Sexualidad Humana: Verdad, Significado y la Institución Familiar

La sexualidad humana

1.1 Verdad y significado de la sexualidad

La persona es una totalidad de cuerpo y alma. La persona es un ser sexual: masculino o femenino. La sexualidad no es un mero atributo, tampoco se reduce a la genitalidad. La sexualidad define al hombre y a la mujer también en los planos psicológicos, afectivos y espirituales.

1. Dimensión unitiva

Al realizar el acto sexual, una persona se encuentra con otra persona. Busca realizar con ella un proyecto conjunto, el proyecto en el que desea que consista su vida. Esto es posible porque el varón y la mujer son complementarios. Lo masculino se enriquece con lo femenino y viceversa.

2. Dimensión procreativa

La relación sexual entre un hombre y una mujer permite, por su propia naturaleza, generar nuevos seres humanos. El sentido natural de la nutrición consiste en mantener la vida del individuo, el de la sexualidad radica en perpetuar la especie. Pero al final, la sexualidad trasciende a algo más profundo, lo que se transforma en una relación interpersonal y amorosa.

1.2 La revelación ilumina el significado de la sexualidad

La revelación de Dios muestra que la sexualidad es algo sagrado, pleno de valor y belleza. Él quiso que todos fuéramos llamados a la vida por medio de ella y que, también gracias a ella, colaborásemos en la creación de otros seres humanos. La sexualidad conduce al compromiso, a la entrega a otra persona. El sentido de la sexualidad humana queda desdibujado en el corazón del hombre por los efectos del pecado. Dios ha querido ayudarnos mediante la revelación del Decálogo. Para entender esta ayuda es preciso que cambiemos nuestra perspectiva: los mandamientos potencian la libertad.

1.3 La grandeza de la castidad

La **castidad** es la virtud de ordenar la sexualidad hacia el bien de las personas, con la ayuda de Dios. La castidad requiere una profunda comprensión de la persona, del sexo opuesto, del valor del compromiso, del matrimonio y de la virginidad. Para vivir la castidad necesitamos la ayuda de la gracia y el esfuerzo personal. Los medios sobrenaturales principales son la oración, el sacrificio y la recepción de los sacramentos, especialmente la confesión.

2. Del noviazgo al matrimonio

El amor humano necesita madurar desde el primer enamoramiento hasta el amor adulto. El noviazgo crece cuando pasa de la amistad, al afán por conocerse y compartir vivencias. Los novios profundizan en el conocimiento mutuo y se abre la posibilidad de construir un mismo proyecto vital. El noviazgo es una preparación para el matrimonio, donde se puede realizar la entrega plena que se da en el amor humano. El verdadero amor humano debe suponer la entrega del cuerpo; si la entrega no alcanza este nivel de compromiso, entonces es una falsa entrega y, por lo tanto, una realización falsa del amor. La espera, la paciencia, la valoración de uno mismo y de la propia intimidad, son elementos valiosos unidos a la castidad. La Iglesia no puede aceptar las uniones a prueba, que consisten en mantener relaciones sexuales prematrimoniales cuando existe intención de casarse.

3. La institución familiar

El matrimonio es una alianza por la que el varón y la mujer constituyen entre sí una íntima comunidad de vida y amor, que se ordena al bien de los cónyuges, y a la generación y educación de la prole. No se trata de una institución originariamente cristiana, ya que está presente con las mismas características en casi todas las culturas.

  1. Monógamo: unión de un hombre con una mujer para formar una comunidad de vida y amor, de manera que ya no son dos, sino una sola carne.
  2. Indisoluble: la unión matrimonial implica la donación mutua e incondicional de quienes la constituyen.
  3. Orientado a la procreación: Dios bendijo a Adán y Eva diciéndoles: “Sed fecundos y multiplicaos”.

3.2. El matrimonio cristiano

En los seres humanos, la idea primera del matrimonio se fue desvirtuando con el paso del tiempo. Jesucristo restableció el proyecto divino, enseñando de nuevo que los esposos ya no son dos, sino una sola carne y que lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre. Cristo elevó el matrimonio a la dignidad del Sacramento, fuente de gracia y de santificación para quienes lo contraen. Para el cristiano, el matrimonio es un sacramento que une a los contrayentes entre sí y con Dios. El matrimonio cristiano se debe mirar en el amor de Cristo por la Iglesia; los esposos cristianos han de reflejar en sus vidas la entrega total de Cristo por la Iglesia. La familia debe entenderse como iglesia doméstica. La Iglesia ha recibido de Cristo el encargo de custodiar los sacramentos. La Iglesia también tiene potestad para determinar la forma y el rito de la celebración del sacramento. La Iglesia tiene poder para juzgar si un matrimonio es nulo: la Iglesia puede declarar jurídicamente nulas las uniones que, en su origen, no tuvieron los requisitos indispensables para su validez. Cuando los tribunales eclesiásticos declaran la nulidad de un matrimonio, manifiestan que, aunque esa unión tuviera la apariencia de matrimonio, nunca lo hubo. Por tanto, no anulan un matrimonio, sino que declaran su nulidad.

3.3 La paternidad responsable

La paternidad-maternidad responsable se refiere al deber y al derecho de los esposos de decidir el número de hijos y el tiempo para recibirlos. Los esposos han de conocer qué les está pidiendo Dios y cómo es la situación personal de cada esposo y de la familia. Los esposos deben deliberar en conciencia, sin limitarse a evitar complicarse la vida. Es importante no impedir la verdadera unión, afectiva o física, entre los esposos: bien sea por una modificación en el cuerpo de la mujer o en el hombre, bien sea por medios mucho más graves como el aborto.

4. Dificultades actuales para la familia cristiana

  1. Secularización de la sociedad: pérdida del sentido religioso. El matrimonio se considera como una simple relación afectiva. De este modo, su horizonte se reduce a formar una convivencia satisfactoria para ambas partes.
  2. Deformación del sentido de la libertad: Desligar la libertad del bien humano conduce a dejarse dirigir por los sentimientos y los impulsos más irracionales. La libertad queda reducida a la capacidad de elección personal.
  3. Individualismo: Este ideal de vida no permite construir una auténtica comunidad de personas ni establecer vínculos profundos.
  4. Nuevos modelos de familia: El matrimonio se define como dos personas que se aman y que dan su consentimiento para unir sus vidas en lo sexual, lo material y lo económico. Se trata de una concepción que se basa en características no esenciales.