1.3 CONTACTO CON LA ACCIÓN POLÍTICA Y PRINCIPALES OBRAS
En París, en el otoño de 1844, Marx conocíó a Friedrich Engels, que se convertiría en su amigo, colaborador e imprescindible apoyo económico gracias a las industrias textiles de su padre.
Por presiones del Gobierno de Prusia, fue expulsado de París y se dirigíó a Bruselas.
Esta obra supuso la ruptura definitiva con la izquierda hegeliana y una crítica a Feuerbach. También escribíó con Engels el Manifiesto del Partido Comunista de 1848.
En el año 1848 estallaron movimientos revolucionarios en Suiza, que se extendieron a Italia; a Francia, donde se proclamó la Segunda República; a Prusia; al resto de Alemania; y al Imperio de Austria.
Viajó a Colonia con la intención de extender la revolución y, de nuevo en París, fundó el Club de los Obreros Alemanes. En 1849 viajó a Londres, donde fijaría su residencia definitiva.
En Londres estudió en profundidad la economía política de su tiempo y en Manchester conoce de primera mano el sistema capitalista, sus intereses y métodos.
Marx sigue impulsando el movimiento obrero y crea la Asociación Internacional de los Trabajadores en 1864 (I Internacional). Muere en 1883, en Londres, de un tumor pulmonar. Es enterrado en el pequeño cementerio de Highgate.
2.1 HEGEL Y EL MUNDO INTELECTUAL ALEMÁN
Los seguidores del sistema hegeliano se diferenciaron, principalmente, por su concepción del Estado.
Los partidarios del Estado formaban la llamada derecha hegeliana y defendían que el Estado es la culminación del espíritu objetivo y el espacio en el que se realiza la libertad.
La izquierda hegeliana no justificaba la situación vigente, pues entendía que el movimiento dialéctico no había concluido, al no haber realizado el Estado vigente la racionalidad propuesta por Hegel. Igualmente, la religión no había devenido la razón filosófica que Hegel propugnaba. Entre ellos destacaron David Strauss, Bruno Bauer, Max Stirner, Arnold Ruge, Ludwig Feuerbach y Karl Marx.
Hegel dominaba el mundo intelectual, político y religioso de Alemania en el Siglo XIX.
2.2 EL SOCIALISMO UTÓPICO
Fuera de Alemania, en cambio, se habían desarrollado otras líneas de pensamiento, también preocupadas por la situación social de los trabajadores.
Los denominados socialistas utópicos, herederos de la tradición ilustrada del Siglo XVIII, partían de la idea de superación de los conflictos sociales a través de la ciencia, con el apoyo de la burguésía capitalista.
destacan las figuras de Claude-Henri de Saint-Simón, Robert Owen, Charles Fourier y Pierre-Joseph Proudhon. Emuy vinculados al positivismo filosófico del Siglo XIX.
2.3 LA INFLUENCIA DE FEUERBACH
Es posible que la mayor influencia recibida por Marx provenga de uno de los más destacados representantes de la izquierda hegeliana: Ludwig Feuerbach. Este transformó definitivamente la teología, reducíéndola a antropología
La esencia del cristianismo afirma que el ser humano creó a Dios. Según Marx, la emancipación humana se producirá cuando la crítica a la religión se transforme en crítica política y avance así a la revolución social, porque la teoría sobre la realidad tiene que acabar en práctica o en acción. Marx valoró positivamente la idea de Feuerbach, que propónía superar los conflictos entre religión y Estado para centrarse en el ser humano, pero, según Marx, se necesitaba dar un paso adicional.
Marx opinaba que era necesario hacer un planteamiento crítico del movimiento dialéctico hegeliano. Feuerbach lo llevó a cabo y desenmascaró el idealismo del sistema de Hegel, concluyendo que faltaba la afirmación del ser humano concreto, objetivo y en sí mismo que eliminase cualquier clase de dependencia y proclamase el ateísmo. Sin embargo, para Marx, esto era insuficiente, pues faltaba la actividad práctica.
Si se desciende desde lo abstracto a la realidad, esto es, a la práctica, lo que aparece es la historia, y en esta hay una determinada forma de producir los bienes. Al considerar la historia, uno se encuentra con la realidad contradictoria de la alienación de los seres humanos que producen, en lugar de asistir a la liberación buscada de los mismos.
Marx corrige este planteamiento y, para superar los materialismos anteriores a él, propone su nueva concepción: el materialismo histórico.
3.3 ESTRUCTURA, SUPERESTRUCTURA Y MODO DE PRODUCCIÓN
Estructura económica: se trata del sistema económico o de la organización de la economía, que dispone de las fuerzas productivas:
los medios de producción para producir bienes;
los individuos, o fuerza de trabajo, que utilizan dichos medios.
Estos individuos o productores se relacionan en su trabajo con los propietarios de los medios de producción en el marco de unas relaciones de producción propias de cada estructura económica.
Superestructura: consiste en el conjunto de ideas y formas ideológicas de una sociedad que se apoya en la estructura económica y la justifica. La superestructura de una sociedad está ligada a su estructura.
Modo de producción: se refiere a la forma histórica por la que se obtienen los medios para subsistir. Incluye las fuerzas productivas y los medios de producción. El modo de producción vigente es el capitalista, pero todo está en proceso de cambio.
3.4 UN NUEVO ORDEN SOCIAL
Para instaurar un orden social nuevo habría que modificar, mediante un proceso revolucionario, el modo de producción. Así, culminaría la lucha de clases y estas quedarían eliminadas.
Así pues, los hechos económicos, es decir, materiales, determinan la vida social y la intervención política. Tanto Engels como Marx insistieron en sus obras en conceder un gran peso al factor económico para comprender y analizar la realidad social e histórica.
El nuevo orden social que se propone alcanzar establece así un criterio de distribución y de igualdad para alcanzar el bienestar social basado en las necesidades, y no en las capacidades de producción de cada uno.
4.1 DEL FEUDALISMO A LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
Marx realiza un análisis de la evolución del trabajo en las distintas sociedades históricas y señala cómo ha cambiado a lo largo de los tiempos en función del modo de producción de cada época.
La base de la economía medieval era el feudalismo, que súperó la sociedad esclavista anterior. En el feudalismo, la clave era la propiedad de la tierra. Los propietarios de la tierra eran pocos, y la gran mayoría de los campesinos tenían que someterse al señor feudal, que les permitía explotar sus tierras y a cambio de ello les ofrecía un lugar donde vivir y poder comer, además de defenderlos y asegurar su existencia. El señor recibía buena parte de los frutos de las tierras cultivadas, cobraba impuestos y administraba justicia. El campesino estaba obligado a no abandonar la tierra y a permanecer como siervo toda su vida, transmitiendo a sus descendientes los valores propios de esas relaciones sociales.
Las cosas empezaron a cambiar cuando la burguésía incipiente desarrolló el comercio en el mundo urbano.
En el Siglo XVIII, Kant sosténía la creencia en el progreso de la sociedad. Los ilustrados estaban convencidos de que la libertad avanzaría y se alcanzaría la emancipación para que los seres humanos vivieran en paz, trabajando de forma libre en situación de igualdad.
Ya en el Siglo XIX, la Revolución Industrial llegó a su culminación en Gran Bretaña. Las fábricas se instalaban en las ciudades y los talleres necesitaban operarios para producir. Aquí se encontraban hombres, mujeres y niños con jornadas de trabajo de 14 y 16 horas diarias. A cambio de un salario para poder subsistir, el trabajador se convirtió en un eslabón más de la cadena de producción y llevaba una vida miserable, sin otro sentido ni dignidad que seguir el ritmo que le marcaban las máquinas.
El desarrollo histórico descrito había llevado, en tiempos de Marx, al sistema burgués capitalista a un proceso dialéctico de superación de los sistemas anteriores
4.3 LA ALINEACIÓN DEL TRABAJO
En el sistema burgués capitalista, se produce la alienación del trabajo:
Trabajar consiste en transformar un objeto o materia prima con unos medios o instrumental mediante la actividad humana, que usa sus energías y destrezas.
Alienación o enajenación es perder algo que es propio y que acaba pasando a otras manos, ajenas, Marx, el operario pierde:
la fuerza de trabajo en unas jornadas interminables;
el producto de su trabajo, que no ve ni aprecia ni disfruta, porque se convierte en un objeto para el mercado;
a sí mismo, que se ve transformado en mercancía a cambio de un salario;
la existencia o la vida en una actividad agotadora que solo se mantiene para seguir en el trabajo.
Ha creado ejércitos de obreros para que se dediquen al trabajo en las fábricas.
5.1 LA FUNCIÓN DE LA IDEOLOGÍA
la ideología oculta la alienación para que no se perciban los problemas reales y las contradicciones económicas, garantizando la estabilidad de la sociedad. Las ideologías proclaman que cada ser humano tiene la obligación de hacer las tareas fijadas por la sociedad; de lo contrario, se produciría el desorden social, que el Estado no puede permitir.
El individuo ha de trabajar para vivir, y la organización socioeconómica burguesa ofrece trabajo en sus fábricas. Se establecen así lazos que vinculan a los seres humanos y que se mantienen con la garantía de las instituciones religiosas, jurídicas y estatales, que vigilan su cumplimiento y mantienen la paz social.
la ideología es simple apariencia o imaginación sin sustancia propia que invierte la realidad y la sublima. Para su desenmascaramiento, Marx propone ver la realidad tal como es: el sometimiento de la clase trabajadora por la clase dominante, que dispone de los medios que necesita para imponer sus ideas de dominación.
5.2 IDEOLOGÍA Y PROPIEDAD DE LOS MEDIOS DE PRODUCCIÓN
La alienación se da a causa de la propiedad privada de los medios de producción, esto es, de las fábricas, talleres, herramientas, telares, materias primas, etc. El dueño de estos medios ordena el trabajo y lo dirige con el fin de producir más con menos gasto y poder así vender con ventajas sobre los otros propietarios. De este modo, aumentan los beneficios para el propietario.
6.1 REVOLUCIÓN Y COMUNISMO
La situación de alienación que sufren los trabajadores, víctimas de injusticias progresivas y de una opresión generalizada, solo se resolverá con la revolución socialista.
La propiedad territorial del feudalismo entró en colisión con la propiedad industrial capitalista y aquella desaparecíó en la contienda. Del mismo modo, el capital entra en contradicción con el trabajo; en este caso, la pugna se produce entre la propiedad privada capitalista y el trabajo alienado. La deshumanización alcanza niveles insoportables a causa de las condiciones que impone el capitalismo, haciendo inevitable el enfrentamiento que provocará la superación de tal situación histórica. Marx elaboró su sistema, el llamado socialismo científico, para orientar la emancipación social de los trabajadores.
El comunismo será el estadio posterior a la revolución, donde la propiedad privada que aliena a los seres humanos y se apropia de lo humano como tal estará superada.
6.2 LA LUCHA DE CLASES
El instrumento para eliminar la propiedad privada de los medios de producción es la lucha de clases: “La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases”.
“La moderna sociedad burguesa no ha abolido las contradicciones de clase. Únicamente ha sustituido las viejas clases, las viejas condiciones de opresión, las viejas formas de lucha por otras nuevas. Toda la sociedad va dividíéndose, cada vez más, en dos grandes campos enemigos, en dos grandes clases, que se enfrentan directamente: la burguésía y el proletariado”.
La lucha entre burguésía y proletariado desembocará, según Marx, en la victoria de este último, pues su crecimiento es paralelo al de la propia burguésía.
6.3 EL PARTIDO Y LAS MEDIDAS REVOLUCIONARIAS
Para Marx, la lucha de clases necesita:
que los trabajadores tengan conciencia de clase: que acepten sus intereses comunes formando un grupo social unido, consciente de su poder y situación.
Este partido único es el que tomará el poder y sustituirá al Estado cuando triunfe el proletariado y establezca la “democracia verdadera”. El pueblo se organizará o para poner los medios de producción en manos del proletariado. Solo en nombre de los derechos generales de la sociedad puede reclamar una clase específica para sí el poder general”
En el Manifiesto del Partido Comunista, Marx establece un programa de medidas políticas para llevar a la práctica esta revolución.
Marx defiende también la superación del trabajo impuesto y su organización racional y digna como forma de acceder a lo que él considera la verdadera libertad.
5.3 EL CAPITAL Y LA PLUSVALÍA
Existen dos clases sociales originadas en el trabajo: la que tiene la propiedad de los medios de producción y la que solo cuenta con su fuerza de trabajo. Capitalistas y proletarios mantienen relaciones estrictamente jerarquizadas en la producción de las mercancías. Marx analiza esto en El capital.
Los productos tienen dos tipos de valor:
El valor de uso, que depende de la necesidad que puede satisfacer un producto de acuerdo con su naturaleza y calidad.
El valor de cambio, que depende del trabajo empleado para producir un objeto. Las horas necesarias para producir algo, son trabajo humano.
Una mercancía vale el tiempo de trabajo invertido más la amortización de los medios de producción. Pero el dinero obtenido por la venta de la mercancía en el mercado es superior a su valor. Se obtiene así un beneficio, la plusvalía, que es el valor complementario del trabajo no pagado, del que se apropia el capitalista. Este valor extra es, según Marx, fuerza de trabajo no pagada y contribuye a la acumulación de capital por parte del capitalista.
El objetivo del capitalista es acumular cada vez más capital a través de la eliminación de los competidores para alcanzar el monopolio; del aumento de la producción, incrementando el trabajo sin variar los salarios; y del uso de más máquinas, pudiendo así prescindir de obreros, que tendrán que luchar entre sí por un puesto de trabajo.
Marx establece así dos “leyes” imbricadas: la ley de acumulación del capital por parte de los capitalistas y la ley de la miseria creciente del trabajador: a medida que el capital se acumula, tiene que empeorarse la situación del obrero, cualquiera que sea su paga. La acumulación de capital acaba debilitando la situación de los trabajadores, en lugar de satisfacer sus necesidades. Así, para Marx, el sistema capitalista sigue un progreso irracional que está condenado al caos y a la crisis.