El pensamiento de Santo Tomás de Aquino: Filosofía, Teología y Ética
La influencia del Aristotelismo
Santo Tomás de Aquino, convencido de la compatibilidad entre la filosofía de Aristóteles y la fe cristiana, integró elementos clave de la teoría aristotélica en su propio pensamiento. Consideraba que la filosofía de Aristóteles ofrecía una valiosa comprensión de la realidad. Entre los conceptos que incorporó se encuentran:
- Teoría del movimiento: La distinción entre potencia y acto.
- Hilemorfismo: La composición de las sustancias en materia y forma, y la distinción entre sustancia y accidentes.
- Teoría de las cuatro causas: Causa material, formal, eficiente y final.
- Demostración de la existencia de Dios: A través de la observación del movimiento en el mundo sensible y la aplicación del principio de causalidad, se llega a la necesidad de una primera causa inmutable, que Tomás de Aquino identifica con Dios. Para él, Dios es acto puro de pensamiento, principio del movimiento y fin al que todas las cosas tienden. Acepta la creación del mundo por parte de Dios.
Además de estos elementos aristotélicos, Santo Tomás añade su propia distinción entre esencia y existencia.
Relaciones entre Razón y Fe, y Teoría del Conocimiento
La relación entre razón y fe fue un tema recurrente en la filosofía medieval. Santo Tomás propone una visión innovadora: el conocimiento humano no parte de ideas innatas, sino de la experiencia sensible. La razón tiene límites, pero la fe cristiana los trasciende, perfeccionando y completando la razón humana. Son dos órdenes complementarios: la razón se ocupa de lo natural, y la fe, de lo sobrenatural. Aunque independientes, pueden colaborar entre sí.
La razón colabora con la fe a través de la analogía, permitiendo comprender, hasta cierto punto, la naturaleza divina. La fe, a su vez, orienta a la razón, proporcionándole un marco para la investigación.
En cuanto al proceso de conocimiento, Santo Tomás sostiene que el alma y el entendimiento no pueden conocer al margen de lo sensible. El cuerpo, a través de los sentidos, capta la información del mundo exterior. Este conocimiento sensible es la base del conocimiento intelectual: “No hay nada en el entendimiento que no haya estado antes en los sentidos“.
Los sentidos proporcionan datos concretos que sirven de base para la formación de conceptos y la adquisición de conocimiento. Existe una diferencia fundamental entre las representaciones sensibles, que son concretas e individuales, y los conceptos, que son abstractos y universales.
Para explicar la formación de conceptos a partir de las representaciones sensibles, Santo Tomás recurre a la capacidad de abstracción del entendimiento. Las percepciones sensibles se almacenan en la memoria como imágenes, sobre las cuales actúan dos facultades: el entendimiento agente y el entendimiento paciente.
Según Santo Tomás, el entendimiento conoce primero el concepto universal y, posteriormente, de manera indirecta, el objeto al que se aplica dicho concepto.
Esta teoría de la abstracción también explica el principio de individuación. La esencia o concepto, que proviene de la abstracción, es idéntica en todos los individuos de una misma especie. Sin embargo, cada individuo posee algo particular que lo diferencia de los demás: la materia concreta. Para Santo Tomás, la materia concreta es el principio de individuación.
La Concepción del Ser Humano
Basándose en Aristóteles, Santo Tomás afirma que el hombre es la única sustancia compuesta de cuerpo y alma. Esta unión substancial implica que ambas partes son imprescindibles: el alma es la forma del cuerpo, y el cuerpo, un fiel colaborador.
Siguiendo a Aristóteles, el alma es el principio de vida. Permite a los seres vivos realizar funciones orgánicas, pero también funciones exclusivas del intelecto.
Análisis del alma: Potencias o facultades
- Función vegetativa: Nutrición y crecimiento.
- Función sensitiva: Sentidos externos, imaginación y memoria.
- Función racional: Facultades propias del alma, como el entendimiento y la voluntad.
Características del alma
- Inmaterialidad: Permite al alma ocuparse del ser sin limitaciones materiales.
- Inmortalidad: Puede existir independientemente del cuerpo, aunque su unión con él la completa.
- Unicidad: Existe una única alma en cada individuo.
- Creada: Cada alma es individual y creada por Dios.
Estructura de la Realidad: La Metafísica
Para Santo Tomás, la metafísica sigue siendo la ciencia superior por su carácter abstracto. Abstrae todo lo material para quedarse con el ser.
Esencia y Existencia
Todos los seres están compuestos de esencia y existencia. Existen, pero podrían no existir. Su esencia no implica necesariamente su existencia; existen gracias a Dios. Dios, como ser necesario, no puede no existir, por lo que su esencia se identifica con su existencia (existencia pura).
Santo Tomás interpreta la distinción entre esencia y existencia a través de la potencia y el acto. La esencia es potencia, ya que es aquello que puede llegar a ser o a existir. La existencia es acto, la capacidad de existir que está en la esencia.
Si la existencia actualiza la esencia, Dios sería la existencia pura, ya que actualiza la capacidad de existir de todos los seres. La existencia no es igual en todos los seres; a cada esencia corresponde una existencia, por lo que la esencia también es distinta. Habrá distintos niveles de perfección dependiendo de la esencia o capacidad de existir.
Acto de Ser y Participación
Dios es la perfección; su existencia no está limitada por ninguna esencia porque su esencia es existir. Los seres creados deben su existencia a Dios, pero no son perfectos como Él, sino que participan de su ser en distintos grados. Dios ha querido realizar fuera de sí lo que está dentro de Él de una manera perfecta, y lo ha hecho voluntariamente.
Demostración de la Existencia de Dios
Una tarea fundamental de la razón es demostrar la existencia de Dios, ya que de ella depende todo lo demás. La fe asegura la existencia de Dios, pero, según Santo Tomás, esta no es evidente para el ser humano, por lo que debe ser demostrada.
¿Cómo demostrar la existencia de Dios?
San Anselmo formuló el primer argumento ontológico “a priori”:
- Todo el mundo admite que hay algo por encima de lo cual no se puede pensar algo mayor.
- Ese algo debe existir en la realidad, no solo en la mente, ya que se podría pensar en otro ser más perfecto que existiera en la realidad.
Sin embargo, esto es contradictorio.
Santo Tomás rechaza este argumento. Si partimos de la idea de Dios, nunca podremos llegar a su existencia. La forma de demostrar que Dios existe es “a posteriori“. Establece cinco vías con la misma estructura:
- Se parte de la experiencia en el mundo sensible.
- Se aplica el principio de causalidad.
- Se argumenta la imposibilidad de una serie infinita de causas.
- Se concluye afirmando la existencia de una causa primera, que se identifica con Dios.
Las cinco vías son:
- Movimiento: Necesidad de un motor inmóvil.
- Causalidad eficiente: Necesidad de una causa primera incausada.
- Contingencia: Necesidad de un ser necesario.
- Grados de perfección: Necesidad de un ser infinitamente perfecto.
- Orden: Necesidad de una inteligencia ordenadora.
Estas vías se exponen en una obra teleológica. Filósofos como Kant las han criticado por su uso incorrecto del principio de causalidad y por utilizar conceptos que solo tienen validez dentro de la experiencia, mientras que las vías pretenden ir más allá de ella.
Las vías permiten un cierto acercamiento a Dios. Sabemos que Dios es el primer motor, la causa eficiente, el ser necesario, el ser perfecto y la inteligencia ordenadora.
Caminos para acercarse a Dios:
- Vía de la analogía: Si Dios ha creado a los seres, estos participan en cierta manera de su creador. Por eso, se pueden predicar de Dios las mismas cualidades, salvando la distancia entre lo infinito de la causa y lo finito del efecto.
- Vía de la negación: Teniendo en cuenta nuestras limitaciones como seres creados, se puede intentar definir a Dios negando las limitaciones para afirmar que es inmóvil, inmutable, perfecto y simple.
La Ética: La Ley Natural
Lo primero que hay que plantearse a nivel práctico es el fin del hombre, aquello que lo mueve a actuar.
La felicidad es el último fin del hombre. Esta felicidad solo será plena cuando el hombre pueda contemplar a Dios.
Para alcanzarla, es preciso seguir en este mundo la ley natural, una serie de normas que siguen un orden de las inclinaciones naturales, aquello a lo que nos sentimos naturalmente inclinados. El hombre actúa desde un punto de vista moral cuando sigue esas normas morales basadas en su propia naturaleza. Las principales son:
- Conservar la existencia: Todo hombre tiene una inclinación natural por conservar su ser.
- Procrear y educar a los hijos: Inclinación a la procreación y al cuidado de la prole.
- Buscar la verdad y vivir en sociedad respetando la justicia social.
Ahora bien, el fundamento último de la moral no puede ser la naturaleza del hombre, sino Dios mismo, que es quien orienta todas las cosas hacia Él. Esta ordenación recibe el nombre de Ley Divina.
Hay una tercera ley, la Ley Positiva, que son las normas que hacen los hombres para gobernar sus sociedades. Estas deben estar de acuerdo con las anteriores.
La Política
Santo Tomás es uno de los primeros en divulgar la política de Aristóteles. Consideran que el hombre es social por naturaleza y se perfecciona conviviendo con los demás. La sociedad debe estar regida por leyes de la naturaleza, que imponen hacer el bien.
El fin del Estado es el bien común:
- Buscar la paz.
- Procurar el bienestar de los ciudadanos, protegiéndolos.
- Fomentar la vida virtuosa encaminada a Dios.
Los gobiernos del Estado deben hacer leyes justas y morales. La política y la moral están conectadas y deben estar de acuerdo con la ley natural y divina.
Ya que el fin último del hombre es Dios, el Estado debe orientarlo hacia Él.
Distingue tres formas de gobierno buenas: democracia, monarquía y aristocracia.
Y tres malas: tiranía, oligarquía y demagogia.