Uno de los principales problemas políticos fue la división interna en los partidos que apoyaban a Amadeo, unionistas y progresistas, especialmente estos últimos. Esta división era reflejo del personalismo, pero también del bipartidismo que perfilaba la vida política. Dentro del progresismo se formaron dos tendencias:
Una más conservadora, con Sagasta a la cabeza: eran los llamados constitucionalistas, que tuvieron el apoyo de los unionistas de Serrano.
Otra más reformista, dirigida Sigue leyendo