Entre 1902 y 1923, se desarrolló el reinado de Alfonso XIII. Había esperanzas de que el nuevo monarca llevara a cabo una política de carácter regenerador, tras el fracaso del 98. Su reinado se caracterizó por: la división de los partidos de turno, que provocó el crecimiento de nacionalismos, republicanismos y antimilitarismos; la crisis de liderazgo en los partidos tras la muerte de Cánovas y Sagasta, provocada por la intervención en la vida política y en luchas dinásticas; y, por último, el establecimiento de una relación directa entre la corona y los mandos militares.
El Gobierno de Maura (1907-1909)
Entre 1907 y 1909, destacó el gobierno de Maura, político del Partido Conservador, jurista y con gran experiencia política. Su proyecto político era “La revolución desde arriba”. Quería afrontar cambios en el sistema de la Restauración e incorporar nuevas capas sociales a la acción política para evitar la revolución. También buscaba una socialización política conservadora desde el poder. Durante su gobierno, intentó una “moralización de las elecciones” para evitar el caciquismo y fomentó la movilización ciudadana, promulgando una nueva ley electoral. Preparó la Ley de Administración Local, que concedía más autonomía municipal para evitar la excesiva centralización, y permitió la agrupación de diputaciones provinciales en Mancomunidades. Realizó proyectos en materia social como el INP y la regulación del derecho a huelga. Aprovechando una crisis interna en Marruecos (1904), Maura firmó un acuerdo con Francia que establecía un área de influencia española sobre la región del Rif. En 1906, España, en la Conferencia de Algeciras, consolidó el área de influencia con Francia e incentivó la inversión de empresas españolas. La ocupación encontró resistencia por parte de cabilas locales y, en 1909, los rifeños realizaron continuos ataques a los españoles, derrotándolos en el Barranco del Lobo. El día anterior había comenzado en Barcelona la Semana Trágica, una crisis en 1909 que fue una protesta contra el embarque de tropas con destino a África, que acabó convirtiéndose en una gran revuelta urbana, en la que se combinaron una huelga general obrera con manifestaciones anticlericales. Esta crisis fue reprimida duramente por el ejército y fue fusilado el director de la Escuela Moderna, Ferrer y Guardia. Esto trajo consigo varias consecuencias, como la segunda quiebra de la Restauración, la inclinación de los obreros a favor de las tesis catalanistas o anarquistas y la dimisión de Maura.
El Gobierno de Canalejas (1909-1912)
Entre 1909 y 1912, destacó el gobierno de Canalejas, un intelectual de formación krausista del partido liberal democrático. Llevó a cabo un reformismo social y una democratización del sistema. Su gobierno se caracterizó por un papel activo e intervencionista del estado en materia social y laboral, una reducción de impuestos de consumos y la realización de la Ley de Reclutamiento Obligatorio. Aprobó la Ley del Candado, que pretendía limitar la presencia de órdenes religiosas, y su asesinato truncó el proyecto de regeneración del sistema político.
Crisis de 1917
A la muerte de Canalejas (1912), se produjo la fragmentación interna de los partidos de turno. En el partido conservador se consolidaron dos familias: los mauristas y los idóneos de Dato. El gobierno de Dato mantuvo una posición neutral frente a la Primera Guerra Mundial, lo que favoreció una expansión económica. En 1917 estalló la mayor crisis, debida al final de la Primera Guerra Mundial. Hubo una crisis militar producida por el número excesivo de oficiales. Los ascensos se obtenían por méritos de guerra y la inflación había disminuido su poder adquisitivo. El descontento entre los oficiales de baja y media graduación desembocó en la formación de Juntas Militares de Defensa, asociaciones de militares que reclamaban un aumento salarial y se oponían a los ascensos por méritos de guerra.
También hubo una crisis política, en la que Dato suspendió las garantías constitucionales, clausuró las Cortes e impuso la censura de prensa. Como reacción a esto, se organizó en Barcelona la Asamblea de Parlamentarios, que exigió la formación de un gobierno provisional que convocase unas Cortes Constituyentes capaces de reestructurar un estado descentralizado. Se convocó una reunión de todos los diputados y senadores españoles, pero el gobierno prohibió y disolvió la Asamblea. Además, Dato pretendía una renovación dentro de la monarquía, democratizar la vida política y consolidar su poder como clase, pero esto fracasó por varias razones.
Finalmente, se produjo una crisis social motivada por el descenso de los salarios reales provocados por la coyuntura bélica. El estallido de un conflicto ferroviario en Valencia provocó la convocatoria de una huelga general por parte de la UGT con el apoyo del PSOE. Esta huelga general de 1917 tuvo éxito en Cataluña, Madrid, País Vasco y Asturias. Fue reprimida por el ejército tras la declaración de la Ley Marcial; y Besteiro y Largo Caballero fueron detenidos y condenados a cadena perpetua.
El Desastre de Annual (1921)
La fase más aguda del conflicto tuvo lugar en los años finales de la Restauración, cuando España decidió hacer una ocupación en Yebala, controlada por El Raisuni, y en el Rif, dominado por Abd el-Krim. En 1921, las tropas rifeñas derrotaron a las tropas españolas en Annual y recuperaron el territorio. La derrota desencadenó consecuencias políticas como críticas al ejército en África y a las responsabilidades políticas. Estas consecuencias hicieron que el gobierno abriera el Expediente Picasso, que fue paralizado por la llegada de la Dictadura de Primo de Rivera.