Poesía de Miguel Hernández: Amor, Compromiso Social y Simbolismo

Contexto: La Poesía Española en el Siglo XX hasta 1936

La poesía española de este periodo se caracteriza por la renovación estética y la coexistencia de corrientes que enriquecieron el panorama literario. Antonio Machado, figura de la Generación del 98, evolucionó desde el modernismo intimista de “Soledades” (que posteriormente se amplió a “Soledades, galerías y otros poemas”) hacia una poesía más reflexiva sobre España y su tiempo en “Campos de Castilla”.

Juan Ramón Jiménez, miembro destacado de la Generación del 14 y precursor de la poesía pura, transitó desde el modernismo inicial de “Arias tristes” a una obra más depurada y trascendental como “Diario de un poeta recién casado”. Su búsqueda de la belleza absoluta le valió el Premio Nobel en 1956.

La Generación del 27 combinó tradición y vanguardia, homenajeando a Góngora en 1927. Sus miembros, como Federico García Lorca, Pedro Salinas y Luis Cernuda, exploraron temas como el amor, la muerte y la naturaleza con innovaciones formales, como metáforas surrealistas y musicalidad. Este grupo marcó una edad de oro en la poesía española, truncada por la Guerra Civil, que provocó el exilio de gran parte de ellos.

En este contexto surge Miguel Hernández (1910-1942), figura puente entre la Generación del 27 y la poesía comprometida de los años 30. Su obra evolucionó de un estilo clásico moderno, con su poemario más conocido “El rayo que no cesa”, hasta una poesía más sencilla y combativa en “Viento del pueblo”, reflejo de su implicación en la Guerra Civil. En prisión, su poesía adquirió un tono íntimo y melancólico, como se aprecia en “Cancionero y romancero de ausencias”, donde destacan poemas como “Nanas de la cebolla”. Miguel Hernández es recordado como “el poeta del pueblo” por su sensibilidad, crítica y compromiso social. A pesar de su corta vida, dejó una obra que combina belleza, profundidad y humanidad, consolidándose como una figura esencial en la literatura española.

Temas

El amor, la vida y la muerte son los tres grandes temas de la poesía de Miguel Hernández. La poesía puede abordar desde los sentimientos más íntimos hasta las grandes luchas colectivas. En este sentido, los temas de “El rayo que no cesa” y “Vientos del pueblo” representan dos facetas fundamentales de la expresión poética. Ambos poemarios comparten la intensidad emocional y el uso de la poesía como medio de expresión profunda, ya sea para expresar el dolor personal o reivindicar la dignidad del pueblo.

El Rayo que no Cesa

Este poemario gira en torno al amor, el deseo y el sufrimiento. El poeta expresa un amor apasionado pero frustrado, representado como un dolor continuo. La amada, Josefina, es inalcanzable, lo que genera angustia y desesperación por no poder ser correspondido. También aparece la muerte, como destino inevitable y, en ocasiones, como liberación ante el sufrimiento amoroso. La naturaleza se usa de forma simbólica; por ejemplo, el toro, que expresa la muerte (“como el toro he nacido para el luto”), quiere decir que ha nacido para morir humillado. Más allá de los cantos de vida y muerte, el sentimiento de la amistad llevó a Miguel Hernández a escribir numerosas elegías por familiares o amigos, reflejado en sus poesías “Hermanita muerta”, “Amores que se van”, “A mi hijo” y la célebre “Elegía a Ramón Sijé”. A esto se le añade la angustia del poeta y su deseo imposible de recuperar a sus seres queridos.

Vientos del Pueblo

Destaca el compromiso social y político. Este poemario rompe con la visión íntima del amor y muestra una poesía combativa y de denuncia. Sus temas principales son:

  • El pueblo y la lucha obrera: El poeta se solidariza con los campesinos y obreros explotados, dándoles voz y reivindicando su dignidad en poemas como “Aceituneros” y “El niño yuntero”. Denuncia la pobreza y el sufrimiento de los trabajadores del campo.
  • La guerra y la resistencia: Publicado en plena Guerra Civil, el poemario exalta la lucha contra el fascismo y la resistencia del pueblo republicano. Poemas como “Viento del pueblo” presentan el viento como un símbolo de libertad y revolución, mostrando que el poeta comparte esa lucha colectiva y el compromiso con la justicia y la libertad. Hernández se convierte en poeta soldado, que usa sus versos como arma de combate. “Canción del esposo soldado” celebra el sacrificio del miliciano que deja su hogar para luchar por la República.

Símbolos, Figuras y Características

El Rayo que no Cesa

Las imágenes expresan el amor como una pasión desbordante y dolorosa. Entre los símbolos más importantes destacan:

  • El rayo: Representa el amor como una fuerza que atormenta sin cesar. Es símbolo del sufrimiento amoroso y la pasión incontrolable.
  • El toro: Condenado al sufrimiento y la muerte.
  • Cuchillos, espadas, puñales, martillos: Imágenes de dolor y tortura amorosa. Reflejan la intensidad emocional del poeta y su angustia existencial.
  • Fenómenos atmosféricos (huracanes, vendavales, tormentas): Simbolizan la pasión desatada del amante y su sufrimiento emocional.
  • Fuego o hielo: Oposición entre la pasión ardiente del poeta y la frialdad de la amada, reforzando el tema del amor frustrado.

Los elementos formales son:

  • Predominio del soneto e influencia de la poesía clásica.
  • Lenguaje intenso y simbólico.
  • Uso de metáforas e imágenes simbolistas, especialmente en poemas como “Me llamo barro aunque Miguel me llame”.
  • Expresividad en ritmo marcado: versos que reflejan la tensión emocional del poeta.

Vientos del Pueblo

Los símbolos adquieren un carácter épico y social, reflejando la lucha del pueblo y la resistencia contra la opresión:

  • El viento: Símbolo de libertad y fuerza del pueblo en lucha.
  • El toro versus el buey: El toro representa la rebeldía y el espíritu combativo del pueblo, mientras que el buey simboliza la sumisión y opresión de aquellos que aceptan el yugo sin luchar.
  • La tierra: Simboliza la unión con la naturaleza, la vida y el trabajo del campesino.
  • Los huesos: Simbolizan la fuerza del pueblo en lucha, el sacrificio en la guerra y, finalmente, la muerte de los combatientes republicanos.
  • Sangre y sudor: Representan el esfuerzo y el sufrimiento de los trabajadores y combatientes. “El niño yuntero” muestra la fuerza del trabajo campesino.

Los elementos formales son:

  • Versos sencillos y directos, pensados para ser recitados en altavoces y leídos por el pueblo.
  • Uso del romance y el octosílabo.
  • Ritmos populares para acercarse al pueblo.
  • Paralelismo y repeticiones con lenguaje claro y poderoso.

Cohesión Léxico-Semántica

Los elementos léxico-semánticos son cruciales para la cohesión textual. Un archilexema que engloba el campo conceptual principal sería el de las “emociones”. Alrededor del tema, se articulan palabras, sintagmas y expresiones relacionadas. Se observan campos conceptuales antonímicos: momentos buenos/sensaciones positivas frente a momentos malos/emociones negativas. También hay sinónimos (o sinónimos contextuales): “felicidad”, “alegría”, “situaciones alegres”; “dolor” y “sufrimiento”.

La repetición de términos clave refuerza la idea principal: “felicidad” (emoción positiva) y “traumas” o “heridas” (emociones negativas). Estos procedimientos léxico-semánticos impulsan la progresión argumentativa y conectan las distintas partes del texto.

Cohesión Gramatical

El autor utiliza procedimientos gramaticales para el desarrollo del tema, la argumentación, evitar repeticiones y conectar elementos de la situación comunicativa. En cuanto a la deixis extratextual, se emplean verbos en primera persona (singular y plural) y pronombres (“nos”, “a nosotros”, “de nosotros”). También adverbios (“antes”).

Respecto a la deixis textual (anafórica), se usan pronombres personales como “superarlos”, que alude a “momentos muy exigentes y difíciles”.

Finalmente, se emplean conectores que estructuran el discurso:

  • Adversativos o contraargumentativos: “pero”.
  • De finalidad: “para”.
  • De consecuencia: “por lo que”.
  • De condición: “si”.
  • Sumativos: “y”.