Segunda República Española: Un Análisis Histórico Detallado

La Segunda República Española: Auge y Caída de un Régimen Democrático

La República fue el resultado de unas elecciones para determinar la continuidad de la monarquía, ya que no se le perdonaba a Alfonso XIII haber traído una dictadura y por la incapacidad de afrontar los problemas del Estado. Las elecciones fueron convocadas por el rey con la intención de volver al liberalismo, pero se terminaron convirtiendo en una elección sobre si seguir o no con la monarquía. Ante la inmensa mayoría del “no”, Alfonso XIII abandonó España.

La República también supuso un fracaso, ya que comenzó en una época donde en Europa estaban surgiendo movimientos totalitaristas (fascismo y comunismo). Además, se sumó la crisis económica surgida en América que arrastrábamos desde 1929. La República fue una etapa muy democrática y liberal, y las nuevas ideas totalitaristas que empezaban a surgir se oponían a ella, como las oligarquías empresariales, latifundistas y financieras. La Iglesia también se opuso a la República debido a la actitud anticlerical y permisiva ante incidentes violentos contra la Iglesia que había adoptado el gobierno. Algunos sectores del ejército también se opusieron y, en determinados momentos, también el mundo del proletariado que reivindicaban reformas rápidas, pero la lentitud del gobierno provocó huelgas y manifestaciones. Cuando se aprueba la desaparición de la monarquía, el gobierno de Alfonso XIII se desarticula y se organiza un gobierno provisional hasta que tengan lugar las elecciones.

El Gobierno Provisional y las Primeras Reformas

Este gobierno organizó las elecciones y llevó a cabo las primeras reformas: reformas en la educación, el mundo agrario, la relación con la Iglesia y el mundo laboral. Tras las elecciones aparece el bienio progresista, que no contaba con la mayoría absoluta, por lo que gobernó mediante coalición. Este gobierno duró muy poco debido a las reformas tan drásticas que realizaron.

Reformas del Bienio Progresista

  • Reforma agraria: Se expropiaron las propiedades de la clase alta que no estaban explotando, sin indemnización, y sí recibieron indemnización las que sí estaban siendo explotadas. La intención era convertir en dueños de las tierras a los trabajadores que las explotaban. El Ayuntamiento repartió las tierras entre el campesinado, pero cuando estos ven que estas medidas se realizan de forma lenta, debido a la falta de dinero para las indemnizaciones, se ponen en contra. También se expropiaron las tierras de regadío destinadas al cultivo de secano, para mejorar la salida comercial de los productos de regadío.
  • Relación Iglesia-Estado: Se le quita a la Iglesia el monopolio de la educación, para que no condicione a los jóvenes. Se expulsa a los Jesuitas de España y se expropian sus propiedades, se implanta el divorcio, el matrimonio civil y se quita a la Iglesia el control de los cementerios, pasándoselos a los Ayuntamientos.
  • Reforma del ejército: Intentaron profesionalizar el ejército, jubilaron a los mayores de 55 años que no querían jurar la República, pero conservando todo su salario completo, mediante la ley de jubilación voluntaria. También se cerró la academia militar de Zaragoza, cuyo jefe era Francisco Franco.
  • Reforma laboral: Mejoraron las condiciones de trabajo y se llevaron a cabo los primeros pasos de lo que sería la seguridad social de los trabajadores.
  • Reforma autonómica: Se está a favor de los nacionalismos, por lo que Cataluña consigue su estatuto, Estatuto de Núria, que el gobierno aprueba y se convocan las primeras elecciones para el gobierno autonómico catalán, Generalitat. El País Vasco también consigue su estatuto, Estatuto de Estella, que también es aprobado por el gobierno, pero cuando se va a llevar a cabo las elecciones finaliza el bienio. Al gallego no le dio tiempo de hacer su estatuto ni gobierno autonómico.

No había dinero para llevar a cabo la mayoría de las reformas planteadas, por lo que se generaron descontentos por numerosos grupos de la sociedad. Además, el bienio progresista fracasa por la radicalización de la izquierda y los movimientos obreros que querían reformas más rápidas; por la derecha, que estaban en contra de las reformas; por el nacimiento de partidos de signo totalitaristas, como la Falange Española, y los movimientos regionalistas que quieren un reconocimiento en todas las propuestas autonómicas. Debido a esta situación inestable política, social y económica, se adelantan las elecciones, por lo que el partido que sale elegido es el conservador, comenzando así, el bienio conservador (1933-1936).

El Bienio Conservador y la Radicalización Política

El bienio conservador, también llamado bienio negro por la falta de avances y reformas tanto políticas como en los demás ámbitos, está formado por un gobierno de coalición entre los republicanos radicales de Lerroux y la CEDA. Durante estos dos años, las reformas del bienio progresista fueron paralizadas o anuladas, por lo que se restablece la buena relación Iglesia-Estado, se les devuelve las tierras, se les da dinero y se les devuelve la enseñanza. Se paralizan las reformas autonómicas. Se amnistió al general Sanjurjo y a los militares que dieron un pronunciamiento durante el bienio progresista y lo restituyeron en su cargo. Positivamente, hicieron una gran política de viviendas estatales, obras públicas y legislación sobre alquileres de propiedades.

Este gobierno generará una radicalización sociopolítica, tanto por la derecha con la Falange Española, como por la izquierda con la revolución de CNT-UGT en octubre de 1934, donde el estado tendrá que proclamar el estado de guerra y el ejército sofocar la manifestación, menos en Cataluña y Asturias que perdurará unas semanas más. En Asturias se consiguen hacer con el poder de los transportes y de la industria, por lo que tienen que intervenir el ejército y la Legión, al mando de Francisco Franco. La victoria del gobierno conservador produce unas duras represiones y condenas a muertes.

El Frente Popular y el Estallido de la Guerra Civil

Ante esta situación, la sociedad española está asustada y Alcalá Zamora da un ultimátum al gobierno. Entre la propia derecha hay divisiones, por lo que Alcalá Zamora consigue que el gobierno adelante las elecciones, por lo que tanto la derecha como la izquierda se organizan para ellas. La derecha estaba dividida y la izquierda sabía que la única forma de ganar era aliarse, formando el Frente Popular. Las elecciones de 1936 le dieron la victoria al Frente Popular, que fue tremendamente progresista y fue apoyado por los republicanos y las organizaciones obreras. El ejército se asusta al ver el poder que tenía el Frente Popular al contar con la mayoría absoluta.

Dentro del gobierno del Frente Popular surgen dos tendencias: los que pretendían cambios moderados y progresivos, y los que querían cambios radicales. Se continuaron con las reformas del bienio progresista, por lo que surgen radicalizaciones, huelgas, manifestaciones y asesinato de líderes políticos. El ejército da un ultimátum al gobierno, por lo que el gobierno separa a los líderes militares más peligrosos, uno al norte, otro a Mallorca y Franco a Canarias. Esta situación y la muerte de un líder de izquierda y otro parlamentario de la derecha, Calvo Sotelo, precipitan que el 18 de julio de 1936 tenga lugar una sublevación militar que fue un auténtico fracaso, quedando España tremendamente dividida en dos bandos irreconciliables: por un lado, el Frente Popular y, por el otro, el bando Nacional.