Reformas Agrarias en España: Desamortización y Desvinculación de Mayorazgos (1798-1836)

Disolución del Régimen Señorial

La disolución del régimen señorial se impulsó en momentos de predominio liberal, como durante las Cortes de Cádiz y el Trienio Liberal, y se frenó en periodos de absolutismo. Este proceso supuso la alianza de la nueva burguesía liberal y la aristocracia latifundista o nobleza terrateniente; un pacto desde arriba entre grupos que fueron la base de la monarquía isabelina. Este pacto implicó que los viejos señores conservaran gran parte de sus propiedades, no favoreciendo al pequeño o mediano campesinado. En la gran mayoría de ocasiones, los pleitos por el pago de tributos fueron fallados a favor de la nobleza terrateniente. Además, la Ley de 1837 establecía que los litigios debían resolverse por una vía judicial que siempre favorecía a la vieja nobleza. Así, los viejos tributos se transformaron en rentas, y el paternalismo feudal dio paso a una relación entre dueño y arrendatario, lo que supuso la expulsión de muchos campesinos de sus tierras.

Desvinculación de Mayorazgos

La desvinculación de mayorazgos fue aprobada en 1820 y restablecida en 1836. Consistía en la abolición de mayorazgos, patronatos y vinculaciones. Sin embargo, no tuvo un carácter forzoso, sino que la nobleza terrateniente podía vender libremente sus tierras. Esta situación, junto con la realidad descrita en cuanto a la disolución del régimen señorial, posibilitó que muchas casas nobiliarias se enriquecieran al adaptarse a la economía liberal.

Desamortización

La desamortización fue el proceso más importante de la “reforma agraria liberal”, pero en España este proceso fue discontinuo e interrumpido. Aunque se abrió legalmente en 1798, se prolongó más de una centuria por los frenos impuestos por la reacción política. De ahí que puedan distinguirse tres grandes etapas de la legislación desamortizadora:

Primera Etapa (1798-1820)

Cabe destacar algunos precedentes desde mediados del siglo XVIII, cuando los ilustrados habían trazado planes para rentabilizar el cultivo de la tierra, fundamentalmente la del clero, tomando como modelo aspectos teóricos de la fisiocracia francesa.

  • Jovellanos, en su Informe sobre la Ley Agraria, había sido partidario de la desamortización de algunas tierras.
  • La reforma de Olavide de 1768 supuso la venta de algunas de las tierras de los jesuitas expulsados.
Primera Desamortización de Godoy (1798)

Afectó a los bienes de la Iglesia y tuvo, hasta cierto punto, un resultado positivo para la Hacienda real. El Estado creó una Caja de Amortizaciones para obtener fondos debido a la deuda de la Hacienda por las guerras llevadas hasta entonces. El resultado fue positivo pero, a la vez, moderado, puesto que entre 1798 y 1808, aunque la recaudación sumó 1653 millones de reales, solo 340 millones fueron destinados a extinguir la deuda; el resto sirvió para socorrer al Estado en otras urgencias, como las guerras, desvirtuándose, por lo tanto, el objetivo principal de reducir la deuda.

Segunda Desamortización con José Bonaparte (1809)

Fueron medidas adoptadas en torno a propiedades del clero regular y de la aristocracia que se resistió a la invasión francesa. Se suprimieron algunas comunidades religiosas y se atribuyó una parte de sus tierras a la Hacienda pública, pero parte pasaron a sus colaboradores afrancesados.

Decretos de las Cortes de Cádiz (1813) y del Trienio Liberal (1820-1823)

Las Cortes de Cádiz aprobaron un decreto general de desamortización en septiembre de 1813 que apenas pudo ponerse en marcha por la coyuntura bélica. Hubo que esperar a 1820 para su aplicación, pero siempre entendida como una reforma fiscal, no como una reforma agraria. Esta desamortización afectó al clero regular, pero a diferencia de 1798, ahora se admitían en las subastas como medios de pago para las fincas expropiadas, vales reales. De nuevo, los resultados fueron peores de lo que se esperaba. Por una parte, se siguió destinando poco dinero del total obtenido a paliar el déficit de la Hacienda; y, desde un punto de vista social, la desamortización del Trienio favoreció a las clases media y alta al poseer esos títulos de deuda pública o vales reales, pero perjudicó a los campesinos pobres que cultivaban tierras sin obtener apenas rentas por ello.

Vales reales: método de emisión de deuda pública creado en 1780. Los vales proporcionaban un interés de un 4% anual y podían utilizarse como papel moneda en algunos casos.