Los movimientos populares precipitaron los acontecimientos y obligaron a la reina regente a aceptar la Constitución de 1837, un texto de carácter progresista que establecía:
- La libertad de prensa.
- La igualdad jurídica ante la ley.
- La libertad de trabajo.
- La inviolabilidad del domicilio.
- El poder judicial en los jueces.
- España como estado confesional, manteniendo económicamente a la Iglesia.
- El poder legislativo compartido entre las Cortes y el Rey.
- El bicameralismo en el poder legislativo.
- El poder Sigue leyendo