El giro copernicano
La figura de Immanuel Kant marca un punto de inflexión en la historia de la filosofía. Considerado uno de los pensadores más influyentes, Kant se sitúa en el cruce entre el racionalismo y el empirismo, corrientes predominantes en el siglo XVIII.
Inicialmente influenciado por el racionalismo de Wolff, Kant despertó de su “sueño dogmático” gracias a Hume. Este despertar intelectual lo impulsó a escribir la Crítica a la Razón Pura, obra en la que sintetiza ambas corrientes, dando origen al kantismo.
El sujeto como centro del conocimiento
Kant protagoniza una revolución filosófica, conocida como el giro copernicano, al proponer que no son los objetos los que determinan al sujeto, sino a la inversa. Es el sujeto quien, a través de las leyes del entendimiento, determina al objeto. De esta manera, el conocimiento no depende del objeto, sino del sujeto, lo que le confiere universalidad y necesidad.
La filosofía trascendental
Kant denomina a su filosofía como trascendental, es decir, aquella que se ocupa de los objetos y del modo en que los conocemos a priori, de forma necesaria e independiente de la experiencia. No obstante, Kant afirma que el conocimiento comienza con la experiencia, ya que sin la sensibilidad no sería posible.
El objetivo de Kant es establecer cómo es posible un conocimiento universal y necesario, basado en la experiencia, que dé lugar a la ciencia. Dado que la experiencia no puede proporcionar universalidad y necesidad, estas deben provenir de elementos cognoscitivos del sujeto.
Los componentes del conocimiento
El conocimiento se compone de dos elementos:
- Sensibilidad: Elemento externo al sujeto, que llega a través de los sentidos. Es imprescindible para el conocimiento.
- Entendimiento: Elemento independiente del objeto, aportado por el sujeto, que transforma las intuiciones sensibles en conocimiento a través de las formas puras a priori. Estas formas son innatas al sujeto, pero Kant no defiende la existencia de ideas innatas, a diferencia del racionalismo.
La sensibilidad
La sensibilidad es la capacidad del sujeto para ser afectado interna y externamente, recibiendo representaciones. Las cosas sensibles estimulan al sujeto, quien intuye o siente. Las sensaciones, producidas por el objeto, se organizan a través del espacio (forma pura de la sensibilidad externa) y el tiempo (forma pura de la sensibilidad interna), permitiendo el conocimiento y la experiencia.
El entendimiento
El entendimiento es la facultad que nos permite juzgar o conceptualizar los fenómenos, que constituyen el límite del conocimiento. El entendimiento se encarga de pensar, conceptualizar o categorizar todo lo que procede de la experiencia. Las intuiciones sensibles o empíricas son sometidas a las categorías, conceptos vacíos que permiten interpretar y comprender el conjunto de cualidades sensibles. Sin embargo, estas categorías no pueden aplicarse a lo incognoscible (noúmenos), ya que excederían los límites de la experiencia, cayendo en el problema de la metafísica.
La razón y las Ideas Trascendentales
El conocimiento intelectual formula juicios y los conecta, creando razonamientos mediante silogismos. Busca juicios universales con menor contenido empírico para explicar fenómenos y fundamentar juicios particulares. De esta manera, se construyen principios y leyes generales que explican un mayor número de experiencias, impulsando el desarrollo de la ciencia.
La razón unifica los juicios a través de las Ideas Trascendentales: Dios, Alma y Mundo. Los juicios sintéticos a priori, universales y necesarios, son los principios de todas las ciencias, permitiendo el conocimiento científico. La lógica se considera una ciencia concluida, mientras que la matemática y la física trabajan con juicios puros a priori.
La metafísica, sin embargo, no puede considerarse una ciencia, ya que estudia elementos incognoscibles (Dios, Alma y Mundo) haciendo un uso teórico de la razón más allá de los límites de la experiencia.
La complementariedad entre experiencia y razón
La experiencia y la razón son complementarias. Priorizar la razón conduce a las pretensiones de la metafísica dogmática, mientras que priorizar la experiencia lleva al escepticismo empirista. Para lograr conocimiento científico, es necesario aplicar las formas a priori, ya que la ciencia requiere juicios sintéticos a priori, universales y necesarios, y no particulares y contingentes.
La síntesis entre sensibilidad y entendimiento se logra a través de la imaginación trascendental, que actúa como puente entre ambas facultades.
Conclusión: El legado de Kant
Kant transformó la forma de pensar. Su obra Crítica a la Razón Pura, que aborda la pregunta “¿Qué puedo conocer?”, presenta una filosofía crítica que, aunque inicialmente ignorada, se ha convertido en una de las más importantes del pensamiento filosófico. De esta síntesis, Kant extrajo los elementos fundamentales para plantear el problema de la teoría del conocimiento y la metafísica.