La Restauración Española: Dinastías, Caciquismo y Nacionalismos (1876-1898)
Vida Política y Alternancia en el Poder: Los Partidos Dinásticos
Cánovas del Castillo, principal dirigente del partido Alfonsino durante el Sexenio Democrático, defendió la restauración tras el regreso de Alfonso XII y transformó su movimiento en el Partido Liberal-Conservador. El proyecto bipartidista de Cánovas requería otro partido de carácter más progresista, la llamada izquierda dinástica, y propuso a Sagasta su formación. Así, acordado entre progresistas, unionistas y republicanos, nació el Partido Liberal.
A ambos partidos les correspondía la tarea de aunar a los diferentes grupos, aceptar la monarquía alfonsina y la alternancia en el poder. Conservadores y liberales defendían la monarquía, la Constitución, la propiedad privada y la consolidación del estado liberal, unitario y centralista. Los Conservadores se mostraban más proclives al inmovilismo político, proponían un sufragio censitario y la defensa de la Iglesia y del orden social. Los liberales defendían el sufragio universal masculino y un reformismo social más progresista y laico.
La alternancia regular tenía como objetivo asegurar la estabilidad institucional. Cuando el partido en el gobierno sufría un proceso de desgaste político y perdía la confianza de las Cortes, el monarca llamaba al jefe del partido de la oposición para formar gobierno.
Falseamiento Electoral y Caciquismo
El sistema del turno pacífico pudo mantenerse durante 20 años gracias a la corrupción electoral. El caciquismo se dio en Andalucía, Galicia y Castilla. La adulteración del voto constituyó una práctica habitual que se logró mediante el restablecimiento del sufragio censitario, un trato favorable a los distritos rurales frente a los urbanos y por la manipulación y trampas electorales.
Los caciques eran personas notables del medio rural, ricos propietarios que daban trabajo a jornaleros y que tenían una gran influencia en la vida local. Gracias a su influencia, los caciques orientaban la dirección del voto, agradeciendo con sus favores la fidelidad electoral. Los caciques manipularon las elecciones de acuerdo con las autoridades (gobernadores civiles). El conjunto de trampas electorales se conoce como pucherazo.
El Desarrollo del Turno de Partidos
Entre 1876 y 1898 el turno funcionó con regularidad, seis elecciones fueron ganadas por conservadores y cuatro por liberales. La primera crisis del sistema fue en 1898. El temor a una desestabilización del sistema político tras la muerte del rey Alfonso XII impulsó el Pacto del Pardo. Bajo la regencia, el partido liberal gobernó más tiempo que el conservador. Durante el gobierno de Sagasta, los liberales impulsaron una importante obra reformista: se aprobó la Ley de Asociaciones, se abolió la esclavitud, se impulsó un nuevo código civil y se implantó el sufragio universal masculino.
El Surgimiento de Nacionalismos y Regionalismos
Nacionalismo Catalán
La región pionera fue Cataluña, con un crecimiento económico superior al de cualquier otra región española. La industrialización había hecho de Cataluña la primera zona industrial de España y había nacido una burguesía de empresarios industriales.
Nacionalismo Vasco
Surgió en la década de los 90 como reacción ante la pérdida de una parte sustancial de los fueros tras la derrota del carlismo. También influyó el desarrollo de una corriente cultural en defensa de la lengua vasca, con un importante componente religioso y de defensa de las tradiciones. Su gran impulsor fue Sabino de Arana, que sentía una gran pasión por la cultura autóctona. Arana creyó ver un gran peligro para la subsistencia de la cultura vasca en la llegada de inmigrantes procedentes de otras regiones de España. Las propuestas de Arana prendieron en diversos sectores y se creó el Partido Nacionalista Vasco. Arana popularizó una bandera propia y propuso un lema: “Dios y ley antigua”. El movimiento estaba impregnado de la tradición y pretendía impulsar la lengua y las costumbres vascas, y defendía la pureza racial del pueblo vasco.
Nacionalismo Gallego
El galleguismo tuvo un carácter estrictamente cultural, lo que dio lugar al nacimiento de la corriente llamada Rexurdimento.
Consecuencias del Desastre del 98: Crisis Política y Moral
Las repercusiones inmediatas de la crisis del 98 fueron menores de lo esperado. La necesidad de hacer frente a las deudas contraídas por la guerra cubana promovió una reforma de la Hacienda a partir de un aumento de la presión fiscal. El sistema de la Restauración sobrevivió, los nuevos gobernantes intentaron aplicar a la política las ideas del regeneracionismo y hubo un crecimiento de movimientos nacionalistas. La crisis del 98 fue una crisis moral e ideológica que causó un importante impacto psicológico entre la población, ya que significó la destrucción del mito del Imperio español y la relegación de España a un papel secundario. La prensa extranjera presentó a España como una nación moribunda.
Regeneracionismo
Era el sentimiento de intelectuales reunidos en la Institución Libre de Enseñanza, cuando muchos catedráticos abandonaron la universidad al no permitir la libertad de cátedra. La institución tenía en sus filas a Francisco Giner de los Ríos y estaba influida por el krausismo, fue una gran impulsora de la reforma de la educación española. Algunos intelectuales formados en la Institución Libre de Enseñanza consideraban que la sociedad y política española, influidas por la doctrina católica, no favorecían la modernización de la cultura ni el desarrollo de la ciencia.
Joaquín Costa y el Fin de una Época
Joaquín Costa fue el creador de instituciones sociales y económicas como la Liga Nacional de Productores y el inspirador de un partido político, la Unión Nacional. La crisis del 98 agudizó la crítica regeneracionista, muy negativa hacia la historia de España. Era precisa la regeneración del país, enterrando glorias pasadas. Los regeneracionistas defendían la necesidad de mejorar la situación del campo español y de elevar el nivel educativo y cultural del país, también una renovación en la ciencia española.
El Fin de una Época
El desastre del 98 significó el fin del sistema de Restauración, tal como lo había diseñado Cánovas, y la aparición de una generación de nuevos políticos. Frente a un antimilitarismo, una parte de los militares se inclinó hacia posturas más autoritarias e intransigentes. Esta injerencia militar fue aumentando en las primeras décadas del siglo XX y culminó en el golpe de estado de Primo de Rivera.