Poesía y Teatro en España desde 1936: Autores y Corrientes

Poesía Española Posterior a 1936

Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre son poetas que desempeñan un papel esencial en el anclaje entre la generación del 27 y la poesía posterior. Los poemarios Hijos de la ira (1944) del primer autor, en el que el yo poético recuerda una edad de oro o paraíso perdido, y Sombra del paraíso (1944), del segundo poeta, caracterizado por la protesta del yo poético contra el mundo, constituyen el punto de partida de la llamada poesía desarraigada.

Poesía Desarraigada (Años 40)

La poesía desarraigada está caracterizada por una visión pesimista y angustiada de la existencia, causa de la disconformidad con la realidad expresada por los poetas, sin hacer nunca referencia directa a la situación política española. Sus principales representantes son:

  • Blas de Otero: Con obras como Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia, explora la soledad, la mortalidad y las frecuentes preguntas a Dios.
  • José Hierro: En obras como Tierra sin nosotros o Alegría, establece el dolor como condición necesaria para alcanzar la felicidad.

Poesía Social (Años 50)

Durante los años cincuenta dominó la poesía social. Esta poesía se enmarca en la denuncia de la falta de libertad y la injusticia, y sus autores conciben la literatura como instrumento de transformación política. Algunos de estos autores eran:

  • Gabriel Celaya (Cantos iberos)
  • Blas de Otero (Pido la paz y la palabra)
  • José Hierro (Libro de las alucinaciones)

Generación del Medio Siglo (Finales de los 50 – Años 60)

A finales de los años cincuenta se dio a conocer un grupo de poetas denominado la Generación del Medio Siglo o Generación del 50. Las características de su poesía son el autobiografismo, la diversidad temática y el lenguaje conversacional e intimista. Estos autores pretenden integrar la vivencia individual en la circunstancia histórica. Se expresan a través de temas como el amor (Palabra sobre palabra de Ángel González), la amistad, el paso del tiempo o la infancia y la adolescencia como paraísos perdidos. Por último, se caracterizan por el distanciamiento irónico. Para estos poetas, Antonio Machado es su referente tanto ético como estético. Su máximo representante es Jaime Gil de Biedma, que indaga en temas como el paso del tiempo y la derrota de las ilusiones (No volveré a ser joven).

Los Novísimos (Finales de los 60 – Años 70)

Con la publicación de la antología Nueve novísimos poetas españoles (1970) de Josep Maria Castellet (y previamente, Arde el mar de Pere Gimferrer en 1966), se dio paso a la promoción de los poetas denominada Novísimos. Las características de su poesía son:

  • El culturalismo: Muchos poemas se inspiran en personajes históricos, obras artísticas o incorporan citas de otros textos.
  • El esteticismo y decadentismo: Reivindican la belleza como refugio o las actitudes decadentistas, a través de símbolos como la ciudad de Venecia.
  • La gran influencia del Barroco y las vanguardias, a través de la búsqueda de un lenguaje rico y elaborado.

Poesía en Democracia (Desde 1975)

La poesía de medio siglo y autores como José Ángel Valente influenciaron la poesía durante la democracia, derivando en tendencias como la poesía de la experiencia y la poesía del silencio.

Poesía de la Experiencia

Comienza con la publicación de La otra sentimentalidad (1983), un manifiesto de Luis García Montero sobre las ideas de esta corriente. Se caracteriza por:

  • La ambientación urbana y contemporánea (Diario cómplice de Luis García Montero).
  • El uso del lenguaje coloquial que recurre al humor o la parodia (Diario de un poeta recién casado de Carlos Marzal).
  • La pretensión de que la poesía tuviera una función civil en cuanto a los valores (Almudena Guzmán).

Poesía del Silencio

Sus rasgos más destacados son:

  • La importancia del lenguaje y del conocimiento humano (Columnae de Jaime Siles).
  • La constante reflexión sobre la muerte (Libro del frío de Antonio Gamoneda).
  • El afán de alcanzar lo absoluto en la plenitud.

Poesía Reciente

En las obras más recientes se observa una constante celebración de la existencia, la melancolía por el pasado y la presencia de elementos autobiográficos. Destacan autores como Eloy Sánchez Rosillo y Lorenzo Oliván.

Teatro Español Posterior a 1936

La situación del teatro en España tras la Guerra Civil está condicionada por varias circunstancias: entre ellas, la desaparición de los autores de referencia (Lorca, Unamuno, Valle-Inclán) por estar muertos o en el exilio, unido a una férrea censura, hace muy difícil que haya un teatro innovador. Así pues, el teatro de posguerra tiene preferencia por la comedia y un carácter evasivo y escapista.

Teatro de Posguerra: Comedia Burguesa y Humor

Comedia Burguesa

Es una comedia intrascendente, costumbrista, continuadora de la de Jacinto Benavente. Los temas propios son el honor, los celos, las infidelidades o los conflictos generacionales, que siempre acaban bien. Las piezas muestran un dominio de la técnica, reflejado en el diálogo bien construido para temas intrascendentes.

Teatro Humorístico

Desarrolla un humor absurdo, propio de las vanguardias, con situaciones dentro de las obras alejadas de las normas convencionales y cercanas al surrealismo. Cabe destacar autores como:

  • Miguel Mihura: Con su obra Tres sombreros de copa (escrita en 1932 pero estrenada en 1952), en la que un joven burgués sin personalidad se enamora mutuamente una noche de una trabajadora de un circo.
  • Enrique Jardiel Poncela: En Eloísa está debajo de un almendro (1940), presenta una búsqueda de comicidad basada en la agudeza verbal y en la creación de situaciones insólitas, que apelan a la inteligencia del espectador.

Teatro Comprometido (Años 50-60)

En los años cincuenta y sesenta, el teatro oscila entre dos polos:

  • El posibilismo: Dramas con una interpretación simbólica para sortear la censura.
  • El teatro de agitación: Dramas que contienen una denuncia explícita.

Los máximos representantes fueron Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre, respectivamente.

Antonio Buero Vallejo pretende que el espectador tome conciencia de la trágica situación del ser humano ante una existencia llena de dolor e incertidumbre. En sus obras (tragedias construidas con una base realista y elementos simbólicos) hay una crítica a la realidad del momento, marcada por la miseria, la ignorancia y la falta de libertad. En su obra Historia de una escalera (1949), la acción transcurre en una escalera de vecinos donde van pasando varias generaciones sin que mejore su situación social, señalando la imposibilidad de que las clases humildes alcancen sus ideales. En su carrera teatral emplea distintas estrategias que muestran personajes que fracasan en su empeño de alcanzar una sociedad más justa y libre (El sueño de la razón, 1970).

Alfonso Sastre cultivó un teatro antibelicista y de agitación (Escuadra hacia la muerte, 1953). Su teatro muestra una preocupación por las consecuencias que tiene un poder injusto sobre los individuos. Él propone la rebelión como posibilidad contra este orden injusto y reflexiona sobre los problemas éticos que el día a día plantea.

Varios autores en estos años (50 y 60) escribieron distintas obras de teatro que hablan de la injusticia, la discriminación, la represión, la violencia o la hipocresía en la sociedad española; en ellas se suele asomar una oscura desesperanza. Estos dramaturgos realistas, aparte de por el realismo, también están caracterizados por el simbolismo y el expresionismo, técnicas que utilizan para resaltar aún más la crítica social. Algunos autores importantes fueron:

  • Laura Olmo: Con La camisa (1962), que indaga en cuestiones como la marginalidad, la miseria o la emigración.
  • José Martín Recuerda: Con Los salvajes en Puente San Gil (1963), evidencia la hipocresía, la mojigatería y la barbarie de la España profunda.

Teatro Experimental (Años 60-70)

El teatro experimental está conectado con la tradición vanguardista de teatros como el del absurdo. En ellos, el texto es un elemento más, por ello la importancia de los elementos escénicos como la luz o el vestuario. El escenario es un lugar dinámico donde se intenta provocar o escandalizar al espectador. Muchas de estas obras constituyen parábolas o alegorías donde se presenta una imagen pesimista de la condición humana. Enmarcados en este teatro están autores como:

  • Fernando Arrabal: Fundador del “Teatro Pánico”, un teatro provocador que utiliza parábolas, alegorías y signos no verbales, presente en sus obras como Pic-nic (una familia celebra un picnic en el campo de batalla, pero una bomba les mata) o Cementerio de automóviles (personajes viven en coches de un desguace).
  • Francisco Nieva: Cultiva un “Teatro Furioso”, cuyo tema central es la crítica a una España tradicional marcada por la religión y la represión sexual. Defiende la transgresión y seguir el propio instinto (Pelo de tormenta).

Teatro en Democracia (Desde 1975)

En el teatro de la democracia predominan los temas sobre la sociedad contemporánea, la evocación de la Guerra Civil desde diversas perspectivas (Las bicicletas son para el verano de Fernando Fernán Gómez; ¡Ay, Carmela! de José Sanchis Sinisterra) o el conflicto psicológico. Estos autores se centran en temas como el clima social y político, así como la corrupción, la droga, el terrorismo, la inmigración, la xenofobia, el racismo o la violencia callejera (Caballito del diablo de Fermín Cabal; Bajarse al moro de José Luis Alonso de Santos). También se aprecia un análisis de la intimidad en temas como la amistad, las relaciones de pareja y familiares, presentes en numerosas obras de teatro.

Teatro del Siglo XXI

En el siglo veintiuno, irrumpe un grupo numeroso y heterogéneo de autores y autoras que abordan el teatro desde dos vertientes principales: un teatro basado en el protagonismo del texto y otro de experimentación radical, influido por las formas de representar de la performance o el teatro de la crueldad. En él se enmarca:

  • Juan Mayorga: Su tema principal es la reflexión sobre distintas formas de opresión y dominación, y la indefensión de las víctimas ante el abuso y la violencia. Tiene obras ambientadas en diversos contextos históricos y presentes (Cartas de amor a Stalin).
  • Angélica Liddell: En obras como La casa de la fuerza, reflexiona sobre la condición de la mujer en el siglo veintiuno, sobre el machismo cotidiano y, en concreto, sobre los asesinatos y violaciones que tienen lugar en Ciudad Juárez. En su dramaturgia se superponen multitud de historias que están en juego al mismo tiempo, mientras de fondo suena música de mariachis y clásica.