Teorías Económicas: Liberalismo, Socialismo y Globalización

Teorías Económicas

El liberalismo económico insiste en la importancia de la libertad natural del mercado, donde han de jugar la oferta y la demanda con la menor intervención posible de los poderes públicos. Su principal representante fue Adam Smith, que veía en el trabajo y en el interés propio el motor de la actividad económica.

Muy unido al liberalismo estuvo desde el principio el capitalismo, que como ideología sostiene que las desigualdades de renta y riqueza son la medida, aunque sea aproximada, de la contribución que cada individuo hace con sus energías y recursos al proceso productivo. Por eso, el capitalismo concibe la propiedad privada sin limitación alguna o con las menos posibles.

Para explicar la acción económica, se basa en los datos de experiencia de la conducta humana y se busca aquello que a la vez sea empírico y lo más extendido posible, que podría ser su fundamento.

Se vuelve a dar, entonces, como ya había hecho Adam con el interés propio, una especie de racionalización del egoísmo. Después se comprueba que esa hipótesis de salida explica muchos comportamientos económicos. No todos, pero ya se sabe que la economía, como ciencia, no es una ciencia exacta. Al liberalismo le vinieron bien las afirmaciones sobre la supervivencia de los más aptos como fenómeno natural. Actualmente, en los países avanzados, existe una economía de mercado de inspiración liberal, combinada con dosis más o menos altas de intervención del estado y con un amplio sistema de seguridad social.

Socialismos y Comunismos

En casi todas las utopías se habla de un genérico comunismo en el sentido más general de que todo es de todos. En la práctica, el comunismo no ha funcionado nunca.

El socialismo defendido por Karl Marx abogaba por una socialización de la economía, con la abolición de la propiedad privada de los medios de producción. Después de una primera fase en la que sería necesaria una dictadura del proletariado, se llegaría a una sociedad sin clases, sin división de trabajo, en la que a cada uno se le daría según sus necesidades y el estado desaparecería. Esta teoría económica se basaba en lo que Marx llamó materialismo histórico, según el cual la vida material y los medios de producción determinan todo lo demás en la vida humana y social.

Actualmente, incluso la ideología socialista apenas se hace eco del marxismo y, salvo eslóganes electorales genéricamente progresistas, se alinea más bien en una socialdemocracia que ha adoptado y quizá adaptado la mayoría de los planteamientos liberales. Un país políticamente comunista como China ha asumido también, desde hace decenios, elementos importantes de la economía liberal de mercado, consiguiendo un crecimiento económico sin precedentes.

Ciencia, Técnica y Economía

Con los precedentes en los siglos XVII y XVIII y durante los siglos XIX y XX, se da un desarrollo creciente en las ciencias. A finales del siglo XVII, la máquina de vapor fue el emblema de un nuevo progreso. Siguieron los avances en el campo de la electricidad, la mecánica, la cuántica, los nuevos desarrollos en química, etc.

Aparecen poco después las aplicaciones técnicas de los avances científicos, un progreso continuo que comprende la fotografía, el cine, el telégrafo, etc. A esto se le suman incontables electrodomésticos y también mejoras en el diseño de las viviendas para aumentar el bienestar. Se han desarrollado de modo especial las tecnologías que facilitan la comunicación, que unen en tiempo real un extremo y otro del mundo. La economía entra de lleno en estos avances científicos y técnicos, no solo porque permiten una mejora en la producción y en la distribución de bienes y servicios, sino porque muchos de esos nuevos inventos originan empresas y grandes negocios.

Desde el punto de vista filosófico, interesa destacar que los instrumentos que son consecuencia de los avances técnicos son exactamente eso: instrumentos éticamente neutros. De por sí, ni mejoran ni empeoran al ser humano; todo depende de su uso y de lo que se pretenda conseguir con ellos. Es una cuestión de fines.

Globalización Económica

Desde finales de los ochenta del siglo pasado, se usa el término globalización en un sentido económico: internacionalización de la economía, de sus intercambios y de sus mercados. Las más grandes compañías son multinacionales. Con frecuencia, se sirven de la mano de obra más barata de otros países, instalando allí las factorías. Algunos valores, como el precio del petróleo, tienen consecuencias directas sobre el crecimiento económico y el nivel general de precios de la mayoría de los países.

La globalización alcanza, con la incorporación de China, a casi las tres cuartas partes de la población mundial, aunque la otra cuarta parte no se beneficia de sus ventajas y se ve perjudicada por los inconvenientes.

Antiglobalización

La globalización económica es un resultado de los avances de las ciencias y de la técnica, y en ese sentido es inevitable. Tiene, por otro lado, un carácter instrumental que puede ser mal o bien empleado.

Sectores críticos en todo el mundo sostienen que, mientras la globalización trabaja a favor de los países que ya son los más ricos del mundo, muchos otros países continúan en la miseria. De este modo, las diferencias entre ricos y pobres en el mundo, en lugar de disminuir, se acrecientan. De ahí los grupos de protesta conocidos corrientemente como movimientos antiglobalización, que se expresan a través de grandes concentraciones y manifestaciones en aquellos lugares donde se reúnen los grupos económicos o políticos más importantes.