Fernando Fernán Gómez es una figura clave en la historia del teatro y el cine español, tanto por sus proyectos propios como ajenos. Va a destacar fundamentalmente como actor, y él se considera (a sí mismo) como un escritor frustrado, a pesar de su amplia producción literaria. Cultiva todos los géneros literarios, ya que escribe también novela (El vendedor de naranjas, El mal amor, El mar y el tiempo, El viaje a ninguna parte)
Y poemas (A Roma por algo). En teatro destaca su obra
Las bicicletas son para el verano, que se estrena en 1982, aunque anteriormente había recibido el Premio Lope de Vega (en 1977) –el texto recibe el premio; como parte del premio, se incluye su representación teatral-. El título de la obra es muy significativo, ya que las bicicletas representan la diversión, la libertad, el ligar con las chicas, el trabajo y la adolescencia perdida por la guerra.
El verano, por su parte, representa el ocio y las vacaciones (tiempos felices, de tranquilidad y descanso; y las vacaciones laborales que ya no va a poder disfrutar Don Luis por perder su trabajo, ya que va a sufrir represalias por apoyar al bando republicano.). La primera parte de la obra se desarrolla en 1936 (primeras consecuencias de la guerra, presentación de los personajes y sus ideologías) y la segunda parte, entre Enero de 1937 y Abril de 1939 (hambre, acopio de víveres). Se trata de una obra ambientada en el periodo de la Guerra Civil. Durante la dictadura del General Franco, el tratamiento del tema tabú de la Guerra Civil solo podía hacerse desde la perspectiva ideológica y política del vencedor. Otras obras que abordan el tema de la Guerra Civil son La muralla (de Joaquín Calvo Sotelo), El tragaluz (de Antonio Buero Vallejo, aunque de forma indirecta) y Noche de guerra en el Museo del Prado (de Rafael Alberti, en el exilio). En los años ochenta, José Sanchis Sinisterra trata también el tema de la Guerra Civil desde la perspectiva republicana en ¡Ay, Carmela! (desde la situación de normalidad democrática). La trama dura tres años (duración de la Guerra Civil). A lo largo de toda la obra se ofrecen múltiples referencias históricas dadas por la radio, el ruido de los bombardeos y los comentarios de los personajes que vienen del exterior (asesinato de Calvo Sotelo, Batalla de Ciudad Universitaria, la muerte del Teniente Castillo, la sublevación del Cuartel de la Montaña, bombardeos del pan, traslado de Gobierno de Madrid a Valencia, llamada a filas a la quinta del Chupete y del Biberón, la Sublevación en África, etc.). En el Cuadro XV se observan algunos de los cambios legales: el divorcio fue anulado (el divorcio no válido de los padres de Ambrosio), los casamientos anulados (casamiento anulado de Basilio y María), las posesiones de dinero (dinero republicano convertido en estampitas de Nestlé) y en educación (Luisito no se puede presentar a la primera convocatoria para examinarse de Física, ya que estaba reservada para los nacionales). En esa época se cursaban seis años de bachillerato y un curso de preparación para la universidad (Preu). Con 4º de Bachillerato se podría dar clase como maestro en Escuela Elemental (como es el caso de Manolita). Destaca su estructura circular simbolizada por el espacio, las bicicletas y el verano. La mayor parte de la trama sucede en el interior de un edificio situado en el centro de Madrid (concretamente en la zona de la Plaza de la Paja), dando sensación de opresión, asfixia, agobio y angustia por la guerra. Hay partes que se desarrollan en el exterior: el epílogo y el prólogo tienen lugar en el mismo sitio (Parque de Ciudad Universitaria), que significa recuperar el pasado y la adolescencia perdida por la Guerra Civil. Además, el Cuadro II tiene lugar en el parque (con Charito). Es decir, se usa el exterior para dar sensación de normalidad. Además, se juega con la luz, observándose en los apagones obligados por los militares (la bala disparada por tener la luz encendida es un signo de opresión). Esta obra nos sitúa en un Madrid preciso geográficamente hablando y respeta rigurosamente la realidad histórica. Además, en ella conviven en el mismo edificio diferentes personajes con distinta ideología política. El carácter memorístico de la obra hace que se recupere la infancia y la adolescencia del propio autor. La intención de Fernando Fernán Gómez es ofrecer un retrato de la vida cotidiana de Madrid durante la Guerra Civil a través de la historia de una familia (obra próxima a una comedia de costumbres). La vida de las personas se rige en protagonistas frente al ruido de la guerra. Se presencia la contienda a través del ruido de los bombardeos, la radio y los comentarios de los personajes que vienen de fuera. En parte, el carácter autobiográfico de la obra hace que una de las figuras mejor perfiladas sea la de Luisito. Don Luis, con sus intervenciones llenas de ironía y con comentarios mordaces, intenta mantener una postura ética ante la vida (como un antihéroe) ya que renuncia a sus aspiraciones de convertirse en escritor por las obligaciones que, en parte, impone la sociedad [como es el caso de Fernando Fernán Gómez]. Por su parte, Doña Dolores tiene una visión más tradicional ante la vida. La ideología republicana del autor aparece reflejada en Don Luis, Manolita y Luisito. En Manolita, cuyo sueño se ve truncado, se refleja también el sueño fracasado de Fernando Fernán Gómez. Anselmo es el portavoz ideológico de los republicanos (miliciano anarquista miembro de la CNT), ya que defiende la utopía de la sociedad liberatoria. Por tanto, es partidario de la plena libertad en el amor y en el trabajo, del trabajar lo menos posible, y de la eliminación del Estado, los caciques y la propiedad privada. Es importante añadir que las diferencias políticas no separan ni enfrentan a los personajes, sino que se ayudan y se aceptan. En el final se puede apreciar el deseo Don Luis de un resultado diferente de la Guerra Civil (ya que se plantea para qué ha valido toda la contienda si posteriormente van a vivir peor). A esta obra se le asignan distintas interpretaciones: la llegada de la Democracia como ese nuevo verano; y la identificación del verano con la infancia y adolescencia del autor que quedó atrás y forma parte del tiempo que no se puede recuperar. La obra presenta un registro coloquial y vulgar, apreciándose la falta de cultura en personajes como Julio y Doña Antonia. Los personajes, además, son muy directos a la hora de afrontar determinados temas. Es conveniente añadir que el humor de Don Luis desmonta los argumentos de Doña Dolores con normalidad. Además, en el libro se defiende que la emisora republicana de la radio manipulaba más que la nacional (dicho por Doña Dolores, mostrando su ideología). Por otro lado es preciso indicar la desigual repercusión de la guerra en las diferentes zonas. Por ejemplo, Anselmo dice que en Valencia este catastrófico hecho histórico solo se apreciaba por los carteles de las calles.
Y poemas (A Roma por algo). En teatro destaca su obra
Las bicicletas son para el verano, que se estrena en 1982, aunque anteriormente había recibido el Premio Lope de Vega (en 1977) –el texto recibe el premio; como parte del premio, se incluye su representación teatral-. El título de la obra es muy significativo, ya que las bicicletas representan la diversión, la libertad, el ligar con las chicas, el trabajo y la adolescencia perdida por la guerra.
El verano, por su parte, representa el ocio y las vacaciones (tiempos felices, de tranquilidad y descanso; y las vacaciones laborales que ya no va a poder disfrutar Don Luis por perder su trabajo, ya que va a sufrir represalias por apoyar al bando republicano.). La primera parte de la obra se desarrolla en 1936 (primeras consecuencias de la guerra, presentación de los personajes y sus ideologías) y la segunda parte, entre Enero de 1937 y Abril de 1939 (hambre, acopio de víveres). Se trata de una obra ambientada en el periodo de la Guerra Civil. Durante la dictadura del General Franco, el tratamiento del tema tabú de la Guerra Civil solo podía hacerse desde la perspectiva ideológica y política del vencedor. Otras obras que abordan el tema de la Guerra Civil son La muralla (de Joaquín Calvo Sotelo), El tragaluz (de Antonio Buero Vallejo, aunque de forma indirecta) y Noche de guerra en el Museo del Prado (de Rafael Alberti, en el exilio). En los años ochenta, José Sanchis Sinisterra trata también el tema de la Guerra Civil desde la perspectiva republicana en ¡Ay, Carmela! (desde la situación de normalidad democrática). La trama dura tres años (duración de la Guerra Civil). A lo largo de toda la obra se ofrecen múltiples referencias históricas dadas por la radio, el ruido de los bombardeos y los comentarios de los personajes que vienen del exterior (asesinato de Calvo Sotelo, Batalla de Ciudad Universitaria, la muerte del Teniente Castillo, la sublevación del Cuartel de la Montaña, bombardeos del pan, traslado de Gobierno de Madrid a Valencia, llamada a filas a la quinta del Chupete y del Biberón, la Sublevación en África, etc.). En el Cuadro XV se observan algunos de los cambios legales: el divorcio fue anulado (el divorcio no válido de los padres de Ambrosio), los casamientos anulados (casamiento anulado de Basilio y María), las posesiones de dinero (dinero republicano convertido en estampitas de Nestlé) y en educación (Luisito no se puede presentar a la primera convocatoria para examinarse de Física, ya que estaba reservada para los nacionales). En esa época se cursaban seis años de bachillerato y un curso de preparación para la universidad (Preu). Con 4º de Bachillerato se podría dar clase como maestro en Escuela Elemental (como es el caso de Manolita). Destaca su estructura circular simbolizada por el espacio, las bicicletas y el verano. La mayor parte de la trama sucede en el interior de un edificio situado en el centro de Madrid (concretamente en la zona de la Plaza de la Paja), dando sensación de opresión, asfixia, agobio y angustia por la guerra. Hay partes que se desarrollan en el exterior: el epílogo y el prólogo tienen lugar en el mismo sitio (Parque de Ciudad Universitaria), que significa recuperar el pasado y la adolescencia perdida por la Guerra Civil. Además, el Cuadro II tiene lugar en el parque (con Charito). Es decir, se usa el exterior para dar sensación de normalidad. Además, se juega con la luz, observándose en los apagones obligados por los militares (la bala disparada por tener la luz encendida es un signo de opresión). Esta obra nos sitúa en un Madrid preciso geográficamente hablando y respeta rigurosamente la realidad histórica. Además, en ella conviven en el mismo edificio diferentes personajes con distinta ideología política. El carácter memorístico de la obra hace que se recupere la infancia y la adolescencia del propio autor. La intención de Fernando Fernán Gómez es ofrecer un retrato de la vida cotidiana de Madrid durante la Guerra Civil a través de la historia de una familia (obra próxima a una comedia de costumbres). La vida de las personas se rige en protagonistas frente al ruido de la guerra. Se presencia la contienda a través del ruido de los bombardeos, la radio y los comentarios de los personajes que vienen de fuera. En parte, el carácter autobiográfico de la obra hace que una de las figuras mejor perfiladas sea la de Luisito. Don Luis, con sus intervenciones llenas de ironía y con comentarios mordaces, intenta mantener una postura ética ante la vida (como un antihéroe) ya que renuncia a sus aspiraciones de convertirse en escritor por las obligaciones que, en parte, impone la sociedad [como es el caso de Fernando Fernán Gómez]. Por su parte, Doña Dolores tiene una visión más tradicional ante la vida. La ideología republicana del autor aparece reflejada en Don Luis, Manolita y Luisito. En Manolita, cuyo sueño se ve truncado, se refleja también el sueño fracasado de Fernando Fernán Gómez. Anselmo es el portavoz ideológico de los republicanos (miliciano anarquista miembro de la CNT), ya que defiende la utopía de la sociedad liberatoria. Por tanto, es partidario de la plena libertad en el amor y en el trabajo, del trabajar lo menos posible, y de la eliminación del Estado, los caciques y la propiedad privada. Es importante añadir que las diferencias políticas no separan ni enfrentan a los personajes, sino que se ayudan y se aceptan. En el final se puede apreciar el deseo Don Luis de un resultado diferente de la Guerra Civil (ya que se plantea para qué ha valido toda la contienda si posteriormente van a vivir peor). A esta obra se le asignan distintas interpretaciones: la llegada de la Democracia como ese nuevo verano; y la identificación del verano con la infancia y adolescencia del autor que quedó atrás y forma parte del tiempo que no se puede recuperar. La obra presenta un registro coloquial y vulgar, apreciándose la falta de cultura en personajes como Julio y Doña Antonia. Los personajes, además, son muy directos a la hora de afrontar determinados temas. Es conveniente añadir que el humor de Don Luis desmonta los argumentos de Doña Dolores con normalidad. Además, en el libro se defiende que la emisora republicana de la radio manipulaba más que la nacional (dicho por Doña Dolores, mostrando su ideología). Por otro lado es preciso indicar la desigual repercusión de la guerra en las diferentes zonas. Por ejemplo, Anselmo dice que en Valencia este catastrófico hecho histórico solo se apreciaba por los carteles de las calles.