Introducción: Contexto histórico y cultural
Tras la Guerra Civil, España quedó sumida en una profunda penuria económica, con una sociedad fragmentada, y aislada internacionalmente. La vida cultural del país se vio condicionada por el exilio de buena parte de los escritores y la ausencia de libertades. El estudio de la literatura de este período se divide en las diferentes décadas que marcan la evolución de la dictadura: década de los 40 (marcada por la represión política, la miseria y la censura); década de los 50 (se busca el reconocimiento internacional y se empiezan a denunciar las injusticias sociales); y década de los 60 (marcada por el desarrollo económico y el turismo, donde nuestros escritores comienzan una experimentación de la que nacerán nuevas tendencias).
Poesía de la década de los cuarenta
Durante los años cuarenta, la poesía se organizó en dos bandos: los vencedores apoyaron la denominada ‘poesía arraigada’, y los escritores más críticos con el régimen defendieron la ‘poesía desarraigada’.
Poesía arraigada
Se caracteriza por el optimismo. Los poetas omiten cualquier referencia a la guerra y sus desastres, sus temas preferidos son la devoción religiosa y la familia, el amor y el paisaje.
En esta tendencia se incluyen varios autores de la generación del 36, que utilizaron como medio de expresión revistas literarias como fueron Escorial y Garcilaso y entre ellos destacan: Leopoldo Panero (Escrito a cada instante Premio Nacional de Literatura en 1949), Luis Felipe Vivanco (Tiempo de dolor, 1941), y el granadino Luis Rosales con su obra La casa encendida (1949), libro formado por un extenso poema escrito en verso libre que mezcla lirismo y narración.
Poesía desarraigada
Se inicia con la publicación en 1944 del poemario ‘Hijos de la ira’, de Dámaso Alonso, obra que superó la censura y se convirtió en un referente para los jóvenes poetas. La poesía desarraigada se caracteriza por el pesimismo, la utilización de un lenguaje existencial, el verso libre y las imágenes surrealistas.
Estos poetas publicaban sus obras en revistas como la revista Espadaña, donde en pocos años publicaron varios libros, entre los que destacan ‘Tranquilamente hablando’ (1947) de Gabriel Celaya, ‘Tierra sin nosotros’ (1947) de José Hierro, o ‘Redoble de conciencia’ (1951) de Blas de Otero.
Poesía social de los años cincuenta
La poesía de los años cincuenta se caracteriza por ser una ‘poesía social’, que concibe la literatura como un instrumento para transformar el mundo; denunciando la injusticia social y la falta de libertad con un estilo sencillo y prosaico. Los poetas más representativos fueron: Gabriel Celaya, Blas de Otero, y José Hierro.
La generación del medio siglo
Los autores de esta generación rompen con la poesía social y optan por buscar una poesía más comprometida poéticamente. Destacan Ángel González, Jaime Gil de Biedma, y José Agustín Goytisolo.
La generación de los 70. Los novísimos
La denominación de ‘novísimos’ se debe a una antología que publicó en 1970 José María Castellet, ‘Nueve novísimos poetas españoles’, en la que aparecían los poetas más innovadores de la época. Algunos de los poetas más significativos son Pere Gimferrer, Luis Alberto de Cuenca, y Guillermo Carnero.
Conclusión: Poesía desde 1975 hasta la actualidad
Desde la llegada de la democracia hasta la actualidad han ido apareciendo multitud de poetas que se alejan de la poesía hermética de los novísimos y se suelen enmarcar en diferentes tendencias. La corriente más significativa es la denominada ‘poesía de la experiencia’, encabezada por Luis García Montero. Otras corrientes poéticas de las últimas décadas son la denominada ‘poesía del silencio o neopurista’, y el neosurrealismo de Blanca Andreu, o el erotismo de Ana Rossetti. En definitiva, son varias las tendencias poéticas y estilos que conviven sin que se pueda hablar de una línea predominante.