Teoría sobre la Memoria
Existen dos grandes modelos teóricos que intentan explicar el funcionamiento de la memoria: el conductista y el cognitivo.
El Modelo Conductista
El modelo conductista se inspira en la concepción empirista de la mente como tabula rasa: el ser humano, al nacer, es como un papel en blanco. Con el paso del tiempo, van grabándose en su mente las experiencias vividas. La memoria consiste en establecer relaciones de asociación entre los elementos percibidos.
Su concepción de la memoria es, pues, rígida, ya que ignoran las posibles influencias de las emociones o la afectividad. Tampoco tienen en cuenta las relaciones que se establecen entre los datos sensibles del presente inmediato y los recuerdos o conocimientos previos del sujeto.
La Psicología Cognitiva
La psicología cognitiva, y en especial Bartlett, ha llamado la atención sobre el carácter activo de la memoria; ésta no se limita a reproducir estrictamente lo captado en un pasado más o menos cercano, sino que llega a construir sus propios recuerdos. Lo que evocamos ha sido sometido a una estructuración e interpretación según los esquemas propios de cada persona, que selecciona ciertos aspectos del recuerdo, al tiempo que olvida otros.
Tipos de Memoria
Ya desde los primeros pasos de la psicología científica, los especialistas señalaron la existencia de distintos tipos de memoria.
Memoria Sensorial
Esta memoria es de carácter casi automático: registra las sensaciones y permite explorar las características de la información que nos llega.
Lo que se almacena en esta memoria es muy elemental. Este almacenamiento se lleva a cabo en dos fases: una primera que consiste en el registro del estímulo por los sentidos, y una segunda donde se mantiene brevísimamente la huella dejada por el estímulo, lo que permite la intervención de la memoria a largo plazo para reconocer, por experiencias previas, los rasgos de ese estímulo.
Algunos creen que la memoria sensorial no es única, sino que existe al menos un tipo especial de ella para cada uno de los cinco sentidos clásicos. Así, se habla de memoria visual o icónica, auditiva o ecoica, etc.
Memoria a Corto Plazo (MCP)
Dos características definen básicamente la MCP: la limitación de su capacidad de almacenamiento y la brevedad de su retención.
Y es que la MCP está particularmente expuesta a lo que se conoce como olvido por interferencia: nos olvidamos de lo que intentamos recordar porque hay otros asuntos que reclaman nuestra atención. Pero si realmente queremos asegurarnos de retener los números el máximo tiempo posible, incluso almacenarlos en la MLP, deberemos abandonar el repaso mecánico y sustituirlo por un repaso elaborativo. De lo que se trata siempre es de conectar los datos nuevos con otros que ya poseo en la MLP y que con toda probabilidad seguirán allí durante mucho tiempo.
Además, la relación que se establece entre MCP y MLP es bidireccional: parte de la información elaborada por la MCP pasa a la MLP para ser almacenada allí con carácter indefinido; a su vez, cuando necesitamos recuperar información del pasado, ésta se transvasa en el sentido inverso.
Memoria a Largo Plazo (MLP)
En ella se guardan las percepciones, los sentimientos y las acciones del pasado. Su capacidad de almacenamiento es prácticamente ilimitada.
Una vez que la información se transvasa desde la MCP hasta la MLP, donde se procede a su estructuración y almacenamiento definitivo. Ésta es la función esencial de la MLP, puesto que cuanto mejor y más estructurada se encuentre la información, más fácil será su recuperación consciente.
La MLP se divide en:
Memoria Episódica
Esencialmente es una memoria descriptiva, que se refiere a los acontecimientos que tienen un significado personal (una canción escuchada en una fiesta, la forma de hablar de un profesor, el color de un vestido, etc.).
Memoria Semántica
Como un diccionario o enciclopedia, está llena de información general acerca del mundo, el lenguaje, los principios lógico-matemáticos, etc. Posteriormente se han añadido otras divisiones en la memoria a largo plazo, como es la memoria emocional y la memoria procedimental.
Finalmente, aparece otra distinción entre memoria implícita (emocional y procedimental) y memoria explícita o declarativa (semántica y episódica). La diferencia entre ambas es que, en el segundo caso, los conocimientos se expresan en palabras, por lo que podemos «declarar» (decir con palabras) lo que sabemos, mientras que la memoria implícita se refiere a cosas que no se pueden describir fácilmente o de las que ni siquiera somos enteramente conscientes.