Poesía Renacentista en el Siglo XVI: Autores, Temas y Estilo

La Poesía en el Siglo XVI: Tradición e Innovación

La poesía en el siglo XVI se presenta como un enfrentamiento entre los poetas tradicionales, que siguen fieles a los modelos poéticos de la literatura de cancionero, y los nuevos poetas italianizantes, que pretenden introducir la sensibilidad, temas y formas de la poesía renacentista en Italia. La poesía que más escucha la población del siglo XVI continúa siendo la lírica tradicional y el romancero, que se sigue transmitiendo en forma oral. Desde finales de los años 20 hasta la mitad de siglo, se produce la aclimatación de las nuevas formas y contenidos procedentes de Italia. Esta introduce nuevos géneros, motivos, temas, versos y estrofas, además de una sensibilidad poética también diferente.

Tópicos y Temas de la Poesía Renacentista

Tópicos:

  • Carpe diem (goza del día de hoy)
  • Collige virgo rosas (recoge doncella las rosas): exhortación a una joven para que ame
  • Aurea mediocritas (la feliz mediocridad)
  • Beatus ille (feliz aquel): añoranza de la vida apartada del fragor mundano, se pondera la vida en el campo en detrimento de la ajetreada y conflictiva vida cortesana

Temas:

  • Presencia de la mitología: presta al poeta un considerable conjunto de asuntos y motivos, que son tomados bien directamente de los autores clásicos, bien de forma indirecta a través de las mitografías.
  • El amor concebido de modo distinto a como lo era en la literatura medieval. El amor en la literatura renacentista está influido por la filosofía neoplatónica. Casi desligado de los apetitos carnales, es ahora una virtud del entendimiento que contribuye a hacer mejores a los hombres. Mediante el amor, el hombre se eleva de lo material a lo inmaterial: superando la sensualidad que es pura materia, la contemplación de la belleza femenina, belleza absoluta.
  • La naturaleza es equilibrada, se usa como pretexto con determinadas finalidades.
  • El amor también aparece como fuente frustrada y dolorosa: el enamorado percibe que le resulta imposible alcanzar el amor o bien comprueba que cuando lo consigue no es permanente y lo pierde.
  • Una poesía de carácter moral: esta poesía sería la que desarrolla los tópicos latinos antes mencionados del beatus ille o del aurea mediocritas, mientras que la lírica amorosa insistiría en los del carpe diem o el collige virgo rosas. Tiene dos sentidos: manifestación de la insatisfacción con la nueva sociedad individualista y urbana; por otra parte, la consecuencia de la nueva moral de la Contrarreforma surgida del Concilio de Trento.

Estilo de la Poesía Renacentista

La poesía renacentista es fuertemente innovadora: nuevos versos, nuevas estrofas, nuevos géneros. El verso predilecto es el endecasílabo, con el que alterna frecuentemente el heptasílabo. En cuanto a los géneros de la tradición grecolatina: églogas, odas, epístolas, elegías, sátiras… Las estrofas son el soneto, la canción, la lira, octava real… Las dos líneas poéticas, amorosa y moral, se diferencian también por la forma de expresión elegida. La lírica amorosa se expresa en canciones, sonetos, madrigales o sextinas; la de temática moral: la epístola o la oda, tercetos, lira…

Fernando de Herrera: Un Puente entre Garcilaso y Góngora

Fernando de Herrera representa un puente que va desde la lira más sencilla de Garcilaso a la mucho más compleja de Góngora. Escribe poesía épica de carácter patriótico. Su poesía es de tema amoroso, donde expresa su amor insatisfecho por una dama. Su obra está marcada por el intelectualismo y el deseo de perfección.

La Literatura Mística

Los místicos aspiran a comunicarse directamente con Dios y lo expresan bien en prosa, bien en verso. Se extiende la sensación de algo perdido, del Dios que se difumina. En este panorama de deterioro del orden religioso tradicional se forman comunidades en las que se pretende restaurar la comunicación espiritual. El problema es encontrar la lengua y las palabras adecuadas que permitan restablecer el contacto con Dios. El fenómeno místico termina por desaparecer o queda reducido a la marginalidad.

Garcilaso de la Vega: El Caballero Renacentista

Vida y Personalidad

Garcilaso de la Vega representa el ideal del caballero renacentista: soldado y poeta. Su estancia en Italia (Nápoles) lo formó en el estilo renacentista (clásicos griegos y latinos). Su enamoramiento de Isabel Freire desarrollará el tema amoroso petrarquista.

Su Obra

Su obra se compone de una epístola, dos elegías, tres églogas, cinco canciones y 38 sonetos. Los sonetos garcilasianos, tras el fallido intento, significan en definitiva la aclimatación de esta estrofa en la literatura española. Son generalmente de índole amorosa, algunos próximos a un estilo y tópicos de la lírica de cancionero, otros portadores ya de la nueva sensibilidad renacentista. Descubren una influencia directa de los clásicos y una actitud estoica.

La Égloga II es la más extensa y la única de las tres que presenta una acción dramática. La Égloga I tiene 421 versos distribuidos en estancias en los que los pastores Salicio y Nemoroso muestran su pesar por el desdén y la muerte de sus amadas respectivamente. La Égloga III, escrita en octavas reales, cuenta que a orillas del Tajo cuatro ninfas bordan en sus telas sendas historias de amor y de muerte.

Temas en la Obra de Garcilaso

Muestra una concepción del amor marcadamente neoplatónica y con evidentes huellas de la tradición petrarquista: indiferencia de la dama y dolor del amante, oscilación entre esperanza y desesperanza. Su poesía transmite una fuerte sensación de sinceridad que se ha relacionado habitualmente con el carácter autobiográfico. Se combinan ambas cosas: sentimientos personales y retórica literaria.

El otro gran tema de la poesía de Garcilaso es la presencia de la naturaleza, como entorno estilizado en el que los personajes se quejan de sus cuitas amorosas y como confidente que escucha y consuela a los pastores en sus quejas. El elogio de la naturaleza primitiva y rústica tiene su antecedente directo en la égloga clásica, y concretamente en la poesía de Virgilio.

Estilo de Garcilaso

La nueva lengua poética se ajusta a los ideales renacentistas de naturalidad y elegancia. Su lenguaje es aparentemente sencillo, fluido y natural. Busca el equilibrio clásico entre la pasión y la contención. Este deseo de armonía se refleja en la frecuente simetría de sus estructuras poéticas: versos bimembres, paralelismos sintácticos… El tono de su poesía es dulce, triste y melancólico, como revelan los adjetivos antepuestos. Es asimismo un verso muy musical por la acertada combinación de acentos y rimas, aliteraciones, hipérbatos…