Restauración Borbónica en España: Bases, Funcionamiento y Crisis (1874-1901)

La Restauración Borbónica y el Sistema Canovista (1874-1901)

El retorno de la dinastía Borbón a España tuvo su principal impulsor en Antonio Cánovas del Castillo, plasmando sus ideas políticas en el Manifiesto de Sandhurst. El año 1874 significó la restauración de la monarquía en la figura de Alfonso XII, dando lugar a un período de estabilidad política con predominio de los valores conservadores de orden, propiedad y monarquía. El objetivo principal era crear una monarquía constitucional de marcado carácter conservador, construyendo un sistema político compartido por todos los sectores dirigentes para asegurar la exclusión de las clases bajas de la vida política.

Bases Institucionales y la Constitución de 1876

Cánovas sentaría las bases institucionales y jurídicas del sistema, cimentado en la nueva Constitución de 1876. Este texto seguía los postulados más moderados de la tradición constitucional española:

  • Soberanía compartida, reduciendo la importancia de la soberanía nacional.
  • El monarca gozaba de amplios poderes.
  • Cortes bicamerales.
  • Confesionalidad católica del Estado, recortando la libertad religiosa.
  • Prolija declaración de derechos, cuyo contenido debía ser concretado en leyes posteriores que permitían su supervisión por parte del gobierno.

El Turnismo y el Caciquismo

Se introdujo un sistema de gobierno basado en el bipartidismo y en la alternancia de poder (turno pacífico) de los dos grandes partidos dispuestos a aceptar el nuevo régimen: el Partido Conservador y el Partido Liberal. El turno se garantizaba con el fraude electoral y la manipulación, manejado por los caciques locales mediante la compra del voto o la coacción de los electores, siempre bajo la supervisión del Ministerio de Gobernación en Madrid. Este sistema suponía el final del intervencionismo del ejército en la política, permitiendo una alternancia pacífica.

El caciquismo, mediante la “fabricación” de los resultados electorales por el acuerdo previo entre los partidos, permitía obtener la victoria al partido de la oposición. Los caciques seguían las instrucciones de los gobernadores para obtener el resultado electoral previsto.

Alternancia de Poder y Reformas

El Partido Conservador se mantuvo en el gobierno entre 1875 y 1881 para consolidar el nuevo sistema. En 1881, Sagasta formó un primer gobierno liberal. En 1884, Cánovas regresó al poder, pero el temor a una desestabilización tras la muerte de Alfonso XII (1885) facilitó el Pacto del Pardo para garantizar la continuidad de la monarquía.

Durante la regencia de la reina viuda María Cristina, el Partido Liberal gobernaría durante más tiempo (1885-1890), desarrollando una importante obra reformista:

  • Ley de Asociaciones (reconocía asociaciones religiosas, políticas, patronales y obreras).
  • Supresión de la censura.
  • Abolición de la esclavitud (1888).
  • Introducción de los juicios por jurados.
  • Nuevo Código Civil.
  • Reformas hacendísticas y militares.
  • Implantación del sufragio universal masculino (1890).

La Oposición al Sistema

La oposición al sistema político estuvo representada principalmente por:

  • Nacionalismos periféricos:
    • Cataluña: Lliga Regionalista (conservadora y burguesa, defendía el autogobierno y la protección de los industriales catalanes, con figuras como Cambó o Prat de la Riba).
    • País Vasco: PNV (fundado en 1895 por Sabino Arana, con carácter ultraconservador y anti-español).
    • Galicia: Intelectuales que difundían la lengua gallega (fenómeno más minoritario, al igual que el valencianismo).
  • Republicanos: Agrupaban a intelectuales y a las incipientes clases medias urbanas (Partido Reformista).
  • Movimiento obrero:
    • Anarquismo: Presente en el campo andaluz y el proletariado urbano catalán. Destacó la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), creada en 1881. Algunos sectores defendían la violencia, llegando a asesinar a Cánovas del Castillo en 1897. En 1910 se fundaría la Confederación Nacional del Trabajo (CNT).
    • Socialismo: En 1879 se fundó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), siguiendo las doctrinas de Marx y Engels. En 1888 se creó la Unión General de Trabajadores (UGT).
  • Carlismo: Tras la tercera guerra carlista y su derrota, una parte se articuló como partido político.

El Desastre del 98 y la Crisis del Sistema

En Cuba, habían fracasado los intentos de conceder autonomía. La Paz de Zanjón (1878) y la Guerra Chiquita no solucionaron los problemas. El conflicto final se inició con el Grito de Baire, liderado por José Martí. La política represiva de Weyler y el fracaso de las negociaciones de Martínez Campos llevaron a la intervención americana tras la voladura del acorazado Maine en 1898, que selló la derrota española.

En Filipinas, el movimiento independentista se apoyó en el poder americano para derrotar a las fuerzas españolas en Cavite.

La Paz de París de 1898 supuso la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Posteriormente, se vendieron las Marianas, Carolinas y Palaos. Este hecho es conocido como el “Desastre del 98“, que tuvo un fuerte impacto moral en la sociedad española, mostrando un imperio derrotado y un país en crisis.

Consecuencias y Regeneracionismo

El “Desastre del 98” generó un hondo pesimismo y la necesidad de regenerar moral, social y culturalmente España (Regeneracionismo). Destaca la figura de Joaquín Costa y su obra “Oligarquía y caciquismo” (1901), que criticaba el sistema político.

A nivel económico, se perdió el acceso a mercados preferentes y los ingresos coloniales. La muerte de Cánovas en 1897 y el personalismo del sistema provocaron disidencias internas y la descomposición de los partidos. Estos sucesos sumieron al sistema de la Restauración en una grave crisis política y moral, que resquebrajó sus fundamentos y planteó la necesidad de reformas, caracterizando los primeros años del reinado de Alfonso XIII.