El Proyecto de Cánovas y la Restauración Borbónica
El pronunciamiento militar de Martínez Campos aceleró el acceso al trono de Alfonso XII. El 14 de enero de 1875, hizo su entrada triunfal en Madrid, iniciando una larga etapa de estabilidad política que recibió el nombre de Restauración. Esta etapa puso fin a las turbulencias del Sexenio Democrático y restableció el régimen moderado liberal de 1868, incorporando un sistema integrador en el que los militares carecían del protagonismo de la etapa isabelina. El proceso se divide en dos partes: el reinado de Alfonso XII y la Regencia de María Cristina. La Restauración fue concebida y organizada por Cánovas del Castillo, un político procedente de la Unión Liberal con experiencia en asuntos públicos y un gran conocimiento de la historia de España. En 1875, Cánovas maduró una nación pacífica en lo político y en lo social, bajo la premisa de que “la política es el arte de lo posible”. Para ello, se elaboró una nueva constitución y se crearon partidos políticos sólidos que se alternasen en el poder.
Cánovas fue ratificado como primer ministro por el nuevo rey e inició un proceso constitucional convocando elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal. Nombró la Comisión de los Notables y, en mayo de 1876, se promulgó la nueva constitución, que duró 47 años. Sus rasgos más importantes fueron:
- Soberanía compartida entre el rey y las Cortes.
- Sistema bicameral formado por el Congreso de los Diputados y el Senado.
- El rey mantenía el poder ejecutivo, el mando sobre las fuerzas armadas y nombraba al presidente del gobierno.
- Amplia declaración de derechos y libertades.
- Unidad de leyes para todo el territorio nacional, suprimiendo los fueros vascos.
- Religión católica, pero con libertad de culto.
El sistema político ideado por Cánovas se basaba en la existencia de dos grandes partidos leales a la corona y la alternancia pacífica de ambos en el ejercicio del poder. Era necesaria la colaboración de la oposición, y para ello Cánovas atrajo a Sagasta. El Partido Conservador recogía la herencia de los moderados y unionistas de la época isabelina, representando a la burguesía latifundista y financiera, y a la aristocracia. El Partido Liberal integraba a antiguos demócratas, radicales y republicanos moderados. Las diferencias ideológicas entre ambos eran mínimas.
El Funcionamiento del Sistema Canovista
El caciquismo fue un elemento clave en el sistema parlamentario español. Para garantizar la alternancia política entre liberales y conservadores, se recurrió al fraude electoral. El mecanismo del funcionamiento del turno, “de arriba abajo”, era el siguiente: cuando el gobierno se desgastaba, el rey, de forma pactada, encargaba la formación de un nuevo gobierno al otro partido, que convocaba elecciones para tener un parlamento afín. Se confeccionaba el encasillado, que era la lista de diputados a los que había que votar. Esta información llegaba a los caciques locales, quienes se encargaban de que esos diputados fueran los votados a través de la compra de votos o el “pucherazo”. Se marginaba a la oposición, lo que favorecía la estabilidad política. El caciquismo fue más intenso en Andalucía por diversas razones de tipo social, político y económico: la importancia del latifundio en la estructura de la propiedad agraria, las altas cotas de analfabetismo en el campo y el temor del poder político a la radicalización de los movimientos campesinos.
Dinámica Política de la Restauración
La Restauración se desarrolló y consolidó durante el reinado de Alfonso XII y la regencia de María Cristina, demostrando la viabilidad de la convivencia pacífica. El monarca se convirtió desde el primer momento en el símbolo de la Restauración. Su participación personal en la guerra carlista elevó su popularidad a un grado desconocido en la historia de España, siendo llamado el “Pacificador”. La mayor parte de su reinado estuvo dominado por el Partido Conservador, que llevó adelante una gran obra de gobierno: la pacificación de la política, la centralización administrativa, la abolición de los fueros vascos, la restricción del poder local y la creación de leyes como la de la policía o la de la imprenta. Tras la muerte de Alfonso XII en 1885 sin heredero varón, se respetó el turno legislativo y se conservaron las medidas legales, reforzando así la estabilidad política alcanzada en la Restauración y el entendimiento entre Sagasta y Cánovas. Hasta el acceso al trono de Alfonso XIII, el sistema evolucionó hacia una incipiente democratización mediante la aprobación de nuevas leyes, como la Ley de Asociaciones de 1887, que permitió el desarrollo de fuerzas antidinásticas, la aprobación del sufragio universal masculino en 1890 y el nuevo Código Civil de 1899. El tema más espinoso fue el problema cubano. Los pactos de Zanjón no fueron respetados y en 1895 se reanudó la guerra.
Oposición a la Restauración
A la Restauración se opusieron carlistas y republicanos, a los que se sumaron dos grandes movimientos sociales y políticos: los nacionalismos y el obrerismo.
El Carlismo
La derrota militar del carlismo en 1876 cerró una etapa en la historia de este movimiento. El carlismo se reestructuró en 1888, dando lugar a las Juntas Tradicionalistas, órganos de coordinación y propaganda en las provincias y localidades.
El Nacionalismo Catalán
El carácter centralizador de la política liberal chocó con la cultura y la lengua tradicional de Cataluña, dando lugar al movimiento de la “Renaixença”. Durante la Primera República, el federalismo se convirtió en la base de la opinión política del catalanismo. El nacionalismo catalán adquirió nuevos rasgos. Frente a la política centralista, la política catalana elaboró dos elementos de catalanidad: el primero, procedente del republicanismo federal catalán, que pedía la soberanía para Cataluña, con Valentí Almirall como principal defensor; el segundo, de carácter conservador y corporativo, defendía posiciones regionalistas hasta un catalanismo católico de base rural. El catalanismo adquirió un carácter cultural y político. La creación de la Lliga Regionalista abrió una nueva etapa en la historia de este movimiento.
El Nacionalismo Vasco
El fuerismo, las guerras carlistas y el proceso industrializador provocaron la llegada de inmigrantes de otras provincias. Tras la derrota del carlismo en 1876, los fueristas se dividieron en navarros y vizcaínos. Los principales líderes del nacionalismo vasco procedieron del carlismo, con apoyo del clero. Sabino Arana fundó y presidió en 1894 una sociedad católica muy cerrada. Arana reivindicó la raza, la lengua y las costumbres tradicionales con un carácter xenófobo y racista. Fue moderando sus ideas al ser elegido en 1898 diputado provincial.
Oposición Republicana
Tras la crisis de 1898, surgieron nuevos partidos republicanos. Hubo cuatro corrientes republicanas que entre 1893 y 1903 intentaron fusionarse sin éxito:
- El Partido Republicano Histórico, el más moderado, dirigido por Emilio Castelar, con una base social formada por clases medias y la burguesía.
- El sector dirigido por Ruiz Zorrilla y Salmerón mantuvo sus posiciones republicanas y optó por el retraimiento electoral.
- El Partido Federal, liderado por Pi y Margall, era el mejor definido de los partidos republicanos, representando las aspiraciones populares del Sexenio y el único que se mantuvo de 1880 a 1931. Su papel social fue mayor que su representación parlamentaria. Estaba presente en pueblos y ciudades a través de casinos, clubes y prensa.
Movimiento Obrero
- Marxismo: La más importante de las teorías socialistas, elaborada por Carlos Marx y Federico Engels. Sostenía la existencia de una lucha de clases entre la burguesía y los obreros o proletariado. Marx proponía una revolución para destruir el capitalismo y dar el poder a los trabajadores. Tras una dictadura del proletariado, se establecería la sociedad comunista, sin clases sociales y sin Estado.
- Anarquismo: Se oponía al Estado y aspiraba a sustituirlo por un tipo de asociación voluntaria entre personas. Rechazaban la política, los partidos políticos y la participación en elecciones. Destacaron Bakunin y Kropotkin.