La prosa y el teatro
2. La prosa narrativa
2.1. La novela picaresca
La novela picaresca se consolida con Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán. Continúa y perfecciona la estructura novelesca de El Lazarillo:
- Relato de una ficción en forma autobiográfica.
- Linealidad o sucesión de memorias por episodios.
- Explicación, desde el pasado, de una situación final de deshonor aceptado o superado por el personaje.
- Origen deshonroso del protagonista y progresivo encanallamiento del personaje.
- La lucha por la supervivencia como móvil de conducta y el recurso a las tretas y los malos pasos para superar la marginación, pero sin alcanzar sus propósitos.
Mateo Alemán añadió otros caracteres:
- Intención moralizadora: el texto inserta, en medio de la acción, sucesivos discursos moralizantes que provocaron un proceso de “desnovelización”.
- Amargura y sarcasmo: provocados por el pesimismo y la visión desoladora de la vida, sustituyendo el humor de El Lazarillo.
- Actitud social crítica: refleja una imagen más subjetiva y despiadada de la realidad. El realismo de El Lazarillo se transformó en una estilización deformante en el Guzmán.
- La naturalidad lingüística dio paso a las nuevas orientaciones retóricas.
En El Buscón, Quevedo brilla de modo particular: rompe con el modelo de la novela picaresca recién creada al presentar unos personajes caricaturescos y al evitar las intenciones moralizantes. Acumuló en el texto toda la riqueza de los recursos retóricos barrocos (hipérboles, juegos de palabras, antítesis y contrastes), las agudezas verbales y todos los recursos relacionados con los conceptos, las transformaciones semánticas y las audacias lingüísticas que pusieran a prueba la capacidad comprensiva del lector.
2.2. La novela satírico-costumbrista
La sátira de las costumbres de la época está representada por El diablo cojuelo del conocido dramaturgo Luis Vélez de Guevara. En esta excelente narración, el estudiante Cleofás libera del infierno al diablo, encerrado en una botella, y este le permite contemplar la vida social de Madrid destapando los tejados de las casas.
2.3. La novela filosófico-alegórica
Baltasar Gracián es uno de los escritores más representativos de este género. Su obra más célebre es El Criticón, publicada en tres partes. En esta novela culmina el proceso de “desnovelización”: utiliza la estructura de la novela bizantina para narrar el peregrinaje de sus dos protagonistas (Critilo y Andrenio) por tierras de España, Francia, Alemania e Italia, tomadas como lugares alegóricos que correspondían con las edades de la vida. Sustituyó el tratamiento realista por el simbolismo y la reflexión filosófica sobre la existencia y la condición humana bajo el prisma de la intención moral, la visión pesimista del mundo y el concepto de vida como una lucha llena de trampas. Llevó el lenguaje a la máxima expresión del artificio barroco y el juego verbal.
La “desnovelización” se produce en la novela cuando los elementos realistas que la configuraban pierden su carácter realista y adquieren otra dimensión, como la simbólica, metafórica o alegórica, o cuando la propia novela sustituye su finalidad de imitación por otros fines como los morales o los éticos.
3. La prosa crítica y moral
El Barroco aporta a la literatura española el florecimiento de los escritos satíricos y político-morales, consecuencia del pesimismo y el desengaño, reaccionando frente al sentimiento de decadencia. Adoptaron una postura común de tomar el lenguaje y la escritura.
3.1. La prosa satírica
Su origen se encuentra en la literatura latina. El siglo XVII se convierte en una punzada despiadada y cruel hacia la sociedad. La prosa satírica arremetió con igual fuerza contra vicios repelentes y contra defectos insignificantes. El maestro de la sátira fue Quevedo, dotado de un espíritu crítico y burlón y una inagotable capacidad de ingenio para burlarse de los vicios y las costumbres sociales. Obras: El siglo del cuerno o Cartas del caballero de la tenaza. El punto culminante de la sátira de Quevedo lo constituyen Los sueños, que constan de cinco partes: Sueño del juicio final o Sueño de las calaveras, El alguacil alguacilado, Las zahúrdas de Plutón o Sueño del infierno, El mundo por dentro y Sueño de la muerte.
3.2. La prosa moral y didáctica
La prosa moral brilla en el Barroco por su complejidad y dificultad, de acuerdo con la idea conceptista. Esta prosa responde con pesimismo y desengaño radical a la realidad, mostrando la vida como una ilusión o engaño. La prosa moral y didáctica coincidió con la picaresca en la actitud recelosa y su visión negativa de la vida. Quevedo valoró el esfuerzo humano y el poder de la voluntad para alcanzar la virtud, la sabiduría, la prudencia y el dominio de uno mismo. Adoptó un recurso hermético, concentrado, sumamente elaborado y un estilo conciso y elíptico repleto de recursos barrocos.
Baltasar Gracián concibió la vida y la condición humana como una lucha llena de trampas que requieren de armas eficaces. Sus obras:
- En El héroe, pretendió la formación del individuo perfecto.
- En El discreto, reflexiona sobre la conducta humana en la relación social.
- En el Oráculo manual y arte de prudencia, resumió su pensamiento sobre el ser humano.
3.3. La prosa política
Son obras de carácter político que se refieren a aspectos de comportamiento público, administrativo o de gobierno.
- Quevedo: Política de Dios, gobierno de Cristo y tiranía de Satanás.
- Gracián: El político Don Fernando el Católico, en la cual propuso el ideal del hombre políticamente perfecto.
- Saavedra Fajardo: Empresas políticas, donde expuso sus ideas políticas, su teoría sobre el Estado y sobre la educación de los príncipes.
3.4. La prosa de la crítica literaria
- Quevedo: ejerció la sátira contra el culteranismo. La culta latiniparla o Aguja de navegar cultos.
- Gracián: escribió el más completo tratado de retórica del Barroco, Agudeza y arte de ingenio, donde estudia los más variados conceptos.
- Saavedra Fajardo: pasa revista en su República literaria a varios personajes de las artes y las letras.