– Filosofía del lenguaje:
La filosofía del lenguaje es la rama de la filosofía que reflexiona y analiza sistemáticamente las relaciones que hay entre lenguaje, pensamiento y realidad. La filosofía del lenguaje busca la resolución de los problemas filosóficos mediante el análisis del uso del lenguaje, el significado, la referencia y las estructuras del habla.- Diferencia entre lenguaje natural y lenguaje científico: El lenguaje natural es el usado en la vida cotidiana, y admite una gran carga de vaguedad, imprecisión y ambigüedad. Por otro lado el lenguaje científico tiene pretensión de univocidad, requiere de un alto grado de especialización en su significado y no debe caber lugar a la libre interpretación de lo que significan sus términos y estructuras. – Insuficiencias del modelo de análisis del lenguaje tradicional: Los modelos de análisis previos al desarrollo de la filosofía del lenguaje del Siglo XX atendían tan solo a algunos aspectos y eran incapaces de desentrañar la complejidad del habla. Estos métodos se centran principalmente en el mensaje y sus mecanismos de codificación y descodificación, lo que les hace deficientes para explicar el éxito comunicativo, que depende en gran medida de factores externos al mensaje. – Pragmática: ante las deficiencias del modelo tradicional surge la pragmática, que defiende que para comprender un acto comunicativo debemos atender a todo lo que le rodea. Las relación que guardan los hablantes, los conocimientos que poseen, el lugar, momento y medio en el que ocurre, las intenciones de los interlocutores, etc, han de tomarse en cuenta para poder entender el éxito comunicativo y cómo se supera la aparente ambigüedad del lenguaje. – Teoría de los actos de habla: esta teoría, formulada por primera vez por J. L. Austin en su obra Cómo hacer cosas con palabras, considera que al comunicarnos no estamos tan sólo enunciando cosas sobre el mundo, sino que estamos actuando sobre la realidad. Lo importante de la comunicación no es lo que decimos si no lo que hacemos al decir algo, p. Ej. Al decir ‘Sí, quiero’ en una boda lo que tiene importancia no es el propio enunciado sino el acto de casarse. – Acto locutivo: consiste en la simple enunciación de la frase, la emisión de un mensaje a través de diferentes medios, equivalente al ‘significado’ en el análisis lingüístico tradicional. – Acto ilocutivo: se refiere a la intención del hablante, lo que se trata de llevar a cabo al realizar un acto comunicativo, como por ejemplo comprometerse, jurar, declarar, afirmar. – Acto perlocutivo: se trata de los cambios en el entorno, en el estado de las cosas o la reacción del receptor ante el acto de habla, es decir, el efecto en el mundo que tiene esa emisión comunicativa. – Principio de cooperación de Grice: la comunicación es posible gracias a que intentamos cooperar unos con otros para poder entendernos. Estos principios de cooperación, reflejados por Grice en una serie de máximas, se presuponen en los actos de habla. Cuando estas máximas se incumplen se altera la comunicación. Esto no quiere decir necesariamente que no haya una comunicación, sino que se altera la forma habitual y explícita de expresar algo, por ejemplo al cambiar de tema cuando se nos pregunta por algo estamos implicando que no queremos hablar del tema. – Máxima de cantidad: se refiere a la cantidad de información adecuada que debemos dar. Tanto un exceso como un defecto de información es inadecuado y pone de manifiesto que la máxima se está incumpliendo. Por ejemplo, realizamos una pregunta y la respuesta es demasiado corta, indicando que el interlocutor no quiere darnos mas detalles sobre el asunto. – Máxima de calidad o veracidad: se refiere a que la cooperación conlleva decir la verdad, y que ni afirmamos ni esperamos recibir una información que sea falsa o errónea. Los hablantes sabemos que se nos puede mentir, pero confiamos en que este no sea el caso habitual. – Máxima de relación o relevancia: se refiere a que esperamos una correlación entre las intervenciones de los distintos interlocutores, esto es, que haya una correspondencia entre el tema del que se habla y lo que se dice. Por ejemplo, esta máxima se rompe al cambiar de tema ante una pregunta que no queremos contestar. – Máxima de modo o modalidad: se refiere a la adecuación del lenguaje a la situación concreta. Éste debe ser claro, ordenado, sin ambigüedades, tecnicismos desconocidos por el receptor, breve y conciso. Esta máxima puede ser resumida en la siguiente frase: ‘Sea usted claro’. – Argumento: Los argumentos son el modo mediante el cual pensamos y razonamos. Cuando estamos razonando, lo que hacemos es formar una serie de argumentaciones en nuestras cabezas. La filosofía es esencialmente el proceso de pensar sistemáticamente sobre preguntas difíciles e interesantes. Una parte primaria de la filosofía se centra en hacer y evaluar argumentos. Una argumentación es un conjunto de proposiciones en el cual una de ellas, la conclusión, es derivada desde el resto de proposiciones, que serán las premisas. Estos términos se definen de la siguiente manera: – Proposición: oración declarativa que tiene un valor de verdad (esto es, que de ellas podemos decir si son verdaderas o falsas). – Premisa: una proposición que sirve como razón para una conclusión – Conclusión: una proposición que es apoyada por un conjunto de premisas – Falacias: Las falacias son trampas argumentativas que pretenden hacer pasar por correctas una serie de ideas engañosas. A pesar de tener una forma correcta, el análisis de una argumentación falaz demuestra que se basa en proposiciones o desarrollos incorrectos. – Falacia ad verecundiam: defiende la conclusión únicamente porque alguien que es considerado una autoridad en la materia lo ha afirmado. Para rebatirla hay que demostrar que no se realiza una argumentación lógica, únicamente se refiere uno a la autoridad como fuente de la verdad. Ejemplo: Tiene que ser verdad porque lo ha dicho la tele. – Falacia ad hominen: en lugar de dar un argumento en contra de una determinada afirmación, lo que se hace es desacreditar a la persona que la ha dicho, dando por supuesto que ello invalida su opinión. Para rebatirla hay que identificar el ataque y demostrar que ni la personalidad ni las circunstancias de una persona tienen nada que ver con la verdad o falsedad de la proposición que se defiende. Ejemplo: alguien que viste tan mal no puede dar ningún consejo sobre moda – Falacia ad populum: defiende una conclusión sin justificarla, simplemente apela a los prejuicios sentimientos, emociones, etc. Para rebatirla basta con señalar que la popularidad de una opinión no tiene relación con si es cierta o no. Ejemplo: Esto no es algo que diga yo, es lo que dice todo el mundo – Falacia ad ignorantiam: defiende que algo es de una determinada manera porque nadie ha podido probar lo contrario. Para rebatirla hay que señalar que la carga de demostrar que algo es verdadero o falso es de quien lo afirma en primer lugar. Ejemplo: nadie ha podido demostrar que no existan los fantasmas, por lo tanto los fantasmas existen – Falacia ad baculum: el argumento sostiene una determinada conclusión no aportando razones sino a través de la coacción, la amenaza o el miedo. Para rebatirla hay que identificar la amenaza y señalar que esta amenaza no tiene que ver con la verdad o falsedad de la conclusión. Ejemplo: Será mejor que estés de acuerdo con la nueva política de la compañía si deseas mantener tu trabajo. – Generalización indebida: Infiere una conclusión general a partir de algunas casos que son insuficientes para justificarla. Para rebatirla hay que señalar que el tamaño de la muestra sobre el que se realiza la afirmación no se corresponde con la magnitud de la generalización. Ejemplo: Todos los oscenses son unos ladrones porque uno de Huesca me robó una vez la cartera. – Falsa causa: A partir de la coincidencia temporal entre dos fenómenos se establece, sin suficiente base, que el primero es la causa y el segundo el efecto. Para rebatir esta falacia debemos señalar que la correlación es diferente de la causación. Ejemplo: la Covid-19 surgíó al tiempo que se implantaba el 5G, por lo tanto la Covid-19 se transmite a través del 5G – Falacia semántica: una palabra o expresión se repite a lo largo de la argumentación pero con un significado distinto cada vez, causando confusión sobre la acepción correcta que se utiliza. Para rebatirla hay que señalar esta confusión de significado y pedir una aclaración del argumento. Ejemplo: Una hamburguesa es mejor que nada pero nada es mejor que la felicidad eterna. Por tanto, una hamburguesa es mejor que la felicidad eterna – Falacia circular: La conclusión se apoya en una premisa que para ser verdadera depende de que la conclusión también lo sea. La verdad de la premisa y la verdad de la conclusión dependen una de otra. Para rebatirla hay que señalar que lo que se pretende concluir se esta afirmando ya en la premisa, con lo que no hay un desarrollo argumental. Ejemplo: El presidente siempre toma las decisiones correctas. El presidente ha ordenado llevar a cabo x. Por lo tanto x es la decisión correcta.
La filosofía del lenguaje es la rama de la filosofía que reflexiona y analiza sistemáticamente las relaciones que hay entre lenguaje, pensamiento y realidad. La filosofía del lenguaje busca la resolución de los problemas filosóficos mediante el análisis del uso del lenguaje, el significado, la referencia y las estructuras del habla.- Diferencia entre lenguaje natural y lenguaje científico: El lenguaje natural es el usado en la vida cotidiana, y admite una gran carga de vaguedad, imprecisión y ambigüedad. Por otro lado el lenguaje científico tiene pretensión de univocidad, requiere de un alto grado de especialización en su significado y no debe caber lugar a la libre interpretación de lo que significan sus términos y estructuras. – Insuficiencias del modelo de análisis del lenguaje tradicional: Los modelos de análisis previos al desarrollo de la filosofía del lenguaje del Siglo XX atendían tan solo a algunos aspectos y eran incapaces de desentrañar la complejidad del habla. Estos métodos se centran principalmente en el mensaje y sus mecanismos de codificación y descodificación, lo que les hace deficientes para explicar el éxito comunicativo, que depende en gran medida de factores externos al mensaje. – Pragmática: ante las deficiencias del modelo tradicional surge la pragmática, que defiende que para comprender un acto comunicativo debemos atender a todo lo que le rodea. Las relación que guardan los hablantes, los conocimientos que poseen, el lugar, momento y medio en el que ocurre, las intenciones de los interlocutores, etc, han de tomarse en cuenta para poder entender el éxito comunicativo y cómo se supera la aparente ambigüedad del lenguaje. – Teoría de los actos de habla: esta teoría, formulada por primera vez por J. L. Austin en su obra Cómo hacer cosas con palabras, considera que al comunicarnos no estamos tan sólo enunciando cosas sobre el mundo, sino que estamos actuando sobre la realidad. Lo importante de la comunicación no es lo que decimos si no lo que hacemos al decir algo, p. Ej. Al decir ‘Sí, quiero’ en una boda lo que tiene importancia no es el propio enunciado sino el acto de casarse. – Acto locutivo: consiste en la simple enunciación de la frase, la emisión de un mensaje a través de diferentes medios, equivalente al ‘significado’ en el análisis lingüístico tradicional. – Acto ilocutivo: se refiere a la intención del hablante, lo que se trata de llevar a cabo al realizar un acto comunicativo, como por ejemplo comprometerse, jurar, declarar, afirmar. – Acto perlocutivo: se trata de los cambios en el entorno, en el estado de las cosas o la reacción del receptor ante el acto de habla, es decir, el efecto en el mundo que tiene esa emisión comunicativa. – Principio de cooperación de Grice: la comunicación es posible gracias a que intentamos cooperar unos con otros para poder entendernos. Estos principios de cooperación, reflejados por Grice en una serie de máximas, se presuponen en los actos de habla. Cuando estas máximas se incumplen se altera la comunicación. Esto no quiere decir necesariamente que no haya una comunicación, sino que se altera la forma habitual y explícita de expresar algo, por ejemplo al cambiar de tema cuando se nos pregunta por algo estamos implicando que no queremos hablar del tema. – Máxima de cantidad: se refiere a la cantidad de información adecuada que debemos dar. Tanto un exceso como un defecto de información es inadecuado y pone de manifiesto que la máxima se está incumpliendo. Por ejemplo, realizamos una pregunta y la respuesta es demasiado corta, indicando que el interlocutor no quiere darnos mas detalles sobre el asunto. – Máxima de calidad o veracidad: se refiere a que la cooperación conlleva decir la verdad, y que ni afirmamos ni esperamos recibir una información que sea falsa o errónea. Los hablantes sabemos que se nos puede mentir, pero confiamos en que este no sea el caso habitual. – Máxima de relación o relevancia: se refiere a que esperamos una correlación entre las intervenciones de los distintos interlocutores, esto es, que haya una correspondencia entre el tema del que se habla y lo que se dice. Por ejemplo, esta máxima se rompe al cambiar de tema ante una pregunta que no queremos contestar. – Máxima de modo o modalidad: se refiere a la adecuación del lenguaje a la situación concreta. Éste debe ser claro, ordenado, sin ambigüedades, tecnicismos desconocidos por el receptor, breve y conciso. Esta máxima puede ser resumida en la siguiente frase: ‘Sea usted claro’. – Argumento: Los argumentos son el modo mediante el cual pensamos y razonamos. Cuando estamos razonando, lo que hacemos es formar una serie de argumentaciones en nuestras cabezas. La filosofía es esencialmente el proceso de pensar sistemáticamente sobre preguntas difíciles e interesantes. Una parte primaria de la filosofía se centra en hacer y evaluar argumentos. Una argumentación es un conjunto de proposiciones en el cual una de ellas, la conclusión, es derivada desde el resto de proposiciones, que serán las premisas. Estos términos se definen de la siguiente manera: – Proposición: oración declarativa que tiene un valor de verdad (esto es, que de ellas podemos decir si son verdaderas o falsas). – Premisa: una proposición que sirve como razón para una conclusión – Conclusión: una proposición que es apoyada por un conjunto de premisas – Falacias: Las falacias son trampas argumentativas que pretenden hacer pasar por correctas una serie de ideas engañosas. A pesar de tener una forma correcta, el análisis de una argumentación falaz demuestra que se basa en proposiciones o desarrollos incorrectos. – Falacia ad verecundiam: defiende la conclusión únicamente porque alguien que es considerado una autoridad en la materia lo ha afirmado. Para rebatirla hay que demostrar que no se realiza una argumentación lógica, únicamente se refiere uno a la autoridad como fuente de la verdad. Ejemplo: Tiene que ser verdad porque lo ha dicho la tele. – Falacia ad hominen: en lugar de dar un argumento en contra de una determinada afirmación, lo que se hace es desacreditar a la persona que la ha dicho, dando por supuesto que ello invalida su opinión. Para rebatirla hay que identificar el ataque y demostrar que ni la personalidad ni las circunstancias de una persona tienen nada que ver con la verdad o falsedad de la proposición que se defiende. Ejemplo: alguien que viste tan mal no puede dar ningún consejo sobre moda – Falacia ad populum: defiende una conclusión sin justificarla, simplemente apela a los prejuicios sentimientos, emociones, etc. Para rebatirla basta con señalar que la popularidad de una opinión no tiene relación con si es cierta o no. Ejemplo: Esto no es algo que diga yo, es lo que dice todo el mundo – Falacia ad ignorantiam: defiende que algo es de una determinada manera porque nadie ha podido probar lo contrario. Para rebatirla hay que señalar que la carga de demostrar que algo es verdadero o falso es de quien lo afirma en primer lugar. Ejemplo: nadie ha podido demostrar que no existan los fantasmas, por lo tanto los fantasmas existen – Falacia ad baculum: el argumento sostiene una determinada conclusión no aportando razones sino a través de la coacción, la amenaza o el miedo. Para rebatirla hay que identificar la amenaza y señalar que esta amenaza no tiene que ver con la verdad o falsedad de la conclusión. Ejemplo: Será mejor que estés de acuerdo con la nueva política de la compañía si deseas mantener tu trabajo. – Generalización indebida: Infiere una conclusión general a partir de algunas casos que son insuficientes para justificarla. Para rebatirla hay que señalar que el tamaño de la muestra sobre el que se realiza la afirmación no se corresponde con la magnitud de la generalización. Ejemplo: Todos los oscenses son unos ladrones porque uno de Huesca me robó una vez la cartera. – Falsa causa: A partir de la coincidencia temporal entre dos fenómenos se establece, sin suficiente base, que el primero es la causa y el segundo el efecto. Para rebatir esta falacia debemos señalar que la correlación es diferente de la causación. Ejemplo: la Covid-19 surgíó al tiempo que se implantaba el 5G, por lo tanto la Covid-19 se transmite a través del 5G – Falacia semántica: una palabra o expresión se repite a lo largo de la argumentación pero con un significado distinto cada vez, causando confusión sobre la acepción correcta que se utiliza. Para rebatirla hay que señalar esta confusión de significado y pedir una aclaración del argumento. Ejemplo: Una hamburguesa es mejor que nada pero nada es mejor que la felicidad eterna. Por tanto, una hamburguesa es mejor que la felicidad eterna – Falacia circular: La conclusión se apoya en una premisa que para ser verdadera depende de que la conclusión también lo sea. La verdad de la premisa y la verdad de la conclusión dependen una de otra. Para rebatirla hay que señalar que lo que se pretende concluir se esta afirmando ya en la premisa, con lo que no hay un desarrollo argumental. Ejemplo: El presidente siempre toma las decisiones correctas. El presidente ha ordenado llevar a cabo x. Por lo tanto x es la decisión correcta.