Los ciompi son una
revuelta urbana contemporánea a la revuelta Inglesa, 1378 aproximadamente,
tiempos en los que se fragua el malestar de los campesinos. Su represión fue
muy dura, aunque no tanto como la de Inglaterra o Francia. En este caso el
lugar en Florencia, y los momentos más graves se desarrollan entre Junio y
finales de Agosto de 1378. Ciompi es el calificativo de todo lo sucio y vil, lo
más bajo, ya sean objetos o personas, delincuentes o que rozan lo ilegal,
personas sucias, mal vestidas... Florencia se había convertido dentro del
panorama italiano incluso en el conjunto del Occidente cristiano, en una muy
gran ciudad que había alcanzado un alto nivel de desarrollo económico. Pero no
todos los habitantes de Florencia se beneficiaban de este crecimiento, aunque
en su mayoría eran fundamentales en el buen funcionamiento de la obtención de
riquezas. Un amplio sector de obreros de bajo nivel, los sottoposti, aunque
bajo ellos estaban los mendigos, las condiciones de vida de estos obreros ya de
por sí eran suficientes para desembocar en revuelta, en tanto a que la
principal actividad de la ciudad era el artesanado textil, organizado como una
auténtica industria con trabajadores especializados y producción bien vendida.
Pero no todos los trabajadores recibían la misma remuneración. Pero no se les
permitía constituirse o agremiarse, imprescindible para reivindicar y
participar en la política de la ciudad, puesto que aunque la forma de gobierno
de Florencia se había ido democratizando, pasando de un gobierno señorial a una
forma de gobierno más democrática donde los mercaderes y dueños de grandes
talleres artesanales -los burgueses más ricos- habían ido escalando los
principales puestos dentro de la política, incluso eliminando a los viejos
terratenientes. Pero a los artesanos de nivel más bajo no les cundía, y además
solo los que formaban parte de un gremio o arte & oficio podían participar.
Además, muchos de los trabajadores limitados de esta forma, estaban convencidos
de que el trabajo que ellos realizaban dentro de la cadena de especialidades
era fundamental para que el negocio funcionara. Esto acentuaba el malestar. El
hecho de estar tan mal pagados y amenazados con frecuencia por el paro, tenía
una consecuencia de endeudamiento crónico. A esto hay que sumarle las continuas
subidas de impuestos, por las Guerras sostenidas tan a menudo incluso con la
Santa Sede, Luca, Pisa...Cuando se caía en situación de endeudamiento no era
fácil sobrevivirlas. Pero en este caso era peor, pues existía un tribunal para
las deudas, con multas muy severas como la cárcel y la confiscación por impago.
Se favorecía a los banqueros y los prestamistas, pero también el tribunal
porque el 25% de los incautado o cobrado iba a parar a los miembros del tribunal.
Todos ellos eran especialmente odiados. Se dan también situaciones de hambre,
escasez, porque la ciudad sufre problemas de abastecimiento sobre todo durante
las guerras, especialmente contra el Papa, que se valía de la excomunión para
aquellos que compraran o vendieran a Florencia. Se había pasado por varios
momentos políticos, pues en la ciudad habían varios partidos políticos muy
distintos que se habían ido alternando el poder, por una parte los gibelinos,
partidarios de colaborar con el Emperador alemán, especialmente interesado en
la Toscana. Es el partido cuyos seguidores son los miembros de las familias de
la antigua nobleza -categoría y antigüedad van de la mano, pero a partir de
mediados del Siglo XIII van perdiendo fuerza y son relevados por el partido de
los güelfos, partidarios del Papa, pero tampoco es uniforme, sino que tiene dos
grupos, los blancos o moderados y partidarios de aliarse con los gibelinos, y
los más puros que mantienen la esencia del partido. En la segunda mitad del
Siglo XIII habían gobernado los güelfos y habían intentado eliminar a los
gibelinos mediante el exilio, que además era una medida hereditaria. Se
convierte pues en el principal enclave huelga en Italia, para marcar distancias
ponen en marcha una democratización del gobierno, dan cabida en el gobierno a
elementos aristocráticos pero no nobles, como los de los gibelinos, sino un
grupo en el que encontramos a las principales familias de la alta burguésía y
algún miembro de la nobleza anti gibelina. Es una falsa democracia radical
donde los cargos se renuevan cada dos meses, pero no es aceptado por familias
burguesas de nivel medio-alto. Se aprovecha el malestar de la clase baja para
realizar una revolución que les lleve al poder, entre estas familias están las
que luego serán bien conocidas, como los Alberti, los Strozzi y los Medici.
Precisamente el gran líder es Salvestro de Medici, gran orador que consigue ser
elegido pero que no se queda ahí sino que produce la revuelta. Accede al
control de la justicia, es el juez supremo de la ciudad, desde donde alienta a
las masas prometiendo nuevos gremios. La sublevación supone una serie de
incendios, destrozos, robos... Se crean tres nuevos gremios, se perdona a los
rebeldes, se coloca a los dirigentes como representantes en el gobierno, como
Michelle de Landó, dirigente de los cardadores. De todos modos las reformas no
contentan a los sublevados, no se pueden mantener mucho tiempo porque van
acompañadas de condonación de deudas, eliminación y bajadas de impuestos, lo que
es insostenible para el gobierno. Por otro lado la masa popular se mantiene
armada, y se tiene claro que no conviene que la masa popular -que puede
estallar fácilmente con la crisis inevitable- dejar que siga armada, se le
desarma y se crea un ejército. Medidas antipopulares, por lo que rebrota la
violencia de forma aún más grave. Se pasa a la represión, que va a durar en
algunos casos más de cinco años. De todos modos no fue tan dura, solo 160
condenas de muerte y exilio para Medici y de Landa, aunque en el caso de Medici
este acaba finalmente muriendo en Florencia.Finalmente la familia
Medici acaba
escalando el orden social, así como sus familias aliadas. Se mantiene la
preocupación por nuevas revueltas, y como consecuencia se produce un
endurecimiento de la forma de gobierno, organizado no de la manera democrática
del 78, sino siguiendo un modelo de democracia oligárquica -no necesariamente
noble.