11.1 LA CREACIÓN DEL ESTADO FRANQUISTA: GRUPOS IDEOLÓGICOS Y APOYOS SOCIALES. ETAPAS DE LA DICTADURA Y PRINCIPALES CarácterÍSTICAS DE CADA UNA DE ELLAS. EL CONTEXTO INTERNACIONAL: DEL AISLAMIENTO AL RECONOCIMIENTO EXTERIOR.
Antes de terminar la guerra
Franco no tenía un programa político definido para cuando terminara el conflicto. Serrano Suñer (amigo de José Antonio Primo de Rivera) fue aconsejando a Franco, de la necesidad de ir creando un estado con instituciones, leyes e ideología en los que apoyarse.
Terminada la guerra, se establecíó un sistema político, basado en una dictadura personal: el franquismo, de tipo nacionalista, tradicionalista y católico. Franco, como personificación de la soberanía nacional reunía todos los poderes (Jefe del Estado, Jefe del Gobierno, Jefe de las FF.AA. Y Jefe del partido único FET y de las JONS, que pasó a denominarse Movimiento Nacional).Especialmente durante los primeros años se utilizaron muchos símbolos y termologías fascistas (yugo, flechas, camisa azul, saludo). El régimen fue definido como monarquía tradicional con democracia orgánica
El franquismo contó con apoyos institucionales como la Iglesia, con la que reforzó su alianza en el Concordato de 1953 y a la que entregó el control sobre la economía y la educación declarando el catolicismo religión oficial del Estado. Los militares cuya influencia política se redujo desde 1945 salvo en el caso de sólo Carrero Blanco y se encargaron de las carteras castrenses y de orden público. La Falange, partido oficial que fue perdiendo influencia en beneficio de otras familias del régimen. Controló el Ministerio de Trabajo, el sindicato, la vivienda y los periódicos Pueblo o Arriba y los monárquicos que tuvieron un menor protagonismo.
Además de las instituciones el franquismo contó con apoyos sociales que fueron variando a lo largo del tiempo. En los primeros años, contó con el apoyo de la oligarquía agraria, financiera e industrial, la burguésía de provincias y el campesinado propietario de tierra. En los años cincuenta, se añadieron grupos como la burguésía industrial de Cataluña y País Vasco.
Franco fue institucionalizando el régimen mediante la promulgación de las leyes fundamentales: Fuero del trabajo (1938), La Ley de Cortes (1942), que establecía una cámara consultiva de tipo corporativo. El Fuero de los Españoles (1945), que conténía los derechos, libertades y deberes del pueblo. La Ley de Referéndum Nacional (1945), que prevéía la posibilidad de convocar una consulta «popular» mediante plebiscito o referéndum. La Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1947), que establecíó como modelo político de sucesión una monarquía autoritaria, cuyo rey sería propuesto por Franco a las Cortes.
El régimen se impuso mediante la represión como muestra la aprobación de leyes como Ley de Responsabilidades Políticas (1939), la Ley sobre la Supresión de la Masonería y el Comunismo (1940), la Ley para la Seguridad del Estado (1941) y la Ley de Represión de Bandidaje y el Terrorismo (1947).
La evolución política y la coyuntura internacional pasaron por varias etapas: entre 1939 y 1942 el régimen se definíó como nacional-sindicalista y se alineó con los países del Eje. Su representante Serrano Suñer (falangista, Germánófilo y ministro de Asuntos Exteriores) diseñó un régimen totalitario, con predominio de militares y falangistas. Durante este período España no entró en la Guerra porque Hitler rechazó incorporar a España parte del Imperio colonial francés en África. A pesar de ello, España apoyó al Eje enviando a Rusia la División Azul y la Escuadrilla Azul, suministrando wolframio y permitiendo el tránsito de aviones y barcos. Las derrotas del Eje hicieron que Franco se acercase a los Aliados y cambiase las carácterísticas del estado a Nacional-catolicismo entre 1943 y 1945. España se declaró no beligerante y declaró la neutralidad, apartando del gobierno a los Germánófilos y ascendiendo a los católicos (Carrero Blanco, Martín Artajo y Ruiz Giménez).
A partir de 1945 España fue aislada internacionalmente al no ser admitida en la ONU (1946) por «fascista». Dicha institución recomendó retirar a sus embajadores de España, y excluirla del Plan Marshall. Con esto se pretendía que Franco abandonase el poder. Sólo mantuvimos relaciones con, el Portugal de Salazar y la Argentina de Perón.
El reconocimiento internacional de España llegó en 1950. La Guerra Fría permitíó a Franco presentarse ante las democracias como un aliado frente a la URSS; y ese mismo año la ONU revocó la resolución de bloqueo contra España y permitíó el regreso de los embajadores. En esta línea en 1953 se firmaron el Concordato con la Santa Sede y el Pacto de Madrid con EE.UU., que permitíó la instalación de cuatro bases militares y el tránsito y/o almacenamiento de armas nucleares.
El definitivo reconocimiento internacional España llegó con su ingreso en la ONU en 1955 y en el FMI en 1958.
En 1957 el Estado se encontraba al borde la bancarrota, Franco formó un nuevo Gobierno de Tecnócratas del Opus Dei, que en 1959 puso en marcha el Plan de Estabilización, que supuso modernización de la economía y una tímida apertura con la Ley de Prensa o Ley Fraga 1966 y la Ley Orgánica del Estado que daba paso a la democracia orgánica desde el estado nacional-sindicalista. A partir de 1969 se inicia la fase de descomposición del régimen. El deterioro del caudillo provocó que en delegara la jefatura del Gobierno en Carrero Blanco a la vez que se produce el distanciamiento de la iglesia, la activación de la oposición y las tensiones dentro del régimen entre aperturistas e inmovilistas. Tras el asesinato de Carrero el 20 de Diciembre del 73 el régimen endurecíó la represión y en Septiembre del 75 eran ejecutados cinco miembros de Eta y del FRAP, ocasionando una gran movilización exterior.
Franco moría el 20 de Noviembre de este año.
El exilio fue la única salida para una parte de los españoles que perdieron la Guerra Civil y significó para España una pérdida demográfica, económica e intelectual. El primer exilio tuvo lugar en 1937 tras la conquista franquista del norte de España. Miles de niños fueron enviados a Rusia, “los niños de la guerra”. Al final de la Guerra Civil los destinos principales fueron Francia, y México, que acogíó a las instituciones republicanas. Muchos exiliados se sumaron a la resistencia y lucharon contra el Eje durante la Segunda Guerra Mundial, y miles fueron asesinados en los campos de exterminio del Tercer Reich. Muchos españoles se quedaron definitivamente en los países de acogida; otros volvieron a España en las décadas de los cincuenta y sesenta, aunque la mayoría esperaron a la muerte de Franco.
11.2 POLÍTICA ECONÓMICA DEL FRANQUISMO: DE LA AUTARQUÍA AL DESARROLLISMO. TRANSFORMACIONES SOCIALES: CAUSAS Y EVOLUCIÓN
Tras la guerra sobrevino una situación de estancamiento y depresión económica que estuvo motivada por la II Guerra Mundial y especialmente por el sistema económico impuesto por el franquismo, la autarquía, para reconstruir el nuevo estado. Todo sería producido en el país sin importar el coste (aunque fue imposible por la falta de materias primas y fuentes de energía). Para este fin el Estado intervino la economía: salarios controlados, tipos de cambio fijo, cupos de importación, cartillas de racionamiento en los artículos de primera necesidad…lo que supuso la aparición del mercado negro o estraperlo.
En estas condiciones el crecimiento económico fue nulo durante los cuarenta, perdurando la escasez de productos agrícolas e industriales hasta los 50 motivando la ruralización de España. De esta situación solo escaparon algunos empresarios que se beneficiaron de la paz social y los dedicados al estraperlo. Durante estos años se veía al campesino como baluarte de los valores tradicionales inspirados en el Siglo XVI, frente al obrero urbano más influido por el marxismo. Pese a todo, parte del hambre pudo evitarse con la importación de trigo argentino. Hasta 1951 no se alcanzó el nivel anterior a la guerra.
En los años cincuenta se fue abandonando la autarquía y el aislamiento de los años cuarenta. La atenuación de las medidas intervencionistas y el fin del aislamiento permitíó un cierto crecimiento que supuso el aumento de la inflación y la disminución de las divisas, al pagarse las importaciones imprescindibles, hasta provocar la crisis del año 57. Este año, tras la crisis estudiantil, Franco remodeló el gobierno cesando a los ministros más radicales del movimiento, y nombró ministros a Navarro Rubio y a Ullastres, miembros del Opus Dei, que antepusieron la eficiencia a la ideología política.
Los conocidos como tecnócratas prepararon el 1959 el Plan de estabilización y liberalización. En dicho Plan, impusieron medidas económicas acordes con el capitalismo occidental, entonces en expansión .Los objetivos eran, frenar la inflación y liberalizar el sector exterior, lo que supuso la devaluación de la peseta la congelación de los salarios, la apertura a los mercados exteriores con la instalación de empresas extranjeras y la puesta en práctica de una tímida reforma fiscal. Franco, aun desconfiando del Plan, lo asumíó debido a la mala situación económica. Los negativos efectos de los primeros meses (caída de la productividad, bajada de sueldos, aumento del paro) fueron compensados con creces a partir de 1961 cuando se inició el crecimiento sostenido, y muy especialmente desde el 63 dando lugar lo que se conocíó como el milagro español. El crecimiento desequilibrado hace que sea conocido como “desarrollismo”.
Entre los factores que lo motivaron, destaca el aumento del turismo debido al crecimiento de Europa occidental, las divisas remitidas por los emigrantes, la instalación de empresas extranjeras que se aprovecharon de la abundante mano de obra proveniente del éxodo rural, los bajos sueldos españoles, la ausencia de organizaciones obreras, la existencia de capitales acumulados en el interior, y la concentración de industria en Madrid, Cataluña , País Vasco , Asturias y Valencia. Otra de las causas del milagro español fueron los Planes de Desarrollo creados por el Laureano López Rodó a partir de 1962. Estos con una duración cuatrienal establecían unas directrices obligatorias para las empresas públicas e indicativas para las privadas. Las empresas que siguieran estas directrices obtendrían ventajas fiscales y crediticias.
Los objetivos que se fijaron en dichos planes fueron, el crecimiento del PIB, el desarrollo preferente de la industria, la modernización de la agricultura y el desarrollo de regiones no industrializadas, para lo cual se crearon Polos de Desarrollo en Burgos, Huelva, Valladolid, Vigo, etc., con resultados dispares. Pese al esfuerzo el desarrollismo presentó limitaciones como el desarrolló una industria con poco contenido tecnológico y muy dependiente del exterior. La incentivación a la emigración al exterior para evitar un paro masivo (consecuencias: subsidio de paro). Pese al crecimiento de la renta per cápita esta no alcanzó a los países occidentales.
Todo este milagro fue frenado drásticamente a partir de 1973 debido a la crisis del petróleo, del que nuestro país era muy dependiente, y que provocó una gran inflación, la reducción del turismo, el retorno de los emigrantes y el aumento del déficit exterior
En cuanto a los cambios sociales, hasta 1959 se impusieron formas de vida más conservadoras que las vividas en la II República, mientras que desde esta fecha la apertura económica fue seguida cambios significativos en la sociedad llegando en 1975 a un gran acercamiento a los países occidentales.
El franquismo supuso la vuelta a valores tradicionales más conservadores que fue especialmente significativo en el caso de la mujer que perdíó todo lo conseguido en la II República y quedo vinculada al hombre en todos los aspectos y fue relegada al papel clásico de ama de casa, debiendo pedir permiso para trabajar, abrir una cuenta en el banco…los tímidos cambios, no se iniciaron hasta los años 70.
La cultura española durante el franquismo se desarrolló dentro y fuera de España. La prensa, la escuela y la universidad fueron depuradas para adaptarse al nuevo Estado.
La cultura oficial exaltó los valores del franquismo (católica y nacional) y censuró las manifestaciones culturales ajenas al régimen (progresistas, liberales y de vanguardia). La educación paso a estar controlada por la iglesia especialmente hasta finales de los cincuenta. Desde esta fecha aparecieron especialmente en la universidad movimientos de oposición al régimen. La cultura liberal atrajo a franquistas alejados del régimen como Pedro Laín Entralgo, Julián Marías o Dionisio Ridruejo. En cuanto a la cultura de oposición destacaron los literatos Antonio Buero Vallejo, Camilo José Cela, Juan Goytisolo, Luis Martín-Santos y Joan Marsé y cineastas como Luis García Berlanga, Carlos Saura…La Ley de Prensa de 1966 supuso la aparición de nuevas publicaciones en las que se podía tímidamente criticar al régimen. En los setenta aparecieron los denominados poetas «novísimos» (Pere Gimferrer) y los cantautores Joan Manuel Serrat y Raimon, Lluís Llach Labordeta, En la cultura de oposición jugaron un relevante papel los semanarios políticos y culturales como Cuadernos para el Diálogo (de ideología democristiana) y Triunfo (izquierda).
Un elemento clave en la modernización de la sociedad fue el éxodo rural, con el consiguiente crecimiento de las ciudades y sus alrededores que faltos de planificación supusieron el deterioro de los cascos y el crecimiento desorganizado de las mismas. Desde finales de los cincuenta el crecimiento de los trabajadores industriales y de servicios fue constante haciendo aparición el movimiento obrero que pasó a organizarse alrededor de los sindicatos clandestinos (CCOO, USO, UGT ) y fue perdiendo fuerza el sindicalismo oficial. Las nuevas asociaciones fueron olvidando sus peticiones revolucionarias y se centraron en la demanda de mejoras salariales y en la reivindicación de los derechos sindicales. En cuanto a la clase media fue creciendo de manera continua durante los sesenta y fue clave en la modernización del país.
Los modos de vida y la mentalidad cambiaron, sobre todo entre los jóvenes de las ciudades, por la influencia de los turistas europeos y la difusión de la televisión. Uno de los cambios más destacados fue la incorporación de la mujer al trabajo fuera de casa. El nivel de vida mejoró y aparecíó la sociedad de consumo: los salarios subieron, se generalizaron el teléfono, la nevera, la lavadora, el SEAT 600, las vacaciones y, en general, la cultura del ocio.
Los cambios económicos y sociales contrastaron con el inmovilismo político y la represión política.