Reinado de Isabel II: Las Regencias y el Ascenso del Liberalismo
Regencia de María Cristina (1833-1840)
Condicionada por la Primera Guerra Carlista y la paulatina implantación del sistema liberal, la Regencia de María Cristina presenció la división definitiva del liberalismo en dos corrientes:
- Moderados: Partidarios de la soberanía compartida, el predominio del orden y la autoridad sobre la libertad, y el compromiso con la nobleza y la Iglesia.
- Progresistas: Defensores de la soberanía nacional, el predominio de las libertades individuales y un programa de reformas económicas y sociales.
La inestabilidad política fue una constante, con continuos cambios de gobierno determinados por presiones o pronunciamientos militares, más que por elecciones.
Gobierno Moderado de Martínez de la Rosa (1833-1834)
Inició la transición al sistema liberal con tímidas reformas y la promulgación del Estatuto Real, una carta otorgada que establecía la soberanía real y las Cortes bicamerales.
Ascenso de los Progresistas (1835-1837)
Las revueltas urbanas de 1835, provocadas por la lentitud de las reformas, llevaron a los progresistas al poder. Entre 1835 y 1837, establecieron definitivamente el liberalismo mediante reformas como la Desamortización de 1836, impulsada por Mendizábal.
Esta desamortización consistió en la nacionalización de los bienes de monasterios y conventos, que fueron posteriormente vendidos en pública subasta. Su objetivo era obtener recursos económicos para hacer frente a la Guerra Carlista y acabar con la deuda, creando además un grupo social vinculado al liberalismo. Sin embargo, también provocó la ruptura de relaciones con la Iglesia y la incorporación de muchos exclaustrados a la causa carlista.
En 1837 se aprobó la Constitución, que partía de una reforma de la de 1812 e incorporaba aspectos del ideario moderado: soberanía nacional, derechos individuales amplios, Cortes bicamerales (Congreso de los Diputados y Senado), derecho de veto de la Corona y sufragio censitario.
Caída de María Cristina (1840)
El regreso de los moderados al gobierno y su intento, apoyado por la Regente, de reformar la Ley de Ayuntamientos, provocaron levantamientos populares que obligaron a María Cristina a exiliarse.
Regencia de Espartero (1840-1843)
Espartero, héroe nacional tras la victoria en la Primera Guerra Carlista y líder de los progresistas, accedió a la Regencia. Continuó con las reformas económicas, relanzando las ventas de la desamortización y adoptando el librecambismo. Sin embargo, sus métodos autoritarios le impidieron lograr la estabilidad política.
El bombardeo de Barcelona le retiró el apoyo de los moderados y de gran parte de los progresistas. La oposición a Espartero culminó con un nuevo levantamiento dirigido por Narváez, líder de los moderados. Espartero renunció a la Regencia y se exilió, adelantándose la mayoría de edad de Isabel a los 13 años.
Reinado de Isabel II (1843-1868)
Década Moderada (1843-1854)
Tras la caída de Espartero, Isabel II accedió al trono con una nula preparación política. En 1844, Narváez tomó las riendas del poder, iniciando una larga etapa de gobierno moderado.
Objetivos Políticos
- Consolidar definitivamente el Estado liberal centralizado.
- Lograr la estabilidad política para conseguir el desarrollo económico.
- Consolidar a la burguesía.
Realizaciones
- Constitución de 1845: Establecía la soberanía compartida entre la nación y la Corona, aumentaba las atribuciones de la Corona, establecía Cortes bicamerales, limitaba las libertades individuales y declaraba el Estado confesional.
- Creación de la Guardia Civil (1844): Cuerpo de policía profesional, de ámbito nacional y controlado por el gobierno, que sustituyó a la Milicia Nacional.
- Leyes centralizadoras: Reforma fiscal, reforma de la administración local y provincial, Código Penal, reforma de la administración de Justicia y establecimiento del sistema métrico decimal.
- Concordato de 1851: Reconciliación con la Iglesia, reconociendo la Santa Sede la desamortización y el Estado el catolicismo como religión oficial.
- Despegue económico: Impulso del ferrocarril, la banca y otros sectores.
Problemas Políticos
- Descontento popular y político por la falta de libertades y la corrupción.
- Segunda Guerra Carlista.
- Pronunciamientos fallidos.
A partir de 1851, la corrupción y el autoritarismo provocaron el descontento de un sector de los moderados, liderado por O’Donnell y Serrano, que daría lugar a la Unión Liberal.
Bienio Progresista (1854-1856)
Origen
La Revolución de 1854, resultado de la confluencia del pronunciamiento de O’Donnell en Vicálvaro, el Manifiesto de Manzanares (redactado por Cánovas) y el levantamiento popular impulsado por progresistas y demócratas, provocó la caída de los moderados y la formación de un gobierno presidido por Espartero, con O’Donnell como ministro de Guerra.
Medidas Adoptadas
- Constitución de 1856 (non nata): De carácter progresista, establecía la soberanía nacional, el poder legislativo compartido entre las Cortes y la Corona, Cortes bicamerales, amplias libertades individuales y tolerancia religiosa. No llegó a aprobarse.
- Reformas económicas: Desamortización de Madoz (1855), que afectaba a bienes de la Iglesia (clero secular) y de los ayuntamientos.