Reinado de Alfonso XII: el sistema canovista y la constitución de 1876

3.- REINADO DE Alfonso XII. EL RETORNO DE LA DINASTÍA BORBÓNICA

El pronunciamiento del general Martínez Campos significó la restauración monárquica en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II. El nuevo sistema político fue diseñado por Cánovas del Castillo, se llamó el sistema canovista.

3.1.- PRIMERAS MEDIDAS DE CÁNOVAS DEL CASTILLO

Cánovas del Castillo:

Consiguió unir a todos los partidos monárquicos, excepto a los carlistas, en la persona de Alfonso XII, para lograr la estabilidad política.

 Logró el apoyo de la Iglesia.

Suprimíó los periódicos de la oposición y establecíó tribunales especiales para los delitos de imprenta.

Consiguió el apoyo del ejército reincorporando a los mandos que habían sido retirados del ejército.

 Y, por último, convocó elecciones para reunir las Cortes que pudieran elaborar una constitución.
Estas elecciones, que tuvieron una gran abstención, supusieron el triunfo de la mayoría conservadora que dirigía Cánovas del Castillo.

3.2.- LA CONSTITUCIÓN DE 1876

Inspirada en la de 1845 y, por lo tanto, de claro carácter conservador, sus principios fundamentales eran los siguientes:

Soberanía compartida entre las Cortes y la Corona; Se volvía al sufragio censitario; Cortes bicamerales: Senado y Congreso de los Diputados; Amplios poderes a la Corona; Se proclamaba la confesionalidad católica del Estado aunque se permitía el ejercicio privado de otras religiones; Amplia declaración de derechos aunque se restringieron los derechos de imprenta, expresión, asociación y reuníón; Esta constitución estaría en vigor hasta la llegada de la Segunda República (1931).

3.3.- EL SISTEMA POLÍTICO CANOVISTA: TURNISMO Y BIPARTIDISMO

El turnismo significaba la alternancia pacífica en el poder de los dos grandes partidos de la época de la Restauración: el partido conservador, dirigido por Cánovas y el partido liberal, dirigido por Sagasta. Las diferencias entre ambos eran mínimas y cuando uno de los partidos se desgastaba en el poder, dejaba paso al otro partido mediante la convocatoria de elecciones. Este sistema tuvo una consecuencia positiva y fue que, durante este periodo, el ejército abandonó la vida política y las consecuencias negativas fueron la generalización del fraude electoral y del caciquismo.

La actividad legislativa se orientó a controlar a los sectores críticos y a continuar la centralización del estado, las medidas fueron las siguientes:

 La supresión de los fueros de las provincias vascas como castigo tras la finalización de la Tercera Guerra Carlista. La derrota carlista de 1876 supuso la supresión de los fueros vascos quedando sujetos al pago de impuestos y al servicio militar comunes a todo el estado; La reorganización de las diputaciones provinciales y los ayuntamientos: alcaldes elegidos por el rey en poblaciones de más de 30.000 habitantes; La supresión de la Libertad de Imprenta que consideró delito a todo ataque e incluso a la duda sobre el sistema político y social de la Restauración.

3.4.- EL FRAUDE ELECTORAL Y EL CACIQUISMO

La alternancia en el poder se consiguió mediante un sistema electoral corrupto. Las dos instituciones claves para conseguir unas elecciones dirigidas eran el ministro de la Gobernación y los caciques locales. El ministro nombraba a los diputados que debían ser elegidos, los gobernadores civiles transmitían la lista a los alcaldes y caciques y se manipulaban las elecciones. Este fraude se conocía con el nombre del encasillado. Candidatos oficiales tenían ganada la elección antes de que se realizara. Cuando el pacto no se lograba, se ejercía presión con otros medios y este sistema se conocía con el nombre del pucherazo: se falsificaba el censo, se compraban los votos, se coaccionaba, se ejercía la violencia, etc. Este fraude se basaba en la figura de los caciques: individuos o familias que por su poder económico controlaban su zona. La consecuencia más negativa de este sistema, además de lo que significaba el propio fraude, fue la abstención de la mayoría de los ciudadanos en las elecciones.

3.5.- LA EVOLUCIÓN DEL RÉGIMEN: PERIODO DE ESTABILIDAD

A lo largo del periodo de la restauración, gobernó el partido conservador de Cánovas y el partido liberal de Sagasta. La alternancia con dicho partido significó algunos avances en el proceso democratizador, como la concesión del sufragio universal masculino en 1890; la ley sobre la Libertad de Reuníón y Expresión; la ley de Libertad Sindical y la ley de Prensa.

Al margen de la alternancia política se situaban los carlistas, que se exiliaron a Francia tras el fin de la tercera guerra carlista en 1876, y las fuerzas republicanas, que consiguieron representación en las Cortes con el sufragio universal.

Tras la muerte de Alfonso XII, se inició la Regencia de Mª Cristina de Habsburgo hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII. Sagasta y Cánovas se comprometieron a continuar con la alternancia de ambos partidos en el poder de forma pacífica (Pacto de El Pardo).

Hasta la crisis de 1898, la Restauración fue un periodo de gran estabilidad, favorecido por una coyuntura económica propicia y por la finalización de las guerras carlista y cubana. En 1878, se firmó la paz de Zanjón que ponía fin a la guerra de Cuba. España abolíó la esclavitud, concedíó una amplia amnistía y se comprometíó a futuras reformas políticas que luego no se cumplieron.