Todo el mundo en el pueblo sabe que van a asesinar a Santi, por eso, “Nunca hubo muerte más anunciada”. Sin embargo, aquellos que tratan de impedirla, fracasan estrepitosamente, porque las casualidades fatales se imponen. Si observamos las últimas páginas del libro, observamos que la propia madre de Santiago y su amigo Cristo Bedoya, cometen las equivocaciones más graves (cierra la puerta de la casa segundos antes de que Santiago intente refugiarse en ella y segundo piensa que su amigo está Sigue leyendo