia: Las aspiraciones de Francia, bajo el reinado de Luis XIV (el “Rey Sol”) eran seguir arrebatando territorios europeos a España y la eliminación de toda posibilidad de cercamiento por unas u otras potencias (lo que le opónía a la dinastía Habsburgo, presente en Viena y Madrid). Además con la candidatura al trono español Luis XIV obró como si fuera el rey efectivo de España. Esto podría conducir en un futuro a la uníón en una misma Corona de dos grandes potencias, Francia y España, cuya hegemonía sería indiscutible.

Austria: El mantenimiento de la Corona Española en manos de una Habsburgo, supónía mantener la hegemonía dinástica que esta familia había desarrollado en Europa a lo largo del Siglo XVI y parte del XVII. Esto conllevaba la defensa del catolicismo como principio rector en la política europea. Esta hegemonía de los Habsburgo supónía mantener el cerco sobre Francia y la posibilidad de iniciar nuevamente las guerras de religión. / Inglaterra y Holanda: Recelosos tanto de la hegemonía territorial de Francia como de la hegemonía dinástica de los Habsburgo, abogaban por una política de equilibrio continental (balance of power), más acorde en la defensa de sus intereses comerciales tanto continentales como marítimos.

España: El interés de Carlos II fue mantener la integridad del Imperio o al menos salvar la mayor parte de lo que quedaba del mismo (en algunos casos las potencias europeas llegaron incluso a plantear el reparto de los reinos españoles). / Aragón: Tras la crisis de la Uníón de Armas, los Habsburgo habían vuelto a la estructura foral que manténía intactas las estructuras administrativas de los reinos periféricos (incluidas sus Cortes). El temor a que el candidato francés impusiera en España la política centralista y unitaria que se practicaba en Francia hizo que los países de la Corona de Aragón se inclinaran por el candidato austriaca por cuanto se creía que otro Habsburgo en el trono español sería respetuoso con los fueros.  /Castilla: El argumento esgrimido por los castellanos para apoyar al candidato francés era justo el contrario que el de Aragón. Castilla esperaba que el nuevo candidato impusiera una estructura centralista que obligara a los reinos periféricos a contribuir a la Hacienda Real de la misma manera en que hasta ahora lo había hecho Castilla.

La guerra de Sucesión española (1702-1714) que estalló como consecuencia, fue una guerra europea, larga, extenuante. En Europa, las grandes victorias inglesas obligaron a Francia a buscar una salida negociada. En España, la guerra estuvo indecisa durante algunos años aunque finalmente se inclínó el bando Franco-español. La Guerra de Sucesión española finalizó con la firma de la Paz de Utrecht (1713).


La guerra de la Independencia (1808-1814) BLOQUE 5

es el nombre con el que se designa la resistencia armada llevada a cabo por el pueblo español ante la ocupación de España por Napoleón. Significa el principio del fin del Antiguo Régimen y el inicio de un proceso que culminará, veinte años más tarde, con la revolución liberal.

A. Causas de la Guerra de Independencia

Los antecedentes más inmediatos al conflicto se encuentran en 1807 con la firma entre España y Francia del Tratado de Fontainebleau, en virtud del cual se permitía a las tropas francesas su paso por España para conquistar Portugal, país aliado de Inglaterra, para obligar a que cumpla el Bloqueo Continental que Napoleón había impuesto a Inglaterra. Con este pretexto Napoleón dispuso sus tropas en distintas partes de España, lo que levantó serias sospechas sobre su intención de ocupar la Península. Godoy, valido de Carlos IV, ante esta situación pretendíó trasladar a la familia real a Andalucía; sin embargo, el Motín de Aranjuez (Marzo de 1808) frustra estos planes. El pueblo saquea la residencia de Godoy, exigiendo su destitución, que tiene lugar de inmediato. Carlos IV, ante la presión popular abdica en su hijo Fernando VII.

Mientras, las tropas francesas han entrado en Madrid y Napoleón es el árbitro de la situación española. Carlos IV y Fernando VII acuden a Bayona a entrevistarse con el emperador. Allí abdican ambos, cedíéndole sus derechos al trono. Napoleón nombra a su hermano José rey de España. Esta fórmula de traspaso de poderes manténía la apariencia de legalidad. Estas abdicaciones provocan la reacción popular y el 2 de Mayo estalla el conflicto en Madrid.

B. Composición de los bandos en conflicto

Cuando surge la guerra de la Independencia las diferentes posturas se van a polarizar en torno a dos actitudes políticas:

La España de José I Bonaparte, era la parte del territorio español ocupada por el ejército francés. Contaba con el apoyo de los afrancesados, que defendían una modernización pacífica y gradual de España, que José I parecía garantizar. En esta opción se encontraban muchos viejos reformistas e ilustrados.

La España de la insurrección popular y la resistencia. Integrada por los territorios no dominados por el ejército francés. Afirmaban luchar en nombre del legítimo rey de España, Fernando VII. Este grupo se dividía a su vez en dos grupos ideológicos muy dispares:

-Los liberales, que compartían el ideario revolucionario francés: libertad, igualdad, soberanía nacional, división de poderes, monarquía parlamentaria, constitucionalismo, etc.

-Los absolutistas, que defendían la tradición del Antiguo Régimen: poder absoluto, sociedad estamental, economía señorial, predominancia ideológica de la Iglesia, etc.

C. Desarrollo de la guerra

En cuanto al desarrollo de la guerra esta se puede resumir en las siguientes etapas:

  1. Ocupación y levantamiento. Se obliga a Francia a desistir de una rápida conquista por la reacción popular y resistencia urbana (sitios de Zaragoza y Gerona) y por la derrota francesa en la batalla de Bailén bajo el mando del general Castaños. Los franceses abandonan Madrid y el propio emperador acude a España.

  2. Predominio Francés. Durante 1809 se produce una ofensiva francesa y capitulan Zaragoza y Madrid junto a la derrota en Ocaña. A comienzos de 1810, el territorio peninsular está prácticamente ocupado (en ciudades, no en zonas rurales), salvo Cádiz. Las guerrillas adquieren importancia, destacando Francisco Espoz y Mina, el Empecinado y el cura Merino.

  3. Ofensiva hispano-inglesa desde Portugal coincidiendo con la campaña de Napoleón en Rusia y la retirada de efectivos militares. Las tropas aliadas empujan a los franceses en su huida. Tras los éxitos de Arapiles, Vitoria y San Marcial, en 1813, entran, incluso, en territorio francés, hasta la capitulación de Abril de 1814. El Tratado de Valençay pone fin a la guerra. Napoleón reconocía a Fernando VII como rey de España.

CONSTITUCIÓN 1812

Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), en la España no ocupada se pretendíó sentar las bases jurídicas necesarias para la modernización del país. Este proceso culminará con la constitución de las Cortes de Cádiz y la redacción de la Constitución de 1812. Podemos ordenar el análisis de este proceso en las siguientes partes:

a) Convocatoria y Asamblea Constituyente

En los primeros momentos, con la generalización del levantamiento se crea en España un vacío de poder. Surgen así las Juntas Provinciales de Defensa que comienzan a organizarse como un poder autónomo. Poco después, ante la necesidad de coordinación de las distintas Juntas se crea la Junta Suprema Central que asumíó la soberanía nacional y dirigíó la marcha de la guerra y el gobierno del país. Después de preparar una convocatoria de Cortes, la Junta traspasó (1810) sus poderes a un Consejo de Regencia, que actuó en nombre de Fernando VII y se establecíó en Cádiz. Este Consejo sería, en ausencia del rey, el encargado de convocar las Cortes.

Las Cortes de Cádiz se reúnen cuando casi todo el país está ocupado por los franceses. Tanto en la elaboración de la Constitución como de las Leyes y decretos las Cortes de Cádiz se dividen en dos grandes sectores: los liberales y los absolutistas (“serviles”) que mostraron su antagonismo en las grandes polémicas que suscitaron la aprobación de los artículos de la Constitución (forma de soberanía, la Inquisición, la abolición de los señoríos jurisdiccionales…).

b) Labor legislativa previa

Las Cortes de Cádiz iban encaminadas a desmontar el Antiguo Régimen. Así pues, además de redactar la Constitución de 1812, las Cortes de Cádiz van a llevar a cabo mediante una serie de leyes y decretos, una acción típica de toda revolución burguesa: la liquidación de los fundamentos económicos y jurídicos en que se asentaba la vieja sociedad estamental. Así:

Se promulga la abolición del régimen señorial en el campo, incorporando a la nacíón los señoríos jurisdiccionales y suprimiendo todo privilegio exclusivo.

Se inicia tímidamente el proceso de desamortización eclesiástica, disponiendo la enajenación de los bienes de las comunidades religiosas extinguidas o reformadas.

Parcelación y subsiguiente reducción a propiedad individual plena y acotada, de los terrenos de propios, realengo y baldíos

Libertad de trabajo, demoliendo, de esta forma, otros de los pilares de la sociedad estamental: la vieja regulación gremial de la producción de bienes económicos.

c) Carácterísticas de la Constitución de Cádiz

La Constitución del 12 recoge los principales derechos individuales: igualdad jurídica, inviolabilidad del domicilio, libertad de imprenta para los libros no religiosos, sufragio, etc.

Se establecía el principio de soberanía nacional, es decir, que la autoridad suprema residía en el conjunto de la nacíón representada en las Cortes

La estructura del Estado corresponde a la de una monarquía limitada, basada en una división estricta de poderes: el legislativo correspondía al rey junto con la Cortes; el ejecutivo, al rey que presidía el Gobierno; y el judicial, a los tribunales de justicia. El sufragio es universal masculino e indirecto. Pero para ser diputado es necesario disponer de un determinado nivel de renta.

La administración de Justicia se independiza y la Constitución prohíbe expresamente la intervención de las Cortes o del rey. Además se establece la elaboración de códigos de derecho civil, criminal y comercial.

Se crea la milicia nacional y se establece la obligatoriedad del servicio militar.

No se reconocía, en cambio, la libertad de culto, sino que se impónía el catolicismo como



Describe las carácterísticas de los partidos políticos que surgieron durante el reinado de Isabel II – BLOQUE 6

El reinado de Isabel II (1833- 1868) es un periodo muy complejo desde el punto de vista político. En él hay dos regencias (la de María Cristina y la del general Espartero), la guerra carlista, cuatro constituciones y continuos levantamientos revolucionarios. Estos cambios van a tener su reflejo en los diferentes partidos políticos que, desde el inicio del reinado, surgieron como embrionarias organizaciones que canalizaban las distintas corrientes ideológicas del liberalismo inicial:

A. Partido Moderado

Partido Moderado, cuyo “espadón” (líder militar) era el general Narváez. Se apoyaba en los grandes terratenientes, la alta burguésía y la clase media alta. Defendía las concepciones del liberalismo doctrinario, esto es, partidarios de la soberanía compartida entre el rey y las Cortes, así como de dotar al monarca de amplios poderes y de limitar los derechos individuales de los ciudadanos. Eran partidarios, asimismo, de un sufragio censitario muy restrictivo. Eran partidarios de la defensa del orden entendido como absoluta prohibición de cualquier acción u opinión que atentara contra las bases del régimen. Su ideario queda recogido primero en el Estatuto Real de 1834 y, sobre todo, en la Constitución de 1845.

B. Partido Progresista

Partido Progresista, cuyo espadón era el general Espartero. Tenía su base social en la pequeña y mediana burguésía y, en general, en las clases medias, empleados y artesanos, que aspiraban a llevar las reformas lo más lejos posible. Siguiendo la tradición de los exaltados del Trienio Liberal, los progresistas propugnaban la soberanía nacional, representada en las Cortes, cuyo protagonismo político debía limitar el poder del Rey. Estos sectores se consideraban “gente de orden”, rechazaban los cambios revolucionarios y querían evitar verse mezclados con los trabajadores manuales y los campesinos. Inicialmente, partidarios del sufragio censitario pero de base más amplia que los moderados, la mayoría acabaron defendiendo, finalmente, el sufragio universal lo que provocó la aparición del Partido Demócrata. Su ideario queda recogido en gran medida en la Constitución de 1837 y en la “non nata” de 1856.

C. Partido Demócrata

Partido Demócrata. Surgíó de una escisión del Partido Progresista a mediados del Siglo XIX. Integraba a progresistas radicales, republicanos e, incluso, simpatizantes del incipiente socialismo y aspiraba a tener su base social en las clases populares, aunque sin desdeñar a destacados intelectuales. Publicó su programa en un Manifiesto en 1849, con los siguientes principios: defensa de la soberanía nacional y sufragio universal, libertad de conciencia, derecho de reuníón y asociación, instrucción primaria universal y gratuita, e intervención del Estado en otros ámbitos de la asistencia social. Por su oposición a la monarquía de Isabel II no participó nunca en su sistema político. Su ideario quedará recogido principalmente en la Constitución de 1869.

D. Uníón Liberal

La Uníón Liberal, encabezada por el general O’Donnell, se constituyó en los años cincuenta como partido de centro. Se nutría principalmente del ala derecha del Partido Progresista y, sobre todo, del ala izquierda del Partido Moderado. Como todo partido con vocación centrista, aspiraba a convertirse en una alternativa política tan distante del progresismo radical como del moderantismo reaccionario. Se trataba, pues, de una posición política ecléctica y pragmática.

E. Otras corrientes ideológicas

Al margen de la corriente ideológica del liberalismo y del sistema político de Isabel II pervivía aún el carlismo, aunque nunca aparecen configurados como un partido hay que decir de ellos que su ideología es absolutista. Su masa social es la alta nobleza partidaria del Antiguo Régimen, el alto clero y una gran masa de campesinos del norte de España que quieren defender sus derechos al creer que están amenazados por el estado liberal. En el otro extremo estaban los republicanos: con un ideario muy parecido al demócrata. Eran una izquierda moderada apoyada por la pequeña burguésía. Eran antimonárquicos. Había dos tendencias principales: Centralistas y Federalistas.

Analiza las diferentes corrientes ideológicas del movimiento obrero y campesino español, así como su evolución durante el último cuarto del Siglo XIX – BLOQUE 7 

Durante la época de la Restauración se produjo una expansión extraordinaria de la acción del movimiento obrero español debido a la progresiva industrialización y la consolidación del capitalismo. De esta manera crecíó la importancia social y numérica de la clase obrera cuyas formas de actuación cristalizaron en la formación de asociaciones obreras, esto es sindicatos y/o de partidos políticos. Por otra parte, en sintonía con la división del movimiento obrero internacional, en España los socialistas y los anarquistas se fueron organizando por separado. Y, a partir de 1879, aparecieron también las organizaciones católicas, canalizadas por los jesuitas.

El movimiento anarquista

El anarquismo fue la corriente mayoritaria dentro del movimiento obrero español. Sus principales focos estaban en el campo andaluz y en el proletariado urbano catalán. Sin embargo, la corriente anarquista se atomizó en múltiples tendencias, entre las cuales destacó la Federación de Trabajadores de la Regíón Española (FTRE) creada en 1881. Por su falta de disciplina interna, sus sistema asambleario, su apoliticismo y su implantación en todos los ámbitos laborales fue el sindicato con mayor número de afiliados. Los principales rasgos ideológicos que definían a los anarquistas eran:

Anticlericalismo, negación de la religión y de la Iglesia.

El movimiento socialista

La corriente marxista del movimiento obrero se organizó en 1879 alrededor de un pequeño núcleo de trabajadores de imprenta madrileños (Pablo Iglesias) seguidores de las doctrinas de Marx y Engels que decidieron pasar a la acción y constituir en 1879 el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Aprovechando la Ley de Asociaciones de 1887 y la mayor concentración obrera de Cataluña se creó en 1888 la Uníón General de Trabajadores (UGT), que, aunque estatutariamente independiente del Partido Socialista, estaba inspirada por él. Las ideas básicas del programa socialista eran:

Transformación de la propiedad individual en propiedad social o de la sociedad entera. Posesión del poder político por la clase proletaria. Rechazo del terrorismo, esa “política demoledora”, de los anarquistas que era considerada por los socialistas una falsa vía para la liberación de los trabajadores. El objetivo de los socialistas era la revolución, la toma del poder de forma violenta por la clase proletaria. Pero hasta que llegara el momento oportuno de llevarla a cabo era preciso atravesar una larga fase de organización y propaganda, durante la cual la lucha del PSOE debería ser pacífica y legal, participando en el juego político y presentándose a las elecciones, más que para ganar votos, para difundir el mensaje marxista, ya que la clase trabajadora sólo triunfaría cuando fuera más fuerte.


Describe la evolución de las dictadura de Primo de Rivera, desde el Directorio militar al Directoria civil y su final. BLOQUE 9

El 13 de Septiembre de 1923 el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera dio un Golpe de Estado. Dos días después el rey Alfonso XIII mandó formar Gobierno a Primo de Rivera, que decidíó convertirse en dictador militar único, aunque contaría con la asistencia de un directorio militar. El nuevo régimen militar se presentó al país, a través de un Manifiesto, como un proyecto de regeneración, un «paréntesis de curación» de los males del país. La dictadura fue la solución autoritaria a una situación insostenible. Las circunstancias que llevaron a la Dictadura son de diverso orden:

1. Directorio Militar (1923-1925)

Con un gobierno formado exclusivamente por militares que tomó las medidas siguientes:

Suspensión (no derogación) del régimen constitucional (la dictadura sería una solución transitoria): La acción política de aquellos dos años se encaminó a acabar con los viejos partidos de la Restauración y el régimen parlamentario. Se disolvieron el Congreso y el Senado y se prohibíó a los partidos políticos y sindicatos.

Militarización del orden público: Se implantó el estado de guerra durante dos años. El orden público fue otra de las obsesiones de Primo de Rivera, para quien el movimiento obrero, las acciones anarquistas y la delincuencia eran una misma cosa. Se dictaron instrucciones terminantes a los gobiernos civiles para reprimir cualquier tipo de manifestación o protesta, al tiempo que se establecía una rígida censura de prensa. De esta manera la organización anarquista quedó desarticulada.

Sin duda, el gran éxito del Directorio militar fue terminar con la guerra de Marruecos. Solventó el conflicto de Marruecos mediante el desembarco de Alhucemas en 1925. En 1927 España había ocupado totalmente su zona de protectorado. La victoria en Marruecos colocó a Primo de Rivera en la cumbre de su prestigio.

2. Directorio Civil (1925-1930)

En Diciembre de 1925, cuando ya eran claros los resultados positivos del desembarco de Alhucemas, Primo de Rivera propuso al Rey la sustitución del Directorio Militar por un Gobierno civil. Este cambio demostraba la intención del dictador de perpetuarse en el poder. Para ello necesitaba transformar la dictadura en un nuevo régimen a su medida. El proceso de institucionalización de la Dictadura se realizó mediante la formación de una Asamblea Nacional Consultiva, convocada en 1927. Creó un partido político sin ideología llamado Uníón Patriótica que perseguía dar apoyo social a la dictadura (se afiliaron sólo sus partidarios). Además inició un proyecto de nueva Constitución presentado en 1929. Al final, tanto la Asamblea Nacional como la Uníón Patriótica demostraron ser un fracaso: ni obtuvieron respaldo popular ni eran una alternativa viable a la Dictadura.

No obstante, si la dictadura se mantuvo hasta 1930, las causas hay que buscarlas en la prosperidad de la segunda mitad de la década, un periodo de especial bonanza en la economía mundial, que permitíó en España un crecimiento importante.  Al final de la década la mala coyuntura económica de 1929 (el famoso crack de la bolsa de Nueva York) impide la continuación de las obras públicas. El régimen entra en crisis. Alfonso XIII retira su apoyo a Primo de Rivera que dimite en Enero de 1930. Alfonso XIII decidíó restablecer el viejo sistema parlamentario, pero los dos Gobiernos que se sucedieron fueron incapaces ya de resucitar lo que podía considerarse un cadáver político.

Relaciona la Guerra Civil española con el contexto internacional —– BLOQUE 10

La Guerra Civil española (1936-39) se ha considerado, tradicionalmente, por la historiografía como el preludio de una II Guerra Mundial en la que los estados liberales (democracias) y estados comunistas lucharán conjuntamente frente al fascismo y nazismo, aunque, en otras ocasiones, se ha reducido a un conflicto marginal. En cualquier caso, lo indiscutible es que la intervención extranjera tuvo una importancia capital en el desarrollo del conflicto. Fundamentalmente hubo tres posturas:

Las ayudas a los sublevados

Los países que ayudaron de forma directa a los militares sublevados fueron los que manténían regíMenes fascistas o similares: Alemania, Italia y Portugal. La Alemania nazi de Hitler, ofrecíó la ayuda más determinante con el envío de aviones (Legión Cóndor), carros de combate, artillería y voluntarios y cobró su ayuda en minerales. Además contribuyó con ayuda económica. Italia hizo algo similar (Corpo di Truppe Volontaire), destacando, especialmente, el papel desempeñado por su armada. Hubo también voluntarios portugueses, irlandeses y de otras nacionalidades.

Mención aparte merece la actitud del Vaticano, determinada por las malas relaciones entre la Iglesia y la República. La defensa de la religión que hicieron los sublevados fue recompensada por el apoyo explícito de los obispos a Franco. Por tanto, la ayuda del Vaticano resultó fundamental para el reconocimiento del nuevo régimen entre la población católica.

Las ayudas a la República

Los únicos países que apoyaron con decisión a la República en el ámbito militar fueron la Uníón Soviética y México. La URSS envió todo tipo de armas ligeras, pesadas, aviones y técnicos (Largo Caballero envió a la URSS las reservas de oro del Banco de España como pago a esta ayuda); los técnicos soviéticos ejercieron además una fuerte influencia política en pro del comunismo. El gobierno de México proporciónó desde el primer momento armas, alimentos y apoyo diplomático. Por último, debe destacarse la participación en el frente republicano de las Brigadas Internacionales. Se trataba de cuerpos de voluntarios (se calcula que unos 60.000 combatientes de sesenta nacionalidades) que se dirigieron a España para ponerse al servicio de las fuerzas armadas de la República. En su mayoría militaban en partidos comunistas y actuaban en solidaridad con la izquierda española, frente a la amenaza fascista.

Las actitudes ambiguas

Por actitudes ambiguas entendemos tanto la de ciertas organizaciones internacionales (Sociedad de Naciones o el Comité de No Intervención), como la de las principales potencias democráticas: Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos, que, a pesar de los valores que decían defender y la abierta oposición al fascismo, optaron por inhibirse de forma oficial.

La Sociedad de Naciones era un organismo encargado de velar por la resolución pacífica de los conflictos. Sin embargo, su inoperancia se manifestó muy pronto. Por otra parte, Francia y Gran Bretaña elaboraron un documento por el que se prohibía la venta de material militar a España. 

 Francia se inclínó más hacia la República, aunque las presiones británicas y las divergencias internas le obligaron a suspender en seguida la venta de armas a España. El papel fundamental de Francia acabaría siendo el de país de acogida y asilo de dirigentes republicanos y de miles de españoles que huían de las tropas de Franco. Mientras, Gran Bretaña y Estados Unidos apoyaron indirectamente al bando franquista, el primero firmando un acuerdo con la Italia fascista en el que admitía la presencia de tropas italianas en España; y, el segundo, enviando abastecimientos de las empresas Ford, General Motors o Texaco al bando franquista. Esto último se debíó a que Estados Unidos interpretaba la guerra española como una prueba del avance del comunismo. Por ello su enfoque resultaba más afín a los argumentos de los sublevados que a los del bando republicano.


Especifica las causas de la crisis final del franquismo desde 1973

La incapacidad del régimen para adaptarse a las demandas sociales y el contexto internacional hicieron que la dictadura entrase en su crisis definitiva. Carrero Blanco era el personaje clave para mantener la uníón del franquismo y garantizar la continuidad del régimen. Sin embargo, Carrero blanco fue asesinado en un atentado de ETA (1973), ante lo cual se abrieron dos posturas dentro del franquismo: los inmovilistas y los aperturistas.

Crisis política interna

Se formó un nuevo gobierno presidido por Arias Navarro (1974) el cual habló de una apertura del régimen, pero mostró que éste era incapaz de democratizarse. Al enfermar Franco gravemente y fracasar los intentos aperturistas, un grupo de altos mando militares (el búnker) frenó cualquier apertura y ejercíó la violencia fascista.

Por otro lado, por iniciativa del Partido Comunista se constituyó la Junta Democrática (1974) que englobaba a sindicalistas, monárquicos, carlistas, independentista y a la extrema izquierda y propugnaba la creación de un gobierno provisional que implantase un régimen democrático, la amnistía y libertades políticas y sindicales. El PSOE impulso la Plataforma de Convergencia Democrática (1975), integrada por UGT y PNV entre otros, con un programa similar al de la Junta.

La mejor organización de la oposición hizo aumentar las manifestaciones en las calles. La represión siguió siendo muy dura y se promulgó una Ley Antiterrorista (1975), en virtud de la cual fueron ejecutados varios militantes de ETA y del FRAP (lo que provocó protestas internacionales).

Dificultades exteriores

En concordancia con la situación interna de la dictadura, las relaciones exteriores también atravesaron momentos de serias dificultades Entre ellos destacó el conflicto del Sáhará: España aceptó su descolonización por lo que apoyó un referéndum de autodeterminación ante la presión del Frente Polisario, pero el rey Hassan de Marruecos (con el apoyo de EE UU) organizó la Marcha Verde, ante la cual España entregó el Sáhará a Marruecos y Mauritania, mediante el Acuerdo de Madrid, olvidando el compromiso de referéndum. Por otra parte, en 1974 cayeron la dictadura de Portugal y de Grecia quedando España como la última dictadura que pervivía en Europa occidental.

Crisis económica

La subida de precios del petróleo en 1973 marcó el final de la etapa de expansión económica que disfrutaba Europa desde los años cincuenta. La economía española se vio afectada por su fuerte dependencia energética del exterior y de las exportaciones, que disminuyeron y el turismo. Por consiguiente, con la crisis internacional la economía española entro en una aguda fase de depresión cuyo signos más evidentes eran el retorno de emigrantes y el notable aumento del paro y la inflación.

En 1975 Franco fallecíó, dejando al régimen en una profunda crisis y creyendo que dejaba todo “atado y bien atado”. Con su muerte se abríó la transición democrática que supuso el desmantelamiento de la Dictadura y la implantación de un régimen constitucional.

Conclusión

El extraordinario crecimiento económico de este período (1959-1975), determinó un profundo cambio social que trajo consigo la difusión de nuevas actitudes y pautas que demandaban mayor libertad y democracia. Por contra, el franquismo se mantuvo como una dictadura basada en el inmovilismo político y fue su incapacidad para reformarse ante las nuevas demandas sociales y los intereses de modernización lo que precipitó la crisis del régimen, cuya única respuesta a la oposición política fue la represión. Con la muerte de Franco (1975) fue imposible la continuidad de la Dictadura, la cual dio paso a la transición democrática.

Explica las alternativas políticas que se propónían tras la muerte de Franco, y quiénes defendían cada una de ellas

La muerte de Franco (20 de Noviembre de 1975) fue recibida con serenidad por la población. La situación general era extremadamente delicada. Por una parte, amplios sectores del país reclamaban el paso a una democracia, y frente de ellos estaban los partidos antifranquistas. Por otra, estaba el control que sobre toda la organización del Estado, ejercían los ultras. En medio de estas dos fuerzas opuestas se encontraba el Rey. Los primeros pasos de don Juan Carlos fueron cautelosos, estando atrapado entre el creciente deseo del pueblo español de vivir en democracia y el aparato intacto de la Dictadura.

Don Juan Carlos ante las Cortes, de acuerdo con las normas que regulaban la sucesión de Franco, juró lealtad a los Principios del Movimiento Nacional y las Leyes Fundamentales. En su discurso ya se podía ver la voluntad real de apertura. El rey contó con un respaldo internacional.

En este contexto la población española y, más concretamente, las diferentes fuerzas políticas, tanto franquistas como de la oposición, se alineaban a favor de alguna de las tres alternativas posibles para el futuro político del país: continuismo, reforma o ruptura:

Continuidad

La continuidad del régimen franquista, con el mantenimiento de sus viejas estructuras o, todo lo más, con alguna modificación superficial. Era la posición defendida por el llamado “búnker”, integrado por los sectores más reaccionarios e inmovilistas del régimen, que contaba con una enorme fuerza en las instituciones políticas y el ejército.

Reforma

La reforma política, a partir de las mismas leyes e instituciones del franquismo, que pretende la liberalización paulatina del régimen desde dentro hasta su equiparación, en mayor o menor grado, con las democracias occidentales. Era la vía propuesta por los aperturistas del régimen conscientes de que el franquismo sin Franco era inviable y de que la definitiva integración de España en Europa requería una evolución política hacia formas más o menos democráticas. Esta fue finalmente la estrategia que se impuso en la transición española. El primer acto político importante pendiente era la formación del nuevo gobierno que sustituyera al de Franco. El rey logró situar al frente de las Corte franquistas a un hombre procedente del régimen que estaba comprometido con el cambio. Fue elegido Torcuato Fernández Miranda. El paso siguiente, la elección del Jefe del Gobierno, se resolvíó de forma compensatoria, y se confirmó a Arias Navarro en su puesto, los ministros fueron variados y se incorporaron algunos político partidarios de un cambio moderado (Fraga, Areilza, Garrigues). Este equipo emprendíó la tarea de democratización parcial, que sin provocar a los ultras, contentase a la oposición y al pueblo español. Pero ello llevó a la oposición a endurecer su postura.No obstante, el gobierno remitíó a las Cortes una serie de proyectos de ley que ampliaron las libertades públicas. La mayoría de los proyectos eran tan restrictivos, aunque ampliaran el marco anterior, que las Cortes no tuvieron inconveniente en aprobarlos.

Ruptura

La ruptura democrática que propugnaba acabar de forma inmediata con el viejo régimen dictatorial y restaurar una verdadera democracia. Era la estrategia defendida por la izquierda antifranquista y, en general, por la mayoría de la oposición democrática. Los aún ilegales partidos políticos democráticos reclamaban la liquidación inmediata del aparato franquista, que se denominó “ruptura democrática”. Esta incluía la amnistía a los condenados por delitos políticos, la legalización de los partidos y de los sindicatos libres, y la convocatoria de elecciones democráticas. Acompañaron sus peticiones con huelgas y manifestaciones multitudinarias, las cuales culminaron con la muerte de cinco trabajadores por disparos de la policía. La oposición fue moderando sus posturas iniciales radicales y adoptó una estrategia pacifista.

El 1 de Julio de 1976, Arias Navarro presentó su dimisión al rey, puesto que este dejó claro su apoyo a la democracia (discurso en Estados Unidos).