Poesía de Posguerra Española: Herencia y Evolución

La herencia de la Guerra Civil dejó una profunda depresión en los ámbitos político, social, económico y cultural de España. La guerra truncó la “Edad de Plata” de la literatura española. Muchos escritores murieron, como Federico García Lorca, otros se exiliaron, como Juan Ramón Jiménez, y otros se aislaron, como Antonio Machado, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego. Esto provocó una ruptura con la evolución cultural que venía experimentando el país.

Aislamiento y Censura

La situación en España se caracterizó por un profundo aislamiento, tanto político como cultural, debido a la censura impuesta por el régimen franquista desde 1939 hasta 1975. La Generación del 27, un grupo de poetas que había florecido en las décadas anteriores, prácticamente desapareció al no existir un referente claro. Debido a las escasas producciones literarias nacionales, se recurrió a la traducción de obras extranjeras. Los temas principales que se abordaban en la literatura de la época eran la guerra y el temor, con un marcado carácter de evasión.

Cambios Sociales y Nueva Literatura

A partir de la década de 1950, España experimentó un cambio económico y social significativo. La industria creció y se produjo una migración masiva del campo a las ciudades. Esta ruptura, que se produjo al final de la Guerra Civil, dio lugar a dos corrientes literarias principales: la literatura en el exilio y la literatura en el interior.

Literatura en el Exilio

Los autores exiliados se vieron obligados a abandonar el país. Su dispersión se llevó a cabo principalmente por América y el resto de Europa. Se habla de una literatura de individualidades, pero todos ellos compartían una serie de rasgos comunes, como la añoranza y la nostalgia de la patria perdida, la preocupación por la situación social del país y la derrota del bando republicano. Los principales autores de la poesía en el exilio, además de los poetas del 27, fueron Juan Ramón Jiménez y León Felipe. En la narrativa destacaron Francisco Ayala y Rosa Chacel, mientras que en el teatro sobresalieron Alejandro Casona y Max Aub.

Literatura en el Interior

En la literatura que se produjo en el interior de España, se distinguen cuatro fases principales:

  1. Etapa de Posguerra (hasta la década de 1950): Caracterizada por el aislamiento, la censura y la ruptura con la tradición anterior. Se utilizaron dos vías de expresión: la poesía arraigada, de evasión, basada en el humor y el esteticismo, y la poesía desarraigada, donde predominaba la angustia existencialista, la religión y la preocupación por la situación del pueblo.
  2. Etapa de Realismo Social (década de 1950): Surgió una literatura neorrealista que buscaba hacer una denuncia social y reflejar la injusticia del momento. Los autores se consideraban responsables de contribuir a la transformación social. Utilizaban un lenguaje sencillo y accesible para la mayoría.
  3. Experimentalismo (década de 1960): Surgió una literatura experimental que buscaba romper con las formas tradicionales. En 1962 se publicó la novela Tiempo de silencio, de Luis Martín-Santos, que inició una nueva forma de denuncia social experimentando con las técnicas narrativas.
  4. A partir de 1975: Con la llegada de la democracia, la literatura española se vio influenciada por el boom de la literatura hispanoamericana. Se produjo un retorno al modelo tradicional y clásico.

Poesía de Posguerra: Años 40

En la década de 1940, surgieron autores nacidos en torno a 1910, marcados por la Guerra Civil. Esta generación se dividió en dos vertientes principales:

Poesía Arraigada

Esta poesía se mantuvo al margen de la realidad, utilizando estrofas y recursos literarios clásicos. Los temas principales volvieron a ser el paisaje, el amor y la belleza. Entre los autores que cultivaron este tipo de poesía se encuentran Leopoldo Panero, Luis Rosales y los hermanos Luis Felipe y Leopoldo de Luis, conocidos como los hermanos Panero. Esta poesía pretendía transmitir los valores tradicionales de la religión, la familia y la patria. Sus publicaciones se difundieron en revistas como Escorial y Garcilaso.

Poesía Desarraigada

Frente a la poesía arraigada, surgió la poesía desarraigada, que sí estaba en consonancia con la realidad del momento. Era una poesía de tono existencial que renunciaba al esteticismo. El tema principal era la angustia existencial. Los principales autores de esta corriente fueron Dámaso Alonso, con Hijos de la ira, y Vicente Aleixandre, con Sombra del paraíso. Publicaron en revistas como Espadaña.

No toda la poesía de esta época puede enmarcarse en estas dos corrientes. También existieron otras revistas y grupos literarios:

  • Cántico: Revista que promovía la poesía pura, influenciada por la obra de Jorge Guillén y Luis Cernuda. Era una poesía intimista y refinada, cuyo tema principal era el amor. Su principal representante fue Pablo García Baena.
  • Postismo: Movimiento que reivindicaba la libertad creativa. Su revista, Postismo, solo publicó un número. Su fundador fue el poeta gaditano Carlos Edmundo de Ory.

Poesía Social

En 1955, se publicaron dos obras que marcaron un punto de inflexión en la poesía española: Pido la paz y la palabra, de Blas de Otero, y Cantos iberos, de Gabriel Celaya. Estas obras reflejaban una superación de la angustia existencial anterior y concebían la poesía como un instrumento para transformar la realidad. La palabra clave era la solidaridad. El lenguaje utilizado era sencillo y coloquial, y los versos se acercaban a la prosa.

Miguel Hernández: Poeta del Pueblo

Miguel Hernández (1910-1942) fue uno de los poetas más destacados del siglo XX. Su vida, truncada a los 32 años, es un ejemplo de esfuerzo y compromiso. Nacido en el seno de una familia humilde, logró terminar sus estudios gracias a su fuerte vocación literaria. Al estallar la Guerra Civil, se alistó en el ejército republicano. Al finalizar la guerra, fue condenado a 30 años de cárcel, donde murió a causa de una enfermedad.

Aunque por edad se le podría considerar perteneciente a la Generación del 36, su obra también presenta rasgos característicos de la Generación del 27. Al igual que Federico García Lorca, Miguel Hernández supo fusionar la tradición popular con la literatura culta, utilizando formas clásicas como el soneto y recursos como la metáfora.

Su trayectoria poética se puede dividir en varias etapas:

  • Primera etapa: Influenciado por el gongorismo y la poesía pura, publicó su primer libro, Perito en lunas.
  • Segunda etapa: Con El rayo que no cesa, un libro de sonetos de amor insatisfecho y trágico, alcanzó la madurez poética. Destaca la elegía dedicada a su amigo Ramón Sijé.
  • Guerra Civil: Durante la contienda, publicó dos libros fundamentales: Viento del pueblo, donde utiliza la poesía como arma de combate y denuncia social, y El hombre acecha, compuesto por poemas de tono más triste e intimista.
  • Última etapa: Encarcelado y enfermo, escribió Cancionero y romancero de ausencias, un libro pesimista en el que se lamenta de todo lo perdido.

La obra de Miguel Hernández destaca por su fuerza lírica, su compromiso social y su profunda humanidad. Su poesía sigue conmoviendo a lectores de todas las generaciones.