Teatro español del siglo XX: Modernismo, Vanguardia y Transformación Escénica

Teatro Español del Siglo XX

Modernismo y Teatro Poético

Con sus obras, Valle-Inclán aplicó el modernismo al drama, que la estética simbolista había cristalizado en el llamado teatro poético. Valle-Inclán se alejó del teatro simbolista con la incorporación de personajes con lenguaje y actitudes realistas, tratándolos irónicamente y con caricaturas. En sus primeras obras, El marqués de Bradomín y El yelmo de las almas, Valle-Inclán dramatiza el tema del adulterio, libre de carga ética, de la comedia e inmerso en la literatura de fin de siglo. La dama, enferma, presenta los rasgos de la heroína decadente finisecular.

El marqués de Bradomín

En esta obra se narra el encuentro en el palacio de Brandeso del marqués con la dama, personaje de Concha en Sonata de otoño. Destaca el empleo de procedimientos ridiculizadores en el personaje del ama de Iliar, que serán utilizados en las Comedias bárbaras, y la técnica de los múltiples lugares de acción.

El yelmo de las almas

Valle-Inclán concentra su atención en los estados anímicos de la protagonista, una joven burguesa que abandona a su esposo para vivir con su joven amante, el pintor Pedro Pondal. Pese a la muerte final de la protagonista, se exaltan la hipersensibilidad y el triunfo de los sentimientos, a la vez que se critica la religión y el orden de la sociedad burguesa.

El Ciclo Mítico de Valle-Inclán

El crítico Ruiz Ramón agrupa las Comedias bárbaras, El embrujado y Divinas palabras en el ciclo mítico. Todas estas obras están relacionadas por sus temas, personajes, significado y atmósferas. Se localizan en una Galicia mítica e intemporal. Se representa una sociedad arcaica, elegida para ofrecer la visión de un mundo en el que la existencia humana se rige por fuerzas primarias. Los conflictos son: la lujuria, soberbia, crueldad, despotismo, pecado, superstición, sacrilegio y magia.

Comedias bárbaras

Esta trilogía está compuesta por Águila de blasón, Romance de lobos y Cara de plata. Dramatiza la tragedia de los Montenegro. Sus personajes encarnan los impulsos elementales del ser humano y actúan movidos por oscuras razones. El personaje principal es don Juan Manuel Montenegro, despótico, cruel y violento, pero justo y caritativo (codicia y bulgaridad) (rapiña de la herencia) (pueblo: papel coral).

Divinas palabras

En los personajes y en las situaciones de este drama confluyen, en violento contraste, el mundo distorsionado de los esperpentos y la estilización decadentista. Destaca el personaje de Mari-Gaila, que oscila entre ambos y llega a separarse, lo que le hace llegar a la humanidad. La acción está en torno a Laureaniño, el idiota, un enano hidrocéfalo, cuyos familiares lo exponen en las ferias para ganar dinero. Cuando Mari-Gaila lo deja para encontrarse con su amante, un grupo de gente… (quien sea libre de pecado…).

Otros Dramaturgos del Siglo XX

Enrique Jardiel Poncela

Nació en Madrid. Vinculado al franquismo, se inició como novelista. En su teatro predomina la despreocupación, no expresa ningún tipo de angustia, sino que pretende el alejamiento de dudas y problemas. Es un teatro evasivo. Incorpora lo inverosímil con ingredientes de locura y misterio. Obras: Eloísa está debajo de un almendro, Cuatro corazones con freno y marcha atrás y Los ladrones somos gente honrada.

Miguel Mihura

Nació en Madrid. Colaboró con dibujantes y con el escritor Tono fundó La Codorniz. Recibió varias veces el Premio Nacional de Teatro. Su teatro no pretende reflejar la vida, sino idealizarla por medio de la humanización de sus personajes y el triunfo de la bondad y la ternura. Obra: Tres sombreros de copa; otras: Maribel y la extraña familia, Ninette y un señor de Murcia.

Teatro del Exilio

Se desarrolló en México y Argentina. Presenta diferencias estéticas del cultivado en España al incluir novedades vanguardistas. En este aspecto es fundamental el trabajo de los directores y actores (Margarita Xirgu), junto con Rafael Alberti y Alejandro Casona. El más destacado dramaturgo fue Max Aub: empezó en el ámbito de la farsa, muy ligado al entremés y con una estética vanguardista. Durante la guerra hizo un teatro de urgencia y, ya en el exilio, su producción se distingue por poseer un fuerte componente narrativo, por la presencia del teatro dentro del teatro y por el cuidado del lenguaje realista. Los temas son los desastres de la guerra, la soledad y la ética del exiliado. Es importante el drama San Juan, donde plantea las vicisitudes de un contingente de judíos que huyen de los nazis en un barco.

Teatro Independiente

A finales de los 70, el teatro universitario pasó a llamarse independiente. En él se rechazaba el teatro conservador mediante una estética peculiar y la autofinanciación. Fue pionera L´Escola Dramàtica Adrià Gual, donde participó Ricard Salvat. También inician este movimiento Els Joglars, dirigido por Albert Boadella, creadores de un teatro de silencio que da importancia a la expresión corporal y su capacidad significante. A principios de los 80, el grupo se transformó e incorporó la palabra. En estos momentos, sus espectáculos se basan en la parodia y en la ridiculización de caracteres, tipos y situaciones. En Madrid, los inicios del teatro independiente los marca el TEM (Teatro Estudio de Madrid), dirigido por Miguel Narros y la supervisión de William Layton, quien introdujo en España el método Stanislavski. Este grupo evoluciona hacia el TEI (Teatro Experimental Independiente); se incorporó José Carlos Plaza. Grupos importantes: Los Goliardos, Tábano, Los Cátaros, Teatro Estudio Lebrijano, Teatro Universitario de Murcia, Teatro Fronterizo, Els Comediants, La Fura dels Baus y otros como: Teatro de Cámara, Corral de Comedias o Teatro Circo.