Arte Califal
Tras la derrota de los Omeyas a manos de los Abasíes, Abderramán I, único príncipe superviviente, huyó a Córdoba. Allí, en el año 756, estableció un emirato independiente, marcando el inicio de la fragmentación política del Islam en numerosos estados. Dos siglos después, su sucesor, Abderramán III, se autoproclamó califa, dando comienzo al periodo de esplendor de Al-Ándalus, con Córdoba como capital. Su gloria perdura en dos monumentos cardinales: la Mezquita y Medina Sigue leyendo