Poesía y Narrativa Hispanoamericana del Siglo XX: Del Modernismo al Boom

Poesía Hispanoamericana del Siglo XX

A principios del siglo XX, la influencia de Rubén Darío y el Modernismo se deja sentir con fuerza en la poesía. Tras la muerte del nicaragüense en 1916, su vertiente formalista y evasiva empieza a perder adeptos. El mexicano Enrique González Martínez (1871-1952) resumió a la perfección los motivos: la poesía modernista de Darío se consideraba ostentosa y artificial, incapaz de expresar los sentimientos del alma humana y la realidad de la sociedad iberoamericana (temas autóctonos de cada país).

Por ello, surge una nueva corriente lírica que responde a esas nuevas necesidades, en la que predomina un ansia de autenticidad y sencillez: el Posmodernismo, cuya principal figura es la chilena Gabriela Mistral, primer Premio Nobel suramericano de Literatura. El amor y los sentimientos humanos son su principal fuente temática.

Otro chileno, también Premio Nobel y amigo de Mistral, fue Pablo Neruda, cuyo verdadero nombre era Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto. ¿Por qué se puso ese seudónimo? Para evitar el malestar de su padre por tener un hijo poeta. Según algunos estudiosos, se debe al poeta checo Jan Neruda, pero según Enrique Robertson, el joven Neruda tuvo la ocasión de ver una partitura de Pablo de Sarasate dedicada a la violinista Wilma Norman-Neruda. Es decir, según Robertson, el joven Neftalí vio en una página el nombre de Pablo (de Sarasate) y Neruda (Wilma Norman-Neruda), los memorizó y más tarde los utilizó para su seudónimo.

En sus múltiples viajes como cónsul, conoce en Buenos Aires a Federico García Lorca y en Barcelona a Rafael Alberti. Entra en contacto con la Generación del 27, la cual, junto a las vanguardias como el Surrealismo, tuvo tanta influencia en su concepción poética, a la que llamó “poesía impura”. Tal fue la amistad con los miembros del 27 que en 1935 Manuel Altolaguirre le entregó la dirección de la revista Caballo verde para la poesía.

Al año siguiente, con el estallido de la Guerra Civil Española y el asesinato de su amigo García Lorca (posteriormente el de Miguel Hernández, al que le dedica un poema), Neruda da de lado su faceta romántica para apostar por una lírica más comprometida a nivel político y social, manifestando su tristeza por lo acaecido en España y el horror de la guerra en España en el corazón.

A partir de entonces, las denuncias sociales y el idealismo político inundan sus composiciones, si bien las más famosas siguieron siendo las de temática amorosa, como Veinte poemas de amor y una canción desesperada, donde se tratan asuntos como el amor verdadero, la pasión, el erotismo o la nostalgia por la amada perdida.

Otras Corrientes Poéticas

  • Poesía negra (mezcla de folclore y denuncia social): Nicolás Guillén, Sóngoro cosongo.
  • Vanguardias: Ultraísmo (Borges), Creacionismo (Huidobro).
  • Poesía social (preocupada por los problemas de Suramérica): César Vallejo (Perú), Poemas humanos.

El último premio Nobel fue el mexicano Octavio Paz, poeta de difícil encasillamiento. Neomodernista en sus comienzos, más tarde poeta existencial, en ocasiones con tintes de surrealismo. Un poeta que no echó raíces en ningún movimiento, porque siempre estuvo alerta ante los cambios que se iban produciendo en el campo de la poesía y siempre estuvo experimentando. Después de la preocupación social, presente en sus primeros libros, comenzó a tratar temas de raíz existencial, como la soledad y la incomunicación. Deseo de huir del tiempo, lo que lo llevó a la creación de una poesía espacial, cuyos poemas fueron bautizados por el propio autor con el nombre de “topoemas”. La última poesía de Octavio Paz tiene bastante esoterismo; al margen de ello, toda su poesía anterior destaca por su lirismo y por el sentido mágico que el autor da a las palabras.

Narrativa Hispanoamericana del Siglo XX

La narrativa de principios de siglo bebía mucho del Modernismo, destacando Horacio Quiroga y Leopoldo Lugones. Con el paso de las décadas, esta corriente, que se caracterizaba por su necesidad de escapismo del mundo, fue abandonada en pro de otra más realista, cuyo mayor interés sería la presentación y análisis de la sociedad iberoamericana de la época. Se trataba del Realismo, con las siguientes áreas temáticas:

  • La naturaleza: imponente, desaforada, a la que están sometidas las vidas de los hombres. Es la cordillera, la pampa, el altiplano, la selva amazónica. La atención a las peculiaridades de cada zona hace que se hable con frecuencia de una novela regionalista o de exaltación de la tierra.
  • Los problemas políticos: resulta proverbial la inestabilidad política de aquellos países, la incesante sucesión de revoluciones, la frecuente presencia de dictadores que emanan de la oligarquía dominante, etc. En estas tensiones halla la novela hispanoamericana un importante filón. En este período destacan las novelas de la revolución mexicana. La iniciadora es Los de abajo de Mariano Azuela (1916), testigo excepcional de los acontecimientos, pero las obras maestras de este ciclo son El águila y la serpiente (1928) y La sombra del caudillo (1929) de Martín Luis Guzmán. Incluso Valle-Inclán se vio influido por esta tendencia temática, como queda reflejado en su obra Tirano Banderas.
  • Los problemas sociales: subyacentes a las citadas tensiones políticas. La novela reflejará las desigualdades de la pirámide social; en su cumbre, la oligarquía aliada a los intereses de las grandes potencias extranjeras que explotan las inmensas riquezas naturales. La novela realista, sobre todo, es una protesta ante estas desigualdades; no pocos títulos se proponen, más concretamente, denunciar la oprimida condición del indio. Se habla así de una novela indigenista, donde sobresale Jorge Icaza y su Huasipungo.

Vanguardismo y Realismo Mágico

Con posterioridad, cobra importancia la novela vanguardista, con Arturo Uslar Pietri y Las lanzas coloradas como emblema de este movimiento. Con todo, el Realismo mantuvo su vigencia en la novela hispanoamericana hasta ya avanzada la década de los cuarenta. En esos años, Suramérica se beneficia económicamente de la Segunda Guerra Mundial y experimenta un crecimiento urbano. La vida cultural se enriquece, además, con la llegada de numerosos intelectuales españoles republicanos o europeos exiliados.

Comienza entonces la superación del realismo narrativo que da paso al realismo mágico, que persigue hacer un retrato total de la realidad, ya que, a juicio de los novelistas que lo cultivaron, el mundo, y sobre todo el mundo hispanoamericano, va mucho más allá de lo que puede ser percibido por los sentidos. Un narrador mágico-realista crea la ilusión de irrealidad. Cuenta los hechos más triviales como si fueran excepcionales, y los excepcionales, como si fueran de lo más común. A su vez, realidad y fantasía se presentarán íntimamente enlazadas en la novela, unas veces por la presencia de lo mítico, de lo legendario, de lo mágico; otras, por el tratamiento alegórico o poético de la acción, de los personajes o de los ambientes. Eso sí, la literatura del realismo mágico no es una literatura fantástica, ya que en la base de todas estas obras está el mundo real y reconocible.

Autores destacados del realismo mágico son Miguel Ángel Asturias (El señor Presidente), Alejo Carpentier (El siglo de las luces) y Juan Rulfo (Pedro Páramo).

Jorge Luis Borges

En este contexto se sitúa a Jorge Luis Borges (1899-1986), autor de excelentes ensayos, muy cuidados literariamente (Historia de la eternidad, 1936; Otras inquisiciones, 1952) y poemas de gran valor, si bien destaca ante todo por sus cuentos (Ficciones, 1944; El Aleph, 1949 y El libro de arena, 1975). Sus cuentos se caracterizan por:

  • Redacción muy cuidada, plagada de referencias culturales.
  • Antirrealismo: no solo por la presencia de elementos fantásticos, sino porque no hay en ellos una descripción minuciosa de ambientes ni una imitación de la realidad inmediata.
  • El universo borgiano como una inmensa biblioteca que el ser humano es incapaz de abarcar.
  • Carácter ilusorio de la realidad, que se confunde con la ficción.
  • Misterio de la identidad: el doble, el sueño, la reencarnación.
  • Mundo como laberinto indescifrable.
  • Concepción circular del tiempo.

El “Boom” de la Novela Hispanoamericana

En los años 60, gracias a intelectuales como Carlos Barral, la narrativa iberoamericana comienza a difundirse por España, y luego por Europa. En estos últimos lectores esto produjo un asombro. Era el llamado “boom” de la novela hispanoamericana, cuyo comienzo viene marcado por la publicación en 1962 de La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa.