Pintura Renacentista Italiana: El Quattrocento
Características
Se caracteriza por una observación muy directa de la naturaleza y por el dominio de la perspectiva. Es fundamental la importancia de los fondos, de paisaje o arquitectónicos, por los que se mueven las figuras humanas en variadas actitudes. Tiene gran importancia la pintura al fresco; para la pintura de caballete, se prefiere la tabla como soporte y el temple como técnica, introduciéndose el óleo en la segunda mitad del siglo, por influencia flamenca en Venecia. Gran variedad de temas: religiosos, mitológicos, alegóricos, retratos, pintura histórica. La primera mitad del siglo se centra más en los estudios de perspectiva y en las formas monumentales, dando lugar a composiciones sobrias en las que suelen aparecer elementos clásicos. La pintura de la segunda mitad es más complicada, rica, dinámica, narrativa. Se introducen en las escenas elementos de la vida cotidiana.
La Primera Mitad del Siglo: Escuela de Florencia
- Fray Angélico: Abre la escuela, representa una continuidad con el espíritu religioso medieval, que empieza a mezclarse con las nuevas tendencias técnicas. Autor muy sobrio. Destacan sus obras: frescos del Convento de San Marcos, el conjunto de la Capilla del Papa Nicolás en el Vaticano y la Anunciación.
- Massacio: Se aparta de lo medieval. Realiza pocas obras, la más importante son los frescos de la Capilla Brancacci, muestra un dominio casi perfecto de la perspectiva y de la plasmación de los sentimientos de los personajes. El tema de la Capilla es la Vida de San Pedro, aunque aparecen algunas escenas del Génesis. Destaca la escena del Pago del Tributo.
- Piero della Francesca: Destacó por sus estudios con la luz, una luz blanquecina que ilumina los espacios vacíos entre personajes, dando la impresión de que existiera atmósfera en el cuadro. Se aprecia en él una notable influencia flamenca, en el detallismo con que trata los fondos de paisaje o las vestimentas. Obras destacadas: frescos: el conjunto de la Capilla de Arezzo; tabla: La flagelación, El bautismo de Cristo, los retratos de Federico de Montefeltro y su esposa y la Virgen de Montefeltro.
- Andrea del Castagno: Trabaja frescos, creando personajes que, a los ojos del espectador, se “salen” del marco. Se inicia así también una tradición de juegos con la perspectiva basados en el engaño visual. Esta técnica está presente en la galería de personajes ilustres florentinos que se conservan en Florencia.
La Segunda Mitad del Siglo: Escuela de Florencia
-
Alejandro Botticelli: Es la gran figura pictórica del siglo, autor de una amplia obra. Botticelli es un dibujante exquisito, refinado, que gusta de las líneas onduladas y sinuosas, siempre muy precisas. Buen dominador del color y la perspectiva. Gusta de representar paisajes primaverales como fondo de sus composiciones, en las que también abundan buenos estudios de cuerpos humanos desnudos; sus personajes suelen presentar un gesto entre triste y melancólico. Aunque realiza algunas obras religiosas, como la Virgen del Magnificat, sus temas más representativos son los mitológicos y alegóricos, realizados en tablas de gran tamaño, se encuentran en la Galería de los Uffizi:
- El nacimiento de Venus: Representa el nacimiento de la Diosa siguiendo los textos de Ovidio. Urano, el primer gran Rey de los dioses, ante la predicción de que uno de sus hijos le destronaría, los arrojaba a los abismos según nacían. Pero uno de ellos, el Titán Cronos (Saturno), harto de la situación, castró a Urano, con lo que perdió su fuerza. De los restos de carne y sangre que cayeron al mar se formó un remolino, del cual nació Venus. Aquí vemos el momento en que la diosa llega a la orilla sobre una concha, empujada por los vientos, siendo recogida por la representación alegórica de la Primavera.
- La primavera: Representación del reino de Venus, con la Diosa en el centro. Una de las alegorías más destacadas de Botticelli, se encuentra en el Museo de los Uffizi, pero fue realizada para la villa de Castello de Lorenzo y Giovanni de Pierfrancesco de Médicis. A la derecha de la composición vemos a Céfiro (el invierno), que empuja a su esposa, la ninfa Cloris, que se convierte en Flora (la Primavera), quien acabará por imponerse en un jardín presidido por Afrodita (la figura central). A su lado danzan las Tres Gracias, y en el extremo izquierdo aparece Mercurio empujando las nubes. Hacia él apunta sus dardos Eros, que aparece sobre la figura de Afrodita. Todo ello aparece representado, siguiendo los cánones del Renacimiento, en un paisaje muy idealizado, en el que las estilizadas figuras dan la sensación de flotar. Flora es una diosa exclusivamente romana, que Ovidio intenta identificar con la ninfa griega Cloris, versión aquí reflejada.
- La calumnia de Apeles: En esta composición aparecen, de derecha a izquierda, el Rey Midas, rodeado por la Ignorancia y la Sospecha, la Envidia (hombre de negro), que guía a la Calumnia (que arrastra al hombre calumniado, Apeles; recordemos que éste es el primer pintor conocido de la historia, aunque no se conservan sus obras; era el “pintor de cámara” de Alejandro Magno); a su lado, la Insidia y el Fraude; tras ellos, la Penitencia (vestida de negro) y cerrando la escena, la figura desnuda de la Verdad.
- Venus y Marte: Representación bastante idealizada (aunque realizada con modelos reales, Simoneta Vespucci y un miembro de la familia Medici) de ambos Dioses.
- Historia de Nastaglio degli Onesti: Cuatro tablas de pequeño tamaño, tres de las cuales se encuentran en el Museo del Prado.