A finales del siglo XIX, las obras más representadas eran las llamadas de alta comedia de Echegaray y melodramas que buscaban la emoción del espectador mediante golpes de efecto y truculencias de las escenas. Los gustos del público y el escaso interés de los empresarios teatrales impedían cualquier intento renovador. Pervivieron en el primer tercio de siglo:
- La comedia burguesa.
- El espíritu modernista cultivó un teatro poético y simbólico.
Los intentos renovadores más serios vinieron de los Sigue leyendo