La Nueva Monarquía Borbónica y sus Reformas
La Guerra de Sucesión trajo consigo la nueva dinastía de los Borbones, que consolidaron el poder absoluto en España. Felipe V, influenciado por las ideas políticas francesas basadas en el absolutismo monárquico y el centralismo, renovó la administración central. El Consejo de Castilla se convirtió en el Consejo de Estado y se crearon las Secretarías de Estado y del Despacho, antecedentes de los ministerios. Se impuso la ley sálica en la sucesión al trono, impidiendo reinar a las mujeres. Se suprimieron los privilegios de la Corona de Aragón.
Administración Territorial y Economía
Se estableció una nueva administración territorial, con la creación de provincias dirigidas por un Intendente y un Capitán General. La economía se reorganizó con bases mercantilistas, y las relaciones con la Iglesia estuvieron marcadas por el regalismo. El rey representaba al Papa, designaba candidatos a cargos eclesiásticos (Patronato Regio) e ingresaba las rentas de las sedes vacantes. El Concordato de 1753 y la expulsión de los jesuitas en 1767 demostraron la supremacía de la Corona.
Los Decretos de Nueva Planta
Los Decretos de Nueva Planta se impusieron en un clima de guerra. Se eliminaron los fueros, las Cortes, la Generalitat y el sistema monetario de la Corona de Aragón. La figura del virrey y el idioma catalán perdieron oficialidad, imponiéndose la administración castellana. Aunque la monarquía seguía teniendo dos reinos, en Aragón se implantaron las leyes de Castilla, lo que generó protestas y dificultades para adaptar instituciones específicas de un reino a otro.
Reformas Borbónicas en los Virreinatos Americanos
La nueva dinastía borbónica impuso cambios sustanciales en América. El Consejo de Indias perdió competencias a favor de las secretarías, al igual que la Casa de Contratación tras la desaparición del monopolio comercial con América desde un solo puerto. A los doce virreinatos existentes (Nueva España y Perú) se añadieron dos más: Nueva Granada al norte y el del Río de la Plata al sur.
Novedades en la Administración y el Comercio
Las principales novedades fueron la creación de un ejército regular americano y el establecimiento de intendencias en 1764. En cuanto a la política comercial, se crearon compañías comerciales privilegiadas y monopolísticas. Ante la imposibilidad de abastecer la demanda americana, se adoptaron medidas liberalizadoras del comercio, suprimiendo el sistema de flotas y galeones y sustituyéndolo por el sistema de registros. Finalmente, se autorizó el libre comercio directo de los puertos peninsulares con los americanos, poniendo fin al monopolio de Cádiz. El contrabando y los intercambios directos de Europa con América superaban el comercio legal.
Sociedad, Economía y Cultura del Siglo XVIII
La sociedad del siglo XVIII mantuvo la división en estamentos. La mejora de la actividad económica permitió el crecimiento de la burguesía comercial e industrial. La agricultura seguía siendo la principal ocupación. Jovellanos propuso mejoras en su informe sobre la ley agraria, buscando la eliminación de obstáculos jurídicos, la mejora técnica y la inversión en obras públicas. Nuevas tierras fueron cultivadas por los campesinos.
Artesanía, Industria y Comercio
La artesanía y la industria evolucionaron hacia el libre comercio. La industria, principalmente urbana, se basaba en el taller familiar. Los elevados costes de producción, la escasez de materias primas, los impuestos, la pobreza tecnológica y las limitaciones gremiales dificultaban el desarrollo industrial. La industria doméstica se desarrolló en pequeños talleres. La política industrial se basó en el proteccionismo, con la creación de manufacturas reales de artículos de lujo y la construcción naval en astilleros reales de Cádiz.
La Ilustración
Desde el punto de vista cultural, la Ilustración, corriente de pensamiento originada en Francia, se difundió por Europa. En España, constituyó la base intelectual de las reformas de los primeros Borbones, especialmente Carlos III. Sus características fueron el empleo de la razón y la crítica, el fomento de la economía nacional, el conocimiento científico y la educación como base del progreso técnico. Para difundir estas ideas se utilizaron las academias (como la de Bellas Artes de San Fernando y la de la Historia) y las sociedades económicas de amigos del país.