Tarraco Romana: Un Viaje a la Antigua Capital Hispana

Breve Historia de la Ciudad

En el 218 a.C., los romanos establecieron un campamento militar en Tarraco, aprovechando su ubicación estratégica para la defensa. En el año 45 a.C., Julio César le otorgó el título de colonia: Colonia Iulia Urbs Triumphalis. Posteriormente, Augusto la convirtió en capital de la Hispania Citerior. Tarraco mantuvo su importancia hasta mediados del siglo III d.C., cuando la ciudad entró en decadencia, aunque nunca fue abandonada.

El Foro Provincial y la Torre del Pretorio

Hacia el año 73 d.C., durante el reinado del emperador Vespasiano, se construyó el Foro Provincial en la parte alta de la ciudad, donde actualmente se encuentra la Plaza de la Catedral. Este foro tenía la función de dirigir la provincia de Hispania Citerior desde una perspectiva política y económica. El Foro Provincial se organizaba en dos terrazas, aprovechando el desnivel del terreno. En la terraza superior se ubicaba el recinto de culto imperial, mientras que en la inferior se encontraba la plaza de representación. Se cree que en una tercera terraza se encontraba el Circo, construido unos años más tarde, completando así el conjunto monumental.

El Foro de la Colonia

El Foro de la Colonia era una gran plaza porticada donde se encontraban los principales edificios administrativos y religiosos de Tarraco. Estaba dividido en dos áreas: el área de culto, presidida por un templo dedicado a la Tríada Capitolina (Júpiter, Juno y Minerva), a la diosa Roma o al emperador deificado (culto imperial); y el área comercial y política, con edificios como la curia (lugar de reunión del consejo de la ciudad) y la basílica. En los porches se encontraban diversas tabernae. El Foro local estaba situado en la parte baja de la ciudad romana. Hoy en día, solo quedan algunos restos frente a la Plaza de Poniente.

Las Murallas

La Muralla, cuyos restos se encuentran distribuidos en diferentes puntos de la ciudad, fue la primera gran construcción romana en Tarraco, poco después de su establecimiento. Este asentamiento militar inicial fue el origen de la futura ciudad. Se cree que la primera muralla fue una simple empalizada de madera.

Entre el 217 a.C. y el 197 a.C., se levantó la primera muralla de piedra, con lienzos ciclópeos reforzados con torres en los puntos más vulnerables. Los muros perimetrales tenían una altura de 6 metros y un grosor de 4,5 metros. Las torres eran más altas y había diferentes puertas de entrada.

El Anfiteatro

El Anfiteatro formaba parte de la trilogía de edificios de espectáculos característicos de una ciudad romana de primer nivel, capital de una de las provincias imperiales. Se ubicaba fuera del núcleo urbano, pero cerca de la ciudad, próximo a la Vía Augusta, lo que facilitaba la llegada de espectadores de poblaciones vecinas. También estaba cerca de la playa, lo que permitía la descarga de animales para los espectáculos.

En este edificio se organizaban luchas de gladiadores y cacerías de fieras. Además, era el lugar donde se ejecutaba a los condenados a muerte. El edificio fue reformado en el año 221, durante el reinado de Heliogábalo. Años más tarde, el 21 de enero de 259, el obispo cristiano Fructuoso y sus dos diáconos, Augurio y Eulogio, fueron quemados vivos en la arena del Anfiteatro. Este hecho motivó la construcción de una basílica de culto dedicada a estos mártires en el siglo VI. Durante el siglo XII, se edificó la iglesia románica de Santa María del Milagro sobre la primitiva basílica paleocristiana.

El Circo Romano

El Circo fue el espectáculo de masas más popular en el mundo romano, especialmente por las apuestas. En este recinto se disputaban las carreras de carros, tirados generalmente por dos, tres o cuatro caballos. El edificio se construyó a finales del siglo I d.C., durante el reinado de Domiciano, y formaba parte del gran complejo monumental provincial, ocupando la terraza inferior de la ciudad. Su estado de conservación es excepcional, especialmente tras las recientes restauraciones.

El Circo Romano de Tarraco tenía unas dimensiones aproximadas de 325 metros de longitud y una anchura entre 100 y 115 metros. Se construyó sobre potentes bóvedas de cemento que cumplían una doble función: por un lado, servían de cimentación y, por otro, como corredores internos para la distribución de los espectadores. Sobre esta red de bóvedas descansaban las gradas en tres caras, mientras que la cuarta correspondía a las carceres de los caballos. La grada estaba separada de la arena por un muro de más de 2 metros de altura, el podio, que protegía a los espectadores. Los datos actuales sugieren que durante el siglo V, el edificio perdió, al menos parcialmente, su función original, y algunas de las bóvedas se utilizaron como espacios de habitación.