Sexenio Revolucionario y Crisis Colonial Española: Cuba y el Desastre del 98

El Sexenio Revolucionario y el Movimiento Obrero

En la etapa del **Sexenio Revolucionario** se inició el **movimiento obrero**, influenciado por el **anarquismo** y el **socialismo**, planteando abiertamente la conflictividad social. En este contexto, el movimiento obrero adoptó el pensamiento anarquista, cuya plasmación fue la creación de la **Federación Regional Española de la AIT**.

La Guerra Larga de Cuba

Otro frente que tuvieron que abordar los gobernantes del Sexenio fue la **Guerra Larga de Cuba**. Cuba estaba muy ligada a la economía estadounidense y admiraba el desarrollo económico y la democracia de EEUU. El interés por Cuba aumentó hasta el punto de querer comprar la isla. En este contexto se produjeron tres rebeliones, la última de ellas liderada por **Carlos Manuel de Céspedes**, quien dio el **Grito de Yara**, aldea donde se inició la guerra que duró hasta 1878. La zona oriental de esta isla fue el principal teatro de operaciones.

La guerra no se pudo resolver durante la etapa del Sexenio. Detrás del conflicto estaba la cuestión social de la **abolición de la esclavitud**. Mientras que esa medida se pudo adoptar en Puerto Rico, en el caso de Cuba el sistema productivo no podía prescindir de la mano de obra esclava. Las presiones de Francia, Reino Unido y EEUU obligaron al gobierno provisional español a aprobar la **“Ley Moret”**, que declaraba libres a los que nacieran de madre esclava, a los menores de edad y a los mayores de cierta edad, pero el sistema esclavista pervivió en la isla hasta el año 1886.

Durante el reinado de **Fernando VII**, solo Cuba, Puerto Rico y las Islas Filipinas se mantuvieron bajo soberanía española. Se inició una primera guerra cubana, pero fue en la década final del siglo XIX cuando estos problemas se agudizaron por el contexto internacional.

La Crisis Colonial y la Guerra Hispano-Cubana

La política de los gobiernos españoles ante las demandas de los independentistas fue insuficiente, y su balance, un fracaso. La campaña de Melilla de 1893 inauguró un periodo de incertidumbre en la política exterior española que mantuvo su proyección poco después en la crisis del Caribe. Se intentaron reformas en la administración filipina y un ensayo descentralizador en Cuba. Puerto Rico en 1872 había conseguido su autonomía, la esclavitud había sido abolida y tenía una economía saneada. El autonomismo se dividió en dos corrientes, una más españolista y otra más radical. En Cuba, sin embargo, no se había abolido la esclavitud. **Maura** propuso una amplia reforma administrativa y una ampliación del censo, pero estas medidas fueron rechazadas y el ministro fue tildado de energúmeno, lo que le hizo dimitir. Los sectores españolistas chocaron con los intentos del gobierno de conceder cierto grado de autonomía. En el extremo contrario estaba el **Partido Revolucionario Cubano**, creado por **José Martí**. Se formaron tres corrientes: españolistas, autonomistas e independentistas. España se tuvo que enfrentar a un conjunto de disidencias de base campesina, nacionalista y de los terratenientes, lo que dio lugar al movimiento emancipador.

En 1895 se dio lugar la última guerra cubana. La **Guerra Hispano-Cubana** se desarrolló en cuatro fases:

  1. La 1ª con el inicio de la sublevación en febrero de 1895 y la muerte del líder de la independencia **José Martí**.
  2. La 2ª desde octubre del 95 a enero del 96, fue el momento de mayor avance de las tropas sublevadas, avance que el general **Martínez Campos** se vio incapaz de frenar.
  3. La 3ª desde enero del 96 a diciembre del 97, el general **Weyler** sustituyó a Martínez Campos con la misión de guerra hasta el final.
  4. La 4ª desde diciembre del 97 hasta abril del 98, con el general **Blanco** al frente desembocó en la intervención directa de EEUU.

La Guerra Hispano-Cubana coincidió con el momento de máxima expansión del **imperialismo de EEUU**. En febrero de 1898 la explosión del acorazado estadounidense **“Maine”** fue el pretexto para la guerra. El embajador de EEUU **“Woodford”** presentó un plan de compra de la isla en marzo de 1898, que España rechazó. La presión de la prensa y la diplomacia estadounidense exaltó el fervor patriótico de los españoles, y EEUU declaró la guerra a España el 25 de abril de 1898. Aun conscientes de la inferioridad militar, la flota española se enfrentó a la poderosa armada de EEUU, produciéndose dos derrotas, una en Cavite y otra en Santiago de Cuba.

Las negociaciones de paz se plasmaron en el **Tratado de París**, por el que España reconocía la independencia de Cuba y cedía Puerto Rico, Filipinas y las Islas Guam a Estados Unidos, y al Imperio Alemán, las Islas Carolinas, las Marianas y las Palaos, quedando así liquidado el imperio español.

El Regeneracionismo y la Generación del 98

La derrota generó un nuevo espíritu: el **regeneracionismo**. Un balance llevado a cabo por intelectuales y políticos del tránsito del XIX al XX. Como resultado de ese ambiente, se formó un gobierno presidido por **Francisco Silvela** y con el general **Polavieja** como ministro de guerra. Hubo otro movimiento regeneracionista al margen del sistema protagonizado por **Joaquín Costa**.

También destacó la llamada **Generación del 98**. Consideraban la falta de educación uno de los males fundamentales causantes del atraso del país, y criticaban el sistema de la Restauración y su funcionamiento. La liga y las cámaras de comercio suscitaron gran interés en aquellos años, pero ambas excluían la participación en la reforma de obreros y campesinos, y reducía el protagonismo a las clases productivas intelectuales.

El regeneracionismo dejó de ser un peligro para el sistema restaurador. Cuando **Alfonso XIII** subió al trono, se cerró una etapa de la vida política de España que dejaba abiertos numerosos frentes para el nuevo siglo.