La Lírica de los Años 50: La Poesía Social
En 1950 surge la poesía social, una corriente que manifiesta la solidaridad y la preocupación por las injusticias de la época. Sus características principales son:
- El distanciamiento de todo esteticismo mediante un lenguaje inmediato, expresivo y desnudo de recursos retóricos.
- El paso del yo (existencial y personal) al nosotros (social y colectivo) en un intento de crear una conciencia solidaria que proteste por la injusticia, las desigualdades sociales y la falta de libertades políticas.
- El rechazo del puro juego formal destinado a una minoría. La concepción del arte como una herramienta para cambiar el mundo implica la necesidad de llegar a todos.
- Sus rasgos estilísticos derivan de una voluntad de comunicación amplia, de hallar un público mayoritario y una comprensión en su mensaje.
- Los temas principales de la poesía social son la injusticia, la alienación y la solidaridad. Se recupera el tema de España desde una perspectiva política.
Autores Destacados de la Poesía Social
- José Hierro (1922-2002): Destaca en el ámbito de la poesía social. Su poesía es de carácter testimonial, fundada en el tiempo personal y en el tiempo histórico y colectivo. Desde sus primeros libros está presente el paso del tiempo y las pérdidas que produce. Con Quinta del 42 y Cuanto sé de mí se aproxima a la poesía social, presentando una concepción de la poesía como conocimiento tanto de la realidad exterior como del ser íntimo.
- Gabriel Celaya (1911-1991): Considerado uno de los pilares de la poesía social. Su primera etapa se abre en la posguerra, con una poesía existencial. En su segunda etapa, entra de lleno en la poesía social, reclamando justicia y libertad, como se refleja en Cantos íberos (1955). Para Celaya, la poesía es un arma de combate puesta al servicio de una solidaridad entre los hombres, para transformar esta sociedad injusta.
- Blas de Otero (1916-1979): Es uno de los más representativos de esta corriente. Sus etapas reflejan la evolución de la poesía:
- En una primera etapa (existencialismo desarraigado) domina el tema de Dios y su ausencia. Expresa la angustia del hombre frente a la muerte. El yo poético se siente solo y dirige a Dios preguntas desesperadas, sin respuesta, como en Ángel fieramente humano (1950) y Redoble de conciencia (1950).
- Posteriormente, deriva hacia una poesía social, con obras como Pido la paz y la palabra (1955) y Que trata de España (1964). El poeta se encuentra con “los otros”. Y en su canto, dos vocablos se convierten en claves: la palabra, que permite a todo hombre gritar su protesta, y la paz, para que España pueda vivir sin la presencia de la muerte. Utiliza un lenguaje sarcástico.
- En su última etapa, dominada por el desengaño de no haber conseguido nada escribiendo una poesía tan social, vuelve a la poesía de carácter reflexivo centrada en aspectos autobiográficos, como en Historias fingidas y verdaderas.
La Poesía de los Años 60: La Generación del 60
Los poetas de los años sesenta y setenta defenderán la idea del poema como acto de conocimiento, ya que la poesía se concibe como un medio del que dispone el poeta para conocerse a sí mismo y al mundo que lo rodea. Es normal la presencia de la ironía, ya que no creen en nada. Huyen de todo tratamiento patético. Su escepticismo los aleja de la poesía social. Los temas abordan reflexiones generales sobre el hombre a través de experiencias vividas: retorno a lo íntimo, evocación nostálgica de la infancia, experiencias amorosas, la amistad y la conciencia de soledad.
Autores Destacados de la Generación del 60
- Ángel González: Palabra sobre palabra
- Jaime Gil de Biedma: Las personas del verbo
- José Ángel Valente: Poemas a Lázaro
Jaime Gil de Biedma (1929-1990)
Uno de los poetas más valorados de la “Promoción de los 60”. La obra Las personas del verbo reúne sus tres libros: Compañeros de viaje (1959), Moralidades (1966) y Poemas póstumos (1968). Su primer libro causó gran sorpresa. Compañeros de viaje era una expresión que utilizó Lenin para designar a quienes compartían los ideales revolucionarios, y Gil de Biedma la empleaba con la misma ironía con que se llamaba a sí mismo “burguesito en rebeldía”. En ese libro y en Moralidades aparece lo social; es clara su repulsa de la situación social y política. Ciertos poemas suyos son como una crónica desencantada de la vida burguesa, entre amarga, burlona o nostálgica. Lo que vemos es precisamente una “poesía de la experiencia”. De ahí que los recuerdos de infancia y adolescencia tengan una notable presencia. Lo íntimo acabará por dominar. El amor le inspira intensos poemas eróticos; la amistad, versos entrañables y pudorosos. A él pertenece el excepcional poema “Contra Jaime Gil de Biedma” y otros espléndidos como “No volveré a ser joven” o “De vita beata”, en los que logra renovar la expresión de un desengaño hondo. En resumen, en Gil de Biedma se puede observar a la perfección el paso que vive la poesía en la década de los 60: la vuelta a lo íntimo, al “yo” poético. Pero el poeta no dialoga con su “yo” para mirarse el ombligo, sino para intentar comprenderse a sí mismo y ayudar a los demás a comprenderse.