El Racionalismo: La Confianza en la Razón
El racionalismo representa la firme confianza en la razón humana para alcanzar la verdad. Sometida a un riguroso método, la razón humana nos permite afirmar la validez de sus conocimientos sobre el mundo. Entre los racionalistas podemos destacar autores como:
- Platón
- Spinoza
- Hegel
- Descartes
Origen y Límites del Conocimiento según Descartes
Descartes se propone establecer un fundamento sólido para las ciencias con el fin de eliminar sus errores y lograr así un conocimiento cierto. Para este propósito, el instrumento a utilizar será la propia razón, dirigida por el método. Este método descarta por dudoso todo aquello que conocemos por los sentidos. La razón será capaz de intuir aquellos principios indudables o ideas innatas para, a partir de ellos, deducir el resto de conocimientos. En cuanto a los límites, los racionalistas afirman que la posibilidad de conocer es ilimitada. Desde esta perspectiva, si cometemos errores, estos serán fruto de un incorrecto uso de nuestra razón.
El Empirismo: El Conocimiento desde la Experiencia
En el empirismo, todo conocimiento comienza y acaba con la experiencia. Así, la razón por sí misma será incapaz de producir ningún conocimiento cierto, aunque sí podrá reflexionar sobre los datos que le proporcionan los sentidos. El empirismo es una corriente filosófica que atraviesa toda la historia del pensamiento, desde Aristóteles o Santo Tomás de Aquino, hasta Hume.
Los Orígenes del Conocimiento: John Locke
Locke establece los principios básicos del empirismo moderno. Afirma que no existen ideas innatas. El intelecto antes de toda experiencia no es más que un papel en blanco, por lo que todo entendimiento comenzará en los sentidos. Según esto, no hay más fuente de conocimiento que la experiencia externa (sensación) o la interna (reflexión). Para este autor, pensar será combinar ideas cuyo origen está en la experiencia. Siguiendo a Locke, Hume afirma que nuestra mente recibe de la experiencia una serie de impresiones que va organizando por medio de las leyes de la asociación de ideas.
Los Límites del Conocimiento según Hume
Hume mantiene que la experiencia es el límite de todos nuestros conocimientos. Todo conocimiento se va a reducir a lo que denomina como impresiones e ideas. Estas ideas no serán más que imágenes mentales de las impresiones sensibles, cuando reflexionamos acerca de ellas. Al criticar los conceptos cartesianos de Dios, sustancia o “alma”, Hume reduce considerablemente el alcance de nuestros conocimientos. Por tanto, solo nos quedará aceptar lo que proviene de la experiencia.
La Síntesis Kantiana: Razón y Experiencia Unidas
Immanuel Kant tiene en cuenta tanto las ideas racionalistas como las empiristas. De esta manera, formulará el problema de los orígenes y los límites del conocimiento, preguntándose cómo el individuo construye eso que cree conocer. El objeto de conocimiento es el resultado de una síntesis entre el conjunto de impresiones sensibles que captamos y otro conjunto de estructuras mentales que ordenan dichas impresiones. La cosa conocida (fenómeno) es el resultado de los datos de los sentidos.
Como vemos, aquí la experiencia y la razón se necesitan mutuamente. Por otro lado, Kant establece límites al conocimiento, dado que este proviene de la experiencia y está determinado por nuestra subjetividad. Solo vamos a conocer fenómenos de la realidad, es decir: aquello que yo percibo, según yo lo percibo. Sin embargo, lo que la realidad sea en sí misma (noúmeno), es para nosotros un completo misterio. No podemos despojarnos de nuestra subjetividad para captar las cosas-en-sí o noúmenos. Por esto, tendremos que conformarnos con un conocimiento limitado por nuestra propia forma de percibir (fenómenos).
A partir de Kant, ha quedado establecida la necesidad de tener en cuenta que el conocimiento posee límites relacionados con la forma de ser del ser humano, cuyos conocimientos elabora usando la razón.
La Concepción Idealista y las Metafísicas Espiritualistas
Tendrá como fundamento principal la consideración de que toda la realidad consiste en las ideas de nuestra mente. Este planteamiento toma diversas formas dependiendo de lo que se entienda por “ideas” y de cómo sea la relación entre el sujeto y la realidad. En este sentido, el “ser” va a ser dependiente de la percepción: solamente las cosas que percibo son reales.
A partir de este planteamiento cambiará la relación del sujeto “yo” con el mundo, ya que lo que percibimos serán representaciones de las cosas y no las cosas por sí mismas. Esto que acabamos de decir es lo que defenderá Immanuel Kant. Para él, nuestro conocimiento se limita a las representaciones de las cosas (fenómenos) y estas se construyen mediante las ideas “a priori” que posee la razón. Estas ideas “a priori” no proceden de la experiencia. Por lo tanto, será imposible conocer lo que sean los objetos “por sí mismos”. Desde esta perspectiva, el mundo se convierte en una realidad construida por el sujeto a partir de los datos de la experiencia.
No obstante, es necesario suponer que también existe “la cosa en sí” (noúmeno), aunque no podamos decir nada sobre ella. En definitiva, Kant acepta el uso de la razón dentro de los límites y posibilidades que posee el ser humano en su relación con el mundo. La conciencia de que no podemos acceder a la realidad fuera de los límites de la razón llevó a filósofos posteriores como Hegel a establecer otra propuesta de metafísica idealista. Para Hegel, lo real es lo que denomina como “idea absoluta”, es decir, un conocimiento que el pensamiento extrae de sí mismo.
Además, Hegel identifica al “ser” con el acto de pensar, haciendo que cada espíritu finito (que está en cada sujeto individual) participe de un Espíritu Absoluto que dará fundamento a toda la realidad. Por otra parte, Husserl tratará de captar la “esencia” de lo real, que se realiza en una especie de “yo trascendental” descubriéndose a sí mismo. Como hemos visto, los modelos espiritualistas mantienen una dualidad entre un mundo pensado y un mundo sentido. Tienen además cierto fondo religioso y tendencia a dar un valor absoluto a la razón.