Realismo y Modernismo en la Literatura Española de Finales del Siglo XIX

La Inestabilidad Política y el Auge del Realismo en España

La segunda mitad del siglo XX en España estuvo marcada por cambios políticos que evidenciaron las diferentes ideologías imperantes y los problemas sociales del país. La inestabilidad del sexenio democrático provocó un giro de la burguesía hacia posiciones conservadoras.

En este contexto, el realismo surge como reacción al idealismo y al subjetivismo romántico. Nacido en Francia, se introdujo con facilidad en España. El escritor realista busca interpretar la realidad y plasmarla en sus obras con la mayor fidelidad posible. Sin embargo, no se limita a una pintura objetiva, sino que introduce matices moralizadores e incluso una intensa crítica social, política e ideológica.

La Novela Realista

La novela se convierte en el género predilecto del realismo, ya que cumple con las condiciones exigidas por la nueva estética. Destaca el empleo de un recurso estilístico peculiar: el narrador omnisciente, que controla todo el relato. La caracterización de los personajes es minuciosa y el estilo, sencillo y expresivo. El diálogo cobra gran importancia, permitiendo caracterizar a los personajes y reproducir la lengua coloquial. Las obras se desarrollan en entornos rurales, en los que se manifiestan los principales temas: el amor adúltero, el enfrentamiento entre el campo y la ciudad, y el conflicto entre el individuo y la sociedad.

Principales Autores del Realismo Español

Entre los autores conservadores destaca José María Pereda. Dentro de los escritores liberales, sobresalen Juan Valera (Pepita Jiménez), Leopoldo Alas “Clarín” (La Regenta) y Benito Pérez Galdós. Este último, autor de obras como Fortunata y Jacinta o Misericordia, es considerado la gran figura del realismo español.

Del Realismo al Naturalismo

En Francia, el realismo derivó hacia el naturalismo, corriente ideológica que estipula que el ser humano no es libre, sino que está condicionado por las circunstancias sociales y la herencia biológica. En España, Emilia Pardo Bazán defiende el naturalismo y algunos escritores introducen elementos naturalistas en sus novelas. Sin embargo, esta corriente no acaba de calar debido al carácter conservador de los lectores. La novela evolucionará hacia un realismo espiritualista.

La Lírica y el Teatro en la Época del Realismo

La Permanencia del Romanticismo en la Poesía

En plena época del realismo, aparecen poetas que continúan el espíritu romántico, como Gustavo Adolfo Bécquer (Rimas) y Rosalía de Castro (Follas Novas). Se trata de una poesía más subjetiva e intimista, en la que predomina la musicalidad y la rima asonante. Es una poesía moderna que preludia el modernismo.

Dos Tendencias Poéticas

Se desarrollan dos tendencias poéticas: el prosaísmo de Ramón de Campoamor (Humoradas), con una poesía breve y de tono didáctico; y el retoricismo de Gaspar Núñez de Arce (Gritos de combate), que muestra una gran preocupación por el tema político.

Intentos de Renovación en el Teatro

En cuanto al teatro, los dramaturgos intentaron cultivar un nuevo realismo que reflejara el estado de la sociedad contemporánea. Prefirieron temas de actualidad y un lenguaje nuevo, aunque todavía con reminiscencias románticas. Se desarrollaron tres tendencias: la alta comedia (producto de los gustos de la alta burguesía), el melodrama (cuyo autor más destacado fue José Echegaray con El loco dios) y el drama social (con personajes de clases sociales no burguesas y sus preocupaciones).

Conclusión

En definitiva, el género más destacado de esta época fue la novela realista, aunque también hubo voces sobresalientes en el ámbito de la lírica (Bécquer y Rosalía) y el teatro (Galdós y Echegaray).

El Desastre del 98 y la Búsqueda de una Nueva Expresión

El Modernismo y la Generación del 98

El desastre de 1898, que supuso para España la pérdida de sus últimas colonias y una crisis económica y social que marcaría el siglo XX, impulsó un deseo de renovación entre los jóvenes escritores. Este deseo se manifestó en dos movimientos literarios: el modernismo y la Generación del 98. Ambos comparten el rechazo por la realidad del momento.

El Modernismo

El modernismo comenzó a finales del siglo XIX. En Hispanoamérica, fue un movimiento que nació de la influencia de diferentes fuentes: la poesía romántica de Bécquer, el parnasianismo y el simbolismo. Entre los temas del modernismo destacan el rechazo del presente a través de la evasión, el refugio en la intimidad, el descontento y el dolor por la existencia. En cuanto al estilo, se utiliza una lengua llena de sonoridad y riqueza expresiva. Los modernistas rescatan versos antiguos y experimentan con otros nuevos. El género preferido fue la lírica. Los principales autores son Rubén Darío (Azul o Prosas profanas), Manuel Machado (Alma) en sus inicios literarios, y Antonio Machado (Soledades, Galerías. Otros poemas).

La Generación del 98

La Generación del 98 fue un grupo de escritores españoles que se dieron a conocer a finales del siglo XIX. Entre sus temas destaca la preocupación por España y la indagación en su pasado, del que les interesa lo que Unamuno llamó “intrahistoria”. A estos temas se suman los problemas de tipo existencial. Respecto al estilo, todos tienden a la sencillez. Los principales autores son Miguel de Unamuno, cabeza intelectual del grupo (Niebla), Antonio Machado, que inició su trayectoria en la estética modernista y evolucionó a una poesía más cercana a las preocupaciones de esta generación (Campos de Castilla), y otros escritores como Azorín, Pío Baroja y Ramón María del Valle-Inclán.

La Renovación de la Novela

En relación con la novela, encontramos la continuidad de las tendencias narrativas del siglo XIX. Sin embargo, en el año 1902 se publican novelas que rompen con los moldes temáticos y formales del realismo y el naturalismo: Amor y pedagogía de Miguel de Unamuno, La voluntad de Azorín, Camino de perfección de Pío Baroja y Sonata de otoño de Ramón María del Valle-Inclán. En estas novelas encontramos las novedades características de la época: son obras más breves, configuradas en torno a un personaje central preocupado por cuestiones filosóficas. Además, no hay un hilo narrativo claro, la descripción es subjetiva y la obra se convierte en un vehículo de las ideas del autor.

Dos Tendencias en el Teatro

El Teatro Comercial

En el teatro surgen dos grandes tendencias: por un lado, el teatro comercial, que responde a los gustos del público burgués; y, por otro lado, el teatro renovador, que pretende explorar nuevas fórmulas dramáticas.

En cuanto al teatro comercial, triunfan tres géneros: el teatro poético, que se encarga de ensalzar las hazañas de los heroicos personajes de la España medieval, donde destaca Eduardo Marquina (Las hijas del Cid); el teatro cómico, integrado por el sainete de Carlos Arniches, los hermanos Álvarez Quintero y el astracán de Pedro Muñoz Seca; y, por último, la comedia burguesa, que se identifica con los valores burgueses y cuya figura más destacada es Jacinto Benavente (Los intereses creados).

El Teatro Innovador

. Explora nuevas formas de expresión dramática. Aquí situamos autores del modernismo y del 98, como Miguel de Unamuno (Fedra), Azorín (Angelita) o Valle-Inclán. Éste último supuso una renovación en el panorama teatral español. Su dramaturgia se agrupa en varios ciclos: el modernista, el mítico, el de la farsa y el esperpéntico. Éste último se inicia con luces de Bohemia.

También contribuyen a la generación del teatro, algunos miembros de la generación del 27 , como Pedro Salinas, Rafael Alberti, Miguel Hernández. Sin embargo, Federico García Lorca alcanza unos niveles inigualables de calidad artística. Algunos de sus obras más destacadas son bodas de sangre y la casa de Bernarda Alba.
En conclusión, el modernismo supone un intento de reivindicar la belleza y el deseo de trascender la cruda realidad para alcanzar un reinado de fantasía. El grupo del 98, abordados temas que siguen en vigencia: la esencia de España y el sentimiento de la vida. No obstante, amos, movimientos comparten la actividad crítica y evasiva con la realidad del momento.